Foto: JUAN PABLO PINO / AFP.

En Facebook circula un video en el que aparece el presidente Gustavo Petro diciendo algunos logros económicos de su gestión, y la publicación sugiere que está diciendo mentiras: “Pinocho le quedó en pañales a Petro”, sale en el video. 

Textualmente, las afirmaciones del presidente fueron: “hemos vencido la inflación, ahora los precios empiezan a bajar”; “logramos crear en este año 1.030.000 empleos, en el año en el que estamos gobernando” y “hoy los más ricos pagan más impuestos, dejamos de ponerle los impuestos a los pobres y a la clase media”. Además, Petro también dijo que no era justo que los jóvenes vulnerables no pudieran acceder a educación superior porque “el presupuesto se ha destinado a subsidiar la gasolina al que tiene la Toyota de cuatro puertas”. 

Como el video ya ha sido visto más de 37 mil veces, le pasamos el Detector de Mentiras a cada una de las afirmaciones y encontramos que en su mayoría las afirmaciones de Petro son ciertas, pero con salvedades. Por eso, calificamos el video, que insinúa que Petro dice mentiras, como engañoso. 

Así se ve el video:

Una búsqueda inversa de una captura de pantalla del video arrojó noticias y videos relacionados con el discurso que dio Petro el 7 de agosto. 

Otra búsqueda en Google con las frases que dice Petro en el video que estamos chequeando arroja que, efectivamente, hicieron parte de sus palabras durante la conmemoración de la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto. 

YouTube video

1. “Hemos vencido la inflación, ahora los precios empiezan a bajar”: cierto, pero

Desde 2021 la inflación en Colombia había aumentado de manera sostenida. El alza del precio del costo de vida es un fenómeno internacional, como lo explicó La Silla Vacía aquí.

De acuerdo con las cifras del Dane, en diciembre de 2022 la inflación anual llegó a 13,12 por ciento y en marzo de 2023 la inflación se ubicó en 13,34 por ciento, la cifra más alta que se ha registrado en el país desde 1999. Ese fue el pico de la inflación.

En los cuatro meses siguientes ha habido una caída sostenida. Para abril, el Dane reportó que la inflación fue del 12,82 por ciento. Y para mayo siguió cayendo hasta 12,36%. La inflación anual en junio llegó a 12,13 por ciento y en julio continuó cediendo hasta el 11,78%. Sin embargo, en julio la variación mensual de los precios fue mayor a lo que esperaban los analistas del Banco de la República: 0,5 por ciento, frente a 0,3 por ciento en junio. En agosto (último dato disponible), quedó en 11,43 por ciento.

A pesar de esa reducción, sigue estando por encima de las expectativas del mercado, en un nivel alto y alejado de la meta del 3%. Por esas razones, de hecho, el Banco de la República en su última reunión mantuvo las tasas de interés intactas en 13,25 por ciento. 

Dado que la inflación ha sido un fenómeno internacional, el hecho de que haya comenzado a ceder tiene que ver con múltiples factores que van más allá de la gestión del gobierno. Por un lado, está relacionada con el aumento que el Banco de la República, una entidad independiente del gobierno, ha hecho de las tasas de interés. Ese dato es el cobro que esa entidad hace a los bancos comerciales cuando les presta dinero y que marca la pauta de la tasa de interés que estos a su vez cobran por los créditos que les dan a los usuarios. Eso a la postre baja el consumo porque es más caro endeudarse.

Esta medida fue criticada por el presidente Gustavo Petro, quien el 12 de mayo en una alocución dijo que uno de los objetivos del gobierno era detener la subida de la inflación, pero al mismo tiempo señaló como un “pero” la subida de las tasas de interés para el crecimiento económico del país.

José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, dijo que es difícil atribuir al gobierno actual el descenso de la inflación, ya que hubo una continuidad de algunas políticas económicas que dejó el gobierno Duque.

“Este gobierno es copartícipe de la continuidad de la política monetaria y el aumento de tasas de interés, porque una vez que hubo cambio de gobierno, el Banco de la República, con la presencia del ministro de Hacienda del actual gobierno, continuó con el aumento de tasas. Y eso tuvo un efecto en la economía, sobre todo en el consumo y en el efecto inflacionario”, afirmó López.

