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La portada que sugiere a Petro como eje de las manifestaciones, revela sin recato lo que busca la nueva línea editorial de la publicación y abre una oportunidad a nuevos medios periodísticos.

Si hay algo que he aprendido después de años trabajando en comunicación es que una buena narrativa lo puede cambiar todo. Como seres humanos nos pasamos la vida contándonos historias con el fin de dar sentido, coherencia y continuidad a nuestras experiencias. Nos ayudan a relacionar vivencias, ideas y acontecimientos, a la vez que despiertan nuestros sentimientos más profundos. Gran parte de lo que decimos y de las decisiones que tomamos son motivadas por estas historias que, sin necesidad de hechos, forman nuestra realidad.

Las palabras e imágenes importan y los medios lo saben. Tienen el poder de posicionar relatos que impactan directamente en el imaginario colectivo. Pueden despertar miedo, esperanza, ira o incertidumbre, pueden acabar con la reputación de una persona, o influir en cómo se percibe un hecho.  Comparen, por ejemplo, las portadas del periódico El Tiempo y El Espectador el 29 de abril de 2021, en las que se relata un mismo hecho desde orillas distintas.

tiempo-espectadorSin duda la línea editorial de cada medio periodístico busca retratar los hechos desde donde consideran relevante para la opinión pública; desde sesgos ideológicos hacen evidente sus posiciones con respecto a distintas tensiones de interés nacional.  Sin embargo, una cosa es tener sesgos ideológicos y otra muy diferente es revelar una agenda política sin pudor alguno. Eso es lo que la Revista Semana ha hecho con la publicación de este domingo 23 de mayo.

 

Estaba cantado

Se veía venir un viraje brusco en Semana desde que la revista cambió de dirección a finales del 2020, acompañada de una avalancha de renuncias de los nombres más importantes del periodismo del país como Alejandro Santos, Rodrigo Pardo y Mauricio Sáenz, sumado a columnistas de peso como María Jimena Duzán y Antonio Caballero.  Además, la asignación de Vicky Dávila como líder editorial del grupo confirmó un nuevo tono más sensacionalista en contenidos. Todo esto sumado a las declaraciones de Daniel Coronell en su columna “La historia no contada”, en la que revela como, el nuevo accionista mayoritario Gabriel Gilinski, hizo varias veces público su interés de hacer de Semana el Fox News colombiano.

En los Estados Unidos, la derecha ha logrado posicionar de manera muy exitosa narrativas que apelan a los valores y miedos de audiencias conservadoras. Esto lo han logrado gracias a la creación de un ecosistema robusto de medios digitales, páginas y blogs como Brietbart, junto con programas de entrevistas en radio y televisión en canales como Fox News o AON.  Esto sumado a ONGs que crean una amplia red de organizaciones que impulsan agendas alrededor de causas conservadoras. Tomen, por ejemplo, el caso de Sinclair Group, dueña de canales locales que son vistos por una numerosa audiencia norteamericana, donde son capaces de posicionar narrativas en una coordinación que parece sacada de una novela de ficción.  Esto les da la capacidad de hacer contrapeso a relatos que se puedan estar instalando desde distintas orillas del espectro político y lavar la imagen de organizaciones o políticos de línea conservadora.

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La narrativa de Semana

La portada de la revista Semana del domingo 22 de mayo sugiere sin tapujos a Gustavo Petro como el eje de las protestas ciudadanas, ignorando deliberadamente la voz de cientos de personas que han salido a las calles a raíz de la dramática crisis social que se agravó con la pandemia. Este discurso se alínea con la narrativa que el mismo Presidente buscó posicionar desde sus entrevistas en inglés para las embajadas. Esto muestra una clara intención de posicionar un enemigo interno a quién se pueda acusar, y probablemente, convertirlo en centro de la narrativa de la futura contienda electoral. 

Portadas Semana. Ligeras con el gobierno, duros con la oposición.

Voces de indignación se han levantado ante la publicación, provocando a usuarios a abandonar la revista, quizás para siempre. Pero, es muy probable que a quienes dirigen el proyecto, les importe poco o nada perder algunos suscriptores. Su apuesta no es conservar los lectores actuales, sino muy seguramente re-posicionarse con nuevas audiencias que resuenen con esta línea narrativa.  A pesar de los evidentes sesgos de Fox News y su cuestionado rigor periodístico, hoy gozan de los mayores ratings entre los medios noticiosos norteamericanos.  Esta estrategia quizas funcione, podría fortalecer el modelo de negocio y permitiría a la revista seguir impulsando estrategias para incidir, con una agenda, en el debate público sin recibir coletazos que la desestabilicen. 

Una oportunidad para los contrapesos

Creo que siempre será importante que se expresen voces desde distintas orientaciones y visiones políticas para no quedarse con una sola versión de una historia. Que una publicación de peso esté asumiendo una posición como lo está haciendo Semana, deja al descubierto un vacío que otros pueden entrar a llenar. Hoy más que nunca, pequeñas iniciativas pueden alcanzar amplias audiencias y nichos.  Medios como La Silla Vacía, Los Danieles, Vorágine, Razón Pública, La Nueva Prensa así como muchas otras plataformas especializadas están dando pasos en esa dirección. 

Aunque es preocupante que Semana sea la única revista de peso en el país, no debe ofuscar a estos medios independientes y emergentes.  Se abre un espacio para que contrarresten la influencia de quienes han sabido aprovecharse de la emocionalidad del público, haciendo propuestas de alto rigor periodístico e ingenio creativo. Este es el momento para captar audiencias jóvenes que buscan contenido innovador y de calidad. Esto con seguridad ayudará a enriquecer y ampliar el debate público para dar altura a los diálogos que tanto necesita el país.  Los invito a compartir y dar visibilidad a todos esos medios que, desde todos los rincones del país, están haciendo un trabajo valioso a través del periodismo independiente. 

Comunicación, diálogo y Storytelling. Co-fundador y Director de Tell y co-fundador de la Plataforma Diálogos Improbables.