Más colombianos están dejando el país que nunca. La semana pasada se conocieron datos de Migración Colombia que mostraban esa realidad. El país alcanzó unos niveles inéditos de emigración en el año 2022: 547 mil personas. Casi el triple de emigrantes desde 2012 cuando la emigración ha estado regularmente por debajo de 200 mil colombianos por año.

¿Cuáles pueden ser las variables que explican este fenómeno? La Silla Académica habló con William Mejía Ochoa, consultor en temas migratorios y autor del artículo “Casi dos siglos de migración colombiana a Estados Unidos” (2018), para interpretar los datos. 

LSA:

es La Silla Académica

WM:

es William Mejía

LSA:

Algunos analistas han interpretado el aumento en 2022 de la emigración como el producto de la devaluación del peso, porque hace más rentable ganar en el exterior. Otros, como una reacción a la llegada de un gobierno de izquierda. ¿Comparte esas interpretaciones?

WM:

Efectivamente es un dato históricamente alto. Más alto incluso que la oleada migratoria de principios del siglo XXI, que se fue fundamentalmente a España y a Estados Unidos. Esa se daba en unos saldos de 300 mil personas que abandonaban el país por la crisis económica y la violencia de esos años.

Más que a la inflación actual, yo le atribuiría a la pandemia un rol importante sobre este fenómeno que estamos viendo. Durante la pandemia se acumularon proyectos migratorios porque muchas personas no se pudieron mover en esos años y ahora, finalmente, lo están haciendo.

A eso hay que sumarle que la pandemia vino con una crisis económica y la quiebra de muchas empresas y empleos, así que eso condujo a una reducción consecuente de la emigración. Que hoy más gente esté saliendo del país es una muestra de que esa situación económica ha ido mejorando.

Sobre las expectativas de cambio de gobierno, lo que se puede decir es muy especulativo y ciertamente no se podría explicar todo por un pánico al nuevo gobierno. Seguramente hay muchos casos que salieron por esa razón, pero eso correspondería a una emigración de la clase media hacia arriba, pues un pobre no emigra porque llegó Petro al poder, porque no puede darse ese lujo. 

LSA:

¿A dónde se están dirigiendo esas personas que se van del país?

WM:

Hay unos destinos que corresponden con los que han sido tradicionalmente elegidos como lugares de emigración. Los más altos son: México: 191 mil. Estados Unidos: 144 mil. España 146 mil. Otros son relativamente nuevos (de 10-15 años) como Chile: 32 mil y Canadá: 11 mil. Aunque trabajo sobre la hipótesis de que muchas de las personas que aparecen saliendo para México realmente van a Estados Unidos.

Estados Unidos y España siguen siendo los destinos principales de la emigración. Esta tendencia de alta migración puede que disminuya en el próximo año, pero no es seguro porque normalmente lo que ocurre es que las tendencias migratorias tienden a extenderse en el tiempo.

Lo positivo de estos datos es que nos traen de vuelta a pensar como una pregunta la emigración colombiana, luego de unos años en los que parecía que el único tema al que se le prestaba atención era a los inmigrantes venezolanos que llegaban al país. Tiene que haber política pública y atención a más de cinco millones de colombianos que están en el exterior. 

La Silla Académica:

¿Cómo se calculan los datos de la emigración colombiana? 

WM:

Migración Colombia, que es la entidad encargada de informar estas cifras, hace un trabajo juicioso calculando la emigración, que es un dato que se estima restando, del total de colombianos que salieron del país durante un año, los que ingresaron de vuelta en ese mismo periodo.

El saldo de esa resta equivale a la gente que se quedó en el exterior. Esa forma de medir las migraciones, por supuesto, no contempla las personas que salen por vías ilegales, pero es una fuente confiable que permite estimar algunas tendencias migratorias. 

La Silla Académica:

El 35 por ciento de estos migrantes se ubica entre los 18 y los 29 años. El 23 por ciento llega hasta los 40 años. Es una migración jóven. ¿Qué implicaciones tiene que esto sea así y qué tan excepcional es? 

WM:

Cualquier migración en la que uno piense, exceptuando las que son producto de guerras civiles o forzadas, son migraciones donde predomina la gente joven. Para migrar se necesita juventud, empuje. Menos lazos que aten al territorio. Normalmente, los trabajos a los que primero llegan las personas a emplearse en el extranjero son trabajos de mucha carga física. Entonces, no creo que esto sea un fenómeno excepcional en el caso colombiano.

Por supuesto, esto tiene implicaciones porque esa grupo que se va es la fuerza de trabajo disponible, y cuando se va esa gente eso le resta al país parte de lo que todavía le queda a Colombia del bono demográfico. Pero eso tiene el matiz de que, al menos para el caso colombiano, también los venezolanos nos trajeron muchos jóvenes, y eso nos ha aportado más mano de obra y más potenciales cotizantes al sistema de seguridad social, de ahí la lucha por regularizarlos.   

