Con María Paula Correa, el director administrativo de Presidencia conforma la dupla de poder que rodea a Iván Duque. Ahora vigila la vacunación y la reactivación económica.
Víctor Muñoz es el responsable en Casa de Nariño de las dos puntas de lanza del año de la ejecución del presidente: la vacunación y la reactivación económica.
Se trata del cuarto director administrativo de la Presidencia de Iván Duque, y de un funcionario poco conocido y con un perfil poco usual en la política. Experto en tecnología y análisis de datos, en el año final del Gobierno, el de la ejecución, tiene, más que nunca, el oído y la confianza del presidente.
Muñoz cobró una nueva relevancia en la pandemia, que le dio camino para formar la dupla más influyente dentro de Palacio, con su amiga, María Paula Correa, la jefe de gabinete. Una muestra de cómo las habilidades antes poco valoradas en la política, como el manejo de datos, han cobrado importancia en la pandemia, y en la presidencia Duque.
Desde el comienzo de la presidencia, Muñoz tuvo la confianza del presidente, y Duque le armó una consejería a su medida. Muñoz fue nombrado Consejero de Innovación y Tecnología, con 32 funcionarios, un número alto en comparación con otras consejerías, para que manejara el tema que a ambos los ha unido desde hace una década: la transformación digital, que el Presidente volvió clave para el manejo de la pandemia.
“La tecnología debe estar dispuesta para cerrar brechas. Sabemos que cuando llevamos la tecnología a donde más se necesita, comenzamos la transformación digital”, decía Duque en uno de sus primeros discursos como presidente en agosto de 2018.
Era evidente que es un interés de Duque desde que llegó a su gobierno: una de sus primeras giras internacionales fue a Silicon Valley, en Estados Unidos, para hablar con las potencias de Amazon, Google y Apple, en una agenda que el mismo Muñoz le cuadró.
Este interés se disparó en la pandemia.
Detrás de varias iniciativas de Duque alrededor del covid está Muñoz: desde los datos diarios que anuncia en su programa diario sobre contagios; el impulso de aplicaciones para el seguimiento de casos y la vacunación; la articulación con los 18 ministerios para digitalizar los trámites; hasta el seguimiento a la negociación, adquisición y vigilancia a las vacunas; y más recientemente con la negociación con los privados para que ellos mismos las adquieran que arranca esta semana.
Por todo eso fue que desde 2020 quedó en segundo lugar de nuestro ranking de súperpoderosos del Gobierno en el manejo del covid.
Muñoz cumple con los ‘requisitos’ para estar en el cerrado círculo de Duque, en el que priman gente con poca o nula experiencia en lo público. Pasó 20 años en empresas privadas, es amigo desde hace más de dos décadas de la otra superpoderosa de Palacio, la jefe de gabinete María Paula Correa (al Presidente lo conoce desde hace una década); y una cercanía ideológica y militancia en el uribismo, en el que Muñoz arrancó desde hace 20 años.
“Tiene un activo fundamental con el Presidente y es que tiene toda su confianza. Ahí radica su poder”, nos dijo un exfuncionario que conoció de esa dinámica.
Su influencia se ve desde que “es el que tiene el dato exacto que Duque busca en una reunión”, como nos dijo uno de los 20 consultados para esta historia; hasta en el manejo de temas técnicos que otros no dominan. “Sabe de asuntos súper técnicos de digitalización, que no son fáciles de encontrar en las personas”, como nos relató un Ministro.
Confianza que no decreció en Duque incluso cuando Muñoz decidió renunciar a su cargo de Consejero de Innovación en 2019. Como revelamos tras haber estado en un chat y una charla con influenciadores uribistas que cuadraban tendencias contra medios y opositores del Gobierno en twitter.
La crecida en pandemia
Muñoz es ingeniero industrial de la Javeriana con una maestría en administración (o MBA) de los Andes. Es antioqueño y tiene 46 años, un año más que Duque. Es callado, los funcionarios de Palacio lo reconocen porque siempre lleva un computador debajo del brazo y hasta hace poco aparecía contadas veces en medios.
Junto con Correa, amiga de Muñoz desde el colegio, mantienen actualizado y dateado al mandatario en cada reunión y es uno de los dos filtros de comunicación con el Presidente.
