El jueves pasado, durante el corte de comerciales del debate presidencial, se estrenó la publicidad de Clara López pidiendo votar por el presidente-candidato. Sorprendido y enfurecido al verla, el senador Jorge Robledo apagó el televisor y decidió no seguir más el debate. Ese comercial, en el que la hasta hace poco candidata presidencial del Polo no sólo respalda a Santos por la paz sino también por otras banderas políticas polistas, fue la gota que rebosó la copa de muchos líderes del mayor partido de izquierda que -como Robledo- sienten un gran malestar por la adhesión de Clara a la reelección.

El jueves pasado, durante el corte de comerciales del debate presidencial, se estrenó la publicidad de Clara López pidiendo votar por el presidente-candidato. Sorprendido y enfurecido al verla, el senador Jorge Robledo apagó el televisor y decidió no seguir más el debate.

Ese comercial, en el que la hasta hace poco candidata presidencial del Polo Democrático no sólo respalda a Juan Manuel Santos por la paz sino también por otras banderas políticas del Polo, fue la gota que rebosó la copa de muchos líderes del mayor partido de izquierda que -como Robledo- sienten un gran malestar por la adhesión de Clara a la reelección. Y uno que amenaza con crear otro gran cisma dentro del partido, apenas tres años después de que Gustavo Petro y los progresistas salieran dando un portazo.

“Lo de Samuel Moreno lo tramitamos internamente, lo de Petro también. Pero a esto sí le vamos a subir el tono al máximo”, le contó a La Silla una persona cercana a Robledo que pidió no revelar su nombre porque no está autorizada para hablar.

Robledo y el Moir hicieron pública una carta de protesta esta madrugada y, según supo La Silla, la publicarán mañana como un aviso grande en El Tiempo.

Hace apenas diez días el Polo tomó la decisión salomónica de dejar a sus votantes en libertad para la segunda vuelta, buscando permitir que los polistas apoyaran al candidato que quisieran o al blanco, pero sin armar una pelea que los rompiera por dentro.

Pero la decisión de López de hacer campaña mano a mano con Santos, apareciendo abrazada con el presidente-candidato, la tiene precisamente en la antesala de esa garrotera con la figura más visible que tiene su partido.

“Los actos de campaña y las cuñas de Clara están por fuera de la letra y del espíritu del acuerdo al que llegamos. El Polo -como partido y como institución- dejó claro que no está ni con Santos ni con Zuluaga, ni siquiera con el voto en blanco”, le dijo a La Silla Robledo, que -con 190 mil votos- fue el máximo elector del partido en las elecciones al Congreso. “Somos un partido declarado de oposición y ella ha debido -como la presidenta y garantía de unidad del partido- guardar las formas”.

No es el único sector del Polo que siente que López rompió el acuerdo que siguió a la primera vuelta, que permitió conciliar dos posiciones encontradas: la del bloque liderado por el representante Iván Cepeda -que se ha centrado más en las luchas de derechos humanos- a favor de apoyar la reelección por el proceso de paz y la del bloque de Robledo -que ha girado más alrededor de temas económicos- a favor del blanco.

Dentro del Polo Social, la corriente de donde viene López, la molestia también ha venido germinando.

“Nos sentimos asaltados en nuestra buena fe por la aceptación que se ha hecho de que el programa del candidato Santos es la solución para el país, como también la utilización de cargos ejecutivos y de los símbolos del partido”, le escribió en una dura carta esta mañana un grupo liderado por el senador Alexander López (el segundo más votado del Polo), el ex congresista Wilson Borja, el ex ministro Carlos Bula y los representantes Alba Luz Pinilla y Hernando Hernández.

“Hay un malestar evidentísimo. El acuerdo estableció el voto a conciencia, pero al mismo tiempo dice que no estamos en la campaña de ninguno de los dos”, dice Carlos Bula.

“Clara tiene todo el derecho de hacer con su voto lo que quiera. Lo que vemos es que, como presidenta del Polo y como su candidata presidencial, salir a hacerle apoyo a Santos no es honrado ni honesto con el partido”, añade el dos veces representante Wilson Borja, que siente que la mención del Polo Social durante el acto de campaña en Bosa hace unos días los puso a ellos en una situación muy incómoda.

