Santos comenzó repitiendo un mantra “no voy a pelear con Uribe”, pero unos meses después empezó a devolver agresiones verbales, más tarde mandó a algunos de esos que desde lejos se limitan a decir “venga, ¿cree que le tengo miedo o qué?” y ayer cometió el error de inexperto de sacrificar a uno de sus mejores trompeadores, sacarlo del juego y mandarlo a que “se de en la jeta” con los agresores. El resultado: se descompletó el equipo cuando todavía falta una buena parte del juego, y le va a tocar terminarse metiendo a la gresca porque la pelea es con él y no con los demás.

El uribismo lleva dos años usando la vieja estrategia del fútbol, la que puso en práctica con tanto éxito Estudiantes de la Plata que, para poner en contexto a la directora de La Silla y a otros y otras como ella, es un club de fútbol argentino que llegó a ser campeón mundial de clubes provocando a los contrarios, agrediendo física y verbalmente hasta que los límites del reglamento lo permitían o aprovechando la distracción del árbitro. Los menos experimentados terminaban respondiendo a la agresión justo cuando el árbitro estaba mirando y no solo pasaban de agredido a agresor sino que terminaban expulsado. La táctica es tan conocida que hasta el mejor jugador del momento –hace ya varios años- el francés Zinadine Zidane terminó expulsado así en plena final del campeonato mundial en París.

Es parecido a los que grupitos de “rufianes de esquina” hacen con otros a los que incitan a pelear: “vengan, salgan nos damos en la jeta”, hasta que alguno de los del grupo agredido resuelve decir “vamos” y terminan todos en la permanente de la Policía.

Santos comenzó repitiendo un mantra “no voy a pelear con Uribe”, pero unos meses después empezó a devolver agresiones verbales, más tarde mandó a algunos de esos que desde lejos se limitan a decir “venga, ¿cree que le tengo miedo o qué?” y ayer cometió el error de inexperto de sacrificar a uno de sus mejores trompeadores, sacarlo del juego y mandarlo a que “se de en la jeta” con los agresores. El resultado: se descompletó el equipo cuando todavía falta una buena parte del juego, y le va a tocar terminarse metiendo a la gresca porque la pelea es con él y no con los demás. El uribismo que aplica rigurosamente la regla de las gavillas de los rufianes de esquina de que “lo que es con él es conmigo” va a ser inmisericorde “denunciando” que no tiene garantías (como el agresor del primer párrafo pidiendo al árbitro que saque a quien finalmente respondió), que el otro no debería estar peleando sino gobernando, etc.

El Presidente sacrificó seis meses de gobierno, los últimos que le quedaban, y se los entregó a la oposición en un escenario de campaña electoral. El objetivo era distraerlo y lo lograron, tanto que ayer no se sabía si leía la declaración desde la Casa de Nariño o desde la entrada de una fundación privada que se llama Buen Gobierno. Ahí había unos funcionarios salientes, como lo haría un Presidente que quiere anunciar que hay cambios en su gabinete, pero también había unos particulares que Santos dijo que formaban parte de una Junta Directiva de una entidad privada que los demás ciudadanos no sabemos, ni nos importa, que es lo que hace. Es privada.

Santos mismo dijo que los dos funcionarios salientes, el Ministro Vargas y el Secretario Mesa, iban a “defender” la obra de gobierno. Imagino que la defenderán de agresiones de los opositores, es decir que su función será, a partir del lunes, levantarse y estar pendientes del Twitter de Uribe a ver de qué hay que defender al Gobierno. Qué más puede hacer el Ministro Vargas, que es hiperactivo, un miércoles a las 8 de la mañana, a un año de una elección en la que se supone no va a participar, sin que el verdadero candidato pueda hacer campaña porque como él lo recordó no puede hacerlo sino hasta noviembre, pero todos le van a decir que está en campaña.

Los asesores del Presidente han oído decir mil veces que en política el que gana es el que tiene la iniciativa y sin embargo decidieron “defender la obra de gobierno” es decir esperar a que la oposición ponga los temas para responder. Como cuando los equipos jugaban contra Estudiantes y los técnicos les advertían: los van a chuzar con alfileres, les van a echar mentol en los ojos, no se dejen provocar y la advertencia terminaba olvidándose cuando aún faltaban 30 minutos para que se terminara el partido.

Santos sacrificó a Vargas, que estaba siendo muy eficaz en la gestión de gobierno. Va a ser difícil conseguir alguien con su capacidad política para promover las múltiples decisiones que se requieren para convertir en realidad, en poco tiempo, la promesa de entregar cien mil casas gratis. Es que para lograrlo no se requiere solo ser un buen administrador, ser requiere tener fuerza política para enfrentarse a alcaldes, regañar a gerentes de empresas públicas, enfrentar a directores de corporaciones autónomas regionales, denunciar a concejales que demoran modificaciones del POT, “vaciar” a los bancos, todo lo cual hacía Vargas todos los días, por lo que consiguió poner en marcha y entregar las primeras casas en pocos meses.

Se equivocó Vargas al aceptar o pedirse ser –eso no se sabe- “el trompeador designado” porque en ese papel terminará, como Zidane, respondiendo en el tono inadecuado en el momento inadecuado y la tribuna que alienta ”la pelotera” terminará criticándolo y defendiendo al agresor. Los contendientes han montado una organizada “barra brava” que no solo llama a la guerra sino que grita al unísono:”lo que es con él es conmigo”.

Se equivocó Santos al conformar su equipo de campaña presidido por el jefe de un partido de los varios que conforman la Unidad porque inevitablemente los demás se van a sentir excluidos y van a reclamar. El Presidente generó un  ruido adicional al interior de su equipo de gobierno al haber tomado la decisión antes de que Vargas se inhabilitara porque dicen que por estos días se está oyendo decir en algunos pasillos de los edificios oficiales que si Vargas no se inhabilita otros por qué si y que la coalición es alrededor de Santos y no de Vargas. Error de principiantes: los políticos lo único que no admiten es que les den trato desigual. Si el Presidente nombra académicos y técnicos como Juan José Echavarría, para mencionar uno de los que acompañaron al Presidente, los políticos están tranquilos pero si nombran un político preguntan –como es obvio- por qué él.

Santos y sus asesores llevan toda la vida estudiando como se hace política por lo que sorprende que puedan cometer tantos errores juntos, pero bueno Zidane era para entonces el mejor jugador del mundo.

Héctor Riveros Serrato es un abogado bogotano, experto en temas de derecho constitucional, egresado de la Universidad Externado de Colombia, donde ha sido profesor por varios años en diversos temas de derecho público. Es analista político, consultor en áreas de gobernabilidad y gestión pública...