Según el director de investigaciones de Corficolombiana, en los próximos meses va a seguir habiendo una corrección de la inflación, lo que podría permitir que el Banco de la República baje las tasas de interés. Para David Cubides, jefe de investigaciones económicas de Alianza Valores y Fiduciaria, la baja de la inflación radica en la desaceleración de la economía que, según él, ha hecho que se reduzca la presión de la demanda. Esto quiere decir que las personas han dejado de comprar algunos bienes y servicios, lo que ha hecho que los precios dejen de subir.

En lo que coincide Javier Mejía, doctor en Economía, quien le dijo a El País que la caída de la inflación se puede explicar con el frenazo económico que se da debido a que las personas tienen “disponible menos plata para comprar”.

Además de esos aspectos, otro que también determinó esa caída en la inflación fue la caída en los precios de los alimentos. Este rubro tuvo tres caídas consecutivas en abril, mayo y junio. Sin embargo, en julio volvió a tener un leve aumento de 0,22 por ciento y en agosto de 1.13 por ciento. 

En todo caso, es muy pronto para sacar conclusiones. Un estudio del Banco de la República sobre inflación de los alimentos, entre mayo de 2021 y julio de 2022, muestra que los precios de la comida en Colombia presentaron crecimientos anuales 12 veces superiores al promedio de los otros países de la Ocde y 7 veces mayores al del resto de América Latina, y esa tendencia no se ha reducido en 2023.

“Yo no diría que en Colombia es donde se presenta una de las mayores reducciones de los precios de los alimentos, con base en la radiografía de un mes. Hay que ver la comparación con el resto del mundo en un margen más amplio, y ahí sí analizar en el histórico qué tan distinta es la inflación actual con la de años anteriores”, dijo Duván Emilio Ramírez, ex-decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Manizales y actual rector de esa institución.

En todo caso, esa disminución en el precio de los alimentos se debe a múltiples razones como La Silla Vacía explicó aquí, que no tienen tampoco relación directa con medidas del gobierno.

Según el Dane, en julio, al igual que en junio y mayo, el sector del transporte fue el que tuvo el aumento más alto en sus precios: 1,07 por ciento (muy por encima de los otros rubros). La directora del Dane, Piedad Urdinola, resaltó que se debía a lo que “sucede con combustibles y en particular en combustibles para vehículos”. El precio de la gasolina durante el primer año de gobierno Petro ha subido 4.384 pesos: de 9.180 pesos en agosto de 2022, a 13.564 en agosto de 2023, según los datos de la Comisión de Regulación de Energía y Gas. Esa medida busca aliviar el hueco fiscal insostenible por el subsidio a la gasolina.

En conclusión, es cierto que ha disminuido la inflación (aunque no a los niveles esperados), pero no es claro que las medidas del gobierno estén contribuyendo a disminuirla.

2. “Logramos crear en este año 1.030.000 empleos, en el año en el que estamos gobernando”: cierto, pero

Como chequeamos antes, según el último boletín publicado por el Dane, es cierto que se han creado 1.030.000 empleos estables entre junio de 2022 y junio de 2023. Pero no corresponde exactamente al año en el que ha gobernado Petro; la comparación correcta sería entre agosto de 2022 y agosto de 2023. Sin embargo, para ese período todavía no se conocen datos. 

Una revisión a las cifras del Dane muestra que desde agosto de 2022, cuando Petro llegó a la Casa de Nariño, el desempleo ha estado fluctuando, aunque con una tendencia a la baja. Esa caída en el desempleo ya venía desde el pico que tuvo en 2020 por cuenta de la pandemia. 

Así se observa en los datos de desempleo con las cifras desestacionalizadas, es decir, haciendo cálculos para que sean comparables meses en los que siempre hay más empleo, como diciembre (por los trabajos temporales para la temporada navideña) con meses en los que hay menos, como enero. Con ese indicador, el desempleo pasó de 11,7 en junio de 2022 a 9,8 en junio de 2023. 

