Aunque aún no hay confirmación oficial, Enrique Peñalosa tiene todo listo para lanzarse por firmas a la Alcaldía de Bogotá, como le confirmaron a La Silla tres fuentes cercanas al ex alcalde. Así, todo indica que Peñalosa se va a volver a lanzar al ruedo bogotano. Si eso ocurre, estas son las ventajas y las desventajas con las que cuenta para arrancar:

Peñalosa no está amarrado a los verdes y no sorprende que ya esté preparandose para recoger firmas.

Aunque aún no hay confirmación oficial, Enrique Peñalosa tiene todo listo para lanzarse por firmas a la Alcaldía de Bogotá, como le confirmaron a La Silla tres fuentes cercanas al ex alcalde.

Ayer, después de que RCN Radio reveló esa noticia, el debate se centró en si Peñalosa podría lanzarse por un movimiento distinto a la Alianza Verde. Ya el martes el Noticiero CMI había dicho que no, argumentando que Peñalosa recibió en enero el dinero por reposición de votos de su candidatura presidencial como verde.

Sin embargo, la ley no indica que ese sea un motivo que implique doble militancia. Lo son tener un cargo directivo en el partido (y Peñalosa lo tuvo hasta enero del 2013) o tener una credencial por el partido en el año previo a la inscripción. Por eso, a menos de que haya una interpretación novedosa de las normas, Peñalosa no está amarrado a los Verdes. Y por eso no sorprende que como supo La Silla, ya esté montando un equipo de campaña para arrancar en mayo la recolección de firmas.

Así, todo indica que Peñalosa se va a volver a lanzar al ruedo bogotano. Si eso ocurre, estas son las ventajas y las desventajas con las que cuenta para arrancar:

Ventajas

Desventajas

1) Peñalosa tiene una buena cuota inicial

Aunque de que Peñalosa perdió en las últimas dos elecciones que se lanzó a la Alcaldía de Bogotá, esta vez ya cuenta con un capital electoral importante, a pesar de que no ha anunciado su candidatura, no tiene el aval de ningún partido y tampoco una estructura política.

Según la encuesta Polimétrica de Cifras y Conceptos de marzo, Peñalosa tenía un 11 por ciento de intención de voto y quedaba en el tercer lugar, debajo del liberal Rafael Pardo y empatando mismo lugar del uribista Pacho Santos, que sí llevan meses haciendo campaña.

Eso deja a Peñalosa pisando fuerte aún sin haber entrado del todo a la carrera, demuestra que aún sigue vivo en el panorama electoral bogotano y le da viabilidad a su candidatura aunque hoy no sea el favorito.

2) Propone un modelo de ciudad que sigue vigente

“Peñalosa es un actor permanente de la política que simboliza uno de los dos modelos de ciudad entre los que está estancada políticamente Bogotá desde hace 12 años”, le dijo a La Silla un analista político.

Ese analista se refiere a que la visión de Peñalosa de la ciudad que propone está vigente a pesar de que no gana unas elecciones desde 1998. Sería la ciudad de “Chapinero”, representada en obras, puentes, parques, defensa del espacio público, del Transmilenio y la bicicleta, que se opondría a la visión “del sur”, que privilegia una agenda social, la inclusión, la diversidad, los subsidios y los derechos de los animales.

Estas dos posturas se han enfrentando en las últimas tres elecciones de Bogotá, y siempre las ha ganado la izquierda con un discurso en contra de la visión que representa Peñalosa.

Todo indica que en las elecciones de octubre ese panorama se vuelve a repetir, con Clara López como abanderada del modelo “del sur”, lo que explica por qué Peñalosa, reconocido como estudioso de la ciudad, sigue marcando en las mediciones y por qué, según la polimétrica de Cifras y Conceptos de marzo, lo sigue conociendo el 91 por ciento de los capitalinos.

3)Cuenta con el apoyo de los constructores

Precisamente porque Peñalosa representa una ciudad que privilegia las obras de cemento, su figura tiene buena acogida en el gremio de los constructores de Bogotá que han luchado, sobre todo en estos últimos tres años, con el POT de Gustavo Petro.

Los constructores son el aliado natural de Peñalosa, que en su gobierno creó la empresa para construir viviendas por el Distrito (Metrovivienda) e hizo grandes urbanizaciones. También lo son los ingenieros, pues le dio trabajo con la primera fase de Transmilenio, los casi 400 kilómetros de vías y las 30 ciclorutas nuevas, o el mantenimiento o construcción de 38 puentes vehiculares, entre otras obras.

Además, Peñalosa ha defendido la posibilidad de que Bogotá urbanice 5.000 hectáreas del norte, una zona en la que Petro constituyó una reserva ambiental para la alegría de ambientalistas y la molestia de constructores (sobre todo de los que habían comprado lotes para urbanizar y que se quedaron con la plata enterrada).

