El próximo 29 de octubre, entre otros cargos, se elegirán los alcaldes de los 1.102 municipios del país. También a 32 gobernadores, así como a cientos de diputados y  miles de concejales y ediles. La clave principal en la que se interpretarán estas elecciones será como una toma de pulso a la aprobación de presidente Petro en su casi primer año y medio de gobierno. 

Pero para Yann Basset, profesor del programa de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario, interpretar de esa manera los resultados de las elecciones es muy simplista y omite las diferencias entre la política regional y la nacional del país. Basset, junto a otros investigadores del grupo de Estudios de la Democracia, ha publicado distintos análisis sobre el panorama general de las elecciones que alimentan esta entrevista.

LSA: ¿Por qué dice que es simplista pensar que esta elección es un “plebiscito sobre la política de Petro”?

Yann Basset: En este periodo de campaña se ha escuchado varias veces que el escrutinio iba a ser un “plebiscito sobre la política de Gustavo Petro” y que, en ese sentido, el presidente sufrirá una derrota. Sin embargo, esta idea ignora las particularidades de los escenarios locales y la dificultad de analizarlos a través de los lentes nacionales. 

La primera y más clara razón es que esta es una elección territorial. Se eligen alcaldes para más de 1.100 municipios y 32 departamentos en los cuales se votan por autoridades locales sobre temas locales. Lo que está en juego ahora son las políticas de estos entes territoriales, algo que se ve en los debates donde han dominado temas de seguridad urbana y de movilidad que no tienen mucho que ver con la agenda de reformas sociales del gobierno nacional. 

En segundo lugar, los actores no son los mismos. En el ámbito nacional, los que mandan la parada son los más marcados ideológicamente. Es decir, el Centro Democrático y el Pacto Histórico, que han ganado las dos últimas presidenciales y que han sido sucesivamente los partidos más importantes en el Congreso. Si uno mira en el ámbito local, ya no son tan relevantes. En el caso del Pacto Histórico, aparte de Bogotá, no tiene muchas bases locales y al Centro Democrático le ocurre lo mismo fuera de Antioquia. 

Al tiempo, los partidos tradicionales (Liberal, Conservador, Cambio Radical, Partido de la U) dominan las elecciones regionales mientras que parecen borrados del panorama de las elecciones presidenciales. 

Finalmente, tampoco tienen los mismos votantes. Mientas que las grandes ciudades participan más en lo nacional, el mundo rural y las regiones más alejadas del centro participan preferentemente en las locales. Y, de hecho, si sumamos todos los votos, las elecciones locales registran una participación mayor que las nacionales. 

Por ejemplo, en las locales de 2019, la participación superó el 60 por ciento contra menos del 55 por ciento en la primera vuelta de las presidenciales de 2018. Se trata de una diferencia de 5 puntos porcentuales más para las elecciones locales (el equivalente de más de 2 millones de electores). 

Esto no significa, por supuesto, que no puedan existir influencias recíprocas del ámbito nacional sobre lo local e inversamente. No son tampoco escenarios herméticos, pero yo creo que cada uno tiene su lógica y no hay que forzar demasiado la lógica de uno para interpretar el otro.

LSA: Otra idea que se dice es que los partidos políticos han perdido su lugar central para avalar candidaturas frente a las firmas o las coaliciones. Usted dice que es al contrario para estas elecciones. ¿Por qué? 

Yann Basset: En el ámbito local y, sobre todo, en los pequeños pueblos o incluso en las ciudades intermediarias, la personalidad del candidato -especialmente en las funciones ejecutivas- juega mucho más que la etiqueta del partido. Pero eso no significa que el partido no exista o que no juega un papel. Los apoyos políticos siguen siendo determinantes. 

En Colombia tenemos tendencia a enterrar rápidamente los partidos como si fueran una reliquia de otra edad. Si uno mira a todas las democracias del mundo hay una tendencia absolutamente clara a la personalización en los partidos, pero eso no significa que no existan y no tengan relevancia precisamente como organizaciones que avalan candidatos.

El próximo 29 de octubre, entre otros cargos, se elegirán los alcaldes de los 1.102 municipios del país. Para esta elección hay un total de 6.105 candidatos; es decir, un promedio de 5.5 candidatos por municipio. De las distintas modalidades en las que pueden participar: aval de partidos, coaliciones o grupos significativos de candidatos, encontramos que el aval de los partidos (de gobernadores y alcaldes) sigue siendo el más significativo con el 67 por ciento de las candidaturas. 

