Por primera vez desde que se realiza la conferencia anual del clima, 134 jefes de estado se pronunciaron a través de la “Declaración de Emiratos Árabes sobre agricultura sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción climática”.

Es una declaración muy significativa, pues en los 134 países que firmaron viven 5.700 millones de personas y 500 millones de agricultores, se produce el 70% alimentos a nivel global, y son responsables del 25% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero.

En la declaración, los jefes de estado reconocen los impactos negativos que el cambio climático tiene sobre la agricultura y la alimentación, y sobre todo la amenaza que constituye para muchas personas, en especial las más vulnerables (campesinos, indígenas, mujeres, niños y niñas) en la producción y el acceso a alimentos en medio de un contexto de hambre, malnutrición y perturbaciones a la economía.

Los sistemas alimentarios, es decir, todas las actividades de producción, transformación, empaque, transporte, consumo y hasta desperdicio de alimentos, tienen grandes impactos en el contexto del cambio climático.

Por ejemplo, producen un tercio de los gases de efecto invernadero, son motor de la deforestación y pérdida de la biodiversidad y consumen 70% del agua dulce del planeta. Todo esto ocurre, además, en un contexto de inseguridad alimentaria a nivel global. Según el más reciente informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de 735 millones de personas padecieron de hambre en 2022. 

Al incluir los sistemas alimentarios en la acción climática, se reconoce el profundo potencial que tienen para promover respuestas innovadoras al cambio climático y generar bienestar para todas las personas.

Además, es clave que dentro de la declaración se llama la atención sobre la importancia de realizar progresivamente el derecho a la alimentación en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, y la gran necesidad de asegurar el acceso a alimentos sanos, suficientes, asequibles y nutritivos para todas las personas.

Cinco puntos clave de la declaración

Los 134 países firmantes se comprometieron a avanzar, durante los próximos años, en cinco puntos relevantes:

1. Adaptación y resiliencia: fortalecer la adaptación y resiliencia reduce la vulnerabilidad de agricultores, pescadores y, en general, de todas las personas productoras de alimentos. Aquí se subraya la importancia de generar capacidades, financiación y sistemas de alerta temprana para la producción.

2. Seguridad alimentaria y nutricional: promover la seguridad alimentaria y nutricional, en especial de las comunidades vulnerables. Se propone cumplir este objetivo a través de sistemas de protección social, programas de alimentación escolar, compras públicas, investigación e innovación. Además de enfocarse en las necesidades de mujeres, niños, jóvenes, adolescentes, comunidades indígenas, pequeños productores, agricultores familiares, comunidades locales y personas con discapacidades.

3. Trabajadores: apoyar a los trabajadores en los sistemas alimentarios, en especial los que ven amenazados sus medios de vida por el cambio climático.  

4. Agua: fortalecer el manejo integrado del agua en el contexto de la agricultura y los sistemas alimentarios. Es clave asegurar su sostenibilidad, y reducir las afectaciones que experimentan las comunidades que dependen de este recurso para producir alimentos.

5. Naturaleza y la biodiversidad: detener los impactos ambientales sobre la agricultura y los sistemas alimentarios, protegiendo y restaurando el suelo, los ecosistemas y la biodiversidad. Así mismo, es necesario cambiar las prácticas que producen GEI por sistemas de producción y consumo sostenible.  

Los países que firmaron

La declaración fue firmada por un número importante de países de las Américas, incluyendo a Canadá, Estados Unidos y México, casi todos los países de Centro América y el Caribe, y también por Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Brasil y Uruguay. 

Argentina, Cuba, Paraguay y varios países de África y medio oriente no firmaron. Hasta ahora se desconocen las razones por las que estas naciones no se unieron, hay que revisarlas.

A nivel geopolítico, las firmas de grandes jugadores como Estados Unidos, China y la Unión Europea son claves, pues no solo son responsables de un gran porcentaje de las emisiones de GEI, también cumplen un papel central en la producción y el consumo de alimentos a nivel mundial. En otras palabras, sus decisiones tienen una gran influencia en todos los rincones del planeta.

Fuente: elaboración propia.

De la declaración a la acción

La declaración es un paso importante para que las agendas de acción climática y de transformación de sistemas alimentarios se integren y trabajen de forma conjunta.

Sin embargo, sabemos que estos eventos internacionales están llenos de anuncios que muchas veces se quedan en el papel, así que lo más importante es llevar esta declaración a la acción. Para esto, los países firmantes se comprometieron a revisar sus avances en 2024, y a hacer un seguimiento detallado a los ajustes de los planes y políticas nacionales en la conferencia del 2025.

Trabajar en la agenda de sistemas alimentarios y cambio climático no solo les corresponde a los gobiernos de cada país. Como todos los retos complejos del desarrollo sostenible, el trabajo conjunto de la sociedad civil, la academia y, sobre todo, de los campesinos y productores de alimentos será esencial en los próximos meses y años.

En este horizonte, es importante tener en cuenta el llamado que más de 150 actores no estatales, entre los que se encuentran campesinos, indígenas, empresas, ciudades y grupos de filantropía, y lo que hicieron para transformar los sistemas alimentarios. Este llamado a la acción propone transformar los sistemas alimentarios en el contexto del cambio climático, y teniendo en cuenta áreas de trabajo prioritario.

La financiación será un pilar central en la implementación de estos compromisos. Para los países, el reto es revisar sus políticas y planes de acción climática en un corto periodo de tiempo, así asegurarán que la transformación de los sistemas alimentarios sea un componente clave en el cumplimiento de estas agendas.

Y también garantizarán que resultados relacionados con la seguridad alimentaria y con el aumento de la protección de la biodiversidad y de la acción climática, comiencen a verse en el corto plazo.

Es profesor de la Universidad de los Andes e investigador asociado de la Universidad de Oxford. Estudió ecología en la Universidad Javeriana, una maestría en administración pública en la Universidad de Seattle y se doctoró en desarrollo internacional en la Universidad de Oxford. Sus áreas de interés...