En 2022, Gustavo Petro logró la proeza de unir por primera vez a la izquierda colombiana, históricamente dividida. Con esa coalición de partidos logró la mayor votación en el Congreso y sentó la primera piedra para ganar en las presidenciales. Esa unidad enfrenta ahora un reto existencial que el Pacto Histórico no ha resuelto. Los intentos de hacerlo, solo han sembrado más división. 

Bajo la ley actual, no pueden volver a aspirar como coalición en las legislativas de 2026. Las ambigüedades legales de su coalición ya han terminado con dos congresistas menos en su bancada. Y en las elecciones regionales quedaron en evidencia las fisuras del proyecto de izquierda, con una derrota evidente. 

Desde marzo de 2023 las directivas del Pacto buscan alternativas, según conoció La Silla Vacía por un documento confidencial que se ha discutido internamente. Pero en nueve meses los avances son mínimos. Ahora, con la urgencia más presente tras la nulidad en la elección del senador Alexander López, los nuevos intentos de forjar una unidad tantean la alternativa incierta de hacer una reforma política para cambiar la Constitución, y permitir un Frente Amplio. Una solución que abre un camino incierto para un escenario partidista cada vez más fragmentado.  

El reto existencial de la izquierda unida

El documento con rótulo de “confidencial”, que redactaron varios líderes del Pacto en marzo de 2023, señala el reto imperativo de la unidad: “De lo contrario, los cambios del recién inaugurado gobierno no tendrán continuidad, y habremos perdido la oportunidad de realizar el cambio histórico”. 

El documento fue redactado por Eduardo Noriega, director de la Colombia Humana; el actual ministro de salud, Guillermo Alfonso Jaramillo; Wilson Borja del Polo; Clara López de Todos Somos Colombia; Luis Carlos Avellaneda del movimiento Unidad Democrática y Yesid García del PTC. Planteaba una hoja de ruta a la consolidación de un partido unitario con una transición entre 2026 y 2030. 

Para lubricar el tránsito, la propuesta abre la puerta a que los partidos mantengan las proporciones de financiamiento estatal y la autonomía, como si aún conservaran su personería jurídica. Es decir, un partido unido de tendencias autónomas. Sin embargo, la propuesta esbozada para cumplirse antes de las elecciones regionales, fracasó.

Desde que se redactó ese documento, la urgencia de unirse solo ha crecido. 

La senadora María José Pizarro se ha convertido en la nueva vocera de la unificación, después de la fragmentación que se vivió en las regionales de octubre y la nulidad de la elección de los senadores César Pachón y Alexander López. A ambos el Consejo de Estado les ha cobrado doble militancia, porque en la campaña de 2022 apoyaron a candidatos del Pacto que no eran de su propio partido. Especialmente la caída de López es una pérdida de un líder clave, y refleja los riesgos de participar en coaliciones de muchos partidos. 

Pero el reto existencial más claro lo plantea la ley. Según la Constitución, está prohibido construir coaliciones entre movimientos que sumen más del 15 por ciento de los votos de la pasada elección. En 2022 el Pacto obtuvo, 19 por ciento. Por eso, como existe ahora, no se podría presentar en 2026 con una lista similar al Senado. 

Además, desde las elecciones, los movimientos que componen el pacto han pasado de seis a 13 partidos con personerías jurídicas, luego de la explosión de avales que trajo una decisión de la Corte Constitucional y las interpretaciones laxas del CNE. Eso le dio poder a los movimientos pequeños, que ahora reciben financiación estatal y avalan candidatos. 

Con ese nuevo poder, la propuesta que hicieron las cabezas del Pacto en marzo, de como se repartirían los pesos en el partido unido, generó la sensación de que estaban siendo “borrados”, como le dijo a La Silla, Celestino Mojica, Director Político de ADA. Según una tabla en el documento confidencial, el Polo y la Colombia Humana tendrían un poder mayoritario sobre los otros partidos.  

