Ni el calor ni el sol detuvieron lo sucedido el 16 de agosto de 2023 en La Parada. Sí, en el mismo lugar al que muchas personas prefieren no ir, el lugar donde los taxistas consideran que se debe manejar una tarifa especial por las particularidades de la zona. 

Un sector que ha sido testigo de crímenes de lesa humanidad en las trochas que conectan dos países hermanos, más de 100 niños y por lo menos 70 adultos marcharon por la niñez del territorio en el marco del Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos (Ficdeh) producido por la Corporación Casa Puentera y su programa “Meztina Comunidad”. 

La marcha arrancó en el corregimiento de La Parada (Villa del Rosario), Norte de Santander, y terminó en el Museo Casa Natal del General Francisco de Paula Santander, ubicada en el mismo municipio. 

La caminata, en su mayoría, estaba compuesta por niños, niñas y adolescentes venezolanos y colombianos, algunos de la Casa Cultural Frontera Morada y otros del Espacio Alternativo de Cuidado y Acogida para la Niñez y Adolescencia (Eacana) de la Corporación para la Investigación y Desarrollo de la Democracia (Cidemos). 

Pero ¿qué significa que niños, niñas y adolescentes salgan a marchar por la niñez? Que estos se reunieron, se asociaron y se manifestaron de manera pacífica. 

Es decir, que hicieron uso de las garantías establecidas en la Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 15, que se manifestaron por los derechos de las personas en condición de movilidad humana o migrantes y que alzaron su voz en un territorio que no es fácil.

Y es que vivir en La Parada no es una experiencia satisfactoria para miles de personas venezolanas (así se vive en la frontera, estricta y expuesta, en La Parada).

Y aunque mucho se ha adelantado en términos de regularización migratoria y cobertura en el servicio de salud o acceso a cupos educativos, muchas son las cosas que tiene pendiente el gobierno para lograr la verdadera inclusión social de niñas, niños y adolescentes venezolanos en Colombia. 

La marcha fue un acto muy poderoso, fue una protesta contra las barreras administrativas, contra los discursos de odio y la falta de oportunidades porque:

  1. Muchos accedieron al Permiso por Protección Temporal, pero a hoy día nadie les ha explicado cómo funciona o cuáles son sus derechos. Otros lo tienen, pero con errores en sus datos y, por ende, siguen en condición migratoria irregular.
  2. La cobertura en salud es alta, pero muchos no saben cómo sacar una cita en la EPS. Otros lo intentan, pero nunca hay convenios.
  3. A muchos niños les garantizan un cupo escolar en una institución educativa que casi siempre queda en el otro extremo de la ciudad, y a otros les niegan cupos una y otra vez.
  4. Los índices de violencias de género y violencia sexual contra niñas, adolescentes, jóvenes y adultas venezolanas siguen siendo preocupantes.
  5. Muchos son los retos en la atención e inclusión de población migrante, y los recursos de la cooperación internacional disminuyen mientras el gobierno prioriza la relación diplomática con Venezuela. Colocando esta última por encima del bienestar de aquellos que siguen buscando mejores oportunidades de vida en Colombia. 

Por último, seguimos construyendo políticas públicas de migrantes sin migrantes, o políticas de protección a la niñez y adolescencia sin niños y adolescentes en la formación de las mismas. 

Por eso y por más, la marcha debe ser reconocida a lo largo y ancho del país. 

Después del recorrido, en las instalaciones del Museo Casa Natal del General Francisco de Paula Santander se implementó un taller con niños y niñas para recoger sus percepciones sobre cómo han vivido el proceso migratorio y cómo pueden ejercer sus derechos en territorio fronterizo. 

Una presentación musical a cargo de un artista urbano llamado Candres narró las realidades de las comunidades en sus canciones y, por último, la proyección de un corto y una película llamada “Migrantes” fueron la herramienta ideal para que los asistentes a la clausura del Ficdeh pudieran escuchar, observar y sentir la migración en el nivel, local, nacional e internacional. 

El 16 de agosto, en la frontera entre Colombia y Venezuela, nadie nunca olvidará que se marchó por la dignificación y verdadera inclusión social de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos venezolanos en Colombia. 

Es el coordinador reginal Cúcuta y Venezuela del proyecto Construyendo Fronteras Solidarias. Estudió derecho y una especialización en derecho laboral y seguridad social.