El nombramiento de Tatyana Orozco como nueva directora del Departamento Nacional de Planeación (DNP) ha creado malestar en la entidad, porque la nueva directora no tiene la trayectoria ni las credenciales académicas que suelen tener quienes ocupan ese puesto. Eso, en medio de la crisis silenciosa que vive Planeación desde hace un tiempo, deja el interrogante de cuál es el papel que debe cumplir la entidad en el Estado “justo, moderno y seguro” de Santos.

El miércoles el presidente Juan Manuel Santos posesionó a la barranquillera Tatyana Orozco como directora del Departamento Nacional de Plaenación. Foto: Juan Pablo Pino.

El nombramiento de Tatyana Orzoco como nueva directora del Departamento Nacional de Planeación (DNP) ha creado malestar en la entidad, porque la nueva directora no tiene la trayectoria ni las credenciales académicas que suelen tener quienes ocupan ese puesto. Eso, en medio de la crisis silenciosa que vive Planeación desde hace un tiempo, deja el interrogante de cuál es el papel que debe cumplir la entidad en el Estado “justo, moderno y seguro” de Santos.

Orozco, como contó La Silla, es una economista joven que ha hecho toda su carrera profesional en Barranquilla, en entidades cercanas a los círculos empresariales de la ciudad. Aunque es economista de los Andes, de donde han salido casi todos los directores y muchísimos de los cuadros medios de Planeación, no tiene la trayectoria académica de sus antecesores ni de muchos de sus subalternos.

La nueva directora tiene una maestría en el London School of Economics, pero no tiene estudios de doctorado como los de anteriores directores como Hernando José Gómez, el hoy director de Asofondos Santiago Montenegro o el saliente Mauricio Santa María. Tampoco ha tenido una carrera académica como la de Montenegro o la de Juan Carlos Echeverry, que venían de ser profesores y decanos.

Quizás la hoja de vida más similar es la de Esteban Piedrahíta, quien cuando llegó a Planeación en 2009 era “un desconocido” según El Tiempo y tampoco tenía doctorado ni trayectoria académica, y sin embargo tuvo un paso positivo, aunque corto, por la entidad. La diferencia es que Piedrahíta venía del Banco Interamericano de Desarrollo, organismo internacional y reconocido que le presta a los países de la región para desarrollar políticas públicas.

No tener doctorado ni haber sido profesor universitario reconocido (Orozco sí dio clases en la Universidad del Norte, pero hace una década y durante un año) no es un problema para dirigir ninguna entidad del Estado, con la excepción de Planeación.

El tanque de pensamiento
Tatyana Orozco viene con la imagen de ser una excelente gerente, pero sin trayectoria técnica o académica. Foto: Juan Pablo Pino
Mauricio Santa María sale de Planeación en momentos en que la entidad define su futuro. Foto: Presidencia.

Como el DNP es un tanque de pensamiento para el Estado,  los pergaminos técnicos son fundamentales para ganarse el respeto en la entidad, y Orozco arranca en desventaja.

En Planeación el director tiene que darle línea a personas con doctorados y muchos años de trabajo técnico, y definir prioridades entre ellos. Para eso necesita poderse comunicar en ese lenguaje técnico.

Además, en los Conpes el director representa a Planeación frente a todos los ministerios y fija una posición técnica. Frente a ministros con conocimientos técnicos, desde Alejandro Gaviria hasta Mauricio Cárdenas pasando por Luz Helena Sarmiento o Amylkar Acosta, un director de Planeación que no tenga esa solvencia fácilmente conduce a que esa voz tenga menos peso en el debate.

Cinco fuentes independientes que trabajan o trabajaron recientemente en planeación y conocen la entidad por dentro le dijeron a La Silla que el nombramiento no solo fue sorpresivo sino que no cayó muy bien. Aunque ninguna de las fuentes dijo tener una mala imagen de Orozco, en Planeación no ha gustado su perfil.

“No tiene lo que se necesita para torear a los técnicos del DNP ni para hacer política pública”, dijo una de las fuentes. “En general en el DNP hay un escepticismo, si no pesimismo, por la llegada de la nueva directora”, explicó otra.