“No veo cuál es el problema: yo respeto los que votarán en blanco y espero la misma reciprocidad. El partido nos dejó en libertad de conciencia y eso no implica que no haya libertad de expresión. No se nos puede embozalar”, se defiende Clara López, quien dijo no haber visto aún ninguna de las cartas de protesta de sus copartidarios.  Por su parte, Iván Cepeda, dijo a La Silla, que “el país no puede desperdiciar esta oportunidad histórica. Más allá de las diferencias lo que está en juego con la paz es demasiado grande. Se están jugando cosas demasiado importantes”.

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Las cuñas de la discordia

Lo que más molesto tiene a buena parte del Polo es la publicidad en la que López pide el voto por Santos, resaltando su compromiso con varios puntos centrales de su programa de gobierno, algo que varios calificaron como una “entrega” del programa del Polo.

“Seguir avanzando por una Colombia en paz y con pleno empleo. Una Colombia en paz y con un sistema de salud más humano y eficiente (…) Una Colombia en paz con un nuevo desarrollo del campo. Una Colombia en paz con educación de calidad y gratuita en todos los niveles. Somos muchos, somos millones y vamos a dar nuestro voto de confianza al presidente Santos”, dice en ese comercial López, vestida de amarillo, con el pelo suelto y con la ‘C’ que remata en una bandera colombiana.

Es decir, con todos los ingredientes del ‘look’ que la catapultó hacia los dos millones de votos que cosechó su alianza con Aída Avella y la Unión Patriótica.

“Todas son las banderas del Polo y son radicalmente distintas a las de Santos. Es obvio que la izquierda no tiene los mismos sueños de Santos y la presidenta del Polo no puede salir a confundir de esa manera”, dice Robledo. “Ni siquiera Iván Cepeda ha sido tan directo en su apoyo”.

“Una cosa es votar por Santos con reticencias y prevenciones, como lo voy a hacer yo, y otra muy distinta apropiarse del programa suyo. Al hacerlo, está incurriendo en una contradicción porque es evidente que hace unas semanas estaba agitando uno diferente”, dice Carlos Gaviria, el ex candidato presidencial del Polo que sacó 2,6 millones de votos hace ocho años.

Para López, sin embargo, no hay ninguna contradicción. Sino todo lo contrario: entiende el apoyo a la paz como uno que debe ir acompañado por un impulso a las políticas sociales que el partido defiende, así no hubiera un acuerdo programático.

“Si Santos se le debe en las elecciones a la izquierda democrática, debe responder con una actitud social y yo veo que ya está asumiendo, con un compromiso real, muchos de esos temas”, dice.

Pero para algunos dentro del Polo, su postura recuerda los tiempos en que la izquierda era vista como la cola del Partido Liberal. “Así como el ex presidente López Pumarejo [tío abuelo de Clara] decía que ‘el Partido Comunista era su pequeño Partido Liberal’, en lo mismo está cayendo Clara”, dice otro polista, añadiendo que Ernesto Samper buscó sentarse al lado del Consejo Nacional de Paz en el que Santos comenzó su acercamiento con la presidenta polista hace dos semanas.

También causó gran revuelo dentro del Polo la aparición de pendones y pasacalles santistas en Bogotá con el logo negro y amarillo del partido, que Robledo describió como “un acto de corrupción, así no sea imputable”. Ella se defiende diciendo que nunca estuvo al tanto de ello.

En el partido varios creen que la postura de Clara puede costarle políticamente, apenas unas semanas después de haber logrado dos millones de votos y en momentos en que ella deja entrever que le llama la atención buscar la Alcaldía de Bogotá. “Me gustaría culminar un proceso que inicié”, le dijo hace una semana a Yamid Amat.

“Después de los 500 mil votos en Bogotá, ella tiene toda la posibilidad de reunir el voto alternativo y democrático. Buena parte del voto del Polo se deslizaba a Santos sin llamado de Clara o con él, por lo que es más el desgaste a su figura que los efectos prácticos. Nos preocupa que esté malgastando ese capital político”, dice una persona que formó parte del equipo de su campaña.

Por eso, gane quien gane este domingo, a Clara la espera una discusión álgida dentro de su partido. Solo que esta vez ya no llegará como la figura de unidad dentro del partido, sino que -a raíz de sus cuñas santistas- será vista como la que fomentó la división.

Actualización: Durante la mañana añadimos la carta del senador Robledo.

Fui periodista de La Silla Vacía especializado en temas ligados al Acuerdo de paz (desarrollo rural, política de drogas, justicia transicional y cómo las víctimas reconstruyen sus vidas) y al ambiente. Soy pata de perro y tengo más puestos que una buseta: soy editor del Centro Latinoamericano de...