La nueva pelea de Gustavo Petro con la alcaldesa Claudia López por el metro de Bogotá va en contra de los intereses electorales de su coalición. Hoy la mayor preocupación de los ciudadanos es la inseguridad y el eje de campaña que propone Gustavo Bolívar, recién lanzado, no es la vieja, y ya perdida en las urnas, disputa sobre lo elevado o soterrado.

Esta evolución de la discusión se dio porque el presidente trinó que se había llegado a un acuerdo con el Distrito para evitar el “error” de hacer un metro elevado por la avenida Caracas. Pero a los pocos minutos la mandataria lo desmintió y aseguró que la obra seguirá adelante según los diseños del metro elevado. Él dijo que entonces su gobierno había sido “engañado”.

A Bolívar no le sirve políticamente la obsesión de Petro con el metro

Petro sueña con el metro subterráneo desde que fue alcalde de Bogotá, entre 2011 y 2015. Pero esa obsesión sabotea la campaña de su candidato en al menos cuatro aspectos: No es el eje de campaña de Bolívar, la pelea ya se dio y Petro la perdió, no es el tema que más preocupa a los ciudadanos, y además, para Bolívar cambiar la obra sería un problema si llega a la Alcaldía.

Bolívar dijo el día que lanzó su candidatura que su eje de campaña serán los niños y los jóvenes. Ha sido noticia porque considera que a través de la educación y de nuevas oportunidades se podría reducir la delincuencia. “Un niño que aprenda inglés, que aprenda un segundo idioma, que aprenda informática, no sale a atracar porque está insertado en el mercado”, aseguró.

Habló además de extender el Plan de Alimentación Escolar (PAE) a los 365 días (hoy solo está a 180 días). También prometió visitar personalmente cada colegio y dar charlas y dijo que para 2038 buscaría que todos los colegios públicos sean bilingües.

Petro no le ha hecho mucho eco a esas propuestas. En cambio, pone sobre la mesa, otra vez, el metro de Bogotá.

La Silla le preguntó al candidato sobre la nueva polémica, pero para la publicación de este artículo no hubo respuesta. Sin embargo, Bolívar ha dicho varias veces que prefiere que sea subterráneo, pero ya como candidato moderó el tono. Dijo que de ser alcalde, si a enero de 2024 no se había logrado que un tramo de la obra fuera subterráneo, “ya no voy a insistir más en eso y seguimos adelante con lo que hay”.

Petro, además, con su insistencia, pone a Bolívar a dar una batalla que está perdida. En 2019 su candidato, Hollman Morris, tuvo como bandera cambiar “el metro corrupto de Peñalosa”. Sin embargo, quedó de tercero con solo 406 mil votos (14% de la votación).

Claro, le jugaron en contra las denuncias de maltrato de su exesposa, y las denuncias de acoso sexual, que hoy están archivadas. Pero Claudia López y Carlos Fernando Galán, quienes prometían seguir con la obra, obtuvieron cada uno más de un millón de votos. Y Miguel Uribe, quien también defendía la obra, obtuvo otros 400 mil.

Según el analista Camilo Granada, hay dos cosas que un político no puede hacer: “Insistir en una pelea que ya ganó e insistir en una pelea que ya perdió”. Petro no cree en ese proverbio.

El presidente además pone a hablar a su candidato de un tema del que se lleva discutiendo 80 años y que hoy, con la primera línea con un avance del 24%, ya no es la mayor preocupación de los ciudadanos.

Varias mediciones muestran que para los bogotanos la seguridad es la mayor necesidad a resolver. Lo muestra mediciones como la encuesta hecha por el mismo Pacto Histórico, con la firma Gauss; la encuesta de la Alianza Verde, con el CNC, y la última medición de Invamer. Según este último estudio, para el 67% de los encuestados el problema más grande de Bogotá es la inseguridad y el segundo mayor problema es la movilidad, según dijeron el 7% de los encuestados.

Pero en marzo, Invamer también les preguntó a los bogotanos si preferían el metro elevado o subterráneo y la respuesta fue que el 53% prefería que la obra continúe como está y el 40% preferiría el cambio.

A todo el coctel se suma que no hay ningún otro candidato que apoye la idea, salvo Bolívar.

Jorge Robledo dijo en una carta que lo mejor era el metro subterráneo, pero después se patraseó y les pidió a la alcaldesa y al presidente resolver el asunto en el Consejo de Estado.

