Foto: tomada de Caracol Radio

Los primeros dos meses del Alcalde William Dau se le han ido en disputas con los concejales de la ciudad.

El sorpresivo triunfo de William Dau como Alcalde en las elecciones locales del año pasado lo convirtió en un héroe no solo en Cartagena sino en todo el país. Pero a la luz de lo sucedido desde entonces, haber derrotado a los clanes políticos cuestionados de una ciudad que ha tenido en los últimos diez años 11 alcaldes, parecería solo la primera puja de un pulso feroz que está librando día a día y que tiene como principal escenario el Concejo de la ciudad.

La guerra política

Con 113.627 votos, Dau venció a los dos candidatos de los clanes políticos que mandaron en Cartagena en la última década y que la tienen en una crisis social e institucional: William García, respaldado por los excongresistas y parapolíticos Vicente Blel y William Montes y Yolanda Wong, apoyada por el corrupto exsenador Juan José ‘Juancho’ García y el parapolítico Javier Cáceres. 

 

Desde el día que se posesionó, comenzó a tomar medidas que le quitaban poder a estos grupos políticos. 

Escogió un gabinete mayoritariamente técnico, con el filtro de una firma cazatalentos, en el que ninguno de estos clanes tiene representación burocrática. 

Y por primera vez desde hace más de diez años, cuando estuvo la alcaldesa cívica Judith Pinedo, estos grupos se han quedado sin ninguna injerencia sobre las secretarías del Distrito y sin tener las cuerdas de la contratación estatal.  

Un golpe muy duro dado que, incluso cuando los alcaldes han sido encargados por el gobierno central, habían mantenido el control del presupuesto de sectores de la Alcaldía, como lo contó La Silla en su momento.

Dau también ha intentado reducir las más de 4 mil Órdenes de Prestación de Servicios (OPS) que han tenido durante años en la Alcaldía personas que son cuotas de los concejales.

Para rematar, el nuevo alcalde ha mantenido su discurso agresivo de campaña contra los políticos, en las mismas redes sociales que lo llevaron al Palacio de la Aduana:

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

En los primeros 45 días han citado a todos los funcionarios distritales múltiples veces, tratándolos de ineptos y advirtiendo que van a dañar sus carreras profesionales. Se hacen los pendejos ante el hecho que gran parte de los problemas que mi administración heredó fue causado por los cientos/ miles de OPS que ellos tenían colocados en la administracion. Para el próximo jueves tienen citados a debate ante el Concejo a TODOS mis funcionarios al mismo tiempo, pretendiendo así paralizar la administración, pidiendo, entre otras, 20 juegos de copia de absolutamente todos los contratos y OPS firmados en estos 50 días. Es fácil entender el porqué del desprestigio de muchos concejales ante la ciudadania. Algunos cínicos concejales que ya han estado en la cárcel ahora se las tiran de santurrones.

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El contraataque

Frente a estas medidas, los políticos no se han quedado de brazos cruzados, y han escogido el Concejo para contraatacar.  

El riguroso control político que han hecho a Dau en estos dos meses es novedoso en un Concejo que, en los últimos años, se ha destacado más porque en el periodo pasado tuvo a más de la mitad de sus concejales presos y por sus relaciones con clanes cuestionados.

Cuatro de los concejales se declararon del Gobierno, y 15 de los 19 se declararon en independencia. Pero en la realidad, actúan como de oposición. 

La primera disputa entre Dau y el Concejo se dio cuando el Concejo eligió como Personera a la abogada Carmen de Caro, que venía de ser alta funcionaria de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique).

Dau dijo que su elección significaba una “declaración anticipada de guerra” porque venía de una entidad cuyo poder a la sombra ha sido el empresario Alfonso ‘el Turco’ Hilsaca, investigado por concierto para delinquir y homicidio. Hilsaca es un superpoderoso en Bolívar, que maneja el negocio del alumbrado público en 20 municipios de Bolívar y el de las basuras en Cartagena, y que ha sido aliado de los clanes locales. 

Posteriormente, el 15 de enero, el Concejo le exigió a José Ángel Aguilar, el enlace de la Alcaldía de Dau, que se retirara del Cabildo porque aún no tenía un contrato de trabajo, lo cual era cierto.

En respuesta, el Alcalde publicó este cartel en Instagram, inflamando aún más los ánimos.

Cuatro días después, el presidente de la Fundación Cívica y Social Pro Caribe (Funcaribe), Abelardo Meza, radicó un documento solicitando al alcalde Dau la revocatoria del secretario de Participación, Armando Córdoba, porque, según la Fundación, no cumplía con los requisitos para el cargo. 

La Alcaldía interpretó su solicitud como una movida política, porque aunque Meza es veedor, también está metido en lo electoral: intentó llevar a su esposa, María Rosario Castellón, a la Junta Administradora Local (JAL) y en campaña apoyó las candidaturas del cuestionado concejal Rodrigo Reyes, del gobernador Vicente Blel Scaff (hijo del parapolítico Vicente Blel Saad) y de Yolanda Wong (apoyada por el corrupto Juan José García). 

