Colombia está pasando por un proceso de desaceleración económica gradual que avizora un final de 2023 y comienzo de 2024 difícil. En el último trimestre, Colombia pasó a números rojos, con un crecimiento negativo de -0,3%, que no se veía desde la pandemia.

El Banco de la República ha decidido mantener las tasas de interés altas para controlar la inflación. Y aunque el desempleo ha bajado, muchos analistas aseguran que más temprano que tarde se verán los efectos de la caída en la economía. 

Para hablar sobre lo que está sucediendo en el ciclo económico y las perspectivas de 2024 la Silla Vacía entrevistó a César Tamayo, decano de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de la Universidad Eafit. Tamayo, que tiene un doctorado en Economía de la Universidad de Rutgers, lideró el informe sobre Coyuntura y perspectivas de la economía colombiana, publicado por Eafit

Esta historia hace parte de la Sala de Redacción Ciudadana, en la que La Silla Vacía es aliada de Valor Público, el centro de estudios e incidencia de la Universidad Eafit.

La Silla Vacía L.S.V

César Tamayo es C.T.

L.S.V.: ¿Cuáles son los efectos en Colombia de la desaceleración económica y las consecuencias para el siguiente año? 

C.T.: Todo el mundo está desacelerándose a diferentes velocidades, en Colombia esa desaceleración es quizá más rápida. Tuvimos un trimestre con crecimiento negativo, todavía no estamos en recesión, pero hay una alerta. La inversión, las exportaciones, importaciones, las expectativas y la confianza de los empresarios han sufrido mucho.

Pasamos de un crecimiento insosteniblemente alto del 2022 a una variación económica mucho menor. No es algo catastrófico ni el peor desempeño que hayamos tenido, pero sí es preocupante. 

Algo de esto va a extenderse al próximo año. En el último trimestre de 2023 quizá veamos actividad por la temporada de navidad y vacaciones, pero el año entrante seguiremos viendo esta desaceleración. 

Sabemos que en algún momento puede aumentar el desempleo. Tenemos que pensar en lo que pase con la inflación y en qué puede hacer la política monetaria y la política fiscal para que, en algún momento del 2024, tal vez el segundo semestre, empecemos a crecer otra vez.

L.S.V.: ¿Puede ser el 2024 un año de recuperación, o cuándo vendría esa recuperación? 

C.T.: Los primeros meses de 2024 habrá moderación en la dinámica económica, y unas cifras regulares o malas, porque es casi inevitable que lo que estamos viendo se prolongue por las fuertes caídas en la inversión. 

Va a ser un año complicado, pero más allá del pronóstico hay que hablar del futuro. Las perspectivas de la economía dependen de muchos de nosotros, de la política económica, de la actividad empresarial y, por supuesto, de lo que está pasando en el resto del mundo. La pregunta es: ¿qué vamos a hacer para reactivar la economía el año entrante?, ¿qué se requiere? 

Seguramente a comienzos de 2024 la inflación estará en un dígito y quizá bajando, hacia el 8%, en los primeros tres o cuatro meses. Con la inflación cayendo, el Banco de la República puede considerar una política monetaria menos restrictiva. 

Aquí la política más difícil es ajustar los precios de los combustibles, en particular del diesel. El ajuste hay que diseñarlo gradualmente, para que no afecte la inflación, ni la actividad económica. 

Ese es un trabajo quirúrgico, de equilibrista, que tienen que hacer el Ministerio de Minas y Energía y el Ministerio de Hacienda, porque hay hueco fiscal que debe llenarse. También, hay que balancear los objetivos de política fiscal contracíclica con un mensaje de prudencia, que permita mejorar la confianza en el país y atraer inversión extranjera. 

Además, necesitamos un ambiente en el que la inversión funcione. La inversión en infraestructura es clave y hoy está en apuros, pues no hay nuevos proyectos o nuevas concesiones. 

La reactivación no podrá hacerse solamente con presupuesto público, porque tenemos un déficit que, si se amplía, va a desestimular la inversión extranjera, la confianza, y puede llevar a un endeudamiento del país y de las empresas. Hay que proveer condiciones para que el sector privado participe, para que las empresas sientan suficiente confianza para invertir.