“Veníamos con unos niveles que venían subiendo antes de la pandemia, en las tasas de desempleo, llega la pandemia, tenemos la gran debacle que nos implicó en el mercado laboral, y una recuperación que ha sido lenta, pero que ya para este momento nos encontramos a unos niveles que teníamos antes de la pandemia y tenemos una recuperación casi total en el mercado laboral”, indicó en junio Patricia Urdinola, directora del Dane. 

Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, dijo que, desde 2021 hay una tendencia general de disminución del desempleo. “La razón de fondo tiene que ver con un aumento en la actividad económica. El promedio de este año ha sido de 10,6. Petro tiene razón porque si ha caído, pero todavía no estamos en lo que quisiéramos, y la reducción viene de 2021”, explicó en este chequeo a La Silla. 

En eso concuerda David Cubides, director de investigaciones económicas de Alianza Valores, que le dijo a La República que esa caída en el desempleo tenía que ver con “un fenómeno en el cual Colombia todavía está gozando de ese empuje, de esa fuerza del crecimiento económico de los últimos meses, recordemos que el mercado laboral siempre tiene un rezago”.

Juan Camilo Pardo, analista de Corficolombiana, le dijo a ese mismo medio que “algunas razones que pueden explicar este fenómeno están relacionadas con desajustes entre la oferta y la demanda de empleo, y también debido a medidas gubernamentales y de política que han podido fomentar la creación de empleo, como por ejemplo el incentivo al empleo femenino de la ley de inversión social”.

El último dato disponible es de agosto, mes en el que el desempleo llegó a niveles prepandemia. La tasa de desempleo –la proporción de gente desempleada comparada con los colombianos que pueden y quieren trabajar– llegó a 9,3%. Esta se redujo 1,3 puntos porcentuales en comparación con agosto del año pasado.

En conclusión, es cierto que ha caído el desempleo durante el primer año del gobierno Petro. Pero no es preciso decir que en ese año se crearon 1.030.000 nuevos empleos, porque esa cifra corresponde al período de junio de 2022 a junio de 2023; es decir, está tomando dos meses de 2022 en los que Petro todavía no era presidente. Entre las razones de la caída, algunos expertos rescatan programas de gobierno, pero otros consideran que ya venía de antes y se debe a la reactivación económica tras la pandemia.

Para que no le mientan las mentiras sobre las movidas de poder en Colombia, escríbanos a nuestro 🤖Detectbot🤖 que haremos lo posible por chequear las cadenas de WhatsApp que le llegan.

3. “Hoy los más ricos pagan más impuestos, dejamos de ponerle los impuestos a los pobres y a la clase media”: cierto, pero

El 8 de agosto de 2022, el gobierno del recién posesionado Gustavo Petro radicó su reforma tributaria, que modifica los impuestos que se pagan en el país. Tres meses después, el 17 de noviembre, el Congreso finalmente aprobó el texto final. 

Esa reforma permitiría recaudar unos 20 billones de pesos adicionales en promedio entre el 2023 y el 2026, según el Ministerio de Hacienda. Como contó La Silla, la mayoría de ese recaudo viene de una mayor carga a las empresas, sobre todo al sector de hidrocarburos, y a las personas más ricas. En ese sentido, cumple con su objetivo principal de hacer más progresivo el sistema tributario. Es decir, que los más ricos paguen más, como dijo Petro en su discurso del 7 de agosto.

De acuerdo con cálculos del Minhacienda, el 57 por ciento de los recursos en 2023 provendrá de los impuestos a las empresas de petróleo y carbón. Un 20 por ciento de los impuestos a las empresas, así como un 15 por ciento de impuestos adicionales para las personas naturales de más altos ingresos. 

En la propuesta inicial del gobierno se unían en una misma bolsa las rentas laborales, de capital, de pensiones, de dividendos o de participaciones y de ganancias ocasionales para calcular la renta gravable. Después de exenciones y deducciones, para los ingresos superiores a $10 millones al mes, la tarifa estaría entre el 25% y el 39%.

Pero en el informe de conciliación finalmente las tarifas bajaron y se incluyeron algunas exenciones. Los nuevos ajustes aplicarán a personas que ganen más de $13 millones al mes. De acá se sacaron los dividendos y las ganancias ocasionales, que quedarían en una bolsa aparte.