Por eso el Pacto llegó con división entre sus partidos a las elecciones regionales. Las consecuencias se vieron en los resultados del pasado 29 de octubre. Según la senadora Pizarro, “con 13 personerías jurídicas, nosotros tuvimos enormes dificultades para la inscripción de listas”. La dispersión se vio en las regionales, donde la coalición del Pacto se dividió, y muchos partidos, como el de Pizarro, terminaron apoyando candidaturas de políticos tradicionales. 

Un ejemplo es la candidatura de Dilian Francisca Toro, que tuvo el coaval del partido Mais en su coalición para llegar a la Gobernación del Valle, lo que generó fuertes críticas por parte de sectores del petrismo a la presidenta del Mais, Martha Peralta. A esa desfiguración ideológica es atribuida parte de la derrota de la izquierda en las regionales.

Además del reto existencial para el Pacto, hay varios congresistas importantes con problemas puntuales. Por ejemplo, Pizarro, una de las presidenciables del petrismo, y David Racero, expresidente de la Cámara, están encerrados en Mais, uno de los partidos de la coalición. Y si quisieran aspirar en 2026 por un partido distinto del Pacto, tendrían que renunciar un año antes de las elecciones para no inhabilitarse, como le sucedió al exsenador Roy Barreras. 

Partido Unitario: El coco de la unificación del Pacto

La propuesta de unificación ha sido bloqueada, sobre todo, por los líderes de partidos más pequeños del Pacto.

Por ejemplo, en el Mais ha habido discusiones entre Pizarro, Racero y la presidenta del partido, Martha Peralta, férrea opositora a la idea del partido único. Peralta le dijo a La Silla, que pese a esperar la decisión de la Convención Nacional del Partido en enero, no cree en el proyecto del partido unitario. En sus palabras, “los indígenas no van a entregar un proyecto político que crearon”. 

Frente al dilema de Pizarro, Peralta respondió diciendo que, “ella tiene un año para renunciar e irse a otra fuerza política”.

Aunque la discusión ya esté avanzando en los grandes sellos de la coalición, dentro de algunos partidos como ADA, ni siquiera plantean iniciar un debate. El partido liderado por el senador Paulino Riascos, es una de las colectividades que más se ha opuesto a la idea de unificar al Pacto en un solo partido, el 21 de noviembre, en una alocución en la plenaria del congreso, el senador mencionó qué “si ni siquiera con nuestra personería jurídica valemos algo en el Pacto, peor sería entregándola” 

Para su director político, Celestino Mojica, la relación entre ADA y el Pacto se ha enfriado por la falta de representación del partido en el gobierno, sin tener figuras ministeriales con su sello, pero se ha profundizado tras la consolidación de listas en las regionales. Según este, para el Pacto hay partidos de primera y de segunda categoría, lo que se evidenció en las pasadas elecciones donde el Polo o Colombia Humana intentaron imponer candidatos en regiones donde el partido era fuerte, por lo que decidieron alejarse del Pacto en las regionales.  

La Fuerza de la Paz, el partido de Roy Barreras, también se aleja de la idea de un partido unitario, aunque su fundador impulsó la idea en 2022. La percepción de su partido cambió tras los resultados de las regionales, donde incluso llegaron a enfrentar al Pacto. Así lo anuncian las decisiones del partido, según Albeiro Bohórquez, director departamental del partido en Norte de Santander, quien le dijo a La Silla que “nosotros tenemos hoy más alcaldías y concejos que el Pacto. Nosotros no estamos esperando unificarnos, mantendremos una vocería que busca seguir creciendo en las legislativas donde esperamos tener 4 congresistas en solitario.”

Incluso dentro de los partidos grandes la unificación tiene detractores. El concejal del Polo, Carlos Carrillo, acusa al sector de Jaime Dussán, actual director de Colpensiones, de estar retrasando la discusión, poniendo trabas institucionales, “quieren seguir recibiendo recursos de funcionamiento. Por eso no quieren fusionarse, manejan el partido como si fuera su feudo”, le dijo Carrillo a La Silla. 