Por último, la insistencia de Petro con el subterráneo pondría en aprietos a Bolívar si llegara a ser alcalde. Pues si cambia la obra como mandatario, sería el que estaría al frente de las demandas y líos jurídicos que traería el incumplimiento del contrato. 

¿Por qué Petro insiste en el subterráneo?

El presidente Petro dice que no puede permitir la construcción del metro elevado en la avenida Caracas porque lo considera un “esperpento”. Asegura que la huella ambiental y urbana (contaminación visual y auditiva) no se la perdonarían las próximas generaciones. Para él se trata de la defensa de su visión de ciudad.

Los urbanistas y expertos en movilidad le dan la razón en que la huella urbana será importante. Sin embargo, por el avance actual de la obra, varios de ellos que consideran que lo mejor es que la obra continúe como está.

En una entrevista, la alcaldesa López le había dicho a La Silla que pensaba que Petro insistía en el metro porque era “un dolor personal”

Pero para analistas como Camilo Granada la movida de Petro en este punto no tiene sentido. “No veo cómo le beneficia al presidente ni a su candidato, la insistencia del metro porque lo pone entre la espada y la pared”. El analista considera que es el resultado de su “terquedad”. “Esa jugada la vinculo más al ego de Petro y su incapacidad de pasar la página frente a una derrota”.

Para el analista Carlos Suárez se trata de desviar la atención. Él asegura que el presidente es “un mago” marcando agenda: “No estamos hablando de la financiación de su campaña, de su hijo Nicolás, de Laura Sarabia ni de Benedetti, sino del metro, otra vez”.

Augusto Reyes, quien ha sido asesor de la alcaldesa López y ahora lo es de Roy Barreras, explica que el presidente está convirtiendo la campaña en un plebiscito. “Radicaliza las elecciones. Se trata de: o votan por mí o por cualquiera de los otros candidatos que no cambiaría la obra”.

No hubo engaños, pero sí demoras y malentendidos

Todo el debate por el metro se ha vuelto más político que técnico. La nueva pelea del presidente se da porque él asegura que había un acuerdo con la Alcaldía para evitar la construcción del metro elevado en el tramo de la avenida Caracas, es decir, en la mitad de la obra. Pero la alcaldesa López dice que no fue así. Y de hecho, en todas sus declaraciones en medios ha insistido en no frenar la obra.

¿Qué pasó? En marzo había dos conceptos jurídicos sobre la viabilidad de cambiar la obra: uno de la Nación, que decía que sí se podía cambiar. Y otro del Distrito que decía que no. Para dirimir la diferencia, la Alcaldía propuso que se llevara el debate al Consejo de Estado y el ministerio de Transporte propuso que la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI), un órgano consultor del Estado, hiciera un estudio.

El ministro William Camargo dice que además le sugirieron a la Alcaldía que mientras salía el estudio, no se adelantaran obras en el tramo de la Caracas que se quiere cambiar y se priorizaran las otras obras.

También pidió que les presentaran un informe de los avances de la obra, pese a que ya los tienen. La Silla Vacía pudo revisar las actas de las reuniones en las que mes a mes les entregan el informe del avance del proyecto.

Pero el lunes la alcaldesa celebró por redes el inicio de las obras del viaducto que atraviesan la Caracas. En el Distrito dicen que nunca se aceptó frenar el cronograma de la obra.

El gobierno se demoró en contratar el estudio y así le dio pie a que avanzara más, pues solo lo contrataron hace una semana, pese a que se venía considerando desde marzo.

Esa demora de la contratación del estudio de un tema clave para el presidente coincide con la interinidad de la dirección de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y con el cambio del Ministro de Transporte.

La SCI entregará los estudios en agosto, septiembre y octubre. De ahí, si dice que sí se podría ir a la consulta en el Consejo de Estado. Y Petro dice que hablará con el gobierno chino (dueño del consorcio Apca Transmimetro) para que no cobre los daños y perjuicios de cambiar el contrato. Pero al final, incluso el Consejo de Estado dice que sí y el gobierno chino dice que acepta el trazado del metro sin mayores sanciones, el Distrito no está obligado a firmar un cambio en el metro.

Petro necesitaría a un alcalde que esté dispuesto a defender su proyecto. Y hasta ahora solo lo haría Bolívar.

Periodista. Soy editora de Redes Sociales en La Silla Vacía. Cubrí las movidas del poder en Bogotá y el gobierno de Claudia López. También hice algunos reportajes sobre reforma agraria. Antes trabajé en la Revista Semana y colaboré para revista Arcadia y Dinero. Soy coautora del libro 'Los presidenciables...