“En personas naturales se hace un esfuerzo grande por igualar la tributación entre los diferentes tipos de ingresos —salarios, capital, dividendos, ganancias ocasionales— y se pone un límite al uso de beneficios tributarios para las personas de mayores ingresos, pero únicamente aplica para un conjunto reducido de personas”, explicó en Razón Pública el economista Gabriel Angarita. 

En el proyecto final también quedó que el impuesto al patrimonio lo pagarán las personas que tengan un patrimonio superior a $2.736 millones al año con una tarifa progresiva del 0,5% al 1,5%, este último aplica para los que tienen más de $9.000 millones. 

Esa medida también fue resaltada por Oliver Pardo, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana. “En Colombia la riqueza está altamente concentrada. Si uno mira esos 4 millones de declarantes uno qué encuentra que los 400 mil más ricos tienen más de 150 veces el patrimonio de los 400 mil declarantes menos ricos”, dijo en Portafolio. 

A pesar de esos avances, la reforma se recargó fuertemente en las empresas, los vehículos para innovar y crear empleo. Actualmente, el 25 por ciento del recaudo de impuestos en Colombia depende de las empresas y el 6 por ciento de las personas naturales, según el informe de la Comisión de expertos en beneficios tributarios. Esa tendencia no cambió con la reforma, porque mantuvo una tasa de renta de 35 por ciento. 

Para José Ignacio López, director de Investigaciones económicas de Corficolombiana, por esa razón todavía es preliminar el efecto total de la reforma y habría que revisar más adelante los datos para concluir sí realmente fue progresiva. “No queda tan claro cuál ha sido el efecto de equilibrio general por el aumento en las tasas efectivas de las empresas. Eso en el mediano y largo plazo puede generar menor crecimiento, menor empleo, y por ahí pegarle a la distribución del ingreso de manera desfavorable”, dijo.

Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, dijo que el impuesto a los alimentos ultraprocesados sí pudo ser regresivo. “Le restó progresividad, pues afecta más que proporcionalmente a los hogares más pobres”, dijo Mejía. Lo mismo opinó Pardo sobre ese impuesto y el que aplicará a las bebidas azucaradas: “este tipo de impuestos impactan más a los pobres que a los ricos, porque los pobres recurren a unas dietas alimenticias menos saludables”. 

En conclusión, es cierto que con la reforma tributaria propuesta por el gobierno, que fue aprobada en 2022 por el Congreso, se avanzó en progresividad; es decir, que las personas con mayores ingresos paguen más impuestos. Pero también puede tener efectos sobre las personas vulnerables económicamente por los impuestos a las empresas (vía menor empleo) y a las bebidas azucaradas y alimentos ultra procesados.

4. “El presupuesto se ha destinado a subsidiar la gasolina al que tiene la Toyota de cuatro puertas”: debatible

Desde 2007 existe en Colombia el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), que subsidia con dineros públicos el precio final de la gasolina y el Acpm que pagan los consumidores para contrarrestar la volatilidad de los precios internacionales del petróleo.

La gasolina está subsidiada en un 57 por ciento y el diesel en un 70 por ciento en Colombia. Según el ex minHacienda José Manuel Restrepo, la gasolina en Colombia está 60 por ciento por debajo de los demás países latinoamericanos.

El esquema del Fondo funciona así: el gobierno fija periódicamente un precio “interno” de la gasolina y el ACPM, que es el que los distribuidores mayoristas le pagan a Ecopetrol al sacar el combustible de sus refinerías. Pero Ecopetrol solo vende basado en el precio internacional al que podría vender ese combustible en el mundo. 

Por eso, la idea del Fondo era que cuando el precio internacional del crudo fuera menor al precio interno, esa plata de más que pagarían los distribuidores se convertiría en ahorro para el Fepc. Y cuando el precio internacional fuera mayor, el faltante se compensaría con el ahorro del Fondo existente. 

El problema es que como en los últimos años el precio internacional del crudo ha estado muy por encima del precio interno, el Fondo solo ha desahorrado: ha sido más la plata que ha tenido que poner el Fepc que la que le ha entrado. En 2022 el déficit alcanzó los 37 billones de pesos. 

Aunque el expresidente Duque saldó la deuda de 14,2 billones liquidada hasta el final de su mandato y estableció en el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2022 que la gasolina tendría aumentos en el precio en los meses de junio, julio y agosto, el MinMinas solo subió la gasolina 150 pesos en julio y esta medida en todo caso se dio hasta el final de su mandato.

