La Silla accedió al capítulo sobre Venezuela del libro aún sin publicar del exconsejero de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, que cuenta el detrás de cámaras del intento por tumbar a Maduro en 2019.

El libro ‘The Room Where It Happened’ (La habitación donde sucedió), de John R. Bolton, el exconsejero de Seguridad Nacional del presidente de Estados Unidos Donald Trump, no ha salido al mercado pues el Gobierno de su país está tratando de bloquear su venta. Pero capítulos del mismo ya están circulando de mano en mano. La Silla Vacía tuvo acceso al capítulo “Venezuela Libre”, que, en 39 páginas, cuenta el detrás de cámaras de las movidas de la Casa Blanca para apoyar y provocar la salida del dictador venezolano Nicolás Maduro durante 2019 y las apuestas de Trump en ese momento.

El capítulo muestra que mientras Iván Duque mantiene un discurso de cero comunicación con Maduro, en la Casa Blanca llevan un año buscando activamente una transición negociada con los militares para ese régimen. También que desconfían de Juan Guaidó, el presidente interino alrededor de quien el Gobierno colombiano ha centrado su política frente al vecino país. 

Estos son las once revelaciones principales de ese capítulo, cuyos fragmentos La Silla Vacía traduce y transcribe de manera literal:

1

En la Casa Blanca veían a Maduro como una amenaza a Estados Unidos

“El régimen autocrático de Maduro era una amenaza debido a su conexión con Cuba y las oportunidades (opening) que le otorgaba a Rusia, China e Irán. La amenaza de Moscú era innegable, tanto a nivel militar como financiera, habiendo gastado recursos significativos para sostener a Maduro, dominar la industria de petróleo y gas de Venezuela, e imponerle costos a Estados Unidos. Beijing no estaba muy atrás.

En un aparte al final del capítulo, Bolton concluye que Cuba sostiene al régimen de Maduro:

“Lo que ahora se interpone en la liberación de Venezuela es la presencia cubana, apoyada de manera crítica por los recursos financieros rusos. Si las redes militares y de inteligencia cubanas abandonaran el país, el régimen de Maduro estaría en serios problemas, quizás terminales. Todo el mundo entiende esta realidad, especialmente Maduro, que puede creer que le debe su Presidencia a la intervención cubana en la lucha por el control después de la muerte de Chávez. 

 
2

Con Venezuela, reviven la Doctrina Monroe

“América se había opuesto a las amenazas externas en el Hemisferio Occidental desde la doctrina Monroe, y era el momento de resucitarla después de los esfuerzos de Obama y Kerry de enterrarla”.

En otras palabras, en la Casa Blanca consideran que esta teoría que se formuló hace casi dos siglos como ‘América para los americanos’ y que parte del supuesto de que cualquier agravio extranjero contra un país del continente ellos la entienden como una agresión personal justificaría su intervención en Venezuela.

 
3

Solo el Secretario del Tesoro se oponía a una acción dura contra Venezuela

“Rápidamente quedó claro que todos queríamos tomar una acción decisiva excepto el Secretario del Tesoro Mnuchin. Él quería hacer poco o nada, con el argumento de que si actuabamos, corríamos el riesgo de que Maduro nacionalizara lo poquito que quedaba de inversiones estadounidenses en el sector del petróleo en Venezuela disparando los precios del petróleo […] Pence creía que deberíamos ‘ir hasta las últimas consecuencias (going all out)” en contra de la empresa estatal petrolera de Venezuela”.

 
4

Trump quería una salida militar y también el petróleo

“Trump me dijo, “Llévelo a cabo”, significando deshágase del régimen de Maduro. “Esta es la quinta vez que he pedido eso” [….] “Trump insistió que quería opciones militares para Venezuela y luego quedarse con ella porque ‘es realmente parte de los Estados Unidos’.  Este interés presidencial en discutir opciones militares inicialmente me sorprendió, pero no ha debido sorprenderme. Como me di cuenta después, Trump ya se había pronunciado antes sobre eso”.

Curiosamente, solo de pasada, en un párrafo, Bolton vincula el tema de Venezuela con lo electoral:  “Los políticos de Estados Unidos, de Trump para abajo, se dieron cuenta que los votantes venezolano-americanos, para no mencionar los cubano-americanos y los nicaraguences-americanos, claves en Florida y otros sitios, juzgarían a los candidatos con base en su apoyo a la Oposición”.

En el resto del capítulo, muestra que el interés de Trump en Venezuela giraba alrededor del petróleo.

