Vargas intentó vestir de azul a Pinzón para ganarse los godos

El debut poselectoral del excandidato presidencial es una arriesgada apuesta.

Tras su estruendosa derrota en la primera vuelta presidencial y luego de casi dos meses por fuera del espectro político, Germán Vargas Lleras reapareció 

Lo hizo ayer y con bajo perfil, como el motor detrás del anuncio de que Cambio Radical y La U actuarían en bloque para dejar de ser los miembros clase B de la coalición de Iván Duque y pedir mejor y mayor participación en la definición de las mesas directivas y dignidades del cuatrienio. 

Con el debut poselectoral que eligió, el exvicepresidente hace una apuesta arriesgada no solo porque hará pública la prueba ácida de su liderazgo en Cambio cuando ya no está en posición de ventaja frente a los congresistas; sino porque lo que resulte de su movida marcará el arranque de su temporada fuera del poder.

La previa

Cuando Germán Vargas Lleras perdió la presidencia en primera vuelta, poco o nada volvieron a saber de él los congresistas de Cambio. 

 

“Después de la primera vuelta dejó en libertad a la bancada para votar por Duque, luego organizarse y buscar una coalición de Congreso y Gobierno”, dijo a La Silla un congresista de ese partido que actúa como compromisario de su bancada en las negociaciones previas a la instalación del Congreso, el viernes, para definir qué bancadas tienen qué cupos en qué comisiones, buscar presidencias y cargos estratégicos como las secretaría general, administrativa, y las de las comisiones, que dan mucho poder.

Esas negocaciciones se hacen cada cuatro años, antes de la instalación del nuevo Congreso y van de la mano de la conformación de las colaciones legislativas de los gobiernos.

Como contó La Silla, Cambio Radical y La U arrancaron en esa negociación con el rótulo de miembros ‘clase B’ porque no se la jugaron completamente con la campaña del presidente electo Iván Duque, pero en la última semana lograron acuerdos que tenían satisfechas a las mayorías de sus bancadas. 

Como Duque envió el mensaje de que quería tener una coalición tan amplia como fuera posible, eso incluía la participación de La U y de Cambio que le aseguran tener una aplanadora en el Congreso.

“La conversación la última semana nos dejó con espacios en todos lados”, dijo a La Silla un representante de Cambio. “Hasta el lunes todo estaba casi que completamente definido en la Cámara y solo faltaba que terminaran de concretar con La U, pero ya iban muy avanzados”.

Esa versión coincide con la que nos entregaron por aparte dos congresistas más de ese partido, otro liberal y otro más del Centro Democrático.

En el Senado también nos dijeron que el estado de las negociaciones era muy similar y que varios avances tenían a ese partido más adentro que afuera de la coalición.

Sin embargo, las presidencias de Senado y Cámara rompieron la pita.

En Cámara, la presidencia iba a estar repartidos entre el Centro Democrático, los conservadores y liberales los primeros tres años (la idea es que arranquen los rojos con Alejandro Carlos Chacón), y el cuarto año, atractivo porque es el de elecciones, sería para Cambio Radical.

En el Senado se replicaba la fórmula, pero para el último año le dijeron a La U y a Cambio que decidieran cuál de los dos quería tener ese cargo o que lo compartieran.

El florero de Llorente estuvo en que a un sector de La U, no le gustó la idea de que le dieran al Partido Conservador, el de la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, tango juego una presidencia en el Senado y otra en la Cámara, además de la Secretaría General de la Cámara (cargo que ha tenido por varios periodos), que estaba pidiendo.

Su argumento es que normalmente esos cargos se definen dependiendo del número de votos del partido y, según sus cuentas, los azules no tenían los suficientes para tanto.

Por eso, dentro del sector de La U que se sintió inconforme y que en Cámara lideró por el poderoso representante guajiro Alfredo Deluque, tomó fuerza la idea que había empezado a mover hace días el senador Roy Barreras de aliarse con Cambio para pelear por más espacios, con la fuerza sumada de 55 representantes y 30 senadores, que les darían una mejor posición para negociar. 

La reaparición que amenaza a Duque

Hasta ayer la idea de Barreras había tenido tan poca acogida, que, como contamos en esta historia, durante una reunión de compromisarios de Senado la semana pasada el mismo congresista ofreció “su colaboración” a los uribistas y se refirió a ellos como “la bancada líder” del legislativo.

Sin embargo, con su reaparición, Germán Vargas Lleras le puso motor y turbo a la idea, y en menos de un día la concretó y la notificó con un comunicado de prensa.

Sobre cómo fueron los acercamientos entre el exvicepresidente y Roy Barreras, La Silla no conoció detalles, entre otras, porque durante su tiempo fuera la mayoría de la bancada no tuvo noticias de él y no pudimos hablar con esos dos protagonistas.

En todo caso, tras esos acercamientos Vargas llamó ayer a los compromisarios y a toda la bancada de Senado para notificarles, en dos reuniones diferentes, que se iban a mover aliados con La U. 

La movida es estratégica para Vargas Lleras porque si se cristaliza puede convertirse en el fiel de la balanza en el Congreso, una posición que le da poder.

