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Estas elecciones locales son las primeras luego de la firma del Acuerdo. Vale la pena poner la mirada en una de las regiones más afectadas por el conflicto armado de este país. 

Este año son las primeras elecciones locales luego de la firma del Acuerdo de Paz. Un momento en el que se mide el pulso de las emociones políticas, de las maquinarias, de rumores, de alianzas y traiciones.

Para empezar con ese ejercicio de análisis, hice una revisión de los niveles de participación en Montes de María, una región históricamente afectada por la violencia, desde el 2010. Hay, por ahora, dos datos que me llaman la atención y sobre los que tendremos respuestas luego de estas elecciones.

1. El censo no cuadra

El potencial electoral que tiene Los Montes de María, con base en el censo electoral para las elecciones legislativas de 2018, es de casi 311 mil personas de una población cercana a los 364 mil (una cifra que deberá corregirse una vez el Dane publique los resultados oficiales del censo realizado el año anterior).

La Misión de Observación Electoral -MOE- ha llamado la atención sobre el sobredimensionamiento del censo electoral. En Los Montes de María hay seis municipios que tienen un censo electoral cercano o por encima al 100 por ciento de la proyección censal del Dane: Colosó, Córdoba, Chalán, El Guamo, Ovejas y Tolú Viejo.

Con cifras cercanas al 90 por ciento, hay cinco municipios: Los Palmitos, Morroa, San Jacinto, San Juan de Nepomuceno y San Onofre.

Solo cuatro tienen cifras acordes a su pirámide poblacional proyectada: El Carmen de Bolívar, María La Baja, Palmito y Zambrano con valores entre el 70 por ciento y el 80.

2. La participación

En las últimas tres elecciones legislativas la participación en Montes de María fue cercana al 61 por ciento, mientras que en las tres elecciones presidenciales (primera y segunda vuelta) esta cifra fue 44 por ciento. Por su parte, en consultas nacionales como la Anticorrupción del año pasado y el plebiscito del año 2016  la participación fue del 18 y del 32 por ciento, respectivamente. Las cifras respecto a la participación de los ciudadanos en las elecciones locales y departamentales para la región fue cercana al 70 por ciento en las elecciones de 2011 y 2015.

Una mirada más local a los datos de participación electoral desde 2010 hasta 2018 señala que el municipio de la región con la mayor tasa promedio de participación es Los Palmitos con el 69 por ciento, mientras que María La Baja tiene la menor tasa registrada con el 46 por ciento.

Otra cifra que llama la atención es que en las elecciones de 2011 el municipio de mayor participación fue Córdoba con el 84 por ciento; en contraste, el de menor participación fue San Onofre con el 56.

Estas tasas se vieron superadas en la elección de 2015, cuando el municipio de Los Palmitos tuvo la más alta tasa de participación con el 87 por ciento  y María La Baja la menor con el 60 por ciento.

¿Qué puede explicar este comportamiento electoral en la región? Una posible respuesta es la cercanía, identidad y conocimiento que tiene el elector frente a los candidatos y candidatas a las diferentes corporaciones públicas locales y departamentales. Es decir, más allá del voto “amarrado”, del voto “comprado”, del constreñimiento al elector y de las consabidas “maquinarias”, podríamos pensar que efectivamente hay un grupo de ciudadanos-as que lo hacen de manera libre, espontánea, sin ataduras ni compromisos, incluso bajo el consentimiento de que su elegido-a pertenece a un partido o movimiento político que lo avala.

Estas elecciones son las primeras elecciones luego de la firma del Acuerdo. Es una elección que tiene como antesala la llegada de la Farc como partido político, el ascenso de una fuerza de izquierda como la de Gustavo Petro y la llegada al poder del uribismo. Pero también de fenómenos electorales como los verdes o el fracaso de Vargas Lleras.

Habrá que ver qué conclusiones podremos sacar de los niveles de participación, de las maquinarias y de la reconfiguración del poder en la región.

Es estudiante de doctorado en la Universidad Católica de Eichstätt-Ingolstadt, Alemania. Estudió administración pública en la Escuela Superior de Administración Pública, una especialización en gobierno y políticas públicas en la Universidad de los Andes y una maestría en estudios sociales...