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No estoy tan segura de que el ayudar a otros sea una de las habilidades o valores que hacen parte del conjunto de competencias requeridas para el trabajo en los próximos años. En una época en la que ChatGPT, en particular, y la inteligencia artificial, en general, se han convertido en tema de conversación y análisis en la academia, la empresa, los gobiernos y la sociedad en general, parece que la capacidad de ayuda a otros se estuviese convirtiendo en un asunto con importancia muy relativa en los mismos escenarios.

La ayuda hacia otras personas, también conocida como comportamientos prosociales, es un tema que se ha estudiado desde diferentes disciplinas de las ciencias sociales y en todos los casos, las evidencias obtenidas hasta el momento son indiscutibles: ayudar a otros no solo tiene efectos en quien es beneficiario de la ayuda sino en la persona misma que presta la ayuda.

Pero en términos concretos, ¿cuál es el impacto de los comportamientos de ayuda a quien presta la ayuda? Diferentes estudios muestran que cuando las personas ayudan a otros, aun en momentos de crisis, su nivel de estrés decrece y en contraste se incrementan la sensación de conexión social, resiliencia compartida y la felicidad.

Los comportamientos de ayuda a otras personas ocurren en cualquier momento de la vida, sin embargo, los estudios han demostrado que en épocas de crisis, como la que enfrentamos con la pandemia de la Covid19, algunos grupos de personas muestran una alta disposición para ayudar, aun cuando ellas mismas están sufriendo la severidad de la crisis.

Para nadie es un secreto que las crisis con alcance global, como el colapso financiero del 2008 y la crisis sociosanitaria de la Covid19 en 2020, generaron altos niveles de estrés, ansiedad y depresión en diferentes grupos poblacionales.

Uno podría pensar que en momentos de crisis, las personas se sentirían más tranquilas y seguras si aseguran su bienestar, indistintamente de lo que pase alrededor; sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora es que las personas están dispuestas a compartir lo que tienen para que otros se beneficien.

Para el caso de Colombia, durante e inmediatamente después del confinamiento del 2020, estudios adelantados por la Dirección de Extensión y Egresados de la Universidad del Rosario mostraron que las personas mostraban comportamientos prosociales, en mayor medida, para actividades que supusieran una ayuda directa a otras personas.

Por ejemplo, las personas que hicieron parte de la muestra del estudio señalaron que estaban dispuestos a dar comida a familias que lo necesitasen y dinero o productos a amigos. En contraste, en menor medida, estaban dispuestos a dar dinero a organizaciones para la protección humana o animal.

Estos hallazgos podrían dar pistas, especialmente, a organizaciones que han desarrollado su modelo de negocio alrededor de la donación en dinero. Lo anterior no significa que estas organizaciones van a desaparecer, pero sí constituye un llamado para que comiencen a pensar en formas a través de las cuales las personas muestran comportamientos de ayuda como resultado de un sentido de comunidad e identificación de grupo.

Así pues, entre más cercana se sienta la persona con el grupo receptor de su conducta de ayuda, más ayuda les proveerá. Y lo que es mejor, se sentirá más satisfecho con la vida y más feliz. En suma, ayudando a otros me ayudo a mí mismo.

Nota: Para quienes deseen ampliar información sobre el estudio alrededor de los comportamientos prosociales en épocas de crisis, lo pueden hacer buscar con esta referencia.

Me pueden conectar o contactar en Merlin Patricia Grueso Hinestroza, Universidad del Rosario.