“El embajador en Venezuela se retira del gobierno, para que desde el poder que implica ese cargo no se pueda tener ni siquiera la desconfianza de que se van a alterar los procesos de investigación”, dijo el presidente Gustavo Petro hace más de un mes cuando anunció la salida de su embajador, Armando Benedetti en medio del escándalo por las chuzadas a las empleadas de Laura Sarabia.

Sin embargo, a la semana, desde Presidencia llegó la orden para que la Cancillería le extendiera el período a Benedetti hasta el 19 de julio, pasando por encima de las objeciones del canciller Álvaro Leyva.

Este es el detrás de cámaras de un episodio que deja en evidencia el tratamiento privilegiado que Petro le da a su polémico embajador.

La salida retrasada por orden de Presidencia

Benedetti empezó teniendo un rol secundario en el episodio de las chuzadas a las exempleadas de Sarabia. Pero terminó en el centro de un escándalo más grande cuando la revista Semana filtró audios de una conversación suya con Sarabia en los que habla de una presunta financiación irregular de la campaña de Petro.

Petro anunció la salida del embajador el 2 de junio. Dos días después, Benedetti le dijo a la revista Semana que a la campaña presidencial, en la que él fue la sombra del candidato, habían entrado por debajo de la mesa 15 mil millones de pesos desde la Costa Caribe. También insinuó que, como él mismo, el presidente consumía cocaína.

En pocos días, Benedetti pasó de ser un operador político clave del petrismo a convertirse en la mayor amenaza para este proyecto por las revelaciones que estaba haciendo.

Sin embargo, el 7 de junio, salió del país diciendo que estaba amenazado, y desde entonces no volvió a hablar. Lo último que se supo es que la Cancillería firmó un decreto prolongando su período hasta el 19 de este mes, 20 días después del anuncio de su supuesto despido.

Hace tres semanas, durante el viaje de Petro a Alemania, al canciller Leyva le llegó la orden de Presidencia de mantenerlo en el cargo. Según supo La Silla por una fuente de Cancillería, Leyva, inicialmente, se negó a hacerlo.

“Primero, porque no estaba de acuerdo, segundo porque la salida de Benedetti ya tenía unas fechas establecidas”, explica la fuente diplomática, que pide no publicar su nombre para dar más detalles.

“Leyva y Benedetti tenían una pésima relación, Benedetti no le rendía cuentas y no lo consideraba como jefe suyo”, le dijo a La Silla otra fuente diplomática que conoció la relación de primera mano, “por eso cuando pasó todo el rollo con Sarabia, Leyva era uno de los más beneficiados y se aseguró de apurar su salida”.

Así lo reconoció el mismo canciller. Tres días después del anuncio de Petro, en una rueda de prensa afuera del Palacio de San Carlos sobre la salida de su subalterno dijo: “A Benedetti, ¿cómo se le puede creer? Si él mismo dice que es un drogadicto”, dijo el canciller. “Por eso, aceleramos a fondo y en tres horas se cambió, es más, la renuncia de él era a partir del 23 (de junio) y yo me puse a pensar que lo mejor era aceptarla inmediatamente y así se procedió”, concluyó.

Esa misma tarde, Cancillería anunció que habían recibido el beneplácito de Venezuela para que Milton Rengifo —quien trabajó por 12 años en la UTL de Petro— llegara a la embajada colombiana en Caracas.

A pesar de la negativa inicial de Leyva para mantener a Benedetti en el cargo, una semana después del viaje a Alemania, desde Presidencia le dijeron al canciller que “tenía que dejarlo sí o sí”, según confirmó la Silla con dos fuentes de Cancillería que pidieron la reserva de su nombre.

“El canciller no firmó y tampoco puso a alguno de los viceministros a firmar, entonces el secretario general, José Antonio Salazar, terminó firmando”, cuenta una de las fuentes. Finalmente, el decreto 1002 del 20 de junio de 2023 permite que Benedetti se quede hasta el 19 de julio en el cargo de embajador en Venezuela.

“Quiero ser explícito: no conservo el cargo por el fuero, ni por el sueldo”, trinó Benedetti después de la firma del decreto, “adelantaré, desde territorio colombiano, el proceso de entrega y empalme de la Embajada en Venezuela”.

Benedetti le explicó a La Silla que él pidió “20 días de más y no remunerados, primero para organizarme jurídicamente y, segundo, para traer mis cosas de allá”.

Más allá de cuál haya sido la motivación para prolongar su cargo, mientras sea embajador, sus procesos por presunto enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, violación de comunicaciones e injuria y calumnia se mantienen en la Fiscalía. A esa entidad llegaron en septiembre del año pasado, cuando el magistrado César Reyes —que llevaba los procesos en la Corte Suprema— consideró que, con la llegada de Benedetti a la embajada, tenían que ser investigados por la Fiscalía porque cambiaba su fuero constitucional.

Por las denuncias de la magistrada Cristina Lombana sobre irregularidades de la Fiscalía en sus procesos, el Tribunal Superior de Bogotá dictó que será la sala plena de la Corte la que decida si los procesos de Benedetti vuelven a ese tribunal o se queden en la Fiscalía.

En todo caso, su paso por la embajada fue controversial.