“Trump, ahora quería garantías sobre el acceso a los recursos de petróleo de Venezuela después de la caída de Maduro y asegurarse de que China y Rusia no continuarían beneficiándose de sus negocios con el régimen ilegal Chávez-Maduro”.

 
5

Estados Unidos no jugó un rol en la decisión de la Asamblea Nacional de desconocer a Maduro y poner a Juan Guaidó

“No jugamos ningún rol en estimular o asistir a la oposición. Veían este momento como posiblemente su última oportunidad. Todo estaba en juego en Venezuela, y teníamos que decidir cómo responder.  ¿Sentarnos y mirar? ¿Actuar? Yo no tenía duda de lo que teníamos que hacer. La revolución había comenzado. Le dije a Mauricio Claver-Carone, a quién recientemente había escogido como Director del NSC para el Hemisferio Occidental, que sacara una declaración de apoyo”.

 
6

El entonces canciller Carlos Holmes alentó la presencia militar para amenazar a Maduro

“En la tarde íbamos a anunciar las sanciones en la sala de prensa de la Casa Blanca, pero me llamaron a la oficina del Presidente primero.  Trump estaba muy contento con cómo “la cosa de Venezuela” estaba saliendo en medios. Me preguntó si deberíamos mandar cinco mil soldados a Colombia en caso de que se necesitaran, lo que yo anoté obedientemente en mi libreta de notas, diciendo que chequearía con el Pentágono.

‘Vaya y se divierte con la prensa’, me dijo, y así lo hicimos, dado que mis apuntes, registrados por la prensa, produjeron infinitas especulaciones. (Unas semanas después, el canciller colombiano Carlos Trujillo me regaló un paquete de libretas amarillas como la que tenía en esa rueda de prensa, para que no se me acabaran).

 
7

En la Casa Blanca ya estaban planeando ‘el día después’ de la caída de Maduro

“Sustancialmente, creíamos que las sanciones al petróleo eran un golpe mortal al régimen de Maduro, y muchos afirmaron que era cuestión de tiempo antes de que cayera.  Su optimismo era alto, alimentado en parte significativa porque creían que leales a Maduro como Diosdado Cabello y otros estaban mandando su plata y sus familias afuera por seguridad, una muestra de poca confianza en el régimen.

De hecho, en la Casa Blanca ya estaban hablando del “día después” según dice en otro párrafo Bolton:

“Al interior del Gobierno de Estados Unidos, nosotros estábamos también planeando para “el día después” en Venezuela y considerando qué podía hacerse para recuperar la economía del país, que estaba en un estado deplorable después de dos décadas de mal manejo económico (que hasta Putín denigraba).

 
8

Duque se mostró en contra de una negociación con Maduro

En un aparte del capítulo Bolton cuenta que “Trump periódicamente decía que quería reunirse con Maduro para resolver todos nuestros problemas con Venezuela, cosa que ni Pompeo ni yo pensábamos que era una buena idea”.

Y más adelante, narra cómo lo mencionó en su reunión con Duque en febrero de 2019 cuando el presidente colombiano lo visitó en Washington:

“El presidente colombiano Iván Duque visitó a Trump en la Casa Blanca el 13 de febrero, y la discusión se centró en Venezuela. Trump le preguntó a los colombianos si él ha debido hablar con Maduro seis meses antes, y Duque dijo de manera inequívoca que eso habría sido una gran victoria para Maduro, implicando que sería un error aún más grande hablar con él ahora.  Trump dijo que estaba de acuerdo, lo que me generó un gran alivio. Luego preguntó cómo le estaba yendo al esfuerzo  general y si el momento estaba con Maduro o Guaidó. Aquí, el embajador colombiano Francisco Santos fue particularmente efectivo, diciendo que incluso hace dos meses habría dicho que Maduro tenía una ventaja, pero que ya no creía que eso fuera cierto, explicando por qué. Esto claramente le caló a Trump”.

La Silla Vacía confirmó que en efecto así sucedió la reunión.

 
9

 Bolton estaba desilusionado con el manejo del concierto ‘Venezuela Aid Live’ en el puente fronterizo y la ‘cobardía’ de los colombianos

“Al final del sábado, yo pensé que la oposición había hecho poco para avanzar su agenda. Estaba desilusionado de que los militares no habían respondido con más deserciones, especialmente en los niveles altos. Y estaba sorprendido que Guaidó y Colombia no ejecutaran planes alternativos cuando los colectivos y otros impidieron que entrara la ayuda humanitaria, quemando los camiones en los puentes.  Las cosas se veían a la buena de Dios y desconectadas, ya sea por falta de planeación o falta de coraje, no podía saberlo en ese momento. Pero si las cosas no mejoraban en los siguientes días y Guaidó no volvía a Caracas, me iba a comenzar a preocupar [supimos mucho después que hubo especulación que a los colombianos les había dado susto, y que después de años de pelear guerras contrainsurgentes y antinarcóticos en Colombia, sus tropas no estaban listas para un conflicto convencional contra el ejército de Maduro. ¿Nadie  se había dado cuenta de esto hasta el Sábado?”