Solo hasta hace poco más de un mes Muñoz ejerce como el secretario general de la Presidencia (el nombre que hasta la reforma interna de Palacio tenía el departamento administrativo Dapre). Pero, en realidad, Muñoz ya actuaba como tal desde antes del nombramiento, en reemplazo del hoy ministro de Defensa, Diego Molano. Para ese entonces era consejero de innovación del Presidente.
Así nos lo dijeron la mayoría de las 20 fuentes consultadas para esta historia: seis funcionarios del Presidente, tres exfuncionarios de Gobierno, siete empresarios y cuatro técnicos que conocen el trabajo de Muñoz, quien no aceptó una entrevista para esta reportería.
Lo describen como un experto en su cancha, que es la transformación digital y las telecomunicaciones. Algo que conoce tras haber gerenciado los proyectos de software, call centers y servicios de tecnología en Carvajal; de haber fundado startups, entre esas una de médicos que asesoran virtualmente a pacientes desde 2014; y al cofundar Guarumo, la encuestadora que en sus mediciones mensuales suele darle a Duque mayor favorabilidad en relación con otras encuestas.
“Hace parte de los funcionarios que acompañan al Presidente en temas de crisis sin importar la temática”, nos dijo un funcionario de Palacio, en relación a Muñoz, Correa, el minInterior Palacios y -antes de su designación- el minDefensa Molano. “Uno sentía que era más secretario general que Molano porque se metía en todos los temas”, nos dijo otro más.
Fue el que ideó la estrategia de Coronapp y Mi Vacuna. En la primera reencauchó una vieja aplicación que había hecho el Instituto Nacional de Salud seis años atrás: buscó y obtuvo el apoyo de las empresas de telefonía celular y gremios tecnológicos para que la app fuera fácil de usar.
Muñoz muestra como un logro que es el app más descargada del país, en parte por la obligación que impuso el Gobierno de tener esa aplicación para varios trámites, como entrar a los aeropuertos (actualmente tiene 20 millones de descargas, lo que no significa que todos la usen).
“Nos pidió enviar mensajes informativos a los usuarios, que usáramos estrategias como darle incentivos de regalar megas”, nos dijo el presidente de Asomóvil y militante uribista, Samuel Hoyos.
Como analizó la fundación Karisma, Coronapp no funciona para lo que Muñoz vendió que funcionaría, que era detectar focos de infección. El hoy Director administrativo insiste en que esa aplicación sirvió para que el Gobierno y el INS hicieran el rastreo de contagios. No es claro, todavía, a dónde va a parar la información que entregan los usuarios.
Al mismo tiempo, Muñoz fue el enviado de Duque a la mesa de negociación confidencial con las farmacéuticas, para destrabar la adquisición de vacunas por mecanismos bilaterales. En este escenario, donde lideró Muñoz, el Gobierno decidió una estrategia más cauta que la de otros países para la adquisición de los medicamentos.
“Al final del proceso entramos en una etapa compleja de negociación y se necesitó la injerencia de Presidencia del máximo nivel. Su palabra fue clave para destrabar el proceso”, nos dijo uno de los negociadores, quien pidió no ser nombrado porque los acuerdos incluyen ese nivel de confidencialidad.
El aporte específico de Muñoz fue el de organizar al equipo que incluía funcionarios de ocho ministerios, y el de explicarle a las farmacéuticas que ciertos temas jurídicos que estaban exigiendo no eran viables.
“Él fue determinante para sostener ciertas posturas. Sin cerrar la negociación, porque no podíamos dejarla”, nos dijo. “Necesitábamos un cohesionador, alguien que nos dijera ‘mañana 3:00pm en Presidencia, no nos paramos hasta que no terminemos’. Y ese era Víctor”.
Ese papel en la negociación le valió un puesto en la famosa foto que Duque y un puñado de altos funcionarios se tomaron el día que llegaron las primeras 50 mil vacunas de Pfizer al país.

Muñoz, atrás al lado de María Paula Correa, Marta Lucía Ramírez y el presidente Iván Duque el día de la llegada de las primeras vacunas. Foto: twitter Fernando Ruiz.
Tres hechos muestran que sigue encima de la vacunación.
Por un lado, es el principal defensor del Plan de Vacunación, así infle los datos como demostramos en este detector.
Además, desde hace un mes hace seguimiento diario y presiona a los funcionarios que tienen que hacer que ese Plan de Vacunación funcione.