4) Peñalosa tiene espacio para jugar entre Pardo y Pacho

Por ahora y sin Peñalosa como candidato, la contienda por Bogotá está entre Clara López, una candidata fuerte de la izquierda, Pacho Santos, que representa la derecha, y Rafael Pardo, que está en el medio de ambos y ha mantenido un discurso de no atacar a la izquierda.

La entrada de Peñalosa, que se pone en la centro derecha, cambia el juego. El Equipo por Bogotá que ha promovido, no incluye ni a Santos ni a López. Eso lo pone a competir directamente con Pardo, a quién ha invitado reiteradamente a unirse al Equipo por Bogotá. Con Peñalosa en el juego, Pardo (que es menos conocido que el ex alcalde) posiblemente tendría que tomar posiciones más fuertes para hacerse notar entre quienes lo conocen.

Mientras tanto, el discurso de crítica permanente de Peñalosa a las alcaldías de izquierda (y especialmente a la actual de Gustavo Petro) le compite directamente al de Pacho Santos. Con el ex vicepresidente relegado en las encuestas frente a sus rivales, si Peñalosa entra pisando duro y crece en las encuestas, podría no solo quitarle votos sino convertirse en el candidato viable más hacia la derecha.

Con esa posibilidad de quitarle espacio a Pardo y a Santos, Peñalosa tiene cómo crecer. Sobre todo porque mientras que los dos actuales candidatos tienen límites claros para crecer (el santismo no va a apoyar a Pacho, y los votos uribistas difícilmente lo harán por un ex ministro y aliado de Santos), Peñalosa no produce un rechazo tan fuerte en ninguno de los dos sectores.

Si se convierte en el candidato ante izquierda, puede ganar. Y el espacio está servido.

5)Tiene resultados para mostrar y conoce la ciudad

Si por algo es reconocido Peñalosa es por las obras palpables que le dejó a Bogotá. Hizo el Transmilenio, recuperó 600 mil metros cuadrados de espacio público, hizo 30 ciclorrutas, impuso el pico y placa, creó 200 mil cupos escolares y construyó 1.100 parques nuevos. Además, arrancó el desmonte de la calle del cartucho y despejó la plaza de San Victorino.

Además, se ha hecho una reputación tanto a nivel nacional como internacional de experto en temas urbanos y es reconocido por su obsesión por la ciudad, como ha contado La Silla.

Eso lo puede poner en una situación privilegiada a la hora de enfrentarse a candidatos como Pardo y Santos, que no tienen resultados similares en lo urbano. También le da más cancha que a López quien, a pesar de que dejó buena imagen como alcaldesa encargada, carga el lastre de haber apoyado a Samuel Moreno en la Alcaldía que se robó a Bogotá.

6)Es el candidato que más le conviene a Vargas Lleras

Sin duda, con el lanzamiento de Peñalosa uno de los más contentos es el vicepresidente, Germán Vargas Lleras, que aunque no tiene que comprometerse directamente con un candidato distinto al de la Unidad Nacional (Rafael Pardo), si gana un potencial aliado en Bogotá.

Aunque Peñalosa no es ficha de Vargas, y de hecho es políticamente independiente, para las aspiraciones presidenciales del vicepresidente sería el mejor ganador: si gana Pacho o Clara la alcaldía quedaría en manos de rivales políticos, y si gana Pardo tendría que lidiar con la posibilidad de que los liberales impulsen un candidato que le haga contrapeso en 2018 y tenga un copartidario en la alcaldía.

Eso explica por qué el apoyo de Carlos Fernando Galán al Equipo Por Bogotá ha producido rumores de que detrás de esta movida está Vargas Lleras, algo que nadie ha comprobado.

1) Recoger firmas, un desgaste

Peñalosa se quedó por fuera de la lista de precandidatos de la Alianza Verde porque en ese partido le pusieron un plazo para decidir si se lanzaba o no, y Peñalosa decidió no aceptarlo. El ex alcalde gusta de las campañas cortas porque en su caso el desgaste de una larga no se compensa con darse a conocer (pues ya es conocido).

Aunque se ha rumorado que Cambio Radical podría avalarlo, La Silla supo que ni se lo han ofrecido oficialmente ni él lo ha pedido. Y que la decisión es arrancar su campaña recogiendo firmas, lo que implica un desgaste y una inversión adicional.

La Silla supo que el núcleo de campaña de Peñalosa (en el que están, entre otros, la concejal verde Lucía Bastidas, el ex secretario de Hacienda de Bogotá Carlos Alberto Sandoval y la ex gerente de la empresa de Acueducto Astrid Álvarez) ya están organizando los equipos que empezarán a recoger firmas en mayo.

