El primero que llegó fue David Murcia Guzmán, ¿para qué? Para hacer la de siempre: no decir nada. A las ocho de la mañana llegó todo ese batallón del Inpec y Policía que traslada a Murcia, entraron al edificio nuevo del Congreso y lo que creyó la mayoría de la gente, que apenas comenzaba a llegar al show, era que ahí iba Murcia. Creyeron eso porque no menos de 20 tipos con cascos, escudos blindados y con una velocidad maratónica no dejaban ver al reo. Media hora después comenzaron a llegar los senadores Javier Cáceres, Héctor Elí Rojas, Gustavo Petro, Alfonso Valdivieso y Armando Benedetti. Luego salieron, se hizo el show mediático, David Murcia no dijo ni mu, los periodistas presentes especulaban con que Murcia quería hablar era en la plenaria y no con una comisión, los senadores desmintieron eso y el cerebro de DMG volvió a darse ese paseíto desde La Picota, para dejar a todo el mundo con los crespos hechos y gastándole al erario aproximadamente otros 30 millones de pesos (15 millones por trayecto) de los que cuestan cada una de sus idas y venidas para no decir nada.