En parte eso se debe a que en Planeación se especulaba que el director podía ser el actual subdirector, Mauricio Perfetti, que estuvo encargado de la entidad más de un mes por ausencia de Santa María.

Más que el hecho de que Perfetti no haya sido nombrado, lo que crea la intranquilidad es el contraste de las hojas de vida. El subdirector, que llegó a la entidad en octubre, tiene una maestría en Economía en Los Andes y otra en políticas públicas en Oxford, y es doctor en economía. Además conoce muy bien el Estado (ha trabajado en Planeación, en el Banco de la República, en el Ministerio del Trabajo y en Presidencia), venía de ser viceministro de Educación y tiene trayectoria de investigador.

Esa situación se puede revertir. Según una persona que la conoce muy bien, Orozco “siempre ha sido abierta a escuchar sugerencias y aportes” y, según un funcionario de la alcaldía de Barranquilla que ha trabajado cerca de Orozco, “está familiarizada con los estudios e investigaciones pues Probarranquilla es una entidad muy juiciosa y académica”.

Aún si es así, la llegada no va a ser fácil. Especialmente, por el momento que vive la entidad. “El DNP venía mal y había que rescatar la entidad. No creo que una persona inexperta lo logre”, explicó un antiguo alto funcionario.

La Silla intentó hablar con la directora pero hasta el momento de la publicación de esta nota no nos habíamos podido comunicar con ella. Sin embargo, supimos que está buscando personas de alto perfil para completar su equipo.

¿Quién es Orozco?

En la recomposición del gabinete, Orozco fue el palo. No tiene recorrido político, como los nuevos ministros de Justicia y Minas; tampoco viene del alto gobierno, como Aurelio Iragorri; ni era una técnica del sector, como Luz Helena Sarmiento. Y ni siquiera ha sido claro si tiene un padrino político.

Aparte de su amistad con el ministro de Comercio, Sergio Diazgranados, Orozco tiene más bien conexiones con empresarios barranquilleros. Si representa a algún grupo, es a ellos.

La nueva directora creció en Barranquilla, estudió economía en Bogotá, y se devolvió a su ciudad natal tan pronto terminó su carrera. Como apenas regresó a Bogotá a principios de año, cuando Diazgranados la nombró Viceministra de Turismo, no alcanzó a darse a conocer por fuera de ese sector.

Orozco es cercana al grupo de empresarios que ha tenido ascendente sobre la Cámara de Comercio de Barranquilla, y que ha impulsado muchas iniciativas cívicas en la ciudad, desde el Carnaval y el Zoológico hasta la zona portuaria, el nuevo Centro de Convenciones y Probarranquilla, una entidad sin ánimo de lucro que evalúa e impulsa algunas políticas públicas en el Distrito, especialmente las económicas. Cumple una función similar a las de la Cámara de Comercio en Bogotá o Proantioquia en Antioquia. Orozco fue directora durante diez años de Probarranquilla.

A ese cargo llegó cuando tenía apenas 27 años, después de haber trabajado durante dos años y medio en Fundesarrollo, un think thank que creó la Cámara de Comercio de Barranquilla en 1996,  con el apoyo de varias empresas locales y con la intención de tener un Fedesarrollo local.

Ese aterrizaje en Fundesarrollo conectó a Orozco con el grupo cívico empresarial. En sus últimos meses allí también fue consultora del Comité Intergremial, otra de las instituciones bandera de ese grupo, y bajo de dirección de Arnold Gómez, uno de los miembros más visibles del mismo.

Después de hacer la maestría en Londres, Orozco volvió con el encargo de liderar Probarranquilla, una fundación creada en 1990 por el mismo grupo de empresarios, liderados por el grupo Santo Domingo, y que se ha ido convirtiendo en una agencia que busca atraer inversión a Barranquilla y el Atlántico.

Esa, precisamente, fue la función principal de Orozco durante los más de 10 años que estuvo allí, y que es una excelente credencial para dirigir una entidad como Proexport. Pero no suficiente para Planeación.