Dada la insostenibilidad del subsidio, desde septiembre de 2022 el exministro de Hacienda de Petro, José Antonio Ocampo, anunció que a partir de octubre y hasta diciembre de 2022 el precio de la gasolina aumentaría 200 pesos mensuales. En enero de 2023 subieron otros 400, en mayo 600 pesos más, así como en junio, julio y agosto. 

En total, el precio de la gasolina durante el primer año de gobierno Petro ha subido 4.384 pesos: de 9.180 pesos en agosto de 2022, a 13.564 en agosto de 2023.

Actualmente, se deben 26 billones de pesos del cierre de 2022 y para tapar ese hueco el gobierno Petro decidió además destinar la mayoría de las utilidades récord de Ecopetrol. Aun así, habrá un faltante de 2,8 billones de pesos que también se sacarían de la petrolera estatal vía dividendos, pero sobre los cuales aún no hay claridad de cómo se emitirán. 

Según el Marco Fiscal de Mediano Plazo, la carta de navegación de las finanzas públicas del país, en 2024 el país cerraría ese hueco.

Esta medida ha sido celebrada por la mayoría de economistas del país como un acto de responsabilidad fiscal.

Sobre a quiénes favorece ese subsidio, el año pasado, Andrés Velasco, director técnico del Comité Autónomo de Regla Fiscal, le explicó a La Silla que según un estudio del Fondo Monetario Internacional, el 20 por ciento de los hogares de mayor ingreso (decil 9 y 10) recibe el 47 por ciento de los subsidios a la gasolina y el ACPM, mientras que el 20 por ciento de menor ingreso (decil 1 y 2) recibe solo el 7 por ciento del total de subsidios.

En el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023, el Ministerio de Hacienda también resaltó que “los dos deciles de mayores ingresos reciben más de la mitad del subsidio implícito total que se otorga por medio del FEPC (54,6%), mientras que los dos deciles de menores ingresos solamente reciben el 4,5%”. 

A pesar de eso, expertos como Diego Cortes, magíster en economía de la Universidad Nacional, responden que sí se afecta a la mayoría de personas: según esa estimación del MinHacienda, el 90% de los colombianos recibiría el 64% del beneficio total de esos subsidios. 

“Si uno mira el beneficio que reciben los hogares como fracción de su ingreso, de hecho, en algunos hogares vulnerables y pobres, como proporción de su ingreso, ese subsidio es importante y por eso removerlo es complejo”, dijo José Ignacio López, director de investigaciones económicas Corficolombiana. 

Ese aumento en el precio de la gasolina también impacta los precios de transporte. Según el Dane, en julio, junio y mayo la categoría de transporte es la que ha tenido el mayor incremento de precios. La misma directora de la entidad, Piedad Urdinola, señaló que se debía a lo que “sucede con combustibles y en particular en combustibles para vehículos”. Eso impacta la inflación, que a la vez le pega más duro a los más pobres porque tienen que destinar una proporción más grande de sus ingresos para enfrentar estos aumentos. 

Oliver Pardo, director del Observatorio Fiscal de la Javeriana, dice que “el subsidio beneficia a todos. Pobres y ricos. Pero ese es precisamente el problema: los subsidios deberían beneficiar solamente a los pobres”. Para Pardo, es claro que el subsidio a la gasolina y al diésel deberían ser eliminados, pero plantea una solución para que no le pegue tanto a las personas más vulnerables: “de manera simultánea deben implantarse transferencias hacia los pobres que los compensen por la pérdida que les generaría el desmonte de los subsidios a los combustibles”.

En conclusión, es cierto que recursos del presupuesto general se han destinado a pagar el subsidio a la gasolina. Sin embargo, es debatible que ese subsidio solamente beneficie a las personas de ingresos más altos. 

Periodista de la unidad de factkchecking de La Silla Vacía. Economista con opción en periodismo y en políticas públicas de la Universidad de los Andes. Escribí en el periódico estudiantil El Uniandino por un año y medio. Luego fui practicante de la Unidad Investigativa de La Silla. También escribo...