“Todo es parte de una estructura de persecución de varios concejales que me han estado extorsionando para que yo les ceda puestos”, declaró Córdoba en el periódico local El Universal.

Tras esas declaraciones, los 19 cabildantes, incluido el aliado del Alcalde Javier Julio Bejarano, citaron a Córdoba para que detallara qué concejales lo estaban extorsionando y diera las respectivas pruebas; las bancadas de los partidos Conservador, La U, Liberal y Cambio Radical propusieron también hacerle una moción de censura por no asistir a una citación 10 días atrás. 

Córdoba se tuvo que retractar y pedir disculpas; y, solo así, el Concejo lo dejó quieto.

Un mes después, el 24 de febrero, el Concejo citó a Lidy Ramírez, una de las personas de confianza del alcalde y quien lidera la principal bandera de Dau, la lucha anticorrupción.

Fue citada por haber dicho “que la clase política y las mafias políticas se han apropiado de lo nuestro”. 

En esa citación, el concejal de Cambio Radical, Carlos Barrios, le cuestionó que la experiencia que aduce como psicóloga fue trabajando para la fundación que maneja su esposo. Y que, además, el primo de su esposo, Alvaro Fortich, fue nombrado director del Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis).

Esta arremetida sí dejó a Dau herido. No por el cuestionamiento del Concejal, sino porque el cargo exigía más experiencia de la que al parecer ella demostró. Dau, eventualmente, podría perder no solo a su mano derecha sino también a su directora de Talento Humano, Marta Carvajal, quien después del debate en el Concejo, le recomendó públicamente al Alcalde que revocara el nombramiento de Ramírez porque no cumplía los requisitos.

Dau le dijo a La Silla que, además de la decisión de Lidy Ramírez, iba a analizar la “posible responsabilidad atribuible a Talento Humano”, porque es esta cartera la encargada de revisar las hojas de vida para el cumplimiento de requisitos.  Sin embargo, La Silla confirmó que Marta Carvajal no había revisado esa hoja de vida porque aún no se había posesionado.

Tres días después de ese debate, todos los miembros del gabinete de Dau fueron citados al Concejo.  Los concejales les exigieron ir con 20 juegos de copias de todos los contratos y OPS firmados en lo que lleva Dau de gobierno para “analizar si está cubierto los espacios para el servicio, atención, funcionamiento y materialización de las políticas públicas para el Distrito de Cartagena”. 

Según la página del Secop, la Alcaldía de Cartagena había celebrado hasta esa fecha 1346 contratos. Es decir, los funcionarios tendrían que haber presentado 26.920 copias físicas de los contratos que, en todo caso, están publicados en el Secop. Finalmente, el Concejo no programó esta citación en el cronograma.

En todo caso, el Alcalde aprovechó el papayazo y los criticó en Instagram:

Las publicaciones de Dau enojaron al Concejo a tal punto que la concejala de la ASI Liliana Suárez dijo en una sesión que “si se tienen que sacar las armas para matar, se sacan, porque es que aquí nadie es mocho, nadie es bobo”. Aunque, posteriormente, reconoció que las palabras que usó no fueron las correctas. 

Además de este enfrentamiento que se ha llevado toda la atención de los primeros dos meses de gestión de Dau, se suman los líos en los que el Alcalde se ha metido solo, como cuando le solicitó colaboración a la ciudadanía, vía Facebook, para que le ayudaran a confirmar una “información de un seguidor” que ponía en la picota pública a 16 de sus funcionarios de Hacienda y por lo cual se tuvo que disculpar. 

En una señal de querer bajar la presión, la Secretaria General de Dau, Diana Martínez, acudió a la última sesión del Concejo el sábado pasado y reconoció a nombre del Alcalde que “el balance de estos dos primeros meses de relaciones con el Concejo no han sido los más positivos, ni para la Alcaldía, ni para la corporación y mucho menos para la ciudad“ e invitó a los concejales “a reconocer de manera conjunta nuestras falencias, a superar los desencuentros que hemos tenido y a generar una nueva dinámica de relaciones institucionales”.

El presidente del Concejo, David Caballero, coincidió en que tenían que mejorar la relación entre ambos. 

Será en las sesiones extras a las que cite el Alcalde, en las que se debatirán temas claves como el Plan de Desarrollo, cuando se sabrá si la relación entre Dau y el Concejo será más armónica y a cambio de qué.

Soy el periodista que cubre las movidas de poder en el Caribe en La Silla Vacía. Estudié Comunicación Social y Periodismo en la Universidad del Norte. Gané el premio Simón Bolívar a la mejor noticia del 2023 y el premio de periodismo de Economía Creativa de la Deutsche Welle en 2017. También...