Fuera de la investigación por la que esta semana el Consejo Nacional Electoral llamará a testificar a David Murcia en conexión con su supuesto aporte de cinco mil millones de pesos a los promotores de una segunda reelección del Presidente, hay otros dos procesos en curso contra el referendo. Germán Navas Talero está detrás de ambos.

“Yo no me he metido con nadie. Soy abogado y fui fiscal y considero que la ley está escrita para cumplirla”, afirma Navas.
(foto: Miguel Torres, La Silla Vacía)

Fuera de la investigación por la que esta semana el Consejo Nacional Electoral llamará a testificar a David Murcia en conexión con su supuesto aporte de cinco mil millones de pesos a los promotores de una segunda reelección del Presidente, hay otros dos procesos en curso contra el referendo. Germán Navas Talero está detrás de ambos.

En diciembre, Navas Talero denunció a Luis Guillermo Giraldo y al comité promotor de esta iniciativa popular por fraude procesal. Y tiene a los 86 representantes a la Cámara que aprobaron el proyecto de referendo en segundo debate en la mira de la Corte Suprema. El argumento: que los políticos incurrieron en prevaricato al aprobar un proyecto que no contaba con el visto bueno de la organización electoral que aún revisa la legalidad de la recolección de las firmas. Este representante a la Cámara que tiene contra las cuerdas al referendo es un experimentado penalista que se ha dedicado a hacer política a punta de demandas.

Navas mide un metro setenta de estatura y tiene sesenta y ocho años. Se destaca en la Comisión Primera por su barba blanca y su colorida bufanda de lana -que no combina con su elegante traje de corbata y que utiliza porque padece una fuerte rinitis. Pero sobre todo sobresale por haber utilizado su larga experiencia como abogado para hacerse un nombre en el Congreso.

Germán Navas Talero fue uno de los miembros de la comisión que investigó a Armando Pomarico, el ex Presidente de la Cámara tristemente famoso por el desfalco de 8.000 millones de las arcas del Congreso. A punta de acciones legales amenazó al ex alcalde Enrique Peñalosa con revocarle el mandato cuando invadió la ciudad de bolardos y fue el primero en denunciar por cohecho a los congresistas involucrados en el escándalo de la yidis-política. Ahora este congresista del Polo ha  atravesado un palo a la reelección de Álvaro Uribe.

El cuero que sacó en sus años mozos como patinador de procesos en Paloquemao, dedicado profesor de derecho penal por cuarenta años, juez e inspector de Policía Judicial, le ha servido para ganar votos y poner a temblar a los poderosos. “Yo no me he metido con nadie. Soy abogado y fui fiscal y considero que la ley está escrita para cumplirla”, afirma Navas al respecto.

Este “viejito gruñón”, que se sabe el Código Penal al derecho y al revés y lo lleva debajo del brazo, es uno de los pocos penalistas que hace parte del Congreso. El “Decano”, como le dicen sus colegas, pasó de ser un “don nadie” en política, sin partido ni clientelas, a ser la cuarta votación más alta en Bogotá en las elecciones de 2002 y 2006.

Consiguió sus votos entre la clase media capitalina. Navas entró a la Cámara de Representantes impulsado por la popularidad que cosechó a través de su programa de televisión Consultorio Jurídico Popular, donde respondía en vivo las consultas jurídicas de miles de personas. Mientras su hermano Mauricio se dedicó a ser libretista de novelas como la Otra Mitad del Sol y la Mujer del Presidente, Navas resolvía divorcios, herencias y particiones de bienes. Aconsejaba a los presos sobre cómo rebajar sus condenas.

Navas decidió lanzarse a la política en 1998, “para hacer bien lo que otros estaban haciendo mal por mí”, afirma. Con otros famosos, decidió probar suerte en el Capitolio. Empezó a recoger firmas para conformar un movimiento ciudadano con el apoyo de las muchas personas a las que había ayudado con su programa de televisión y con la fundación que dirigió durante 25 años para prestar asesorías jurídicas gratuitas en los barrios pobres de Bogotá. Como no las consiguió se lanzó como candidato de coalición en alianza con el partido del ex Ministro de Justicia y ex candidato Presidencial, Enrique Parejo.

En las elecciones de hace diez años fue elegido con 20.336 votos bajo el lema “Justicia Para Todos”. Desde ahí las personas del común no han dejado de llamar a su oficina para que este representante aficionado a correr carreras en su Mini Cooper verde y blanco les de una manito con sus líos legales. Jorge Afanador Sánchez, segundo renglón de Navas en 1998, sigue respondiendo consultas jurídicas en televisión a través de Muy Buenos Días de RCN. 

(foto: Miguel Torres, La Silla Vacía)

 

Del Consultorio Jurídico a la izquierda

Navas entró a la izquierda por su cercanía con Gustavo Petro, con quien hizo una entrañable amistad cuando los dos estaban en la Cámara. Este hombre, que no se pone un blue jean por principios y que dice que él hace oposición “hasta en la casa”, llegó al Polo Democrático Alternativo en las elecciones del 2006 como un primíparo atípico en el partido. Sin ningún vínculo con el sindicalismo, el comunismo o la lucha armada.

Apoyó la candidatura de Lucho Garzón a la Alcaldía en el 2003. Pero sus peleas con el alcalde lo llevaron a radicalizar su línea política. No estuvo de acuerdo con la decisión de Lucho de continuar con Transmilenio, sistema que él combatió con todas sus fuerzas bajo el mandato de Enrique Peñalosa. Pero su verdadero rompimiento vino con el apoyo de Petro y Garzón a María Emma Mejía como cabeza de la lista al Senado del 2006. Darle tanto espacio a esta política de extracción liberal fue para Navas un giro ideológico, un paso al centro que el representante bogotano no quiso seguir.

En el reciente Congreso del Polo Navas hizo parte de la lista encabezada por el sociólogo Alfredo Molano, que representa una tendencia socialista denominada Polo al Sur, y del congresista Alexander López, sindicalista valluno y miembro del “ala” radical del partido.

Navas ahora es más crítico frente al neoliberalismo y la intervención extranjera. Apoya la reelección de Carlos Gaviria en la dirección y rechaza la posibilidad de lanzar un candidato de coalición para las elecciones presidenciales del 2010. Fue el telonero de campaña de Samuel Moreno, pero se enemistó con él cuando amplió la medida de Pico y Placa, estrategía que afectó sus voticos: la clase media bogotana que tiene un único carro para movilizarse. Navas acaba de poner un derecho de petición exigiendo los estudios técnicos que sustentaron la ampliación de esta restricción por parte de la administración.

Mientras define su papel en la izquierda, seguirá alimentando su corazón legalista haciendo que los poderosos rindan cuentas en los estrados judiciales. Todavía puede cosechar su último triunfo antes de jubilarse: atajar a Uribe.