Como directora ejecutiva de Probarranquilla, Orozco entró a formar parte del nivel directivo del grupo empresarial. Fue, por ejemplo, miembro de la junta directiva de Edubar (una entidad mixta de la Cámara de Comercio y el Distrito, que durante varios años manejó los recursos de valorización de la ciudad), el Zoológico, el Observatorio del Caribe, el Parque Tecnológico del Caribe y la Zona Franca de Telecomunicaciones. 

Además, entre 2003 y 2006 fue también directora ejecutiva de la Asociación Portuaria de Barranquilla, una entidad gremial de varios empresarios con intereses en el puerto, incluyendo varias sociedades portuarias.

En esos cargos fue una participante clave del resurgimiento de Barranquilla.

Por eso, la llegada de Orozco a Planeación es un triunfo de ese círculo empresarial en el que están empresarios como Luis Fernando Castro (ex director de la Cámara de Comercio de Barranquilla), Guillermo Heins y el ex ministro Arturo Sarabia Better. Todos ellos, y otros empresarios, estuvieron en el cóctel que organizaron cuando fue nombrada viceminsitra.

La trayectoria de Orozco es similar a la de la alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera quien fue analista y directora de Fundesarrollo. Además, tal como Noguera tenía una excelente imagen de experta en finanzas públicas, Orozco la tiene de buena gerente. “Tiene una enorme capacidad de gestión”, le dijo a la Silla un empresario que la conoce de cerca. “Ella es buena gerente,” lo ratificó a La Silla un periodista local.

La diferencia es que mientas Noguera viene de la dirigencia de la ciudad, Orozco no. Además, la primera ya tiene cierta trayectoria en el sector público, mientras que Orozco siempre había estado en el sector privado.

Sin embargo, La Silla consultó con varias fuentes en Barranquilla y nadie ve a Orozco como una cuota de Noguera o de los Char. Más bien, es un gesto de Santos a la Costa, a Barranquilla y a ese grupo de empresarios.

El declive de Planeación

El DNP fue por muchos años una niña consentida de los presidentes. Desde cuando lo creó Carlos Lleras Restrepo, era algo así como el cerebro del Estado. Por sus manos pasaban los planes de desarrollo y todas las grandes políticas públicas, y se convirtió en una entidad más poderosa que muchos ministerios, aunque también adquirió un perfil endogámico, en el que muchos economistas circulaban entre él, el Banco de la República y Fedesarrollo. Ese carácter puede explicar parte de la resistencia a la llegada de Orozco.

Pero igual esa situación fue cambiando con el tiempo. Por ejemplo, el DNP no se ajustó cuando la Constitución de 1991 modificó buena parte de la estructura y las lógicas del Estado.

Pero el golpe más duro vino durante el gobierno Uribe. Por el estilo del mandatario, que tomaba directamente las decisiones, delegaba poco y privilegiaba la ejecución ante todo, Planeación fue perdiendo relevancia. “Uribe lo debilitó, sobrevivimos por pura convicción, pero varias veces dijo en público que no éramos sus amigos,” le dijo a La Silla un funcionario de la época.

En el primer año del gobierno de Santos la entidad recuperó parte de su fuerza y, por ejemplo, sacó adelante el rediseño de Familias en Acción a pesar de la oposición de Acción Social. Pero en todo caso no se recuperó del todo del declive. Por ejemplo, los documentos Conpes cada vez tienen menos implicaciones de gasto y por eso las demás entidades le dan menos importancia. En parte por eso, se ha hecho cada vez más difícil reemplazar a los técnicos que se han ido cuando antes era todo un honor comenzar una carrera técnica allí y podía reclutar a los mejores estudiantes.

Una explicación para ese declive es que varios ministerios, como los de Transporte, Hacienda o Salud, se han robustecido con técnicos que abandonaron Planeación. Es el caso, por ejemplo, de la viceministra de Defensa Diana Quintero, de Roberto Angulo, quien se fue a Prosperidad Social, del viceministro de Agricultura Andrés García o de Paola Buendía, subdirectora del Departamento Administrativo de la Presidencia.

Por eso algunos economistas incluso señalan que el DNP debería desapaerecer, o por lo menos cambiar radicalmente.

