El cubrimiento del principal diario del país sobre el escándalo Odebrecht le ha seguido el juego a las versiones del Presidente
El Presidente Juan Manuel Santos va muy mal en la opinión, como han señalado todas las encuestas recientes. Pero, por lo menos en su defensa en el escándalo Odebrecht, le va muy bien en El Tiempo, el principal diario del país.
Este fue el cubrimiento del diario de propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo en la última semana:
Portadas que le dan la voz a Santos
La semana pasada, en la que el escándalo estaba en furor, las portadas de El Tiempo le fueron tan favorables que algunos, como el periodista de El Espectador Juan Carlos Rincón, las compararon con las de otros medios.
La primera que alcanzó a imprimir después de que Roberto Prieto le aceptó a Blu Radio que habían entrado ilegalmente 400 mil dólares a la campaña en 2010 y de que Santos publicara un video diciendo “me acabo de enterar” fue la del miércoles.
Ese día El Tiempo abrió con una foto grande del ciclista Nairo Quintana y el titular “Santos condena los aportes a su campaña no registrados”, mientras El Espectador lo hizo con una foto de su video y su frase.
El jueves El Tiempo tituló “Santos pide que no prescriba la investigación de campaña”, a pesar de que lo que había hecho el presidente era mandar al ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, a averiguar si podía hacer esa solicitud, y a que el mismo diario dijo el domingo que esa “renuncia a los términos solo tendría un impacto mediático.”
El viernes y el sábado el escándalo no estuvo en portada. El domingo sí, con una foto de Santos en su entrevista de Yamid Amat, con la frase “Que quede claro: esto es inaceptable”.
Al final, la historia que contaron esas portadas es la de las reacciones de Santos condenando lo ocurrido y buscando que se pueda investigar.
Una entrevista sin preguntas duras
Este domingo Juan Manuel Santos respondió la entrevista semanal de Yamid Amat, precisamente sobre una parte del escándalo de Odebrecht. Pero en esa entrevista – una oportunidad de oro pues el presidente no suele dar muchas a medios colombianos-, Amat no hizo preguntas más duras ni contrapreguntó.
El tono de la entrevista queda claro en su introducción, cuando Amat escribe que “acto irregular con la nefasta Odebrecht, cometido por uno de sus colaboradores en la campaña del 2010, produce una condena pública contra él. No contra el autor de la anomalía”, como si nadie criticara a Roberto Prieto y como si Santos no fuera el responsable político de su campaña.
Ese tono se mantiene a lo largo de toda la entrevista.
Sobre los 400 mil dólares para pagar 2 millones de fiches, con los que Odebrecht financió por debajo de la mesa a la campaña, Amat pregunta “¿Cómo es posible que usted no se haya enterado?”. Y aunque Santos responde que esas decisiones las tomaba alguien más dentro de la campaña, Amat no le contrapregunta qué sentido tenía para Odebrecht donar esa plata y no asegurarse de que el candidato lo supiera.
Cuando Santos dice “En mi gobierno, Odebrecht quiso participar en 22 proyectos y solo se ganó uno, en franca lid, entre 16 proponentes“, Amat no le contrapregunta por la adición de la vía Ocaña – Gamarra que benefició a la corrupta multinacional ni por el segundo contrato que se ganó Odebrecht, el de la navegabilidad del río Magdalena, que obtuvo en el segundo gobierno Santos (el primero fue el de la transversal de Boyacá, que se ganó en 2012).
Y cuando el presidente aclara que “Un soborno es un pago ilegal para obtener un beneficio indebido por parte de un funcionario, en particular del Estado. Eso es un delito. Otra cosa muy distinta es que haya aportes a una campaña no reportados en las cuentas, que es una infracción administrativa.”; Amat tampoco le pregunta por la gravedad de un presidente elegido violando normas electorales.
En cambio, hace una pregunta que le permite a Santos pasar de responder preguntas duras a mostrarse propositivo y constructivo: “Usted y otros dirigentes han venido hablando de que hay un problema en la financiación de las campañas. ¿Qué problemas y qué hacer para remediarlos?”.
Un solo editorial que pide bajar la tensión
Desde el 1 de febrero hasta el sábado pasado, El Tiempo no le había dedicado ni un editorial al escándalo, aunque se había referido a otros como el de Reficar y a noticias como la renuncia de Germán Vargas a la vicepresidencia , el aumentoen el consumo de drogas o la condena por corrupción del esposo de la infanta Cristina.
El domingo, en medio del primer puente en dos meses, finalmente escribió uno pidiendo evitar que el fantasma de la corrupción (encarnado en Odebrecht) lleve al país al populismo y más bien mirar hacia adelante y mejorar la reglamentación de la financiación de las campañas políticas.