Le siguen las coaliciones entre partidos o entre partidos y grupos de ciudadanos, que representan el 30 por ciento. Y, finalmente, los grupos de ciudadanos, que solamente tienen el 3 por ciento de las candidaturas. Estas últimas especialmente fuertes en las grandes ciudades, donde los procesos de recolección de firmas funcionan más por el tamaño del electorado, y donde más réditos tiene mostrarse como independiente. 

Gráfica del Grupo de Estudios de la Democracia, 2023
Gráfica del Grupo de Estudios de la Democracia, 2023

Ahora, es cierto que la última moda son las coaliciones, y que muchos candidatos se están presentando a través de ese mecanismo. Hubo un tiempo en el que distintos candidatos a alcaldías o gobernaciones trataban de armar grupos significativos de ciudadanos, es decir, recoger firmas porque no querían depender de nadie y porque, muchas veces, tenían apoyos en varios partidos, entonces era difícil depender solamente de uno.  

Las coaliciones les resuelve un poco ese problema porque como ya hay más de 35 partidos, cualquiera que quiera presentarse a algo tiene todas las posibilidades de encontrar un aval a través de coaliciones donde se pueden juntar partidos y grupos ciudadanos.

LSA: ¿Con más partidos políticos participando en estas elecciones regionales están también más repartidos los avales?

Yann Basset: No. La gran mayoría de avales de candidatos a alcaldías y gobernaciones viene de los partidos tradicionales (Conservador, Liberal). Le sigue la Alianza Verde y Colombia Humana, como muestra el gráfico que señala las candidaturas presentadas por cada uno de ellos, es decir, sin entrar en coaliciones.

Gráfica del Grupo de Estudios de la Democracia, 2023

Lo que muestra el gráfico es que si bien el número de partidos políticos se ha multiplicado en los últimos años, los tradicionales (Conservador y Liberal) siguen teniendo una fuerza importante en lo local y son los principales proveedores de avales para estas elecciones. 

Eso es algo que perdemos de vista cuando vemos el panorama de las grandes ciudades, porque ahí el Partido Liberal, el Conservador o el Partido de la U difícilmente logran poner candidaturas competitivas en las grandes ciudades, donde los candidatos tienen un perfil más independiente.  

Cuando incluimos las coaliciones, el Partido Liberal, el Partido de la U y Conservador son los que para este periodo han establecido un mayor número de coaliciones, como muestra la gráfica: 

Gráfica del Grupo de Estudios de la Democracia, 2023

LSA: En esos datos, el tercer partido que más aparece dando avales es la Alianza Verde, se presenta como un partido alternativo. ¿Cómo analiza su participación en estas regionales? 

Yann Basset: La Alianza Verde es un partido relativamente nuevo que nació en el ámbito de las grandes ciudades y desde lo nacional, con figuras de opinión fuertes como Mockus, Peñalosa, Lucho Garzón y Fajardo, que se pegó en algún momento. 

En ese sentido solía ser un partido fundamentalmente urbano y Bogotá fue su gran fortín electoral, pues conquistó la Alcaldía de la capital. Además, el partido también logró gran relevancia en el departamento de Boyacá, siendo la primera red de poder local que consolidó.

Pero desde las regionales pasadas, y con mayor fuerza en estas elecciones, la Alianza Verde evoluciona cada vez más a tratar de avalar un número de candidaturas que no están muy detrás de los partidos tradicionales. En 2019 presentó 327 candidatos propios y 233 en coaliciones. En 2023 son 284 candidaturas propias y 266 en coalición. Es el quinto partido con más candidaturas en total, y el tercero con más candidaturas propias:

Candidaturas presentadas por la Alianza Verde. Gráfica del Grupo de Estudios de la Democracia, 2023

Tanto en 2019 como en 2023, 4 de los 5 partidos con los que la Alianza Verde hace más coaliciones se repiten. El Partido Liberal, el Partido de la U, Cambio Radical y Alianza Social Indígena son los partidos con los que hace más coaliciones. 

Uno esperaría que la Alianza Verde fuera más propensa a aliarse con Dignidad y Compromiso, el partido de Robledo, o con el Nuevo Liberalismo, que son de centroizquierda. Pero con estos datos se da uno cuenta de que en el ámbito regional no está en juego tanto una pelea entre el centro y la izquierda dentro del partido (como sí pasa en lo nacional o tal vez en Bogotá). 