En los párrafos finales, Bolton reitera su evaluación de por qué fracasó el esfuerzo para tumbar a Maduro, y se lo achaca en parte a Colombia:

“Al final de ese último día de abril 2019, dos décadas de desconfianza mutua; cobardía de parte de varios líderes estatales que se habían comprometido a actuar pero se acobardaron (lost their nerve) en el momento crítico; algunos errores tácticos de la inexperta oposición; la ausencia de asesores de los Estados Unidos en el terreno que podrían, y subrayo “podrían” haber ayudado a hacer la diferencia; y la fría, y cínica presión de los cubanos y los rusos, frenó en seco el intento de levantamiento el mismo día que arrancó”.

 
10

Trump le tenía poca fe a Guaidó

“Yo mantuve a Trump al corriente, y me dijo el domingo 3 de marzo, “él (Guaidó) no tiene lo que se necesita…aléjese de él un poco, no se involucre demasiado”, que era como decir “no se embarace demasiado”.  En cualquier caso, Guaidó tomó la iniciativa al día siguiente, a pesar de los riesgos, volando a Venezuela esa mañana.  Esto mostró el coraje que había demostrado antes y me alivió mucho”.

Más adelante en el capítulo Bolton cuenta de una reunión de Trump con la esposa de Guaidó, Fabiana Rosales, el 27 de marzo. En esa escena, Bolton reitera la opinión de Trump sobre el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó, alrededor de quien ha girado la política exterior de Duque frente al vecino país:

“El resultado más sorprendente de esa reunión fue la percepción de Trump de que Rosales no había usado la argolla de matrimonio y lo jóven que se veía. El segundo punto era cierto, pero no había notado yo lo primero. Más tarde, cuando el nombre de Guaidó volvió a salir, Trump comentó en el ‘asunto’ del anillo de matrimonio. Yo nunca entendí del todo qué quería decir, pero no era bueno, en la mente de Trump. Él pensaba que Guaidó era ‘débil’, contrario a Maduro, que era ‘fuerte’. En la primavera, Trump se refería a Guaidó como el “Beto O’Rourke de Venezuela’, difícilmente la clase de cumplido que un aliado de Estados Unidos esperaría. Lejos de ser útil pero típico de cómo Trump difama sin consideración a aquellos alrededor suyo, como cuando me comenzó a culpar por el fracaso de la oposición para tumbar a Maduro”.

 

11

Estados Unidos estaba dispuesto a negociar con el régimen de Maduro

Contrario a la política de Duque, que ha cortado todo contacto con el régimen de Maduro, incluso para discutir temas humanitarios como el regreso de los migrantes venezolanos a su país por el Covid, Bolton cuenta cómo desde la Casa Blanca estaban alentando una transición negociada con amnistías para los militares:

“Superar años de desconfianza no era fácil, pero tratamos de mostrarle a eventuales desertores que tanto la oposición como Washington éramos serios acerca de la amnistía y de evitar la persecución penal de sus transgresiones iniciales. Era realpolitik. Muchas figuras importantes del régimen eran corruptas, se beneficiaban del narcotráfico, por ejemplo, y su récord de respeto de los derechos humanos era todo menos ejemplar. Pero yo estaba convencido que era mejor tragarse unos sapos para tumbar el régimen y liberar a los venezolanos que pararse en unos “principios” que los mantenía oprimidos, y con Cuba y Rusia mandando adentro. Fue por eso que, jugando juegos mentales con el régimen, yo triné deseandole a Maduro un retiro tranquilo y largo en una playa linda en algún sitio (como Cuba). No me gustaba pero era preferible a que se quedara en el poder”.

Bolton, cuenta, además, que varios militares de la cúpula de Maduro estuvieron considerando sus escenarios en caso de desertar el régimen:

“Los ministros de Defensa Vladimir Padrino y de Relaciones Extranjeras Jorge Arreaza ya se habían acercado a la oposición, explorando de manera tentativa cuál sería la amnistía de la Asamblea Nacional para los militares que desertaran si la oposición ganaba”.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...