Otro factor, menos estructural, es el modelo de altos consejeros de Santos. “Es claro que el sistema de los altos consejeros de Santos se vería aún más redundante con un DNP fuerte,” le dijo un ex funcionario de Planeación a La Silla. Al tener en Palacio consejeros en asuntos como el buen gobierno o la relación con las regiones, Planeación perdió incidencia en la toma de decisiones. Por ejemplo, el Plan de Desarollo lo presentó Catalina Crane desde su Alta Consejería, y no el DNP.

Y luego vino el golpe de las regalías. Aunque el nuevo sistema le dio más poder a Planeación, porque la puso a coordinarlo y a estar presente en todas las reuniones de los Ocad, para muchos desnaturalizó la entidad. Y, más grave aún, se implementó esta nueva política sin cambiar el DNP.

Eso transformó totalmente el funcionamiento interno. Muchos funcionarios y contratistas han tenido que sumar a sus funciones habituales la asistencia a los Ocad en diferentes lugares, y el debate sobre proyectos de asuntos que desconocían.

Por ejemplo, técnicos de áreas como seguridad podrían terminar planteando la posición de Planeación sobre un proyecto de vías, sin tener el conocimiento técnico para ello – pero asumiendo una responsabilidad enorme al hacerlo. Eso llevó a la entidad a casi a una parálisis.

Entre el debilitamiento y la nueva carga de las regalías, Planeación perdió relevancia. Por ejemplo, se archivaron los estudios sobre movilidad social, y el Departamento no participó en la elaboración de la reforma a la salud.

Además, la reforma a las regalías politizó una entidad eminentemente técnica. Como el visto bueno de Planeación es necesario para que los proyectos salgan adelante, se creó un incentivo para que congresistas y gobernadores golpeen la puerta para impulsarlos. Un ejemplo es que en febrero Santos anunció que Planeación iba a crear gerencias regionales de regalías, a partir de ternas presentadas por los alclades y gobernadores, lo que creó molestias entre quienes quieren ver un DNP sin injerencia política.

Hoy la mayor preocupación en la entidad es que Planeación pueda terminar totalmente desnaturalizada y el nombramiento de Orozco reforzó esos temores. Aunque para algunos es más bien una oportunidad apra que se repiense la entidad.

“Ese nombramiento reitera que el Presidente no quiere que el DNP tenga un alto perfil y que prefiere que se dedique solo a regalías”, dijo una de las fuentes.

“Ese sentimiento de pérdida de importancia, sumado al discurso del Presidente que decía que la nueva directora tenía que preocuparse por las regalías (que ha sido lo que más ha politizado al DNP) y por coordinar con entidades territoriales, que mucha gente interpreta como “tener a los alcaldes y gobernadores contentos” , dejó a todo el mundo preocupado,” explicó un funcionario de la entidad.

El momento del cambio tampoco es el mejor. Por una parte, porque estaba en camino una reorganización de la entidad para crear una institucionalidad que se ocupe únicamente de las regalías, y que permita a los demás funcionarios quitarse esa carga y dedicarse a los temas para los que fueron contratados. Por otra, porque en vísperas de elecciones se viene la ley de garantías. “Muchos contratistas están preocupados pues el miedo es que cambien los directores técnicos (que suelen presentar renuncia protocolaria cuando llega nuevo director) y esto es particularmente grave en esta coyuntura pues la contratación del 2014 tiene que empezar a moverse en octubre para tener contrato antes de que empiece a regir la ley de garantías en enero de 2014,” explicó una de las fuentes.

Con ese panorama dentro de Planeación, la llegada de Tatyana Orozco no va a ser fluida. La nueva directora puede traer aires de renovación, precisamente por sus habilidades gerenciales y por no estar cortada con la misma tijera de la mayoría de sus antecesores y de muchos de sus subalternos, pero todo indica que eso va a crear resistencias en la entidad. 

En últimas, su desempeño va a definir si Santos quiere un Departamento de Planeación para pensar un país más justo, moderno y seguro (y cómo sería ese DNP hoy)  o si su prioridad son unas relaciones con alcaldes y gobernadores que le permitan aceitar su reelección.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.