Néstor Raúl Correa
Néstor Raúl Correa

¿Por qué no se ha derrumbado Colombia? El país ha podido colapsar en la época de Pablo Escobar o durante el apogeo de la guerrilla a principios de este siglo o en la pandemia por el Coronavirus; tres virus. ¿Por qué no cae?

Para responder se podría explorar esta hipótesis: por la clase media y la burocracia.

Aquí se parte de la base de que la clase media es básicamente la que pertenece a los estratos tres y cuatro, que según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), hoy son 15 millones de colombianos, o sea el 30% de la población. Y la burocracia es el conjunto de personas que trabajan para el Estado, en todos sus niveles: central, departamental y local, que en Colombia son más o menos 1.350.000 servidores públicos, según el Ministerio del Trabajo. Se señala de paso que casi toda la burocracia es de clase media.

Este par de grupos sociales es, en promedio, educado, capaz, despierto, trabajador y medianamente cumplidor de las reglas de juego. El conjunto de esas personas es como la base de un edificio, el contrabajo en una orquesta, el arroz en un almuerzo típico: si falta eso se caería la estantería. Es por ello que esos dos sectores han impedido que Colombia se derrumbe en momentos aciagos. Ellos sostienen el país, son resilientes.

También son indecisos, como el rey Etelredo II, El indeciso. Unas veces se inclinan a la derecha (lo más frecuente) y otras veces se inclinan a la izquierda (como en la última elección). Pero vuelven al redil, y en el fondo podrían acercarse a esa franja sin fronteras llamada “el centro”.

La burocracia colombiana es de las mejores de América Latina, y en algunos aspectos es tan competitiva como la de algunos países del primer mundo. En particular, la rama judicial es la que más solidez institucional ha demostrado. Ya en el sector privado, en el exterior adoran a los trabajadores colombianos. Tienen fama de esforzados, inteligentes y eficientes. Y vienen de todas las regiones: es frecuente encontrar allende las fronteras a paisas, costeños, pastusos, boyacenses y, en general, colombianos provenientes de todos los rincones.

Desde luego, la clase dirigente también tiene lo suyo: ha invertido en el país, a pesar de todas las dificultades (inseguridad, impuestos, tramitología), con valentía y con fe.

Sea como fuere, el país no se derrumba. Por ejemplo, cuando llega un gobierno y muestra ganas de quedarse, como ahora, una especie de ADN interior, forjado desde la Colonia, resurge en el alma nacional para oponerse a estos desvaríos; pareciera saber que la democracia se fortalece en democracia.

Es asesor, consultor y abogado independiente. Fue secretario ejecutivo de la JEP y conjuez del Consejo de Estado. Estudió derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana y una maestría en la Universidad de Paris Panteón Sorbona.