Encontramos 51 candidatos que triunfaron contra todos los pronósticos en concejos de ciudades capitales, asambleas y alcaldías en 25 departamentos del país.

Más allá de los palos electorales que han dado de qué hablar en medios de todo el país, en las elecciones regionales que dejaron en jaque a las maquinarias hubo otras victorias que fueron menos visibles pero igual de sorpresivas.

Esos triunfos mostraron que aún en los lugares más apartados de Colombia también se está presentando un cambio dentro de las dinámicas electorales y que el voto de opinión está trascendiendo las urbes más grandes.

Hicimos un paneo por 25 departamentos que cubrimos y encontramos 51 ejemplos de campañas quijotescas que triunfaron contra todos los pronósticos. 

Estas son nuestras conclusiones. Al final podrá encontrar la base de datos completa.

En el entendido de que los triunfos quijotescos mediáticos en capitales y gobernaciones ya se han contado (como los de Cartagena y Cúcuta), para esta historia tuvimos en cuenta las alcaldías no capitales, ganadores en concejos de ciudades capitales, ganadores en Asambleas, y los segundos para alcaldías capitales y gobernaciones que aceptaron las curules que les otorga el Estatuto de Oposición.
El criterio fue triunfos que desafiaron todos los pronósticos locales porque vencieron a maquinarias o superpoderosos locales.
Revisamos en Chocó, Nariño, Valle, Cauca, Cundinamarca, Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Cesar, Magdalena, La Guajira, Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Huila, Caquetá, Putumayo, Amazonas, Arauca, Santander, Norte de Santander, Boyacá y Bogotá.

 

Poco más de la mitad ganaron apretados

Encontramos 26 quijotes que ganaron alcaldías no capitales el 27 de octubre.

De esos, 13 lo hicieron por un margen muy estrecho de ventaja sobre el que terminó de segundo en la respectiva contienda, que osciló entre el 0,38 y el 5 por ciento.

Los más apretados estuvieron en Agustín Codazzi y Bosconia en el Cesar, donde los ganadores se alzaron por un margen del 0,38 y del 0,53 por ciento, respectivamente; en Fusagasugá en Cundinamarca, donde la diferencia fue apenas el 0,69 por ciento; y en Palmira, Valle, donde el ganador cerró con una ventaja del 1 por ciento.

De los cuatro quijotes el caso más llamativo fue el de Bosconia con Edulfo Villar, un vendedor de tinto que tuvo como logo de campaña ‘disTINTO’ y que se impuso sobre los candidatos del representante godo Alfredo ‘Ape’ Cuello y el del cuestionado clan Gnecco, ambos superpoderosos en el Cesar. Los demás eran políticos con algún tipo de trayectoria en sus respectivos municipios.

En contrapartida, hubo tres quijotes que triunfaron con una holgada ventaja.

Dos estuvieron en Risaralda, uno en Pueblo Rico, donde Leonardo Siágama, líder indígena del resguardo Embera le sacó el 43 por ciento de ventaja al candidato que le siguió en votos; y otro en Santa Rosa de Cabal, donde José Rodrigo Toro cerró con 20 por ciento más de votos que el segundo.

En Argelia, Cauca, Jonathan Patiño, un exdiputado que ha sido líder en los procesos de sustitución de cultivos ilícitos, ganó con una distancia del 23 por ciento sobre su competidor más fuerte. 

Los ganadores restantes lo hicieron por un margen de ventaja que osciló entre el 8 y el 15 por ciento.

Son de todas las edades, y la mayoría, al menos, profesionales

Pese a que parte del éxito de varias campañas quijotescas estuvo en el uso de redes sociales y en que le apostaron a captar el voto joven de sus respectivas regiones, los ganadores no están concentrados en alguna generación en particular.

De los 51 que revisamos, 11 oscilan entre los 22 y los 30 años, 10 entre los 41 y 50, y 8 son mayores de 51.

El rango de edad más común fue entre los 31 y 40, en el que se ubicaron 19 de los ahora electos, es decir, el 37 por ciento de todos los ganadores sorpresa que encontramos.

Y aunque hay disparidad de edad, los niveles educativos no son tan disímiles.

De todo el universo que revisamos -en cinco casos no pudimos establecerlo-, solo hay un bachiller, cuatro estudiantes que están cursando alguna carrera profesional, dos son técnicos o tecnólogos. 

