La ministra fue víctima de un matoneo generalizado tanto en las redes como en la calle.

¿Que hizo Gina Parody para provocar marchas multitudinarias en su contra en todo el país?

Desató tres fuerzas muy poderosas en el peor momento político posible: la homofobia que existe entre la gente a pesar de los grandes avances en igualdad logrados en la Corte Constitucional; el odio del uribismo por haber desafiado personalmente a su jefe; y la fe religiosa. El resultado de esta tormenta perfecta es un retroceso para el movimiento Lgbti, una inesperada amenaza para el Sí en el plebiscito y una situación muy complicada para la ministra.

Lo que pasó

En agosto del año pasado y a raíz del suicidio del estudiante Sergio Urrego por el matoneo del que fue víctima por su homosexualidad, la Corte Constitucional sacó un fallo en el que le daba al Gobierno un plazo de un año para revisar los manuales de convivencia de los colegios: “con el fin de implementar mecanismos de detección temprana, acción oportuna, acompañamiento y seguimiento a casos de acoso escolar”, dice el comunicado de la Corte.

Como ese plazo vencía este mes, a la ministra Gina Parody le tocó meterle el acelerador al tema.

 

El caso es que para cumplir con el plazo de la Corte, la ministra hizo un convenio administrativo con la Unicef, la Unfpa, la ong italiana Cisp (que trabaja con el Gobierno en temas de derechos sexuales) y la Ong Colombia Diversa, que promueve la igualdad de la comunidad lgbti.

La idea era presentar informes, planes y hacerle acompañamiento técnico al Ministerio en temas de inclusión de género y diversidad sexual en los colegios.

El convenio era por 1600 millones de pesos. De esa plata, 900 millones los puso el Ministerio para que fueran ejecutados por el Cisp.

La idea es que esa ong se encargue, entre otras cosas, de capacitar gente en las regiones, de presentar documentos de análisis y de tener una estrategia para orientar a los rectores y a los miembros de las secretarías de educación para incluir en los manuales de convivencia el tema de la orientación sexual.

El Cisp puso 112 millones, de los cuales 84 son en especie. Es decir, no ponen la plata pero sí un trabajo que equivale a ese valor.

Lo mismo las demás: La Unfpa pone 127 millones y 98 en especie; La Unicef 300 millones y Colombia Diversa 50 millones en especie para reproducir un cd con una historia animada sobre diversidad en los colegios y una guía de apoyo para que la gente sepa cómo verlo. No es cierto que le fueran a dar 1600 millones a Colombia Diversa, como alcanzaron a decir algunos uribistas.

Uno de los productos que se comprometían a sacar entre todos era un documento que le explicara a los profesores y rectores por qué los colegios deberían incluir en sus manuales de convivencia puntos que reconozcan las diferentes orientaciones sexuales de sus niños.

De ahí salió el texto “Ambientes escolares libres de discriminación”, que básicamente buscaba explicarle a los profesores cuales son las orientaciones sexuales que puede tener un niño o una niña y cómo hacer para que los manuales de convivencia incluyeran esos elementos. 

El texto, escrito en jerga técnica y con poca sensibilidad política, terminó regándose como pólvora en redes sociales porque los de la Unicef y la Unfpa (que son agencias de Naciones Unidas) lo publicaron en sus páginas “por efectos de transparencia”, sin que el ministerio lo autorizara, según dijeron en este comunicado. La polémica arrancó con las críticas de la diputada santandereana de La U, Ángela Hernández, a quien La Silla le aplicó su detector de mentiras.

El problema escaló cuando Gina negó que ese documento existía. “No hay ninguna cartilla del ministerio de Educación. Cualquier cartilla, así tenga el sello del Ministerio es falsa”, dijo en una rueda de prensa.

En efecto en redes había comenzado a circular una cartilla falsa que en realidad era una guía pornográfica con imágenes hechas en Bélgica.

Pero el punto es que sí existía un documento con sello del ministerio en el que efectivamente venían trabajando con otras entidades. Que ella negara que “la tal cartilla sí existía” incluso cuando eso ya era evidente, no hizo sino escalar el problema.

El miércoles en la mañana, ante la evidencia, terminó aceptando que el documento sí existía, pero se defendió diciendo que no era una cartilla y que igual el documento era para discusión interna y no estaba listo todavía para publicar.