Benedetti como embajador era una rueda suelta de Cancillería

El 22 de junio, solo dos días después de que Salazar firmara el decreto que mantuvo a Benedetti en el cargo, La W hizo pública una resolución mediante la cual la oficina de Talento Humano de la Cancillería suspende los pagos a Benedetti por reiteradas ausencias de la embajada.

Según la resolución, Benedetti se ausentó de Caracas desde el 7 hasta el 22 de junio. Aunque Benedetti justificó sus ausencias diciendo que tuvo que viajar a Colombia por instrucción del presidente Petro, la Cancillería encontró fallas en esas justificaciones. Por ejemplo, el viaje a Turquía entre el 7 y el 13 de junio, al que Benedetti se fue sin autorización del ramo.

La Silla supo que Benedetti tiene una investigación disciplinaria en curso por las ausencias reiteradas en Cancillería, pero el proceso puede tardar de seis a nueve meses, por la recolección de pruebas y la prórroga que puedan pedir las partes. “El tema de la destitución por abandono de cargo va a tomar tiempo y entretanto no se resuelva ese proceso a él no se le puede destituir”, le dijo a La Silla una de las fuentes de Cancillería, “por ahora, lo único que se puede hacer es lo que hizo Talento Humano, suspender sus pagos”, agrega.

Esa decisión fue el último round de una relación difícil de Benedetti con la Cancillería desde que asumió el cargo.

Desde que llegó a Caracas, la Cancillería comenzó a recibir quejas desde Venezuela por el comportamiento del embajador. “Cada vez que Benedetti hablaba generaba problemas”, dijo una fuente de Cancillería, “nos llamaban en cualquier momento, para preguntar si lo que Benedetti decía era la posición oficial del gobierno”. Esto sucedió, por ejemplo, cuando Benedetti aseguró que la “pobreza en Venezuela se da por las sanciones tan bárbaras”.

Además, La Silla confirmó con dos fuentes enteradas que las fiestas en la casa del embajador en Caracas fueron motivo de quejas de ese lado de la frontera. “Su casa se convirtió en un lugar de rumba pesada”, dice una de las fuentes, “y en diplomacia eso es terrible porque hay una pérdida de las formas”. Eventos como estos se reflejaron en los gastos de representación, que ha recopilado Diplomacia Abierta para hacerles seguimiento. Según cifras de Diplomacia Abierta, en tres ocasiones el embajador organizó cenas que sobrepasaron el presupuesto de la embajada, la plata de esos excedentes corrió por cuenta de Benedetti.

Una fuente que trabaja en inteligencia le dijo a La Silla que en Venezuela se estaban quejando porque les habían mandado un “patán” de embajador y que hubo varios escándalos en las fiestas que hacía Benedetti en su casa, ubicada en el barrio Campo Alegre, uno de los más exclusivos de Caracas.

El embajador Benedetti no estuvo incluido en temas centrales de la agenda de Cancillería en la relación bilateral, como el plan que el presidente adelantó con el embajador en Washington, Luis Gilberto Murillo, para destrabar las negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana en México. Una fuente oficial que ha participado de este proceso le dijo a La Silla que Benedetti ni siquiera figuró en los primeros acercamientos en Venezuela.

La idea de Petro fue organizar un canal que trianguló la comunicación entre Estados Unidos, Maduro y los líderes de los partidos que le hacen oposición. Para hacerlo, encargó a Luis Gilberto Murillo y el objetivo era hacer una cumbre de países latinoamericanos que facilitara la negociación entre oposición y chavismo en Venezuela. Benedetti quedó por fuera de este plan e, incluso, estuvo cerca de entorpecer el proceso con una visita que hizo antes de la cumbre a Estados Unidos.

“Benedetti no habló con Leyva ni con Murillo antes de ir a Estados Unidos”, dice una fuente que participó en el proceso, “por eso el presidente Petro tuvo que hablar con el Departamento de Estado para que no se reunieran con él”, cuenta.

La Silla confirmó con una fuente diplomática que conoce de primera mano el tema, que Benedetti, a pesar de lo que dijo en los audios filtrados por Semana sobre su buena relación con el gobierno estadounidense, “no tiene una buena relación con el Departamento de Estado”.

“Una prueba de ello”, cuenta la fuente, “es que le hayan quitado la visa”, refiriéndose al documento que le retiraron. “La visa americana es revocada por ‘mal uso del pasaporte’”, trinó Benedetti sobre el tema, “lo que se desconoce es que siempre que he viajado a Estados Unidos ha sido para encontrarme con altos dignatarios de allá”.

Pese a esos problemas en su gestión y a la sombra que tendió sobre el presidente, se quedará en el cargo, despachando desde Bogotá hasta el 19 de julio. Milton Rengifo, quien lo remplazará en la embajada de Caracas, ya hizo las capacitaciones y las inducciones. Solo falta que el presidente firme el decreto con su nombramiento. 

Cubro al gobierno de Carlos Fernando Galán en Bogotá. Empecé como periodista del En Vivo y escribiendo sobre política exterior, la relación con Venezuela y migración. Soy politóloga e historiadora de la Universidad de los Andes. Escríbame a mrestrepo@lasillavacia.com