“Él traslada las pretensiones del Presidente no solo al ministro (de Salud, Fernando Ruiz), sino que tiene interlocución con los directores del Ministerio, los viceministros, y al que tenga que buscar para que se concreten”, nos dijo un alto funcionario que tiene que responder por la vacunación.
Avances que arrancó a mostrar a diario desde su twitter, y que sirven para que otros funcionarios -como la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez– defiendan que el Gobierno entrega las vacunas y es responsabilidad de las alcaldías aplicarlas.
Dónde están todos los “expertos” , “opinadores ” o mejor, los apostadores? Apostaron a que funcionarios no hablaban inglés, que no se habían contratado vacunas, a que no vacunaríamos sino en el 2023 y a que era imposible vacunar 1 millón antes de acabar Marzo. Se disculparán? https://t.co/uZb3M6HA65— Marta Lucía Ramírez (@mluciaramirez) March 14, 2021
Una tercera muestra es que ahora está a la cabeza de las conversaciones con los gremios y empresas que buscan comprar vacunas por su cuenta para inmunizar, según han dicho, a sus trabajadores.
Fueron Muñoz y el viceministro de Salud, Luis Moscoso, los primeros del gobierno que supieron que el consejo gremial buscaba esas vacunas.
A lo que se suma que desde hace tres meses, Muñoz y la alta consejera para la competitividad, Clara Parra, son los enlaces con el sector privado y los ministerios para el plan ‘compromiso por Colombia’, que es la ruta del Gobierno para la reactivación y que comprende, como el mismo Muñoz dice, 500 proyectos de reactivación regionales.
“Ambos (Parra y Muñoz) son claves para la aceleración. Víctor es un ‘problem solver’: aparece un tema un tris trabado, llama a distintos actores para tratar de acelerarlo. Esos temas de aceleración son recurrentes en el Gobierno”, nos dijo un Ministro que interactúa con él.
Con este perfil Muñoz ha venido ganando una relevancia, que según la mayoría de los consultados, le imprimen una estampa más gerencial a la Presidencia. Uno que, además, no tenían los antecesores de Muñoz en el cargo: Jorge Mario Eastman, María Paula Correa y Diego Molano, que tenían un manejo más político.
Característica que gusta en el sector privado, aliado clave de Duque para lograr las metas económicas de este año.
“Es la versión ejecutiva de alguien que viene del sector privado, pragmático sin meterse en peleas políticas. A mi me gusta”, nos dijo el presidente de la Andi, Bruce MacMaster. “Víctor lidera, el Presidente lo oye y los ministros también, tiene mucha legitimidad y eso es muy útil”, nos dijo Nicolás Uribe, presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá.
”Es una versión ejecutiva de Palacio”
Un perfil más mediático y gerencial que no tenía hace un año cuando, por motivos mucho más polémicos, mojó prensa por primera vez con Duque: su participación en lo que se llamó ‘la bodeguita uribista’.
Como revelamos en su momento, Muñoz renunció a la consejería por enviar mensajes a un grupo de chat de influenciadores uribistas que se habían reunido con él días antes en una conferencia que el mismo expresidente Uribe publicitó en twitter en 2019.
El chat se convertiría después en lo que se llamó la bodeguita uribista: un grupo de 86 personas con miles de seguidores en twitter que, según investigó La Liga contra el Silencio, cuadraban tendencias a favor del uribismo y del Gobierno y en contra de medios como La W. Muñoz envió, al menos, dos mensajes al chat para que los demás posicionaran tendencias.
“Cuando se dieron las circunstancias de su escándalo, él no lloró, él se fue al día siguiente. Entendió que su presencia le hacía daño al Presidente”, nos dijo un amigo de Muñoz que supo de la movida de primera mano.
Actualmente hay una investigación preliminar de la Procuraduría contra Muñoz, que está para revisión de la actual procuradora y exministra de Duque, Margarita Cabello.
Y aunque el escándalo generó polémica en medios y en twitter y valió una crítica pública de la Flip hacia Duque, el Presidente recontrató a Muñoz arrancando el 2020. Una mostrada de dientes hacia sus críticos, en la que Duque prefirió a su aliado frente a las molestias que generó la participación de Muñoz en ese chat.
La política de los datos
En varias ocasiones Muñoz puso un ojo en la política: como segundo en la coordinación de juventudes de la campaña de Andrés Pastrana en 1998 -a donde llevó a su amiga María Paula Correa, quien estaba terminando el colegio y él estaba en la Universidad-; y en un cargo similar en la campaña de Álvaro Uribe en 2001.