LSA:

Los datos de Migración Colombia muestran que hay una relativa paridad entre los emigrantes hombres y mujeres. ¿Cómo interpreta este dato?

WM:

Hay una proporción pareja entre hombres y mujeres en la migración de 2022. Eso no es algo nuevo y en los últimos años viene siendo así. Hacia principios del siglo 20 predominaba la salida y llegada de hombres, pero eso se ha emparejado gracias a lo que se ha llamado como la “feminización de las migraciones”, que es precisamente un aumento sostenido en las mujeres que migran por distintas razones familiares y profesionales.

En el caso colombiano, por ejemplo, es notorio que la migración hacia España, que se dio a partir de 1999, muchas colombianas conformaron un grupo que entró a satisfacer necesidades de la economía española, como la economía del cuidado, ya que la mujer estaba saliendo a trabajar más que antes, y necesitaba quien la reemplazara para el cuidado de su familia.

LSA:

¿Esto es un fenómeno colombiano o está pasando en otras partes de la región? 

WM:

Está pasando también en otras partes. En Ecuador se están quejando también porque la emigración ha aumentado, y también fue cierto allí que salieron más personas en 2022. En Brasil está pasando lo mismo. En Perú es menos, pero habría que entender por qué.  

LSA:

¿Cree que han influido las políticas migratorias del gobierno Biden en estas alzas de la migración?

WM:

Fueron muchas las expectativas respecto a lo que iba a ser la política migratoria de Biden. Y en parte él logró mucho voto latino bajo la idea de que iba a transformar la represión y el trato negativo hacia los migrantes que venía desde Reagan. No obstante, en la práctica eso no ha ocurrido. El gobierno ha mantenido la restricción más severa, que es la orden de expulsión por pandemia del título 42.

Esa norma permite que al que encuentren allá, lo puedan agarrar y lo saquen para el lado mexicano, por ejemplo, sin que ni siquiera entreguen a la persona a las autoridades. Sobre esas expulsiones no hay datos oficiales.

Están equivocados los colombianos que están migrando pensando que la política migratoria se ha suavizado. O que no van a tener líos legales porque pueden argumentar que van a pedir asilo en el puesto migratorio. En este momento la solicitud de asilo se hace por una solicitud formal en línea que tiene que ser revisada, no directamente en la frontera. 

LSA:

Toda esta discusión gira alrededor de registros oficiales, pero qué hay de los migrantes ilegales. ¿Hay estimados de los flujos de migración informal? 

WM:

En Colombia no hay datos sobre la emigración informal. Los datos con los que actualmente contamos los proporciona Migración Colombia y ellos no contabilizan a los emigrantes informales. Caso distinto ha sido el de los inmigrantes venezolanos, que el Estado tiene mejor mapeados gracias a dos fuentes: el Registro para la Regularización y La Gran Encuesta Integrada de Hogares.

La Gran Encuesta Integrada de Hogares porque anualmente recolecta información de aproximadamente 600 mil personas, donde alrededor de 40 mil son personas migrantes a las que se les pregunta garantizando su anonimato.

En Estados Unidos, desde hace 15 años, existe una Encuesta de Comunidades Americanas, que sí proporciona algunos datos para colectivos en los que estiman el número de inmigrantes que hay en condiciones de irregularidad en el país. Son datos de stock, no de flujo. Es decir, se estima el total de los que hay en situación de irregularidad. Normalmente, en esa encuesta, los colombianos representan alrededor del 20 por ciento de los inmigrantes.

Pero si tuviera que irme por una estimación, si consideramos las estimaciones que se han hecho en Urabá y de los encuentros de colombianos por autoridades norteamericanas, podríamos redondear una cifra de 100 o 150 mil personas que emigraron por vías no legales el año pasado, lo que significa un subregistro cercano al 20 por ciento.

LSA:

De acuerdo con su artículo, para 2016, 50 mil colombianos con maestría y 5.600 con doctorado estaban residiendo en Estados Unidos, muchos más de los que estaban haciendo estos estudios en Colombia. ¿Qué explica esto? 

WM:

Definitivamente es un asunto de oportunidades. La migración colombiana, particularmente a Estados Unidos, tiende a ser selectiva en términos del nivel educativo. Hay una mayor proporción de personas que emigran conforme al alto nivel de estudios que alcanzan. Esto es contrario al retorno de los migrantes, ya que quienes vuelven al país son, convencionalmente, los que tienen un menor nivel educativo.

En ese sentido, es fundamental prestar atención a los incentivos y oportunidades que se les brinda a las personas que componen el capital humano altamente calificado que se forma en Estados Unidos y que no está encontrando tan atractivo regresar al país. 

Soy editor de la Silla Académica y cubro las movidas del poder alrededor del medioambiente en la Silla.

Practicante de La Silla Académica en 2023. Anteriormente trabajé en el departamento editorial de Perífrasis: Revista de Literatura, Teoría y Crítica.