Catalina López
Catalina López

Nos alistamos para la visita de los ganadores del concurso internacional de diseño de una silla de bambú andino, Chusquea Scandens, a. LabX de Fundación Promedio en La Calera, para desarrollar juntos los prototipos de las dos sillas ganadoras, mientras disfrutamos de una programación que nos permita acercarnos a las inspiradoras varitas cosechadas en el bosque que habitamos.

Desde el punto de vista científico, con Mateo Hernández Schmidt; del conocimiento de los diferentes tipos de bambú, con Laura Garavito; de la inmersión como viajeros exploradores al ecosistema del Parque Nacional Natural Chingaza; desde la fiesta capitalina en su honor con un concierto de La Emperatriz en el Auditorio Rogelio Salmona del Centro de Cultura Económica, Gabriel García Márquez; y desde la exposición de los dos prototipos ganadores como legado al público interesado; estará abierta por una semana la exposición de los prototipos en el Centro de Cultura Económica Gabriel García Márquez, de Bogotá. Nos queremos acercar afinados en nuestra curiosidad de creativos y viajeros, a las características físicas y estéticas de un material vegetal que como planta se expande en un proceso regenerativo de los suelos andinos que nos sostienen, entre los 2.500 y 3.300 metros sobre el nivel del mar, y cuya dosificada cosecha representa la utilidad constructiva que motivó la competencia que organizamos y cuyo cierre celebramos con la dicha de habernos encontrado en el bosque que cuidamos.

La Silla Onda es la propuesta que nuestros jurados –Christine Facella (diseñadora, restauradora de bosques y profesora en la Escuela de Diseño de Parsons de Nueva York), Dominic Sturm (presidente de la Asociación Suiza de Diseño) y Marta Martínez (diseñadora colombiana y directora de Insigma Asociados SAS), eligieron como ganadora nacional. La creación es de Bullaro Arquitectura, desarrollada al detalle por la diseñadora Valery Castañeda; este es uno de los prototipos que construiremos durante la semana del bambú andino (mayo 18 al 24 de 2024).

A propósito, con sus diseñadores conversamos:

Catalina López B.: ¿Puedes contarnos lo que viene a ti cuando lees, escuchas o pronuncias la palabra silla?

Luca Bullaro: Al escuchar la palabra silla pienso en la morfología orgánica del cuerpo humano y en la sabiduría de los grandes maestros artesanos que han sabido construir a lo largo de los siglos el más inteligente de los elementos arquitectónicos, una pieza que se adapta perfectamente a nuestro cuerpo. La silla es la arquitectura más sabia, sobre todo en comparación con otras arquitecturas que mal se adaptan a nuestro cuerpo y a nuestras exigencias, arquitecturas y ciudades que no respetan las leyes de la naturaleza y nos hacen enfermar, a nosotros y a nuestro planeta, con todos sus habitantes. La silla es el prototipo de la arquitectura de los próximos años: una arquitectura orgánica, ecológica, para el bienestar, la felicidad, y la regeneración de la madre tierra.

Valery Castañeda: Cuando pienso en la palabra silla viene a mí la sensación de descanso. Automáticamente mi mente va al lugar en el que reposaré mi cuerpo después de una larga caminata o después de haber bailado por muchas horas, al mismo tiempo que recuerda que es el espacio que más ocupo a diario, al trabajar o estudiar.

C.L.B.: ¿Tienen una foto de la silla favorita de sus espacios cotidianos y nos pueden contar brevemente por qué?

L.B.: Es una foto de una de las sillas más famosas de la modernidad, del arquitecto y diseñador industrial Verner Panton. Tengo una muy vieja en mi casa, que uso y admiro todos los días. 

V.C.: No tengo físicamente mi silla favorita porque es una silla que tenía en casa de mis abuelos hace ya algunos años, pero prácticamente crecí con esa silla en mi habitación. Era mi lugar favorito para leer, escribir o escuchar música. Lo especial en ella era su amplitud, pues podía recostarme y sentirme como quien recibe un abrazo. 

C.L.B.: Al participar con su propuesta en la competencia internacional de una silla de bambú andino, ¿cuáles fueron los retos que se plantearon y de ellos el más significativo para asumir?

L.B.: Con pocos elementos, y pocos nudos, se arma una pieza estable y ergonómica. La geometría de cada elemento está hecha de rectas y curvas: las rectas paralelas para generar ensambles estables entre elementos. La curva –como afirma Gaudí– es la línea de Dios: de mayor resistencia y belleza. 

V.C.: Los retos más grandes fueron las formas orgánicas que propusimos. Averiguamos los máximos radios que podía alcanzar el bambú para doblarse sin romperse, para resaltar la fexibilidad del material, en armonía con la ergonometría del ser humano. Nos propusimos generar el espacio que se integra equilibradamente en la vida cotidiana de las personas.

C.L.B.: ¿Qué es hasta ahora lo más satisfactorio para ti al haber alcanzado este lugar en la competencia de diseño de una silla de bambú andino?

V.C.: La emoción de ver cómo el diseño que hicimos con mucho empeño y dedicación logró transmitir lo que imaginamos y tener la satisfacción de haber aportado un grano de arena a la difusión del bambú como un material sostenible con gran potencial por aprovechar. Soy algo nueva en los concursos, pero he sentido que esta competencia me ha dado una plataforma para transmitir a las personas que existen innumerables oportunidades para comunicar mensajes positivos a través de nuestras pasiones.

L.B.: Somos felices de haber ganado por dos razones fundamentales, la primera, es la posibilidad de difundir diseños hechos con un material orgánico, natural y ecológico. La segunda es la importancia de lo autóctono. En casi todas las tiendas de muebles de las ciudades colombianas se venden diseños importados de China, de Europa, de Estados Unidos. En Colombia y en toda América Latina, hay diseñadores muy talentosos, que reinterpretando las enseñanzas tradicionales ligadas a las antiguas artesanías prehispánicas, pueden empezar un desarrollo de muebles -objetos y arquitecturas también- únicos, originales, pertinentes, abandonando, finalmente, la repetición mecánica y a veces estúpida de temas, formas y materiales extranjeros, ligados a la colonización, antigua, moderna y contemporánea.

Es la directora de la Fundación Promedio. Estudió diseño industrial en la Pontificia Universidad Javerina y un posgrado en arquitectura y artes efímeras en la Universidad Politécnica de Cataluña.