L.S.V.: El desempleo ha caído durante este año, pero se dice que es un efecto retardado de la recuperación económica pospandemia ¿Qué podemos esperar del comportamiento del desempleo en 2024?

C.T.: Lo que pasa con el empleo hoy es una mezcla de dos cosas. La primera, la recomposición de la economía hacia sectores más intensivos en mano de obra, como el entretenimiento o la hospitalidad. La economía se ha movido un poco hacia sectores como restaurantes y hoteles, que son de cultura y son claves en el crecimiento, muy intensivos en mano de obra. Eso explica una parte de los nuevos empleos, que surgen a pesar de que la actividad económica está cayendo.

La segunda es, efectivamente, un efecto rezago que evaluamos en el foro de Perspectivas Económicas que hicimos El Colombiano, la Cámara de Comercio y la Universidad Eafit. Allí expliqué que había un efecto de recomposición en el empleo y también un efecto retardado, y que era posible que más adelante empezáramos a preocuparnos por el empleo. 

En el panel hubo varios representantes de empresas y nos decían “esto ya se está viendo en las empresas micro”, con respecto a la destrucción de empleo. Pronto se verán en las cifras de empleo los efectos de la desaceleración. Hay que estar preparados. 

Frente a un aumento del desempleo, el próximo año hay que fomentar la iniciativa privada y la actividad productiva, para que haya inversión que es lo que genera empleo. Tenemos que lograr que en Colombia no sea tan costoso generar empleo. El gobierno y el sector privado deberían conversar sobre las opciones para reducir los costos de generar empleo.

Por ejemplo, todos los análisis de la reforma laboral apuntan a que aumentaría la informalidad porque vuelve más caro el empleo formal. Esto debe atacarse, y la misión de empleo lo dijo hasta el cansancio.  

Parte de la clave está en desligar y desconectar la protección social del estatus laboral. En Colombia mi protección social depende de si estoy empleado o no, al igual que mi aporte a pensiones, mis cesantías. El hecho de tener o no acceso a una caja de compensación, independientemente de cómo se valoren los beneficios de la caja de compensación. 

Si yo no soy empleado tendré dificultades. Hay algunas formas de acceder a una caja de compensación, pero son limitadas. Lo mismo aplica para las pensiones, los aportes a salud y las cesantías, todas dependen de estar empleado.

Quizás la mejor recomendación que puede aplicarse es tratar de desconectar la protección social del empleo, proteger a las personas y no necesariamente a los empleos. Que sea posible tener protección social independientemente de si se tiene o no un empleo formal.

Si ato la protección social al empleo formal, encarezco el empleo formal, lo reduzco y de paso también reduzco la protección social. Más bien deberíamos separar esas dos cosas, y usar otras fuentes de financiación para los aportes a salud o pensiones, por ejemplo, para cuando las personas están desempleadas y requieren protección social.

L.S.V.: ¿Qué puede esperarse del crecimiento económico del país en 2024?

C.T.: Este año hicimos una proyección que indica que terminaremos el 2023 creciendo alrededor del 1%. Para el 2024 todavía hay suficiente espacio para darle forma al crecimiento económico, mi función como economista es hacer recomendaciones para que ese número no sea 1% o 2%. 

El primer semestre de 2024, y sobre todo el primer trimestre, van a ser difíciles. Habrá un nivel de crecimiento cercano a cero. En el segundo trimestre quizá sea un poco más alto, pero no mucho, y hacia el segundo semestre quisiera dar recomendaciones sobre qué se puede hacer, y transmitir el mensaje de que una parte de esa proyección de crecimiento está en nuestras manos. 

Hay cosas que para este año y para el primer trimestre del próximo están medio definidas por la situación actual, pero de ahí en adelante tenemos mucho tiempo para tomar decisiones. Son necesarias las acciones desde la política económica y desde la iniciativa privada. Quiero hacer esa invitación, más que hacer proyecciones. 