De lo que se trata es de cómo hacer coaliciones con partidos tradicionales para pegarse a fórmulas ganadoras y empezar a conquistar nuevos espacios. Ahí está la mano de Carlos Ramón González, que se encarga de la estrategia del partido en lo territorial.

LSA: Según los análisis que han escrito recientemente, ¿cómo analiza la participación del Pacto Histórico en estas regionales?

Yann Basset: Hay un problema con hablar de Pacto Histórico para estas regionales. El Pacto no logró mantener la coalición en todos los territorios, departamentos o municipios. No se trata de excepciones, sino de una regla.

Existen 130 candidaturas a alcaldías y gobernaciones que contienen en su denominación la expresión “Pacto Histórico”, y que son conformadas por algunos de los 12 partidos de la alianza que llevó Petro a la presidencia. Es decir, hay una candidatura “tipo Pacto Histórico” en 10 por ciento de los municipios. Sin embargo, siguen siendo coaliciones cambiantes que no se pueden estudiar como una unidad.

Como lo explicó la profesora Rocío Rodríguez en un reciente artículo, las coaliciones denominadas Pacto Histórico sólo agrupan parte cambiante de los partidos que constituyen la alianza, y en algunos casos, compiten con candidaturas de otros socios de la misma. Un ejemplo que ilustra esta situación es que hay más candidaturas individuales de Colombia Humana (el partido que más candidaturas presentó del Pacto) que en coalición. 

Por esa razón no me parece muy acertado considerar al Pacto Histórico como una unidad de análisis en estas elecciones. Aunque al menos lo intentó, así fuera un intento no del todo logrado. Lo que no fue el caso de otras fuerzas políticas, como la Coalición Esperanza o el Equipo Colombia, a la derecha, que no intentaron tener alianzas en el ámbito territorial. 

Como alternativa me parece más relevante estudiar las partes que el todo, y la parte principal es la Colombia Humana, que es la plataforma corazón del Pacto por número de candidaturas. Es el grupo que le apuesta más fuerte a traducir en lo local el empuje que logró la izquierda el año pasado.

LSA: ¿Qué podemos esperar entonces de las apuestas de la Colombia Humana? 

Yann Basset: La Colombia Humana duplicó sus candidaturas propias con respecto a 2019, y aumentó considerablemente su participación en coaliciones, como muestra la gráfica:  

Gráfica del Grupo de Estudios de la Democracia, 2023

Los mayores socios de coalición de la Colombia Humana son, casi al mismo nivel, la Unión Patriótica (que ya lo era en 2019) Comunes (que logra gracias a su entrada al Pacto Histórico romper el ostracismo en el que estaba todavía hace cuatro años), y el Polo Democrático Alternativo (que ya era el mayor socio en 2019). Casi la totalidad de coaliciones se hacen dentro del Pacto, y desaparecen las coaliciones con la Alianza Verde, que era su segundo socio en 2019. 

¿Qué podemos esperar de las apuestas de la Colombia Humana? Quizás no tanto para estas elecciones, pues muchas candidaturas son de activistas relativamente nuevos en política electoral con poca posibilidad de ganar. Además, en Bogotá, la plaza fuerte tradicional de la izquierda, la candidatura de Gustavo Bolívar no parece en posición de ganar. El esfuerzo servirá quizás más a mediano plazo para consolidar el partido e instalarlo como el eje de la izquierda en el futuro.

Incluso si Petro hubiera mantenido la popularidad que tenía al principio, no había posibilidad de reeditar el nivel de apoyo que tenía a nivel nacional. Porque este nivel de apoyo era muy a tributario de la persona de Gustavo Petro, y del escenario nacional en el que se presentaba. A nivel local es muy distinto. Hay relaciones de cercanía y de confianza personal entre los políticos locales y sus electorados, por lo que mucha gente que vota por la izquierda en el nivel nacional no necesariamente va a dejar de votar por sus políticos de confianza en lo local.


LSA: Según sus análisis, el Centro Democrático aparece apoyando pocos candidatos frente a los partidos que más avales dan. ¿Cómo ve a los partidos de derecha en estas elecciones?

Yann Basset: Por el lado de la derecha, el partido que más emite avales para esta elección es el recién resucitado Movimiento de Salvación Nacional, seguido por el Centro Democrático, Creemos (Movimiento de Fico Gutiérrez) y Nueva Fuerza Democrática (Movimiento de Andrés Pastrana). Llama la atención el pequeño número de candidaturas propias del Centro Democrático (137 para alcaldes), otrora centro de gravedad de la derecha, que le apuesta mucho más a coaliciones ahora.

