Arranca por dos semanas la versión 28 de la Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático o COP 28, que es el máximo foro global para abordar la crisis climática. Será en Emiratos Árabes Unidos, el sexto exportador de petróleo en el mundo, y un país donde el 25 por ciento de su Producto Interno Bruto depende de los hidrocarburos.

Será allá donde Colombia, que ha tenido usualmente una presencia destacada en estas negociaciones, irá a proponer un plan global para eliminar progresivamente la dependencia de los combustibles fósiles, así como ponerle plata al fondo de pérdidas y daños creado hace un año. Esto, con una comitiva de más de 300 personas y una inversión más ambiciosa en el pabellón que tendrá el país en ese escenario. 

Estas son las apuestas del gobierno de Gustavo Petro en la COP.

La gran comitiva

El avión presidencial, con Petro a bordo, salió ayer para Dubai, un vuelo largo de 18 horas para llegar al primer día de la COP. Los tres primeros días están asignados para que los presidentes de los distintos países den sus discursos, y las casi dos semanas siguientes son para negociaciones más cerradas entre las distintas delegaciones. 

Petro va a dar su segundo discurso en ese escenario. El año pasado, en la COP 27, el presidente escribió con trazo rápido un decálogo que no consultó previamente con agencias del gobierno. En este dijo que el mercado capitalista y los hidrocarburos agravan la crisis climática; que muchos tecnócratas están del lado de los intereses del carbón y el gas, y pidió una reforma del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. 

La Silla Vacía conoció el listado de la delegación del Ministerio de Ambiente que irá con Petro y esta tiene tres niveles. Del sector ambiental van 270 personas, sin contar los que van por otras entidades del Estado o desde los privados. 

La delegación de alto nivel la encabeza la ministra Susana Muhamad, que va con el viceministro Francisco Javier Canal, de ordenamiento territorial. También va con tres subdirectores: Sebastián Carranza, que dirige los temas de Cambio Climático, Ghisliane Prieto, que dirige el Ideam, y con María Teresa Becerra, que es jefe de Asuntos Internacionales del Ministerio. 

El segundo nivel es el de la delegación negociadora, que irá encabezada por Diana Carolina Barba. Ella se encargará de dirigir la negociación de alto nivel, donde también estará Claudia Daza Escobar y María Fernanda Velez, que están en asuntos internacionales. También irá Angela Patricia Rivera, contratista que estará a cargo del tema del tema de Adaptación y pérdidas y daños. Con ellas va un equipo de otros 21 asesores que estarán encima de los temas de transición justa, mercados de bonos de carbono o Redd, temas de género, comunidades indígenas y balance mundial. 

Un tercer nivel lo compone la delegación de apoyo al grupo de alto nivel, el equipo del pabellón y el de comunicaciones. También viajarán, del sector ambiental, otros 15 miembros de entidades adscritas al sector, como el director de Parques Nacionales, Luis Olmedo Martínez o Francisco Arias Isaza, el Director de la Invemar, el instituto de investigaciones costeras y marinas. 

Son 65 personas entre todos los miembros que pertenecen al sector ambiental y que el ministerio pidió que acreditaran. Adicionalmente, en un oficio del 15 de noviembre dirigido a la Cancillería de Colombia, el Ministerio de Ambiente pidió que se acreditaran, bajo la categoría de organizaciones sociales y demás grupos de interés que hacen parte de la estrategia de participación social del Ministerio, a otras 205 personas. Con esto, el equipo total del sector ambiental acreditado es de 270 personas. 

Esa cuenta no incluye a las personas que irán desde otras entidades, como el ministerio de Hacienda, Presidencia, representantes de gremios como Asobancaria y de empresas como Ecopetrol, con lo que la delegación total puede estar en las 300 personas. 

La Silla Vacía también pudo conocer el convenio de cooperación entre el Ministerio de Ambiente y Procolombia, a través del cual esta última entidad le giró recursos por $2.292 millones de pesos para hacer el Pabellón Colombia, que es la vitrina de exhibición del país y sus iniciativas en la COP.  

Es un redoble de la ambición para ese espacio, como lo muestran los datos de 2022 que, según registra el Secop, la plataforma pública de contratación, fue por el valor de $1.666 millones de pesos con el objeto de “aunar esfuerzos técnicos, administrativos, financieros y humanos para desarrollar actividades encaminadas a la participación de Colombia en la exposición internacional COP 27”. Con esta plata, el Ministerio de Ambiente financió la realización del pabellón de Colombia en ese escenario.  

Más allá del equipo de unas trescientas personas, y del valor que se contrató para hacer el pabellón de Colombia en ese escenario, el presidente Petro también lleva una agenda de temas que redoblan su apuesta para que se hable de bajarle a la dependencia de los hidrocarburos en ese escenario. 

La agenda de bajar la dependencia de los hidrocarburos

Según explicó la ministra Susana Muhamad, una de las apuestas grandes que tiene el gobierno consiste en buscar que se acuerde la creación de un plan progresivo de eliminación de combustibles fósiles. “Estamos en una discusión internacional porque haya una referencia a la disminución de combustibles fósiles en la COP y no solamente una referencia a la reducción de emisiones. Vamos a pedir con otros países un tratado de no proliferación de combustibles fósiles con un plan económico serio”, dijo. 

