Esta columna fue escrita en coautoría con Sofía Carrerá.

“Las niñas no saben sumar”, “los niños son científicos y las niñas amas de casa”, “las mujeres van a la universidad a buscar un buen marido”, “las chicas solo sirven para cocinar, limpiar y cuidar” son frases que las mujeres han escuchado al menos una vez en su vida. Lastimosamente, más de una mujer se las ha creído o no ha tenido más opción que seguirlas.

En el mundo, especialmente en Colombia, las brechas de género vienen, en muchos casos, desde la casa y se evidencian en las distancias profesionales entre hombres y mujeres. A pesar de que las mujeres representan un 53,19% de las y los estudiantes de educación superior en Colombia, según el informe técnico de Cedesco, para el 2018 fueron solamente el 30,6% de los estudiantes en carreras relacionadas con ciencia, ingeniería, matemáticas y tecnología (“stem”, por sus siglas en inglés).

En aras de promover el acceso a la ciencia y lograr disminuir esta significativa brecha de género, en 2015 la Organización de las Naciones Unidas creó el día de las mujeres y las niñas en la ciencia, a celebrarse cada 11 de febrero. Esto responde a la histórica desigualdad de género entre hombres y mujeres en profesiones stem. 

La ciencia ha sido un campo tradicionalmente de dominancia masculina con injustos estereotipos de género y marcadas diferencias educativas. Por ejemplo, las niñas suelen tener resultados menores en matemáticas y ciencia en educación primaria y techos de cristal que impiden que las mujeres escalen en ámbitos profesionales (en Colombia solo cuatro mujeres ocupan el cargo más alto en las 100 empresas más grandes del país).

No obstante, las conmemoraciones no son suficientes. Las medidas más efectivas para disminuir – y eventualmente eliminar – las brechas de género son las acciones afirmativas en todas sus denominaciones y, sin más, la garantía de contextos propicios para el empoderamiento femenino lejos de discriminaciones positivas.

Esta columna tiene mucho significado para mí como educador. En esta conmemoración, he decidido escribirla con Sofía, estudiante de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación y politóloga de la Universidad del Rosario, un ejemplo lleno de evidencia del poder transformador de la ciencia en el empoderamiento de las mujeres. 

He aprendido de Sofía y con Sofía, y he tenido el gusto de llegar a comunidades de niñas y mujeres en territorios aquejados por la violencia y la pobreza en Colombia para hacerles saber que lo necesario para transformar el mundo ya reside y siempre ha residido en ellas. Sofía ha sido mentora y replicadora de esa transformación vital y tan necesaria. Sueño con ver en niñas y mujeres lo que veo hoy en nuestra estudiante.

El reto motivador desde las universidades es gigante y las acciones reales son sumamente necesarias. En nuestra Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad del Rosario contamos con una comunidad educativa fascinante que me anima a continuar liderando esta revolución académica. Estudiantes, profesores y profesoras, funcionarios y funcionarias que creen fielmente que es mejor poner el bien común por encima del bien personal como compromiso con Colombia.

A propósito del día de la niña y la mujer en ciencia, como decano de esta gran escuela atípica, me siento orgulloso y celebro genuinamente a cada una de nuestras estudiantes y profesoras que desde la ciencia básica y aplicada, y la base tecnológica quieren cambiar el país a través de sus propios proyectos de vida. Cada una de ellas me motiva y me confirma la buena tarea de apostarle a la reducción de brechas de injusticia y a la consecución de una educación justa, democrática y para todos, todas y todes.

Veo claramente que todo tiene sentido, mi primera y más genial escuela (la tripla inolvidable, mi bisabuela, abuela y mi madre, quienes me criaron y enseñaron lo verdaderamente importante) lo hizo muy bien. Qué este día de conmemoración nos recuerdo que requerimos urgentemente sensibilidad, empatía y, sobre todo, acción. ¡Feliz día, STEMpoderosas!   

Rafael Alberto Méndez-Romero es decano de la Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad del Rosario. Ha sido coordinador del Servicio de Matemáticas y 4.0, y del pregrado en Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación de la Universidad del Rosario. También ha sido profesor...