En el 2024 difícilmente habrá un crecimiento por encima del 2% o 2,5%, pero en el segundo semestre podemos retomar una senda de crecimiento del 3% y mantenerla entre un 3% y un 4% hacia adelante. Esa es la tasa de crecimiento que debería tener Colombia.

L.S.V.: ¿En las perspectivas del 2024 cómo se percibe la confianza en la economía colombiana?

C.T.: Colombia es un país que sigue siendo atractivo en América Latina, hay cierta confianza porque le ha ido bien en los últimos 20 años. Esa buena mirada hacia este país no solo no deberíamos perderla, sino aprovecharla. Pero estamos en un momento clave, y si este gobierno no es capaz de darle la vuelta a las expectativas que se han creado sobre él, podríamos entrar en una especie de acuerdo implícito, parecido al que tienen en México.

En México, el presidente hace unos anuncios grandilocuentes, propone grandes cambios que finalmente no suceden rápidamente y, por otro lado, el sector privado y las empresas hacen negocios con Estados Unidos (EE.UU). Allí están exportando, aprovechando que EE.UU está pensando más en México que en China como destino de inversión y como fuente de producción para importar. Hay un reajuste geopolítico y relaciones económicas más cercanas. Colombia también podría estar ahí.

El camino es el siguiente: el gobierno hace todos estos anuncios pero no pasa mucho, y, los empresarios siguen invirtiendo e incluso logran atraer inversión e insertarse en ese mercado tan grande que es EEUU. Esa es una posibilidad. No descartaría este camino porque Colombia, como dije, sigue siendo atractivo para la inversión y está bien posicionado en los mercados internacionales.

L.S.V.: ¿Cuáles efectos positivos y negativos podrían producirse de ser aprobadas reformas como la laboral o la pensional en el Congreso en materia económica?

C.T.: Las tres, la reforma a la salud, la pensional y la laboral, tienen distintos efectos en la economía. Por supuesto, la de salud puede empeorar algunos de los problemas del sector, que es importante en la economía porque genera empleo, y tener impactos fiscales negativos en las finanzas públicas. Si la salud de los colombianos empeora en vez de mejorar en el mediano plazo vamos a tener un menor capital humano y menos gente saludable. 

La reforma pensional también tiene efectos de largo plazo, y creo que va a afectar el mercado de capitales en la inversión extranjera en Colombia, pero eso puede anticiparse. La laboral desestimulará la generación de empleo, aunque hay poca probabilidad de que surta trámite.

Algunos efectos no están bien contemplados ni medidos, y el gobierno está tratando de aumentar mucho su gasto. El presupuesto aprobado para el año entrante crece alrededor de un 20%, muchísimo. Ese aumento en los gastos más los posibles efectos fiscales de corto plazo de las reformas complican la situación. 

La brecha fiscal puede seguir ampliándose y las finanzas públicas descuadernándose, lo que afecta la confianza de los ciudadanos, de los consumidores y de los empresarios. Nada de esto es bueno para el futuro de la economía. 

L.S.V.: Petro se reunió esta semana con Maduro y anunció la posibilidad de explorar la importación de gas de Venezuela a Colombia en medio de la discusión de la autosuficiencia energética de Colombia. ¿Esas decisiones qué repercusiones tendrían para la economía el próximo año?

C.T.: Depende de qué tanto se materialice. Este gobierno ha hecho un montón de anuncios grandilocuentes que no han llegado a nada. Hubo anuncios muy explícitos sobre la posibilidad de no hacer más exploración de hidrocarburos, de petróleo en particular, pero hemos visto que el gobierno se ha dado cuenta de que eso no se puede hacer así nada más. Y de que tenemos que aprovechar los ingresos del petróleo para poder financiar nuestra transición energética, los necesitamos. Hubo efectos sobre Ecopetrol y sobre los ingresos de la producción, pero no lo que se anunció. 

Sucede lo mismo con esta idea de importar gas de Venezuela. Sin duda, no tiene sentido para Colombia dejar su actividad alrededor del gas. Tampoco explorarlo o importarlo de otros países porque aquí hay posibilidades de encontrar gas. 

