El presidente Gustavo Petro en el coliseo municipal de Guapi, Cauca. Foto: Twitter Presidencia

Hasta ayer, y durante una semana, el Litoral Pacífico fue el centro de operaciones del gobierno Petro. El presidente, su gabinete en pleno, viceministros y decenas de funcionarios técnicos estuvieron desplegados en la región más pobre del país, donde Petro logró una victoria apabullante. 

En el Pacífico, Petro no llegó sólo a anunciar proyectos de inversión, aprovechando la gruesa chequera de su gobierno en el 2024. Sin perder el pulso de los golpes que recibió desde Bogotá, como la suspensión del canciller, el presidente activó la narrativa de un político en campaña. Habló como cuando era alcalde de Bogotá, como un dirigente del Pacto Histórico con la cabeza en las presidenciales del 2026 y anunció un duro choque institucional con la Fiscalía. 

Estos fueron los principales cuatro mensajes políticos que dejó Petro en el Pacífico:

1. El gobierno está siendo perseguido por la Fiscalía y la Procuraduría

Desde el Pacífico, el presidente cargó en contra de las dos instituciones, cuestionando sus  decisiones más recientes y activando la narrativa de un gobierno perseguido. 

El primer sablazo de Petro fue contra la Procuraduría, que decidió suspender por tres meses al canciller, Álvaro Leyva, por presuntamente extralimitarse en sus funciones en medio del lío del proceso de licitación de los pasaportes. El miércoles, Petro rememoró su alcaldía en Bogotá, marcada por el enfrentamiento con el exprocurador, Alejandro Ordóñez, luego de que lo destituyera e inhabilitara para ejercer cargos públicos. 

“Nos va a costar. Nos van a suspender ministros aquí y allá. Eso ya lo vivimos en la Bogotá Humana. No nos van a dejar gobernar”, dijo el presidente en medio del coliseo de Guapi, Cauca.

Ese mismo día, ahora desde El Charco, Nariño, Petro criticó el allanamiento a las oficinas de Fecode, el sindicato de profesores, ordenado por la Fiscalía y la Corte Suprema en medio de la investigación por las irregularidades en la financiación de su campaña a la presidencia. El caso, revelado por La Silla Vacía, consiste en la donación de 500 millones de pesos que el sindicato le donó a la Colombia Humana, pero que no aparecen registrados en las cuentas oficiales. “Están buscando caminos para sacar al presidente de la República de la presidencia. No estamos ante cualquier cosa”, dijo Petro sobre el procedimiento judicial. 

“En el fondo, el terreno en el que puede presentarse como un perseguido es el que quisiera el presidente”, dice el consultor político, Andrés Mejía, panelista de Blu Radio. “Es el terreno donde se engrandece. El elemento de la victimización es importante en su retórica. Es un campo de juego que confirma su narrativa y sus premisas, y donde se siente bien jugando. Uno de los eventos más significativos de su historia política es, probablemente, la forma en la que creció luego de la destitución del procurador Ordóñez”. 

En los últimos días en el Pacífico, Petro le subió el volúmen a sus cuestionamientos a la Fiscalía. El viernes, desde Tumaco, dijo que en Colombia “se está discutiendo la posibilidad de sacar al presidente” al referirse a la posibilidad de que la vicefiscal Martha Mancera reemplace al fiscal general, Francisco Barbosa, luego de que la Corte Suprema pospusiera la votación de una nueva fiscal escogida de la terna enviada por el gobierno. 

El sábado, en el Chocó, durante el cierre de la gira, el mandatario aseguró que el “fiscal (Barbosa) en su desespero” intentará judicializar a los miembros de su gabinete. “Nos quieren echar otra vez”, dijo desde Quibdó. Y remató diciendo que Barbosa está cometiendo el delito de sedición.

Para la congresista Isabel Zuleta, del Pacto Histórico, la persecución contra la izquierda no sólo se siente al nivel del ejecutivo. “La persecución de la Procuraduría contra el Pacto es inclemente. Y los procesos que nos tienen en la Corte son absurdos”, dice la representante por Antioquia. “La magistrada Cristina Lombana sigue persiguiendo a los progresistas. El Pacto Histórico, además, es el partido que más ha perdido curules ante el Consejo de Estado, y las denuncias por pérdida de investidura sólo avanzan contra nosotros”.

2. La izquierda no puede perder las elecciones del 2026

La preocupación por las próximas elecciones presidenciales fue uno de los principales leitmotiv de Petro en el Pacífico. Lo mencionó antes de viajar al señalar que la coalición de partidos del Pacto Histórico deben unirse en un partido único para competir en el 26

Y desde el martes, cuando llegó a Tumaco, no perdió ocasión para recordarlo ante sus seguidores. “Necesitamos elegir otro gobierno progresista. 200 años de olvido no se solucionan en 4 años”, dijo el presidente en su primera reunión con las comunidades indígenas Awá. 

Según la senadora Clara López, del Pacto Histórico, se necesitan tres o cuatro gobiernos progresistas para consolidar un cambio político. “Y lo lógico es sentarse y mirar cómo vamos a organizar las fuerzas de cara a los últimos dos años y medio del gobierno”, dice. La senadora agregó que “hemos tomado la decisión de reflexionar y generar una herramienta política capaz de unir una mayoría, no sólo de izquierda, sino con los sectores que participaron en el frente amplio”, a propósito de crear un partido único que compita en el 2026.

Bogotá le volvió a servir al presidente como espejo retrovisor de lo que no debe pasar. “El presidente va a ser reemplazado. Tiene que ser seguido por alguien mejor. No por alguien que devuelva los programas, como nos sucedió en Bogotá”, dijo en referencia a la alcaldía de Enrique Peñalosa, uno de sus principales rivales políticos y quien lo sucedió en 2015 al frente de la capital.