Eso es especialmente fuerte en el Senado donde esos dos partidos suman 30 curules que necesitaría Duque para convertir su fuerza en una aplanadora(la mayoría es de 55 y el uribismo, los liberales, los conservadores y el Mira suman 51, pero falta ver qué pasa en el escrutinio definitivo que se debe conocer hoy), y de entrada contará con una oposición que suma 24 espacios.

Por eso, si Vargas logra su cometido, el presidente elegido con más votos en la historia de Colombia podría ser también el primero en no arrancar con mayorías en Cámara y Senado.

Sin embargo, hay por lo menos dos factores que de entrada le juegan en contra a la movida de Vargas, además del natural de que los congresistas busquen quedar bien con el presidente de turno.

No tan rápido

El primer factor que deja en duda la jugada es que ni la manera en la que regresó Vargas ni la orden que impartió le cayeron bien a buena parte de los congresistas de su propio partido, una situación que en el pasado ha podido superar con su pofer pero que ahora, tras la derrota electoral, puede ser menos fácil de arreglar.

“¿A cuenta de qué nosotros vamos a hacer una alianza para darle juego a La U?” dijo a La Silla uno de los congresistas de la bancada.

“Aquí lo que no se entiende es por qué Vargas aparece así de buenas a primeras a tratar de mandarnos”, nos explicó un representante.

En la Cámara el tema fue aún más sensible porque de 22 de los 30 que se posesionan el viernes son nuevos, se habían sentido desconocidos por Vargas (como ventilaron en una reunión de la bancada la semana pasada) y la gran mayoría estaba contenta con lo que se había negociado.

De hecho, La Silla supo que en la reunión que sostuvo Vargas con los compromisarios, varios le dijeron que no estaban muy seguros de lo conveniente de esa decisión. 

“Usted sabe cómo es Vargas. Él fue e hizo lo que quiso”, nos contó uno de los inconformes.

Esa fuente y otras dos que comparten ese inconformismo nos dijeron que estaban planteando la posibilidad de desobedecer a Vargas por “no tener legitimidad para hablar por ellos”, algo que muestra hasta dónde puede haber una crisis de liderazgo en Cambio, un partido que ha sido muy vertical y en el que Vargas ha tomado todas las grandes decisiones en los últimos años, por su poder en el gobierno Santos y la expectativa de que iba a ser Presidente, dos factores que hoy no pesan.

En la bancada de Cambio en el Senado el panorama es más tranquilo, y por lo menos por ahora la mayoría están alineados con la decisión del exvicepresidente. .

Sin embargo, el otro factor es que no es claro que toda La U esté montada en el bus de la alianza. 

Las razones van desde que varios ya estaban cómodos con la negociación, que otros son muy distantes de Vargas desde hace años, hasta que hay un sector de ese partido que es uribista, que ya estaba trabajando con el Centro Democrático y no le parece muy útil arrancar peleando con el nuevo gobierno.

Más en un partido que es una federación de caciques y que en el cuatrenio anterior mostró que puede actuar como varias bancadas en muchos temas, sin por eso erosionarse.

Así que por lo menos una parte de esa bancada no planea caminarle a esa idea, algo que, de mantenrse así, debilitaría las cifras que podrían dejar a esa alianza con la sartén de las mayorías en el Senado en la mano.

Por eso en el Centro Democrático, según dos congresistas de ese partido, ven el anuncio más como una mostrada de dientes de Vargas y de algunos de Cambio y de La U, que como un riesgo de fondo.

“Se les ha dado participación a todos y sabemos que al menos la mitad de cada partido va a estar con nosotros”, dijo a La Silla uno de los compromisarios uribistas. 

La U y Cambio podrían aplicar la disciplina de bancada para alinear a los congresistas en las votaciones, pero solo si las mayorías de los dos lados se quedan del lado de Vargas y no del de Duque. Por eso, las negociaciones de lo que resta antes de la posesión del Congreso del viernes serán fundamentales para saber con qué panorama político arrancan el nuevo Congreso y el nuevo Gobierno.

Por ahora, más allá de la jugada de Vargas para negociar con más fuerza, nadie ha hablado de distanciarse de Duque. Éste, con los anuncios de un gabinete que hasta ahora no tiene cuotas políticas diferentes a uribistas de vieja data como Carlos Holmes Trujillo en Cancillería, Nancy Patricia Gutiérrez en Interior o Guillermo Botero en Defensa, tampoco ha dado señales de reaccionar a la jugada de Vargas.

Al final, si los ruidos de rebelión de Cámara prosperan, el regreso político de Vargas puede ser un paso más de la debacle política que inició en mayo y una refrendación de que Duque arrancará con una aplanadora legislativa.

Si, en cambio, logra imponerse y que su partido obtenga mejores espacios para los siguientes cuatro años en el Congreso y empieza a esculpir una alianza para actuar en bloque legislativo con La U, se reencauchará como un factor de poder y demostrará una vez más su capacidad política, además de ponerle a Duque un reto sin precedentes en el Congreso.

Soy Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga. En La Silla hago parte de la Unidad Investigativa y cubro el caso Uribe. Contacto: jprieto@lasillavacia.com Twitter: @jinethprieto

Estudié Historia en la Universidad de los Andes e hice la opción en periodismo. En mis vacaciones de la universidad trabajé en La Silla, haciendo de todo un poco, luego hice mi práctica de grado trabajando en La Cachaca, de ahí salté a cubrir el Congreso y ahora cuento noticias en el #ElPaísEnVivo...