L.S.V.: ¿Qué debería hacer el gobierno para reactivar la economía en 2024?

C.T.: Algo que puede hacer este gobierno, o que debería estar haciendo, es proveer condiciones y los cambios necesarios para que no tengamos un sistema tan desigual. Hoy hay muchas personas informales que no tienen protección social o empleo a las que después debemos darles un montón de subsidios para tratar de equilibrarlos. 

Es necesario tratar de crear condiciones para reducir esa desigualdad, sobre todo en el mercado laboral y en la educación. Hoy tenemos como ciudadanos a empleados formales que trabajan en la industria y a un montón de autoempleados que se ven en la necesidad de crear sus propias empresas porque no pueden emplearse. Crean microempresas que no tienen éxito, que viven al día y que no tienen protección social. 

Por otro lado, el gobierno debe proveer un ambiente de confianza para invertir en los sectores tradicionales y en nuevos negocios. Hoy estamos discutiendo sobre el tratamiento que se les da a las asociaciones público-privadas (como los peajes); la incertidumbre y los riesgos asociados a esas discusiones impiden que se hagan buenas inversiones. 

Esa confianza se necesita para que se invierta en los sectores de energías alternativas o en fuentes renovables que se temen por ser una inversión nueva. También para que haya inversión en transporte, en vivienda y en maquinaria para formar nuestras industrias. 

Hay que apostarle al crecimiento económico con una provisión de condiciones para la inversión privada. Es muy importante que el gobierno y el país vuelvan a creer en el crecimiento económico, porque las épocas en las que hemos podido bajar los niveles de pobreza y de desigualdad significativamente han sido las de crecimiento económico sostenido. 

Necesitamos, además, un país y un gobierno que se entusiasmen con conectar a Colombia con el mundo, pues poco a poco se ha ido desconectando. Si uno mira las cuentas externas, se da cuenta de que estamos exportando e importando menos, y de que estamos llevando menos capital hacia afuera y se está atrayendo menos capital desde el exterior.  

Necesitamos que vengan más personas, más capital, más bienes y más servicios. Y más exportaciones, importaciones, inversión extranjera directa, inclusión de portafolio, migraciones y capital humano.

Ahora, un reto político que tendrá efectos económicos es que antes de elecciones ya era claro que el gobierno no tiene una relación muy fluida, con casos de abierta contraposición, con algunas de las fuerzas políticas que elegidas en las ciudades y regiones. Pero es allí donde necesitamos buena parte de la inversión y de los empleos. 

El empleo se crea principalmente en las zonas urbanas y para que el gobierno pueda impulsarlo necesita buenas relaciones con los alcaldes. La infraestructura de transporte y la vivienda también se necesita en las ciudades. Además, mucho del turismo que este gobierno tanto menciona ocurre en las ciudades, por ejemplo, actualmente Medellín tiene mucho turismo.

Por eso un desafío es cómo tener una conversación pragmática y productiva. Ya hemos visto las primeras discusiones entre el gobierno nacional y, por ejemplo, Bogotá, con respecto al metro. Necesitamos superar esas cosas.

L.S.V.: Un mensaje para el gobierno Petro

C.T.: Nunca vamos a ser capaces de mover esta economía solamente con gasto público. No hay ninguna posibilidad, necesitamos que el sector privado vuelva a confiar y reactive sus inversiones, que siga creando empleo. El sector privado es el principal motor de la economía, y para reactivarla necesitamos su iniciativa.

Por ejemplo, en infraestructura, no es que no haya proyectos para hacer, hay interés pero no hay condiciones para canalizar recursos privados hacia la infraestructura. 

Este gobierno ha dicho que siente que la industria ha perdido más fuerza, pero justo por eso no podemos estar orgullosos de que se reduzcan las importaciones, porque muchas de ellas eran de maquinaria y equipo. Hay una reducción de la inversión que eventualmente tendrá efectos negativos en el empleo.

Soy la editora de la Red de Expertos, hago entrevistas y edito notas para La Silla Académica. Estudié Ciencia Política