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El asesinato masivo que sufrieron los ciudadanos y judíos en Israel a manos de Hamás, grupo que controla de facto la Franja de Gaza desde 2006, ha provocado la reacción de solidaridad de los gobiernos del mundo, salvo contadas excepciones, como la del gobierno colombiano presidido por Gustavo Petro.
Esto llevó al gobierno de Estados Unidos y a su oficina, que monitorea el antisemitismo, a criticar y corregir las declaraciones de Petro, indicando que este ha seguido conductas antisemitas.
Sin embargo, lo sucedido en Israel lleva a preguntarse por qué sus servicios de inteligencia y Ejército, considerado como uno de los más potentes del planeta, sufrieron tan duro revés que ha costado la vida a 1.300 personas y 5.000 heridos, en su mayoría civiles.
La respuesta a esta pregunta está en cuatro elementos. El primero es que desde 2019 se han dado 5 elecciones, lo que implica que han pasado 3 primeros ministros, y esto ha derivado en una crisis política que no ha permitido gestionar de forma óptima el presupuesto.
La seguridad nacional en Israel es determinante dado su nivel de amenazas, que se pueden clasificar en las milicias de Hezbollah (Líbano), Al-Qassam, ala militar de Hamás (Gaza), y la Yihad Islámica (Gaza). A la vez, Irán, Líbano y Siria son gobiernos hostiles con el Estado Hebreo.
Por esto ha destinado entre 7 y 9 puntos de su PIB en defensa, lo que ha tenido réditos en su desarrollo económico.
La crisis política llevó al Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, a formar gobierno con una colaboración de partidos ultraortodoxos cuyos sus miembros no han estado en las Fuerzas de Defensa de Israel, y son colonos venidos de Cisjordania.
Por ejemplo, el ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir, colono que no prestó servicio militar y no ha comandado operaciones militares, lo que resulta atípico porque la mayor parte de los primeros ministros y políticos de Israel han sido comandantes destacados del Ejército.
Esta situación llevó a que el grueso del Ejército estuviera desplegado sobre la frontera de Cisjordania, brindando seguridad a los colonos, lo que terminó desguarneciendo la frontera con Gaza.
De esa forma, cuando se produjo la infiltración de las Brigadas de Al-Qassam, la Unidad Sur del Ejército de Israel no pudo detener el ataque, y el apoyo aéreo cercano de helicópteros AH-64 Apache no llegó. Eso permitió la toma de las bases militares, donde fueron masacrados soldados desarmados y se perdieron algunos tanques Merkavá mark V.
El segundo hecho a considerar es por qué el Shabak y la inteligencia de las Fuerzas de Defensa, que son servicios de seguridad interna, no anticiparon el hecho. Esta comunidad de inteligencia sí detectó los entrenamientos de la operación que realizaba Hamás, porque eran de tal magnitud que el sistema de recolección de información los reveló.
No obstante, la valoración que realizaron los analistas israelíes los llevó a concluir que era un movimiento táctico, y que buscaba crear una estratagema de engaño para mostrar una capacidad que en la práctica no tenían.
El tercer hecho fue la falsa sensación de seguridad sustentada en la operación Guardián de las Murallas, comandada por el teniente general Aviv Koshavi. Esta acabó con buena parte del grueso de tropas del Al-Qassam en mayo de 2021. La evaluación era que Hamás solo podría volver a realizar una operación de gran envergadura en por lo menos cinco años.
Asimismo, los “Acuerdos de Abraham”, que son la normalización de relaciones diplomáticas y comerciales con los Emiratos Árabes Unidos (y que podrían ampliarse a Arabia Saudita), causaron que Israel relajara las restricciones sobre Cisjordania y Gaza.
En la gráfica se puede apreciar como la movilidad de la población palestina hacia Israel había aumentado de forma sensible.
Este flujo de palestinos va en busca de trabajo a Israel, donde el salario es de 7 a 10 veces más alto que en Cisjordania y Gaza, lo que se traduce en mejores condiciones económicas. Además, los “Acuerdos de Abraham” llevan a que aumente el flujo de ayudas hacia Palestina.
Todos estos factores hicieron que la inteligencia concluyera que un ataque sobre suelo israelí era inviable por parte de Hamás.
La teoría liberal de las relaciones internacionales queda de nuevo en entredicho, como sucedió entre Ucrania y Rusia, países que antes de la guerra habían incrementado de forma notable su flujo comercial.
El cuarto hecho es que los servicios de inteligencia israelíes se han vuelto tecno dependientes, es decir, la obtención de información se sustenta en el amplio desarrollo tecnológico del país, que es considerado el Silicon Valley del Medio Oriente.
Esto ha llevado a que Hamás use recurrentemente correos humanos y descarte los teléfonos y dispositivos inteligentes. Asimismo, es una organización de difícil penetración de fuentes humanas, lo que deja bajo la oscuridad a la inteligencia hebrea.
Las lecciones de seguridad que este oscuro capítulo le deja a Colombia es que los problemas políticos terminan por deteriorar la seguridad de los ciudadanos, y que un dispositivo militar mal desplegado puede ser letal. Es necesario recordar que, actualmente, hay un repliegue de las Fuerzas Militares en función de un proceso de paz, que a su vez está gestionado por un alto comisionado con muy pocas nociones de seguridad nacional.
Finalmente, las valoraciones de inteligencia son determinantes para anticipar hechos que cuestan vidas. La comunidad de inteligencia de Colombia ha sido deliberadamente erosionada por el gobierno Petro. Esto podría acabar en una escalada de violencia donde seguramente tendríamos que recurrir a la ayuda del Estado de Israel, un país que siempre ha apoyado a Colombia.
En esta ocasión, Petro ha decidido darle la espalda a las víctimas judías del grupo terrorista Hamás.
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