Aunque las confrontaciones públicas entre un presidente y su antecesor han sido frecuentes desde hace una década, la de este fin de semana entre Gustavo Petro e Iván Duque es interesante porque revive el fantasma del ‘castrochavismo’ que con el acercamiento entre Álvaro Uribe y el presidente había prácticamente desaparecido de la discusión política.
El cruce de trinos comenzó el sábado con éste de Petro acusando a Duque de que por su solicitud a Estados Unidos de incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, las medicinas que se necesitan importar para los niños cubanos no pueden entrar a Cuba.
El presidente elogió a los dictadores cubanos mientras acusó a su antecesor de matar niños para acabar con el comunismo:
Los Castro cuidaron que los niños tuvieran comida, salud y educación, en cambio tú, Duque, los bombardeaste. Creiste que si morían los niños moría el comunismo, tanta estupidez pensaste. Quizás sea peor la dictadura del que cree que es bendito el matar 6.402 jóvenes, pensando… https://t.co/84gearFgol
— Gustavo Petro (@petrogustavo) September 17, 2023
Ante lo cual, el exmandatario uribista acusó a Petro de ser uno de los “idiotas útiles” “de ese modelo que lo exaltan como ejemplo cuando deberían rechazarlo ante el fracaso evidente.”
Nunca en mi vida he empuñado un arma para matar a nadie por razones políticas. Nunca he hecho parte de grupos terroristas, ni he justificado crímenes como los de José Raquel Mercado, la Masacre de Tacueyó, la toma del Palacio de Justicia o la violación y muerte de Gloria Lara.…
— Iván Duque ???????? (@IvanDuque) September 17, 2023
Más allá de las intenciones de los dos líderes políticos con esta batalla tuitera, el intercambio y el intenso debate que ha provocado en redes refleja una de las divisiones ideológicas que persisten en el país: la visión romántica procubana que justifica la violencia y se niega a reconocer el fracaso socialista versus la visión del rezago anticomunista del siglo pasado sobre el cual se defiende un régimen que no ha colmado las expectativas sociales.
Las visiones encontradas sobre Cuba
Alrededor de Cuba y su rol en el continente, la izquierda y la derecha colombianas suelen pararse en orillas diametralmente opuestas como lo refleja la confrontación entre los dos mandatarios.
Frente a la paz, mientras la derecha ve a Cuba como una patrocinadora de la violencia guerrillera, la izquierda la ve como una facilitadora de paz. Y es que la isla ha jugado ambos roles frente a Colombia.
Como lo reconoce el politólogo Alejo Vargas cuando dice “el ELN es un hijo de la Revolución Cubana”, esta guerrilla fue fundada por seis jóvenes estudiantes colombianos que viajaron a La Habana con becas del gobierno de la isla y que dos años más tarde la crearon con su apoyo.
Los Castro también entrenaron y ayudaron al M-19. Así lo reconoció un Petro más jóven en esta entrevista que ha circulado en redes todo el fin de semana.
Al mismo tiempo, Cuba jugó un papel fundamental como sede y facilitadora para el éxito de los diálogos de paz en la Habana que condujeron al desarme de 12 mil guerrilleros de las Farc. Lo está haciendo nuevamente con el proceso de paz con el ELN.
Progresismo vs. pobrecismo
La otra línea que separa a la izquierda de la derecha frente a Cuba es sobre la eficiencia de su modelo económico para garantizar los derechos económicos y sociales de su población.
Por ejemplo, el presidente brasilero Lula expresó desde la Cumbre de jefes de estado y de gobierno del grupo multilateral G77+China el viernes pasado que “Cuba es fiel defensora de una sociedad más justa y a pesar de ello es víctima de un embargo económico ilegal”, dijo Lula.
Petro lo secundó. Y como antes la vicepresidenta Francia Márquez había puesto el sistema de salud cubano como un ejemplo a seguir, el presidente elogió el cuidado que han tenido los Castro para garantizar la salud y la educación de los niños. Dijo que “quizás era peor la dictadura” en la que se habían cometido los falsos positivos y bombardeado niños.
Duque, expresando la visión de derecha, respondió que “El comunismo es un modelo fallido por su barbarie, su destrucción de libertades, su destrucción de instituciones y su destrucción de la iniciativa privada” que solo trae “pobrecismo” para la sociedad.
Es cierto, como dice Petro, que la cobertura de educación y de atención a la primera infancia es universal en la isla, según lo ha destacado Unicef. Pero también que la situación de los niños cubanos es dramática, agravada por el embargo y por el huracán Ian y también por las arbitrariedades de la dictadura.
Más de 200,000 menores están en necesidad de asistencia humanitaria y unos 20,000 han sido separados forzosamente de sus papás por el régimen castrista, bajo la denominada regla de los 8 años, con la que castigan a los que traicionan el régimen cubano, según reporta el último informe de la Cidh sobre Cuba.
También es verdad, como lo denunció Petro, que la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo después de la solicitud que Duque le hizo a Donald Trump ha agravado la crisis humanitaria que atraviesa la isla desde hace varias décadas.
Según información publicada por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos “un 72% de los cubanos se encontraría por debajo de la línea de pobreza, es decir, dispondría de menos de USD 1,90 por día –umbral internacional utilizado por el Banco Mundial– para el sustento personal.”
Solo el 3% de los hogares tienen acceso al servicio de energía eléctrica de manera continua y solamente un 18% de los cubanos tienen acceso al agua durante 24 horas. “Asimismo, 8 de cada 10 personas cubanas que han requerido de medicamentos no los han conseguido en las farmacias debido a su escasez o los han conseguido, pero acudiendo a otras vías”, dice el mismo informe de la Cidh.
Pero ni Petro ni Márquez han reparado en las graves denuncias de violaciones de derechos humanos que hizo la Cidh en su último informe sobre Cuba, y sobre las que recalca Duque.
Esta Comisión de derechos humanos, a la que Petro apela con frecuencia, reiteró “la inobservancia de los elementos esenciales de la democracia representativa y sus instituciones, así como la falta de disposiciones para asegurar la separación de los poderes, y la ausencia de condiciones que brinden garantías para la independencia judicial”.
También detalló la represión violenta ejercida por el régimen cubano a la protesta social, que tiene a más de 700 de los que participaron en las protestas del 2021 en la cárcel y una de las proporciones más altas de presos por población: “La Comisión registró que estas violaciones de derechos humanos han afectado principalmente a las personas defensoras de derechos humanos, líderes sociales y políticos disidentes, activistas y periodistas independientes, así como a personas afrodescendientes, mujeres, personas LGTBI, entre otros grupos en situación de vulnerabilidad”, dice la Cidh.
La confrontación entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe dividió al Establecimiento y cambió la política reciente de este país. La de Duque y Petro ahora, siendo de menor calado, le insufla oxígeno a una narrativa sobre el presidente que fue muy rentable políticamente en el 2018 y que parecía haber quedado enterrada para siempre.