Ilustración: Los Naked

La historia de la seguridad social en Francia es fascinante. El sistema que rige la pensión, la cobertura médica, los subsidios, la cobertura ligada a los riesgos de trabajo es una suerte de epopeya social que bien vale la pena conocer, sobre todo ahora que estamos discutiendo sobre temas afines en Colombia.

El edificio de la seguridad social francesa, uno de los sistemas más sólidos del mundo, fue creado en muy poco tiempo, en los meses inmediatamente siguientes a la segunda guerra mundial, entre 1945 y 1946.

Aunque victoriosa, Francia quedó económicamente arruinada después de la segunda guerra mundial, la ocupación de medio territorio por los nazis y el bombardeo de muchas ciudades.

La población tenía hambre y frío, el racionamiento de carbón o de pan era la regla. La mortalidad era alta (especialmente la infantil)

Políticamente, el poder estaba ahora en manos de quienes habían luchado para sacar a los nazis, es decir en manos de la resistencia francesa: los gaullistas (de derechas) y los comunistas. Eran dos sectores antagonistas desde el punto de vista de sus doctrinas y de su modelo de país. Pero ambos coincidían en la urgencia de reconstruir a Francia.

El partido comunista, que había combatido con gran valentía al invasor nazi, y que pedía derechos sociales para todos, obtuvo mayorías en las elecciones. Fue así como se dio un gobierno de unión nacional, en el que el general de Gaulle, presidente, tuvo que incluir a cinco ministros comunistas en su gabinete.

Fue en esta coyuntura muy particular, de salida de crisis, gobierno de unión nacional, ministros comunistas, que nació la seguridad social, un “islote de socialismo en un país capitalista”, como la describe hoy un investigador. El organismo no es administrado por el Estado. Sus fundadores no quisieron dejarle ese poderoso organismo al poder de turno, pues éste podría estar tentado a echar mano de sus recursos.

Cuando se creó, los sindicatos eran fuertes. Uno de los cerebros detrás de este organismo fue Ambroise Croizat, ministro de trabajo de de Gaulle, delegado sindical y obrero metalúrgico. Tuvo la visión política para entender que esa coyuntura específica no se iba a repetir en mucho tiempo. Trabajó de la mano con un alto funcionario gaullista y progresista, Pierre Laroque, para montar el sistema y sobre todo, para que los capitalistas no se adueñaran del régimen. En siete meses de trabajo muy intenso crearon la Sécurité Sociale, un organismo independiente del Estado, pero público. Sus administradores, en sus tres cuartas partes, eran representantes de los trabajadores cotizantes, y en una cuarta parte, representantes de las empresas.

Desde el inicio se planteó como un gran organismo encargado de cubrir las protecciones referidas a salud, pensiones, accidentes de trabajo y subsidios específicos. En un lapso muy corto, la Sécurité Sociale les cambió la vida a los franceses, particularmente a los más pobres y a los más desvalidos.

Hoy, sus recursos provienen principalmente de las cotizaciones salariales, y también de impuestos específicos. Todos los residentes en Francia están afiliados a este sistema. Se rige bajo los principios de solidaridad (cotizan los activos para beneficio de los inactivos, los altos salarios para beneficio de los bajos salarios) y universalidad (cubre obligatoriamente a todos los residentes). Claro está que la Sécu enfrenta desafíos (como el envejecimiento de la población). Pero también lo es que el sistema funciona: introduce igualdad, y los franceses ven como un logro social que hace parte de su identidad nacional.

La coyuntura colombiana es interesante para plantear discusiones de fondo sobre los sistemas que rigen nuestra salud, pensiones, accidentes de trabajo o subsidios. La elección de Petro ha dado lugar a una toma de conciencia en amplios sectores, incluso en sectores privilegiados económicamente, sobre la necesidad de cambiar el modelo actual para hacerlo mucho más inclusivo.

Al menos de labios para afuera, y con las imágenes del estallido social, se está llegando a una suerte de consenso en el sentido de que las condiciones en que vive la mayoría de la población (52% en la pobreza, extrema desigualdad, concentración del ingreso, concentración de la miseria en la periferia, desnutrición y hambre en grandes capas de la población, etc.) no son compatibles ni con la noción de democracia ni con aquello a lo que aspiramos como nación.

Petro encuentra una Colombia post conflicto, post estallido social y post pandemia: un escenario de ruina y crisis, como Francia en 1945. Pero también, un país con una reserva de fuerzas, un deseo de cambio real. Petro tiene la intención de hacer un gobierno de unión nacional, y ha expresado grandes ambiciones en lo que se refiere a la salud y a las pensiones. El ejemplo de Francia muestra que de momentos de crisis pueden surgir profundas transformaciones. 

Es investigadora asociada de la Universidad Paris Diderot. Estudió ciencias políticas en la Universidad de los Andes, una maestría en historia latinoamericana en la Universidad Nacional de Colombia, una maestría en ciencias sociales en el Instituto de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de Marsella...