El Centro Democrático es un partido que comenzó pisando fuerte en lo nacional, pues a cuatro años de su nacimiento ganó la presidencia. Pero es un partido que ha tenido dificultad, incluso en su momento de gloria, para anclarse con igual fuerza en las elecciones regionales. 

Lo que estamos viendo ahora es que está un poco en retirada después de su derrota en el escenario nacional, que era su escenario favorito. Para estas elecciones presenta menos candidatos, por ejemplo, que la Alianza Verde o que la Alianza Social Indígena (ASI). Es un partido que está relegado en un segundo plano en el nivel de número de candidaturas, y que parece estar en un plan de resistir sobre sus bases más que en conquistar nuevos territorios, como en 2019. 

Frente a eso hay otros partidos de derecha que tratan de posicionarse en ese espacio que deja vacío el Centro Democrático. Por ejemplo, Salvación Nacional, que se estrena en el ámbito subnacional con 156 candidaturas propias y 69 en coalición. Aunque la cifra parece pequeña, es ambiciosa si se tienen en cuenta otras agrupaciones de mayor trayectoria como el Polo Democrático Alternativo o el partido MIRA.

Por el lado de los partidos cristianos, MIRA no presenta ningún candidato, mientras que Colombia Justa Libres presenta pocos candidatos y prefieren optar por participar como miembros en coaliciones. 

LSA: ¿Cuál va a ser la foto que tendremos sobre quién gana o pierde el domingo?

Yann Basset: el 29 de octubre a las 9 de la noche, o por ahí, el registrador va a salir con un boletín diciendo que la fuerza política que tuvo más alcaldías y gobernaciones en el país fueron las coaliciones. 

Es una forma de no decir nada que todo el mundo va a repetir, porque una coalición no es lo mismo que la otra, y no se pueden sumar coaliciones. Entonces no vamos a saber. Y cómo no vamos a saber, cada fuerza política va a decir que ganó. 

El Pacto Histórico, por ejemplo, no puede perder, porque si lo vemos con respecto a hace cuatro años, viene de tan lejos que algo va a ganar. Aunque lo que gane va a ser muy poco, por lo que será una victoria reclamada, pero lejos de las aspiraciones que hubiera podido tener en año pasado en la euforia de la victoria de la izquierda a nivel nacional. 

La cuestión para Petro y para el gobierno nacional no es tanto qué va a ganar o qué va a perder en estas elecciones, sino qué tanta influencia puede retener el gobierno en los partidos tradicionales, que son susceptibles de apoyarles en el Congreso en el avance de sus reformas.  

LSA: ¿Está de acuerdo con que una de las tesis será que se dió un sablazo contra “los quijotes”, que fueron estos candidatos alternativos que llegaron en 2019 a las alcaldías de varias ciudades? 

Yann Basset: Yo creo que efectivamente había una ola en 2019 en las grandes ciudades de muchos alcaldes que eran personalidades un poco alternativas, muchos de centro o centroizquierda, que llamaban la atención porque contrastaban con el gobierno de derecha de Iván Duque. 

Los candidatos de ahora son más difíciles de caracterizar y no todos se pueden presentar como opositores a Petro. Por ejemplo, no es lo mismo “Fico” Gutiérrez que Carlos Fernando Galán, quien parece menos jugado a ser un opositor. Está el caso de Dilian Francisca Toro, que aspira a la gobernación del Valle. Ella no necesariamente es oposición y, de hecho, acompañó el Gobierno al principio, y no sé si ha se ha cortado definitivamente los puentes. 

En Cali, el aspirante a la alcaldía, Roberto Ortiz, que tenía una imagen en 2019 de ser opositor al candidato de izquierda, Jorge Iván Ospina, ahora tiene el apoyo del Pacto Histórico. Entonces tampoco es un opositor necesariamente.

Lo que sí veo es una tendencia a destacar políticos con cierta experiencia, que no son tan nuevos, y que tienen apoyos de la clase política y no tienen tantos problemas en reconocerlos. Se trata de jugar más a la fija con candidatos que saben de las ciudades, y eso claramente es una respuesta a un desencanto con los alternativos. 

Soy editor de la Silla Académica y cubro las movidas del poder alrededor del medioambiente en la Silla.