Para la campaña con Duque tenía un perfil mucho más involucrado con la movida en redes sociales, medición de encuestas y análisis de datos para la estrategia de campaña. “Era más que un encuestador: maneja demografías, y comienza a dar asesorías al candidato que se transforman en asesorías de campañas”, nos dijo un alto exfuncionario de esa campaña.
Tras ganar la Presidencia, era claro que Muñoz tendría un puesto en el Gobierno, pero la estructura de Palacio en ese momento no tenía un cargo para él.
En parte por recomendación de la Ocde, que pedía a Colombia implementar la transformación digital, y también porque Duque lo ordenó, Muñoz se volvió el primer CIO (jefe de sistemas de información) en la consejería de innovación de la Presidencia.
Su oficina queda en el mismo piso del despacho presidencial, una ubicación privilegiada que comparte con otras oficinas con mayor perfil, como la de Miguel Ceballos (comisionado de paz) o la jefatura de gabinete de Correa. Aunque también tiene que manejar desde allí temas económicos, “el 98 por ciento del trabajo que hacen allá es sobre TIC”, nos dijo un funcionario de palacio.
”Muchos temas de ejecución no se han podido aterrizar”
Como consejero fue el encargado de articular la visión de transformación digital que Muñoz y Duque comparten: que la gente no tenga que hacer tantos trámites físicos, almacenamiento de datos en la nube, y que el Estado tenga una ‘sede virtual’ -interoperabilidad- traducido en el portal Gov.co.
Impulsó 17 proyectos de digitalización -como la cédula digital lanzada el año pasado- y tres Conpes para inteligencia artificial, otro de transformación digital y uno más de digitalización de procesos judiciales. Para este último, la semana pasada se anunció que se ejecutará con un préstamo de 100 millones de dólares del BID, para que en 12 años los expedientes sean 100 por ciento electrónicos.
No es un proceso que Muñoz se inventó, porque la idea de modernización tiene más de 20 años, y un Ministerio TIC para ejecutarla desde hace una década.
“¿Qué se le puede aplaudir? que Muñoz continuó con el modelo que venía”, nos dijo Héctor José García, director del observatorio de Gobierno y TIC de la Javeriana, que hace seguimiento a estas políticas.
Y es en la implementación que aún los temas quedan cortos: García nos dice que si bien hay avances en digitalización, como la cédula y registro digital, “muchos temas de ejecución no se han podido aterrizar y una golondrina no hace verano”.
Prueba de eso es que temas que él mismo ha impulsado, como la reglamentación del trabajo virtual en casa, apenas entrará al Congreso esta semana. O trámites más específicos, como los del ICA, que van solo 2 de 60 que se pueden hacer on-line.
”Muñoz dijo que le incomodaba mi propuesta”
Y aunque el cargo le daba visibilidad al sector, no todos están contentos. Así pasa con el gremio de plataformas digitales, entre esas Uber. Dos altos funcionarios de esa compañía y del gremio se quejaron de que no han tenido una sola reunión con Muñoz y que su trabajo para legalizar esa plataforma ha sido nulo.
Otro que critica su labor es el representante verde Mauricio Toro, quien como Muñoz, conoce el sector de emprendimiento y TIC. El congresista culpa a Muñoz de que su iniciativa para legalizar criptoactivos (convertir en plata lo que alguien se gana en criptomonedas) fuera archivada en el Congreso en 2019.
“Él dijo que le incomodaba esa propuesta”, nos aseguró Toro. De Palacio nos dijeron que Muñoz no metió mano en el proyecto, y que ese tema depende más de la regulación del Gobierno, como una circular que hace una semana sacó la Superintendencia Financiera.
Por su estrecha relación con el tema tecnológico, y sus contactos empresariales, es que Muñoz comenzó a ganar fama de ser un MinTic a la sombra. El empujón desde Palacio, de Muñoz con Karen Abudinen, hoy ministra de esa cartera, fueron claves en el Congreso para que saliera la actual Ley TIC para modernizar el sector.
“Definitivamente daba acompañamiento a los ministerios para asegurar tener un rol más tecnológico”, nos dijo Samuel Yohai, presidente de la Cámara Colombiana de Informática.
Lo que está por verse es si esa capacidad gerencial que le endilgan a Muñoz, en privado y en público, permite que Duque, en el año de la ejecución de sus políticas, dé resultados que se puedan medir con datos.