Ante lo que parece una pugna sin salida, congresistas como Isabel Zuleta, de Colombia Humana, le dijo a La Silla que dentro de la dirección del partido se está iniciando la construcción de un documento para los lineamientos de la unificación, diferente al presentado en marzo de este año.

Frente Amplio: reforma política con transfuguismo

La alternativa es un Frente Amplio, a partir de una reforma política, que implica modificar la Constitución, un proyecto que ha fracasado varias veces en el pasado. 

Esta idea se desarrolla entre voces opuestas al partido unitario, como el congresista Gabriel Becerra, secretario general de la UP y parte del comité ejecutivo del Pacto, “Hay otros que lo que quieren es que desaparezcan las identidades y todos nos fusionemos en una sola cosa. A mi manera de ver, eso no es realista.”

La reforma para abrir un Frente Amplio, inspirado en la izquierda uruguaya, abriría la puerta al transfuguismo y levantaría el tope para la figura de las coaliciones. Eso permitiría que, por un lado, los congresistas que quieran cambiarse de partido lo hagan sin perder su curul, y que la unión de partidos se haga posible a pesar del tamaño de la coalición. 

Le serviría a congresistas como Pizarro y Racero, además mantendría contentos a los directores de partidos pequeños, que yendo en solitario a las elecciones legislativas se arriesgan en no cumplir con el umbral mínimo para conservar la personería jurídica. 

La Silla supo que la propuesta de reforma será presentada por algunos congresistas en febrero y se empezará a tramitar en la Comisión Primera de Cámara. “El Frente Amplio tiene unos estatutos y aunque participan los partidos, también participan procesos sociales, organizaciones sociales y la ciudadanía”, dice Becerra. La idea también tiene tracción en Comunes, “Nosotros somos más partidarios de un Frente Amplio, en el que los partidos no necesariamente tengan que disolverse y podamos convivir las distintas vertientes”, afirma Julian Gallo, senador del partido.

Pero los límites de ese Frente Amplio no son claros. Petro mismo los ha llevado mucho más lejos. Después de los resultados de las elecciones regionales. En su cuenta de Twitter, tras negar la derrota del Pacto, habló de consolidar un “Frente Amplio por el Cambio” con otros partidos fuera de la coalición como los liberales o el verde. Por esto invitó a los 14 gobernadores cercanos al gobierno, donde se encontraban políticos tradicionales como Yamil Arana, del Clan Blel, quien ganó la Gobernación de Bolívar con el aval del Partido Conservador.

Y es que una reforma política como la que proponen miembros del Pacto podría ser también funcional para partidos tradicionales. Sin tope en las coaliciones, podría haber, por ejemplo, coaliciones enormes de partidos opositores, como Cambio Radical y el Centro Democrático. El transfuguismo podría robarle figuras políticas al Pacto o infiltrarlo aún más

Por otro lado, está la cuestión de las listas abiertas o cerradas. La visión del presidente, y de buena parte de los expertos, es que deberían ser cerradas. A esto se oponen buena parte de los caciques regionales y de los políticos influencers. Ese debate, fue, en parte, lo que terminó con el hundimiento de la reforma política de Petro y Roy Barreras, en la primera legislatura.  

“Los políticos y los partidos en Colombia no hacen planes siquiera para el mediano plazo, sino que buscan “soluciones” para la siguiente elección en un par de años”, advierte el profesor de ciencia política de la Universidad de Los Andes, Juan Carlos Rodríguez-Raga. 
Los detalles en el camino son complejos, “se requiere que la coalición institucionalice internamente los procedimientos para zanjar desacuerdos y, especialmente, para elegir candidatos a los diferentes cargos de elección popular”, dice Rodríguez-Raga. Y si opta por el camino del Frente Amplio para sobrevivir, el Pacto tendría que resolverlos, al mismo tiempo que convence a una mayoría del Congreso de acompañarlos en la búsqueda de su salvavidas. 

Soy politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Fui el practicante de redacción durante el 2023, cubrí las elecciones regionales en todo el país, especialmente en Arauca y Bogotá. En ese tiempo realicé investigaciones sobre política partidista y su financiación a través de los empresarios...