Y eso también quiere decir que, aunque él había dicho que quería esperar hasta junio o julio para lanzar su candidatura, desde cuando se inscriba el comité promotor en la Registraduría, será visto como un candidato más.

2) No tiene estructura

Precisamente por haber formado una imagen de “antipolítico”, que le ha valido una imagen de que no le debe nada a nadie, la campaña de Peñalosa se enfrenta a que no tiene un gran equipo que lo ayude para arrancar su campaña. Hasta ahora, como parte del Equipo por Bogotá, cuenta con el respaldo del senador de Cambio Radical Carlos Fernando Galán, y del ex concejal y ex candidato liberal a la alcaldía David Luna.

Sin embargo, como Peñalosa no será el candidato oficial de Cambio Radical, no es muy claro cuántos votos le puede ayudar a conseguir Galán, más cuando La Silla supo que entre las bases de Cambio hay nerviosismo porque quieren un candidato que les ayude a hacer campaña lo antes posible. Algo similar ocurre con Luna, pues su partido está con Pardo.

Además de Luna y Galán, en las cuentas de los peñalosistas (según dos fuentes de ese grupo consultadas por La Silla) hay 24 ediles que llegaron a su curul por el Partido Verde en 2011, cuando Peñalosa fue candidato a la alcaldía y los jalonó.

Las otras personas que ya están respaldando su candidatura son la concejal Bastidas, Álvarez y Sandoval. Estos dos últimos de hecho estuvieron entre sus cuadros directivos en la campaña presidencial del año pasado.

Eso implica que durante estas semanas ese pequeño equipo tendrá que moverse, y harto, para recoger las 50 mil firmas que necesitan. De hecho, La Silla supo que ya se están moviendo y el fin de semana pasado Peñalosa y ese núcleo hicieron una reunión en Quinta Paredes con 200 voluntarios que se inscribieron por redes. Además,  el domingo el ex alcalde arrancó recorridos por las calles de la localidad de Engativa, según le contó a La Silla una persona que lo acompañó.

3) Se puede convertir fácilmente en blanco de la izquierda

La entrada de Peñalosa a la carrera lo convierte en un objetivo palpable para la izquierda, que lleva años usando un discurso antipeñalosista, que defiende darle prioridad a la política social contra las obras públicas.

Eso ha sido lo suficientemente efectivo como para darles tres alcaldes seguidos. En la campaña de Lucho Garzón, cuando no estaba Peñalosa en la contienda -porque estaba estudiando fuera del país-, Garzón usó el discurso social para poner a Peñalosa como en candidato del norte de Bogotá.

Algo similar hizo Samuel Moreno, que como contó La Silla hizo campaña contra Peñalosa haciendo correr el rumor de que él acabaría con los subsidios y la política social de Lucho, mientras que Garzón la continuaría. Finalmente, en Petro que se la jugó por la política social, ha tenido en Peñalosa uno de sus contradictores más fuertes, empezado por la discusión del metro. De hecho, el Alcalde ha dicho en twitter: “Es más importante el cerebro que le cemento”.

Así, con la entrada de Peñalosa la campaña puede polarizarse en esa vieja discusión, que le da a la izquierda una narrativa para ataque en lugar de tener que defenderse por sus actuaciones en los últimos 12 años de gobierno en la ciudad, y especialmente por la mala imagen de Gustavo Petro.

En política, tener un enemigo puede ser muy taquillero electoralmente para promover el voto en contra de cierto candidato, en este caso, de Peñalosa. Por eso, mientras Pardo y Pacho Santos seguramente perderán con su llegada, lo más probable es que gane López.

4) Tiene techo para crecer

Peñalosa ha participado en 9 de las 13 elecciones que ha habido desde 1990 , y no gana desde 1998, algo que ha desgastado su imagen.

Encima, tiene un techo evidente, pues su imagen negativa es mucho más alta que la positiva: 54 por ciento contra 37 por ciento, según la Polimétrica de marzo. Además, en esa misma encuesta uno de cada cinco votantes dice que nunca votaría por él, el segundo nombre que más se repite después de Pacho Santos en esta pregunta.

Esto implica que para Peñalosa no será fácil crecer.

5) Viejo conocido

Aunque Peñalosa no ha revelado su programa (cosa que nadie suele hacer antes de ser candidato), sus propuestas ya son conocidas en la ciudad: lleva casi 20 años hablando de la importancia del espacio público para fomentar igualdad.

Eso le quita el elemento de emoción y sorpresa que pueden usar los candidatos nuevos, y da pie para críticas como las que le hizo Horacio Serpa hace un año: “no ha evolucionado, no innova”, le espetó el hoy senador .

Fui periodista de La Silla Vacía a cargo de cubrir Bogotá, el Congreso y las movidas de poder en el Pacífico. Soy politóloga con maestría en periodismo. Me gusta el periodismo de datos, el reportaje y hago fact checking.