La llave verde es un símbolo que el partido le da a los candidatos en los diferentes territorios, y en las elecciones locales tuve el honor de recibirla del copresidente Antonio Navarro cuando fui candidato a la alcaldía de Barranquilla en las últimas elecciones.

Conjugan los principios rectores del partido que son un acumulado de las buenas administraciones de sus exalcaldes y gobernadores, y que se concretan en varios temas principales: anticorrupción, medio ambiente, educación, cultura ciudadana, participación, seguridad y paz. Unos principios claros, concretos, que se conectan con las mayores expectativas y retos que enfrenta la ciudadanía colombiana.

Estas llaves, que parecen estar perdidas a la hora de conciliar las diferencias dentro del partido, pueden convertirse en un elemento fundamental a la hora de solucionar la encrucijada que viven los alternativos.

Han sido meses de una fuerte convulsión en una guerra sin cuartel; que va desde las pelas con la alcaldesa de Bogotá con la Colombia Humana; el fuego amigo de precandidatos y congresistas del verde -afines a Gustavo Petro- a las directivas de este partido; hasta los ataques al nuevo candidato de centro, el exrector de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria.

Diferencias que se han expresado con más crudeza dentro de los Verdes en donde la agenda del partido de cara a las congresionales se encuentra congelada esperando solucionar las desavenencias internas que ya llevan casi un año de controversia.

¿Va el verde a desperdiciar su importante capital político ganado en el Congreso y gobiernos locales? No es un acumulado menor: una bancada de 18 congresistas y el triunfo en siete departamentos, en donde destacan las alcaldías de Bogotá y Cali.

Es el partido más fuerte y quien debería liderar a las fuerzas alternativas, pero paradójicamente hoy luce sin norte y está por fuera de la confluencia que él mismo ayudó a construir. Se acaba el tiempo y esperamos que no tire las llaves de la necesaria renovación política del país.

La resolución de los Verdes puede encarrilar por primera vez en la historia de Colombia a un candidato alternativo a la presidencia del país, pero para que eso ocurra hay que tomar decisiones. Y pronto.

Hay que desistir de una vez por todas de una consulta interpartidista en primera vuelta. La realidad política demuestra que el centro político se ha fortalecido. Con la llegada de Gaviria al debate electoral se ha consolidado un ramillete de candidatos de donde escoger. Además, el trago amargo de las fuertes movilizaciones sociales y su dura represión no favoreció los extremos.

El escenario se ve reflejado en la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría, en donde a pesar que gana Petro (17 %), la sumatoria de los votos de los candidatos de la Coalición de la Esperanza y Alejandro Gaviria lo alcanzan con el 16 %.

Esto sin sumar los votos que podría sumar el verde que aún no define su candidato. Es inconcebible que algunos sigan insistiendo en no permitir que se expresen los espectros políticos: la izquierda, el centro y la derecha.

Hay que dejar el miedo a la izquierda, que a veces parece que subyace en una parte de ese espectro político, y que no quiere dejarse etiquetar; que exista la izquierda democrática en Colombia es una muestra de fortaleza y pluralidad, no un problema.

La fuerza a derrotar estratégicamente es la derecha y el Verde está en la posición ideal para desescalar la pugnacidad entre el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, que permita una confluencia en segunda vuelta.

Los colombianos esperamos un gobierno plural y de unidad, no que gobierne una facción sin control como lo ha hecho Duque. En ese sentido, pase quien pase, el escenario ideal es la confluencia, no que un espectro aplaste al otro.

La llave Verde y sus principios representan unos acuerdos fundacionales de la Alianza Verde con el que nos sentimos identificados los ciudadanos y ciudadanas del país.

Pueden convertirse en el acuerdo marco que establezcan las reglas de la positiva y plural competencia democrática en el centro y la izquierda en el camino para un acuerdo nacional que fortalezca nuestra democracia y se opongan a las fuerzas retardatarias que nos tienen sumidos en la más profunda crisis social e institucional de los últimos años.

Hay que derrotar al régimen con un acuerdo sobre lo fundamental en segunda vuelta que, además del triunfo, produzca un saldo pedagógico para la democracia y la unidad nacional.   

Es profesor universitario y promotor del desaroollo en temas de fortalecimiento democrático y ciudadanía. Estudió economía en la Universidad del Atlántico y una especialización en cooperación internacional.