La quema de un camión en la zona rural de San Vicente del Caguán se convirtió en el símbolo de la crisis de la industria lechera en Caquetá y en la muestra de que hay dos disidencias de las Farc extorsionando. 

Foto del camión quemado el jueves pasado en Caquetá. Tomada de la página de Facebook de Magazin 7:40

La semana pasada quemaron un camión lechero que cubría una ruta para Nestlé en San Juan de Lozada, un corregimiento entre San Vicente del Caguán y La Macarena en Meta. Esto se convirtió en un símbolo de algo que se dice pero no se denuncia en Caquetá: hay dos disidencias de las Farc cobrando extorsiones y presionando a los campesinos para que sigan pagando la vacuna que antes cobraba esa guerrilla, que está a días de dejar todas las armas.

La crisis lechera

El camión era de Robinson Lozada, un transportador de leche que cubría todos los días la ruta Puerto Losada, Bajo Pato y San Vicente del Caguán hasta llegar a Florencia, donde Nestlé tiene su planta de transformación.

 

Lozada contó a Blu Radio que “dos personas que abordaron el vehículo amenazaron al conductor de muerte. Iban a quemar el vehículo porque Nestlé de Colombia no pagaba las vacunas que ellos exigen”.

 Los dos tipos le dieron diez segundos al conductor para que se bajara y cuando lo hizo, quemaron el carro.

“Aquí arrecieron las vacunas, la extorsión y las muertes violentas desde que quemaron el carro de Nestlé, que pagaba la leche a mil pesos. Hoy no hay quien compre o la pagan a 500 pesos y deben dar 200 de vacuna por litro; fincas que pagaban 40 millones deben pagar ahora 100 millones, todo es un desastre, un caos, y ni pasan noticias. Qué pesar, mucha gente amenazada…”, dice una persona que vive allá. 

 La tarea de esos camiones es recoger la leche en los puntos de enfriamiento en cada uno de esos municipios y llevarla hasta la capital de Caquetá, donde finalmente la procesan.

 Los puntos de enfriamiento básicamente son galpones de carrotanques. Ahí en las madrugadas llegan los campesinos con la leche recién ordeñada y se la dejan a los finqueros dueños de esos puntos para que la enfríen hasta que vengan los camiones a llevársela.

 Como la empresa paga por calidad y no por cantidad, antes de llevarse la leche le sacan una muestra a cada litro y dependiendo de los resultados (unas muestras pueden tener bacterias y otras no) pagan el litro entre 800 a mil pesos.

 Pero desde lo del camión, nadie ha vuelto por la leche y los campesinos no están ordeñando las vacas porque en los centros de enfriamiento no se las reciben y hasta el lunes, las quesilleras estaban pagando a 300 pesos el litro. 

 “El negocio está completamente frenado. Estamos aguantando hambre porque por lo menos yo dependo solo de esto y llevo ya tres días sin ordeñar mis vacas, que son 25”, contó a La Silla Sur Felio Sánchez, un campesino de Asoprolac, una asociación que agrupa a 39 proveedores de leche del Bajo Pato.

 En los centros de enfriamiento no la reciben porque ellos tampoco tienen quién se las recoja para llevarla.

 “Me ha tocado decirle a los cien campesinos a los que les recibo la leche a diario que se devuelvan porque yo no puedo tener leche guardada tantos días y tampoco tengo como despacharla”, nos dijo Iván Poloche, dueño del centro de enfriamiento de San Juan de Lozada, desde donde se despachan normalmente 12 mil litros diarios de leche.

 Y los transportadores, el último eslabón de esta cadena, tampoco tienen a donde llevarla porque la orden de Nestlé es que no vuelven por más leche hasta que las condiciones de seguridad no mejoren.

 “A mí me llamó el gerente de acá de Nestlé a decirme que la ruta quedaba suspendida hasta nuevo aviso, entonces pues dejé de hacerla”, dijo a La Silla Sur Denar Molano, que cubría una de las rutas para Nestlé a Florencia y que hace parte de Aseganados, una red de 62 afiliados lecheros.

A esa crisis entre los campesinos, los finqueros y los transportadores, ya se le sumó también la de los quesilleros de 13 de los 16 municipios de Caquetá que se reunieron ayer en San Vicente  y tomaron la decisión de no comprar más leche por la inseguridad y también porque según ellos, hay sobre oferta por el queso que ha llegado de contrabando de Venezuela. 

