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¿Qué hizo el presidente Santos frente a lo que Uribe “le encargó” hace ocho años? 

Cuando el presidente Uribe le pasó el testigo al presidente Santos en agosto de 2010 le encargó cuidar su legado, que resumía en tres pilares, en tres huevitos: la confianza inversionista, los avances sociales y la seguridad. El presidente Santos en su discurso de posesión de 2010 prometió cuidar esos huevitos:

En el frente de la inversión afirmó Santos: “soy un convencido de la necesidad de la inversión para generar desarrollo y empleo, y por eso mi administración –siguiendo los lineamientos de confianza inversionista del gobierno del presidente Uribe– será amigable hacia la inversión, con reglas claras y estables”.

Por el lado social, no se quedó atrás: “reitero solemnemente, en esta histórica plaza de Bolívar, que presidiré un gobierno que será de unidad nacional y que buscará la prosperidad social para todos.”

Y en el frente de seguridad, prometió mantener los avances: “Con la consolidación de la seguridad democrática hemos avanzado en esta dirección como nunca antes, pero falta camino por recorrer. Llegar a este final seguirá siendo prioridad, y desde ya le pido a la nueva cúpula de nuestras fuerzas armadas que continúe dando resultados y produciendo avances contundentes.”

Pero en ese último frente, esbozó en su posesión que sus ambiciones iban más allá de las batallas militares y que, por tanto, habría un contraste con su antecesor: “Al mismo tiempo quiero reiterar: la puerta del diálogo no está cerrada con llave… es posible tener una Colombia en paz, una Colombia sin guerrilla, ¡y lo vamos a demostrar! Por la razón o por la fuerza”.

El balance de ocho años de gobierno Santos en los tres frentes que Uribe quería que se cuidaran es notablemente positivo. Difícil la tendrán los historiadores futuros cuando traten de entender el divorcio político entre los dos presidentes y la ola de indignación contra el gobierno Santos sobre la cual cabalgó exitosamente la campaña de Duque, el nuevo ungido de Uribe, y presidente electo el pasado fin de semana.

Van a continuación algunos apuntes sobre el comportamiento de estadísticas relacionadas con los tres huevitos. (Los gráficos reportados son tomados del Marco Fiscal de Mediano Plazo, 2018, presentado la semana pasada al Congreso de la República).

Huevito de la confianza inversionista.

Hay dos buenas fuentes para mirar el comportamiento agregado de la confianza inversionista. Uno, es analizar las decisiones de inversión en nuestro país que toma el resto del mundo. El otro, es mirar la tasa de inversión nacional. Para lo primero, reporto de un lado la inversión extranjera directa  (una medida de inversión centrada en decisiones de largo plazo por parte de las multinacionales del resto del mundo) y, de otro lado,  las inversiones en títulos de deuda pública en pesos del gobierno nacional por parte de extranjeros (una medida de confianza del resto del mundo en el tesoro nacional). En ambos frentes de confianza inversionista externa, los avances son innegables:

 

 

La otra medida, relacionada con la confianza interna, reporta la tasa de inversión como porcentaje del PIB. De nuevo, es bastante difícil argumentar retrocesos durante el gobierno de Santos:

 

Huevito de la seguridad

El frente de seguridad es quizás donde ambos presidentes tienen mayores discrepancias como quedó claro en el fallido referendo de la Paz, donde cada uno encabezó una posición diferente que partió al electorado en partes iguales. Pero el hecho concreto es que al final del mandato de Santos, tenemos las tasas de homicidios más bajas en cuatro décadas:

 

Huevito social:

Los avances sociales se pueden medir de muchas maneras pero sin importar donde en las cifras colombianas pongamos la lupa, veremos progreso sustancial en la última década. Van unos ejemplos que ilustran el punto.

Comienzo con índices de pobreza y de distribución de ingresos. A algunos les parece que lo clave desde el punto de vista de política pública es lograr erradicar la pobreza; a otros le preocupan las disparidades en ingreso en la sociedad. A ambos grupos les tienen que haber gustado los resultados del gobierno Santos: hay una caída dramática en las cifras de pobreza (monetaria y multidimensional) y una mejora sustancial de la distribución de ingresos medida a través del Gini.

En el frente laboral, el gobierno de Santos deja tasas de desempleo ancladas en un dígito y sustancialmente menores a las que tuvimos en los gobiernos anteriores. Igualmente, las tasas de ocupación y de participación laboral han permanecido en niveles mucho más altos en el pasado reciente.

Y ese desempeño positivo del mercado laboral se enaltece al notar que la calidad de los empleos también ha mejorado. En el último lustro las cifras de informalidad, tras años de estancamiento, empezaron a mejorar de manera notable:

Como al nuevo gobierno le parece, como lo ha sostenido en la campaña reciente, que los resultados en esos frentes durante el gobierno de Santos han sido pobres, espero ver en su plan de desarrollo metas que prometan avances al final del mandato duquista más acelerados que los observados en el gobierno que reemplazan. Y, claro, en el 2022 estaremos prestos a contrastar promesas y resultados. Veremos en ese momento, si tanta frustración poblacional generada por ese discurso tenía razón de ser.

Ph.D en Economía, Johns Hopkins University. Economista, Universidad de los Andes. La mayoría de mis investigaciones gira alrededor de temas macroeconómicos relacionados con política monetaria y temas financieros. Enseño macroeconomía en el pregrado y posgrado y política monetaria en el pregrado....