El proselitismo de Petro incluso le alcanzó para parafrasear al expresidente Álvaro Uribe, su némesis político. “Cuidemos el 2026”, dijo el presidente en su último discurso en Tumaco aludiendo a la famosa frase de Uribe de cara a las últimas elecciones presidenciales, “Ojo con el 22”. 

“El proyecto que representamos no se agota ni se puede cumplir en un período de cuatro años. El presidente lo planteó desde la campaña”, dice el representante del Pacto por Bogotá, Gabriel Becerra. “Estamos apuntando a una transición política que debe incorporar, por lo menos, tres períodos. El presidente sabe que en cuatro años no se puede transformar la política que ha dominado el Estado, y la concepción de la economía y los derechos que trae consigo”.

3. El Pacífico es víctima de una venganza racial perpetrada por la oligarquía

El presidente viajó a la región más pobre del país a vislumbrar su futuro. Pero habló mucho de su pasado. 

En los nueve discursos que dio en la región, Petro expuso su idea de una región deliberadamente abandonada por las élites centrales. Su argumento consiste en que las élites políticas de Bogotá, herederas del sistema esclavista introducido por la Corona Española durante la Colonia, se han vengado durante los dos siglos de vida republicana de los afrocolombianos que escaparon de la esclavitud y empezaron a poblar el Litoral Pacífico.

“Como en Haití, las élites se vengaron del Pacífico. La venganza fue el olvido”, dijo Petro en su primer día en la región. Con esta teoría sobre la historia del Pacífico, y trazando paralelos con otras experiencias coloniales, Petro ha estado enrostrando a la “oligarquía colombiana” sus fracasos en el occidente colombiano. 

Por ejemplo, el jueves, desde López de Micay, Petro se refirió al reciente derrumbe en la carretera entre Quibdó y Medellín, que dejó 39 personas muertas. “Esa gente que murió no murió por un desastre natural. Esa gente, en realidad, murió asesinada por la oligarquía de Colombia”, dijo el presidente en medio del aplauso unánime de su auditorio.

En el relato de Petro siguió el copamiento de la región por parte de poderosas estructuras económicas ilegales, con la minería ilegal y el narcotráfico como estandartes. 

Y ante este pasado sombrío, el presidente exigió un futuro promisorio y con ambición. 

“No se trata de hacer cambios en los márgenes”, le espetó a sus ministros desde su primer día en Tumaco. Por eso, en los cinco días que estuvo en la región, Petro propuso un puerto de aguas profundas en López de Micay, plantas de energía geotérmica que aprovechen la energía generada por los volcanes y vías férreas, paralelas al Tapón de Darién, que conecten con el río Atrato y sirvan como ruta alternativa para el comercio internacional que pasa por el Canal de Panamá.

4. La burocracia del Estado es un obstáculo para la agenda del gobierno

Los burócratas tuvieron un lugar especial en las críticas presidenciales. En cinco de los nueve discursos que dio en el Pacífico, Petro tuvo como blanco a los funcionarios técnicos del gobierno. “Me da temor que este gobierno tampoco sea capaz. Porque se deja dominar de la inercia. Se deja dominar del tecnócrata de abajo que impone la decisión”, dijo Petro desde Guapi, Cauca luego de hablar de las necesidades básicas de la región en salud, educación y alcantarillado. 

En Guapi, el presidente hizo referencia al cónclave que tuvo en diciembre del 2023 con su gabinete, y en el que los criticó con dureza por no priorizar los proyectos de inversión de las regiones más apartadas del país. “No se ha hecho el plan para las inversiones de las regiones más pobres. ¡Qué carajo!. La técnica sigue a la política, no la política a la técnica”, les dijo Petro a sus ministros desde el coliseo del pueblo. “No son la política y la decisión popular las que tienen que arrodillarse a un tecnócrata, que tiene intereses escondidos”, remató.

En El Charco, Nariño, el presidente responsabilizó a las instituciones creadas para darle cumplimiento al acuerdo de paz con las Farc de su fracaso. “La transformación del territorio no se puede hacer desde los pequeños presupuestos. Desde el trabajo de unas oficinas marginales. Es condenar, de una vez, un acuerdo a su incumplimiento”, dijo Petro sobre herramientas como los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet), el instrumento de planeación para atender las zonas más afectadas por el conflicto. 

En paralelo a estas invectivas contra la burocracia estatal, Petro estuvo retando permanentemente a sus ministros por no sacar adelante grandes proyectos de inversión. En Tumaco, el presidente les dijo públicamente que hacen balances simplemente “para cumplir”, y a la ministra de Agricultura, Jhenifer Mójica, le advirtió que debe “ponerse las pilas” ante el descenso de Colombia en la lista de exportadores de café. 

El epítome de la molestia del presidente se dio ayer en Quibdó, al cierre de la jornada del gobierno en el Pacífico. La ministra de Vivienda, Catalina Velasco, le informó al presidente sobre la administración del hospital público de la ciudad, intervenido por la Superintendencia de Servicios Públicos y administrado por EPM. 

“¡No hemos hecho las inversiones! ¡Las cosas hay que afrontarlas como son!”, le dijo Petro a la ministra. “¿Vamos a esperar a que nos vayamos?”, continuó el presidente en medio del aplauso unánime del auditorio, y exigiendo de parte de sus más altos funcionarios los sacrificios necesarios para sacar adelante sus proyectos, una directriz usual de Petro que en el pasado ha supuesto problemas judiciales y sanciones a sus coequiperos.

Cubro al gobierno del presidente Gustavo Petro en La Silla Vacía. Estudié Periodismo en la Universidad de Antioquia.