Con el título “Más allá de la indignación” y el gancho “Que las campañas del próximo año no sean un paso más hacia el descrédito de la política”, critica a Santos y a su rival de 2014 Óscar Iván Zuluaga diciendo que “ Lo que menos se espera de quienes aspiran al cargo más importante de la nación es que se sienten en el solio de Bolívar gracias a un esfuerzo que no respetó las reglas de juego o encontró la manera de hacerles el quite”. Esa es su condena más fuerte a la violación de las leyes electorales.
Acto seguido dice que “esta condena no excluye la importancia de extraer lecciones de todo este episodio, respecto al cual la justicia tendrá la última palabra. También procede hacer algunas distinciones. Separar el trigo de la paja.”
“Se trata, entonces, de hacer lo que sea necesario, desde lo público, desde lo privado, para limpiar las costumbres”, continúa. “El objetivo tiene que ser que las campañas del próximo año no sean un paso más hacia el descrédito de la política, que es lo mismo que decir un paso más hacia el abismo (…) Bien harían, por lo tanto, los distintos líderes, incluido el primer mandatario, en dedicar sus energías a esta causa.”
Curiosamente, en una entrevista que publicó el mismo diario ese mismo día, Santos justamente critica ese problema.
En contraste, El Espectador publicó un editorial titulado “Los afiches de Santos Presidente al día siguiente de la entrevista de Roberto Prieto en Blu, con untono mucho más crítico frente a Santos.
“Hubo un acto ilegal durante la campaña que lo llevó a la Casa de Nariño. Eso es un hecho ahora innegable y que lamentablemente ayuda a enlodar la legitimidad de la institución de la Presidencia.”, dice el diario. “es muy difícil que los discursos del presidente sean suficientes para calmar las dudas o generar la confianza que ha pedido”
El foco se va a Roberto Prieto
La edición del domingo le dedicó varias páginas el escándalo. Además de la entrevista de Yamid Amat, traía una nota de análisis político que se concentra en Santos y su gobierno, y dos de la unidad investigativa que se centran en Roberto Prieto, uno sobre su “valiosa propiedad” en Florida y otro de los 30 contratos de la empresa de su familia, que ya habían sacado varios medios.
Desde su título (“El capítulo del escándalo Odebrecht que toca al presidente Santos”), la nota de análisis recuerda que el escándalo tiene otros capítulos que no tienen que ver con Santos, Y en su gancho y su segundo párrafo subraya que el lío viene de las revelaciones de Roberto Prieto.
“Aunque se trata de uno de los peores capítulos que ha tenido que sortear en sus casi siete años de mandato, una cosa es la violación de las normas electorales y otra que se haya demostrado que la plata que entró a la campaña hubiera generado corrupción en el Gobierno.”, explica después la nota.
Luego, tras explicar que es poco probable que haya consecuencias judiciales, dice que sí las hay en lo político pero que las críticas de la oposición que equiparan el escándalo con el proceso 8.000 es errado porque “, los casos tienen condiciones distintas”, “No hay indicios de que Santos hubiera estado enterado” y “el Gobierno usa en su defensa el récord de cómo le fue a Odebrecht durante sus dos periodos”.
Y concluye que “Lo que sí está probado es que Odebrecht pagó 1,6 millones de dólares de los honorarios de ‘Duda’ Mendonça, estratega de la campaña de Óscar Iván Zuluaga, candidato presidencial del uribismo.”
Esa conclusión es muy diferente a la de revista Semana en su nota de análisis del mismo domingo: “lo único probado hasta ahora es el pago en Brasil al asesor de la campaña de Zuluaga y los 400.000 dólares de los afiches de Santos,”.
En contraste, las dos notas sobre Prieto son muy duras.
La que habla de su casa en Boca Ratón, Florida, cuenta que la Fiscalía no le encontró bienes en Colombia pero sí esa casa, y da detalles de ella como la dirección exacta y la cantidad de habitaciones, además de seis fotos.
Aunque no relaciona directamente esa compra con la plata de Odebrecht, sí dice que la Fiscalía “le pregunta por el origen de su patrimonio”.
La de los contratos habla de “La conducta poco clara de Prieto, que ha ajustado varias veces su versión desde el 8 de febrero”; recuerda que mientras en su posesión como delegado de Colombia ante el Banco Interamericano de Desarrollo reivindicó haber sido el director de la campaña de 2010, ahora reparte responsabilidades con los miembros del comité financiero y el gerente; y, en referencia a la empresa que gerenció y que es de su hermano, Marketmedios, dice que “la contratación con el Estado aumentó exponencialmente”.
Lo curioso es que gran parte de esa última información, a la que se refiere el título en la nota, ya había sido tan revelada en medios (como Blu Radio) que la Procuraduría abrió investigación por ellas más de una semana antes diciendo que “ indagará si por los hechos denunciados en los medios de comunicación se presentaron infracciones al ordenamiento jurídico”.
A pesar de esa falta de novedad, esa nota más la de la casa en la Florida, destaca que las investigaciones penales se concentran en Prieto, mientras que no hay ninguna contra Santos.