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Poco hemos escuchado hablar de las “computadoras del ala oeste”, mujeres afrodescendientes que entre las décadas del 30 y 70 del pasado siglo hicieron parte del programa aeroespacial de la National Aeronautics and Space Administration (Nasa) en Estados Unidos.

Más allá de romper esquemas por su formación y desarrollo de carrera en disciplinas relacionadas con la Ciencia (S), la Tecnología (T), la Ingeniería (E) y las Matemáticas (M)(Stem) en una época en la que aún existían leyes que promovían la discriminación racial, el valor de las también conocidas como “computadoras humanas” se centra en las contribuciones realizadas para el éxito de las misiones espaciales Apolo y Mercurio y también en el desarrollo de los vuelos supersónicos.

Poco se sabe de ellas y de otras científicas alrededor del mundo porque, si bien las mujeres representan la mitad de la población mundial, existe un gran desequilibrio respecto de su participación en las disciplinas Stem, en comparación con los hombres. De hecho, se ha calculado que solo el 30% de las personas investigadoras en ciencia son mujeres, situación que se agrava en los niveles de carrera más avanzados.

En Colombia se han evidenciado diferencias de género en la adquisición de competencias asociadas a las disciplinas Stem en niveles de formación previos al universitario. Por ejemplo, en el reporte del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa) del año 2018 se evidenció una brecha de género en las disciplinas de Matemáticas y Ciencias a favor de los varones, siendo una de las brechas más grandes en todos los países y economías participantes en este estudio.

En el campo de la formación profesional, otros informes señalan que en Colombia el 17% de las mujeres participan en profesiones Stem frente al 30% de los hombres; una situación que es más dramática cuando se analizan los programas en ingeniería, donde las mujeres no superan el 14% de la matrícula.

En Estados Unidos y el Reino Unido se ha documentado la desigual representación racial y de género en las disciplinas Stem; sin embargo, en Colombia esta es una asignatura pendiente, por ejemplo, no tenemos mucho conocimiento sobre las oportunidades y desafíos que enfrentan las poblaciones subrepresentadas (como mujeres, afrocolombianos, indígenas) para su formación y desarrollo de carrera en disciplinas Stem y menos se tiene información acerca de estas poblaciones desde el enfoque interseccional.

La evidencia científica muestra que la disparidad racial y de género en Stem es consecuencia de factores individuales, organizativos, institucionales, sociales y culturales. En consecuencia, la igualdad de oportunidades en estas disciplinas es una cuestión que debe ser priorizada y abordada activamente a través de programas y políticas y que convoque a gobiernos, academia, empresas y sociedad, para trabajar de manera coordinada y lograr este propósito.

La participación de las mujeres afrodescendientes en el programa de la Nasa fue posible hace algunas décadas gracias al presidente Franklin D Roosevelt, quien a través de una orden ejecutiva impedía el ejercicio de la discriminación racial en los procesos de contratación en los servicios federales.

Aquí, la normatividad, sumada a la sensibilidad de algunos directivos del programa espacial, fueron la receta perfecta para que estas mujeres científicas dejaran de ser talentos ocultos.

Aumentar el reclutamiento y la retención de minorías subrepresentadas en Stem puede fortalecer una fuerza laboral diversa con diferentes habilidades y experiencias que constituyen un recurso valioso para el logro de resultados organizacionales a la vez que contribuye a la recuperación económica equitativa, inclusiva y sostenible.

Me pueden conectar o contactar en Merlin Patricia Grueso Hinestroza, consiliaria y profesora Universidad del Rosario.