41 son al menos profesionales y, de esos, 12 son especialistas en algún ramo, ocho tienen maestría, y hay uno con doctorado: Jorge Andrés Cancimance, quien quedó de segundo en la carrera por la Gobernación del Putumayo y aceptó la curul en la Asamblea. 

 

Los verdes fueron los que más eligieron

En general, la mayoría de partidos alternativos tuvieron dentro de sus aspirantes a algún candidato que resultó siendo palo electoral el 27 de octubre.

Sin embargo, la Alianza Verde fue la que más quijotes eligió en todas las regiones en las que revisamos las victorias.

Ese partido puso cuatro alcaldías propias, 2 diputados y 10 concejales que fueron sorpresa.

De esos, encontramos que 11 fueron de la Ola Verde que en 2010 impulsó la aspiración presidencial del ahora senador Antanas Mockus; y que tres de ese total se eligieron  alcaldes -Jamundí en Valle, Colón en Nariño, y Dosquebradas Risaralda-.

Por firmas se eligieron dos mandatarios: Óscar Escobar (quien también fue de la Ola verde en 2010) en Palmira, Valle, y José Alberto Calderón en Concepción, Santander;  y cinco concejales: dos en Pasto, dos en Medellín y uno en Neiva.

Los demás partidos pequeños que figuraron con nombre propio fueron el Mais con cuatro quijotes, el Polo con dos, Aico con uno, ASI con uno, la Colombia Humana – UP con uno y Colombia Renaciente con uno.

Además, todos esos partidos figuraron en al menos una de las 15 coaliciones que cerraron con sorpresa en alcaldías, concejos o asambleas.

El que más participó en alianzas ganadoras fue el Polo con 12, le siguió Colombia Humana- UP con 10, luego los verdes con nueve, el Mais con cinco y Colombia Renaciente y Farc con uno cada uno.

 

Pero los partidos tradicionales también sacaron 

Dentro de las sorpresas electorales que encontramos hubo cuatro que salieron de las toldas de partidos tradicionales. 

La más llamativa fue la victoria en Toledo, Antioquia, de Astrid Elena Chavarría, quien fue avalada por La U, el Centro Democrático y Cambio Radical. 

Ella terminó siendo la candidata porque a su esposo, Orley García, quien era el que se había inscrito, lo asesinaron a inicios de septiembre con varios impactos de bala mientras se encontraba de correría. 

Chavarría recogió el trabajo social de su esposo García, a quien conocían en este municipio del Norte como ‘el profe’ porque llevaba 15 años trabajando como profesor de escuelas rurales y líder social. Derrotó la hegemonía de la superpoderosa casa política de los Suárez Mira.

Además, hubo otras tres sorpresas que dieron candidatos avalados por partidos tradicionales.

El Partido de La U respaldó al periodista Leiderman Ortiz, quien se eligió contra todos los pronósticos  en la Alcaldía de Caucasia en Antioquia, en su segundo intento por ocupar ese cargo; el Conservador apoyó a la animalista Constanza Arango en el Concejo de Popayán; y el Liberal avaló a Diana Rojas en el Concejo de Cali, quien destronó a la concejala más veterana de la capital del Valle (llevaba 40 años con la curul).

 

Hay pocas mujeres, la mayoría en el Pacífico 

Solo encontramos nueve mujeres que ganaron inesperadamente y con campañas que arrancaron sin mucha posibilidad. 

Ese número equivale al 17,64 por ciento, de los casos que identificamos, lo que quiere decir que son menos de dos por cada diez quijotes. 

De las nueve, cinco son del Pacífico: cuatro están en Cauca y una en Valle. Las otras cuatro están repartidas en Antioquia (dos), Risaralda (una) y Boyacá (una).

Del total, cuatro se quedaron con Alcaldía, todas son las primeras mujeres en ocupar el cargo en sus respectivos municipios y dos son indígenas.

En Silvia, Cauca, llegó Mercedes Tunubala de la etnia Misak; en Cubará, Boyacá, se eligió Benilda Tegría, quien es U’wa; en Inzá, Cauca, Geidy Xiomara Ortega, quien es campesina; y en Toledo, Antioquia, Astrid Elena Chavarría, quien asumió la candidatura tras el asesinado de su esposo durante la campaña.

Las restantes están repartidas entre Asambleas y Concejos de ciudades capitales.

 

Historiadora y Diseñadora. Trabajé del 2018 al 2021 en La Silla Vacía como Coordinadora Gráfica. Ahora vivo en Helsinki (Finlandia) y estudio una maestría en Comunicación Visual.