Ese cambio de versiones no le ayudó porque además el documento tenía el código ISBN, que es un identificador único para evitar que se confunda con cualquier otra publicación.

En fin, en cuestión de tres días, la Iglesia Católica y varios pastores cristianos convocaron a una marcha para a la que acudieron -según varios medios- más de 40 mil personas personas en por lo menos siete ciudades. Entre ellas Bogotá, Montería, Cali, Cartagena y Sincelejo.

Fue una manifestación sin precedentes teniendo en cuenta que para su convocatoria no contó con el apoyo de los grandes medios de comunicación ni del aparato estatal. Ni siquiera la Iglesia Católica había logrado movilizar tanta gente cuando se despenalizó parcialmente el aborto ni cuando se aprobó el matrimonio gay.

Además, fue una manifestación dirigida contra la ministra Parody, personalmente. Un acto masivo de protesta, con elementos de matoneo en su contra, por promover una cartilla para evitar la discriminación. ¿Qué lo provocó? La ministra dio un papayazo, para decirlo en términos coloquiales.

Para el movimiento a favor de la igualdad, este episodio significa un retroceso de una década.

La tormenta perfecta

La ministra Parody es lesbiana, y aunque a lo largo de su carrera ella había evitado que su orientación sexual fuera un tema de debate público, en los últimos meses ella y su pareja, la ex ministra de Comercio Exterior Cecilia Álvarez-Correa, habían decidido hablar públicamente de su relación.

Que dos ministras lesbianas hablen tranquilamente de su orientación sexual, contribuye a ensanchar el espacio para la diversidad sexual pues, entre otras cosas, puede ayudar a muchos jóvenes en el clóset a asumir sin complejos su identidad sexual.

Pero el coletazo para la ministra se dejó sentir, como lo reflejaron las últimas encuestas. La existencia de la cartilla fue la gota que rebosó la copa.

El sector más conservador de la sociedad, que ha sentido como ofensas personales un fallo tras otro de la Corte Constitucional reconociendo el derecho a abortar cuando la vida o la salud de la mamá está en peligro; el derecho a casarse con el que uno quiera, así sea del mismo sexo; y el derecho a adoptar niños así sea homosexual, encontró en este episodio la razón perfecta para salir a manifestar su rechazo.

Este episodio demostró la fragilidad de las conquistas judiciales a través del litigio estratégico, donde el movimiento lgbti ha concentrado una parte significativa de su esfuerzo, y el trabajo que hace falta todavía a nivel cultural. Como dijo el presidente del Partido Conservador David Barguil en Hora 20 “No puede creerse que se pueden imponer cambios de valores sociales por medio de políticas públicas”.

La ideología de género

A ese conservadurismo y a la homofobia se sumó que la Ministra, con su cartilla, terminó tocando un nervio muy sensible de la Iglesia Católica. Este es un capítulo más de una larga pelea de la Iglesia con el movimiento transnacional de mujeres.

El cardenal Rubén Salazar dijo en nombre de la Conferencia Episcopal que con esa revisión a los manuales de convivencia, el Ministerio estaba implantando la “ideología de género”. “Una ideología destructora, que acaba al ser humano, le quita el contenido fundamental entre el varón y la mujer y pretende crear una relación absolutamente desligada a la relación biológica”, dijo a Caracol Radio.

La historia del término de “la ideología de género” que surgió en esta marcha, data de los años 90, cuando el Papa Juan Pablo II se preocupó sobre lo que significaba ser hombre y ser mujer.

Uno de sus aportes teológicos fue la encíclica De la Dignidad de las Mujeres, en la que plasma la “teología del sexo”, según la cual ser hombre o mujer importa en términos salvacionales.

Importa porque la Iglesia considera que hay un camino específico para la salvación de las mujeres, que incluye el acercarse a Dios aceptando ser vehículos de la vida y con una vocación especial de servicio. Solo cuando te salvas, ya da igual ser hombre o mujer. Antes no.

Por el contrario, como lo explica Julieta Lemaitre en su blog de La Silla Vacía, la ideología de género se refiere a la idea que la identidad sexual de las personas, así como los roles de género, “son socialmente construidos y no eternos, esenciales y asignados por Dios”.