Que los quesilleros se hayan sumado fue la estocada final para la industria lechera, porque del 1.134.527 litros de leche que produce Caquetá a diario según cifras de 2016 del Comité Departamental de Ganaderos de Caquetá, el 55 por ciento (739 mil litros diarios) lo compran las quesilleras, el 14 por ciento (180 mil litros) lo compra Nestlé y el 30 por ciento restante (400 mil litros) lo compra la industria transformadora local.

 De los 180 mil litros que compra Nestlé todos los días, 51 mil (el 30 por ciento) vienen de San Vicente del Caguán.

 Es decir, con Nestlé sin comprar en San Vicente y los quesilleros sin comprar en casi todo el departamento, hoy en Caquetá no hay a quién venderle más de la mitad de la leche que se produce.

Lo que hay detrás de esta crisis en el sector es que hay dos disidencias de las Farc que, como contamos, se mueven entre Guaviare y Meta y ya entraron también a Caquetá y están “ahí si sacándonos la leche a todos” dijo a La Silla una fuente que hace parte del sector lechero y que nos pidió la reserva de su nombre. “A nosotros nos llamaron a decirnos que si no pagamos no podemos trabajar y que hasta que Nestlé no pague, tampoco”, agregó.

Las disidencias y las extorsiones

Según dijo a La Silla Sur el general Jorge Humberto Jeréz, comandante de la Fuerza de Tarea Omega, que es la que hace presencia entre Caquetá, Meta y Guaviare, los responsables de la quema del camión fueron los de la disidencia del frente 7mo, a cargo de Gentil Duarte, uno de los cinco mandos medios que el Secretariado de las Farc expulsó de sus filas en diciembre.

 “Son disidencias de finanzas, no militares y por eso se dedican a extorsionar a la gente y en Caquetá están encima de los lecheros”, dijo el general a La Silla.

En el Ejército hay dos hipótesis sobre ese ataque. O la disidencia de Duarte viene pidiéndole a Nestlé que pague hace un tiempo para acá y ante la negativa quemaron el camión o lo hicieron sin haber contactado antes a los funcionarios de la empresa, pero avisándoles a qué se atienen.

La Silla le escribió a Andrés Trochez, gerente de comunicaciones de Nestlé de Colombia, pero nos contestó con un comunicado que es la posición oficial de la empresa y ahí no hablan de haber recibido amenazas. Solo dicen, frente a lo del camión, que “los hechos ya son de conocimiento de las autoridades y a ellas les corresponde investigarlos”.

Pero fuera de la disidencia de Duarte, hay otra que también está en la mira de la Policía, que es la disidencia del frente 1ro, a cargo de alias ‘Iván Mordisco’.

Según le detalló a La Silla el general Fernando Murillo, director de antisecuestro y antiextorsión de la Policía, por cuenta de la denuncia de una persona en San Vicente se dieron cuenta que en la vereda Villa Carmona, que hace parte de ese municipio, “la disidencia de Mordisco ha hecho reuniones en esa vereda y le piden entre 2 a 15 millones de pesos a los ganaderos”, nos dijo.

“Andan en estructuras de entre 2 a 6 personas máximo y mandan papeles escritos a mano anunciando que van a estar tal día y a tal hora para cobrar”, agregó el general.

Luego de hacerle inteligencia, la Policía mató a dos miembros de esa disidencia justo en esa vereda, pero siguen sin dar con ‘Mordisco’ y con su segundo al mando, que es ‘Alias 25’.

Aunque tres de las fuentes en San Vicente con las que hablamos para esta historia dijeron que sabían que las disidencias estaban extorsionando, a la Policía han llegado menos denuncias de extorsión que las del año pasado.

 En 2016 la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión recibió 15 denuncias y este año van 10. De esas, solo cuatro vienen de la zona rural de San Vicente y las otras son del casco urbano.

En todo caso, el hecho de que dos disidencias, que son un grupo minúsculo frente a los hombres y mujeres que alcanzaron a tener las Farc en Caquetá (entre la zona veredal de La Montañita y la de San Vicente hay 486 guerrilleros), estén extorsionando justo a pocos días de que la guerrilla deje por fin todas sus armas, opaca en ese departamento, que es la retaguardia histórica de las Farc, esa gran noticia.

 

Periodista y politóloga. Soy cofundadora e investigadora de la Fundación Conflict Responses, CORE, que busca investigar, entender mejor e incidir en lo que ocurre en el campo colombiano en cuanto a la violencia, la paz, movimientos sociales y el medio ambiente. En La Silla Vacía cubrí por cuatro...