Una de las propuestas de la Presidencia de la COP28, liderada por el Sultán Ahmed al Jaber, es triplicar la capacidad de energías renovables para 2030, pero no necesariamente está hablando de bajar el consumo o la producción de combustibles fósiles al decir esto. El gobierno colombiano va a insistir en que a esa ambición de triplicar el uso de energías renovables se le agregue un plan de sustitución de combustibles fósiles. 

Esta petición aterriza en una COP que tiene como propósito principal hacer un primer balance mundial, desde que se firmó el Acuerdo de París (2015), para evaluar qué tan acordes son los compromisos climáticos de los países con lo que se pactó en ese acuerdo histórico en el que se puso como senda evitar que la temperatura global aumente más de 1.5 grados celsius. 

El balance, como dice la ministra Muhamad, arranca con un saldo negativo. El informe “The production gap” (2023) publicado por el Instituto de Estocolmo para el Ambiente, plantea la tesis clave de que los 20 gobiernos responsables de más del 80 por ciento de las emisiones globales, planean producir más del doble de combustibles fósiles, para 2030, de lo que sería necesario si se quiere mantener el límite de 1.5 grados celsius. 

Según ese estudio, el mundo no va en camino a producir menos hidrocarburos, sino más. Las proyecciones son de una producción de un 460 por ciento más de carbón, un 83 por ciento más de gas y un 29 por ciento más de petróleo en 2030. 

Para la ministra Muhamad, estos datos muestran que la frontera extractivista se sigue ampliando junto con las emisiones, pero no por esto será fácil poner el tema de los hidrocarburos en la mesa de negociaciones. Mucho menos con el antecedente denunciado por The Guardian en una nota titulada Most sponsors of Cop28 have not signed up to UN-backed net zero targets en la que muestra que el anfitrión de la COP iba a utilizar reuniones climáticas con otros países para promover acuerdos para sus compañías nacionales de petróleo y gas, según documentos filtrados. 

En esta misma nota se menciona que Adnoc, la petrolera nacional de ese país, planeaba decirle a Colombia que está “lista” para ayudar a desarrollar sus reservas de petróleo y gas. 

Para Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente, en general, las COP han sido poco exitosas para que los compromisos ambientales que se dan en esos escenarios se traduzcan en acciones concretas de los países más contaminantes, y no cree que en esta se vaya a abrir la discusión para reducir los hidrocarburos.

“La Convención ha tenido poco éxito, para decir lo menos. En 1992 su meta fue disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en tal monto que hacia el año 2000 estas no superaran las del año 1990. Treinta años después de firmada la Convención en 1992, las emisiones se han incrementado en un 60 por ciento con respecto a 1990”, dice. 

Las apuestas en financiación

Los otros dos grandes temas que lleva Colombia a la COP tiene que ver con buscar financiación para la protección del medioambiente y la mitigación de los daños que ya está produciendo el cambio climático. Uno de estos es el fondo de canje de deuda por servicios ambientales. 

Esta es una idea en la que ha insistido Petro reiteradas veces, desde su discurso de posesión presidencial hasta sus intervenciones en la ONU. En la COP, Colombia tratará de bajar esa discusión a propuestas concretas. Estará lanzando, junto con Alemania, Francia y Kenia, una comisión de expertos para discutir las posibilidades de financiar deuda externa mostrando protección ambiental. 

Es un tema sobre el que Colombia no llega sola. Las propuestas canje de deuda por acción climática y naturaleza se consensuaron en la Reunión del Foro de Ministras y Ministros de Ambiente de América Latina y el Caribe, que fue un encuentro  preparatorio de la COP 28 celebrado en Panamá a finales de octubre. Así que en este tema, Colombia llegará con respaldo regional. 

El otro punto con el que el gobierno llega a la mesa es con la financiación para el fondo de pérdidas y daños, que quedó creado en la COP 27 gracias al esfuerzo de los estados insulares y las pequeñas islas, que son las más vulnerables al cambio climático. La idea de este fondo es que los países ricos e industrializados paguen a los países pobres por las “pérdidas y daños” causados por el calentamiento global.

En esta COP hay un comité de transición para poner las reglas del juego de cómo funcionará ese fondo. Chile, Colombia y Brasil hacen parte de ese comité, y que Colombia buscará que pueda estar financiando iniciativas desde el próximo año.

Uno de los temas de discusión será el alcance de este fondo y a qué países beneficiará. Los países desarrollados insisten en que sería para financiar a países particularmente vulnerables. Un lenguaje que deja por fuera a países como Colombia o Pakistán. 

Camila Rodríguez, líder de Soluciones basadas en la naturaleza para la mitigación de The Nature Conservancy, dice que son muchas las preguntas que siguen pendientes alrededor de ese fondo: “no sabemos cómo se va a financiar aún, ni quién lo va a financiar, ni cómo se va a medir lo que se financie o cómo se va a distribuir ese financiamiento”, dice. 

Soy editor de la Silla Académica y cubro las movidas del poder alrededor del medioambiente en la Silla.