“Para una educación católica conservadora, es profundamente ofensivo decir que las características femeninas son definidas por la sociedad y la historia, y no por Dios, o que las personas pueden nacer en un sexo y decidir ser de otro”, explica Lemaitre, que es experta en temas de género y religión.

Esto fue exactamente lo que hizo la cartilla de Gina, al decir textualmente: “Al comprender el género como un conjunto de normas que se imponen sobre los cuerpos y que no dependen del sexo del sujeto, se empieza a entender que no se nace siendo mujer u hombre, sino que se aprende a serlo, de acuerdo con la sociedad y época en la que se crezca.”

Ese párrafo fue lo que más enfureció a algunos cristianos como Oswaldo Ortíz, uno de los organizadores de la marcha. “El profesor no tiene derecho a decirle al niño usted puede ser niña”, dijo a Caracol.

Entonces, a la homofobia se sumó la ofensa a un postulado central de la Iglesia, en un país donde más de la mitad de los colegios son confesionales y donde la ministra ya es muy impopular con los maestros a raíz de su manejo del paro durante el cual muchos se sintieron tratados como ‘obreros’ y de su nueva política (elogiada por muchos) de evaluación de profesores.

Y como si eso no fuera ya suficiente, a esto se sumó la rabia que le tienen los uribistas a Gina Parody, que pasó de ser la ahijada política del ex Presidente a atacarlo personal y públicamente.

La pelea con Uribe

Como contó La Silla, hace casi exactamente un año, y a raíz de una entrevista que Humberto de la Calle le había dado a Juan Gossaín en la que amenazaba con pararse de la mesa de negociación, Parody sacó una serie de trinos contra Uribe que enardecieron a los uribistas.

Señalaba que el ex presidente no tenía autoridad moral para criticar que hubiera impunidad en la negociación con la guerrilla porque “Hacer la paz con enemigos es una cosa. Eso hace el presidente Santos con las Farc. Fácil era proceso con paras para perdonar a los amigotes”, dijo.

También dijo que los “vínculos entre paras y uribismo fueron evidentes” y trinó que “Uribe, famoso por su microgerencia, autoriza la entrada del asesino paramilitar Job a Palacio por la puerta de atrás, como los mafiosos”.

Fueron una seguidilla de trinos que se le terminaron devolviendo como un bumerán porque Parody había sido la “niña consentida” de Uribe durante cinco años, desde 2002 hasta 2007, y esa cercanía la propulsó políticamente.

Aunque incluso durante ese período Parody dio peleas muy importantes y valientes dentro de la coalición uribista contra la parapolítica, solo renunció al uribismo en 2009 cuando ya habían pasado siete de los ocho años de mandato uribista (y un año desde lo de Job).

Los uribistas la acusaron de oportunista, desagradecida y traidora, y así Gina se ganó en contra al uribismo, que aprovechó este incidente para pescar en río revuelto.

Al hacerlo, mataba dos pájaros de un tiro. Sacarse el clavo contra Parody y ganar espacio en el ámbito de la fe, que como contó ayer La Silla, será otro terreno fértil para la campaña por el plebiscito.

Lo que viene

La magnitud de la reacción contra la Ministra tomó por sorpresa a varios en el gobierno, según supo La Silla.  Y esa sorpresa se ha transformado en preocupación por las implicaciones que pueda tener para el plebiscito pues no solo es un nuevo e inesperado flanco de ataque sino que el Gobierno no puede darse el lujo de tener a la Iglesia en contra.

El temor, además, es que no sea una indignación de un día sino que se mantenga viva la protesta otras semanas hasta que se vote a final de mes en la comisión primera del Senado el referendo que impulsa la senadora Viviane Morales para prohibir constitucionalmente la adopción para parejas homosexuales.

Si la protesta se mantiene, la ministra Parody -una de las más visibles del gobierno, con varios logros para mostrar y muy cercana al Presidente- se encontrará en una situación muy complicada. Y todo por una cartilla que buscaba evitar que los niños terminen suicidándose para escapar del bullying de los otros.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...

Periodista y politóloga. Soy cofundadora e investigadora de la Fundación Conflict Responses, CORE, que busca investigar, entender mejor e incidir en lo que ocurre en el campo colombiano en cuanto a la violencia, la paz, movimientos sociales y el medio ambiente. En La Silla Vacía cubrí por cuatro...