Este artículo fue escrito en coautoría con Alejandro Posada-Téllez*, candidato a doctor por la Universidad de Oxfordpor.

El 1 de noviembre de 2023, el expresidente y premio nobel de la paz, Juan Manuel Santos, junto a Roy Barreras, embajador de Colombia en el Reino Unido; Danilo Rueda, exalto comisionado para la paz de Colombia; y Gwen Burnyeat, investigadora junior de Merton College (Universidad de Oxford) participaron en un diálogo celebrado en St. John’s College, Oxford. 

Este evento, organizado en conjunto con Rodeemos el Diálogo (ReD), el Centro de Religión, Reconciliación y Paz de la Universidad de Winchester y la Red de Estudios de Paz de Oxford (OxPeace), ofreció un espacio para reflexionar sobre el arduo camino de construir una paz duradera en Colombia. 

Este diálogo entre la administración de Petro y Santos es un paso relevante en el intercambio de conocimientos, y refleja las lecciones aprendidas durante una década sobre los procesos de paz. Las continuidades y discontinuidades entre los gobiernos invitan a reflexionar sobre las importantes interconexiones que ha habido entre los esfuerzos por alcanzar la paz en el pasado y el presente. 

Estas reflexiones pueden inspirar y ayudar a construir mejores prácticas en la actual búsqueda de la paz en Colombia, al tiempo que ofrecen guías valiosas para los gobiernos y constructores de paz en las regiones afectadas por conflictos armados.

Una década de construcción de paz en Colombia

Colombia lleva más de medio siglo de conflicto armado. El Acuerdo de Paz de 2016, que el gobierno Santos negoció con  las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), fue un momento crucial en la búsqueda de la paz en el país. El acuerdo fue el resultado de seis años de negociaciones, que comenzaron formalmente en 2012. 

El acuerdo incluye una reforma agraria, disposiciones para fortalecer la participación política, una solución integral al problema de las drogas ilícitas, la satisfacción de los derechos de las víctimas y el pleno respeto de los derechos humanos, el fin del conflicto con las Farc, garantías de seguridad para excombatientes y activistas y disposiciones transversales pensadas desde el género y étnicas.

El acuerdo no empezó a implementarse a la velocidad necesaria debido a la oposición política que enfrentó. Sin embargo, avanzó sustancialmente hasta 2018, cuando Iván Duque, un acérrimo crítico del acuerdo de paz, fue elegido presidente. 

Luego el ritmo de implementación sufrió un serio declive y hubo una abierta oposición del gobierno hacia las instituciones autónomas creadas por el acuerdo de paz, entre ellas la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). La frustración de un amplio sector de la sociedad por el pobre cumplimiento contribuyó a la elección en 2022 de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda de Colombia.

Desde que asumió el poder en agosto de 2022, Petro ha planteado una ambiciosa política de paz conocida como “paz total”, que busca poner fin a todas las formas de violencia organizada en Colombia. 

Como algunos panelistas discutieron en este evento, la piedra angular de esta agenda de paz es el Acuerdo de Paz de 2016, y esto ha llevado al gobierno a prestarle especial atención a tres elementos del acuerdo. 

El primero es la reforma agraria y la devolución de tierras a campesinos, grupos étnicos y víctimas del conflicto, al tiempo que se presiona al Congreso para que cree una Jurisdicción Agraria que tenga capacidad constitucional para resolver disputas sobre tierras. 

El segundo son las garantías de seguridad para los excombatientes de las Farc y de los líderes comunitarios, reactivando la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad. 

El tercero es asegurar que se respeten los derechos de las víctimas, además de comprometerse a apoyar la plena implementación de las recomendaciones incluidas en el informe final de la Comisión de la Verdad. 

Otro pilar clave de la “paz total” es la búsqueda del desmantelamiento de todos los grupos armados ilegales restantes, que fue un compromiso importante del Acuerdo de 2016. 

Con este objetivo, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz reanudó las negociaciones con el ELN, tomando como punto de partida los avances logrados bajo el gobierno Santos, y creó un marco legal para explorar negociaciones políticas y sociojurídicas con otros grupos armados. 

Hasta el momento, hay diálogos en curso con el Estado Mayor Central (EMC), un grupo disidente de las Farc, y tres diálogos urbanos en Buenaventura, Quibdó y Medellín. Según el gobierno Petro, los acuerdos que se alcancen en esas negociaciones construirán sobre el Acuerdo de 2016 y estarán sujetas al derecho internacional.

Lecciones para acuerdos de paz integrales y sólidos

Tres lecciones principales surgieron del evento para fortalecer los procedimientos y resultados de las negociaciones de paz:

  1. La idea de “la zanahoria o el garrote” resalta las complejidades de las negociaciones de paz. En estos diálogos, los negociadores suelen ofrecer incentivos, o “zanahorias”, para animar a los grupos armados a dejar las armas. Al mismo tiempo, la disuasión debe ser creíble, un “garrote”, para garantizar que se cumplirán los términos del acuerdo. Lograr un equilibrio armonioso entre estos elementos es fundamental para el éxito de las negociaciones de paz. 
  1. La búsqueda de la verdad y las disposiciones centradas en las víctimas del conflicto son imprescindibles en los procesos de paz. Reconocer su sufrimiento y asimilar las profundas heridas infligidas por el conflicto a individuos y comunidades es esencial para una reconciliación y una paz sostenible. Atender integralmente estas cuestiones es fundamental para los procesos de sanación y restauración del tejido social en las sociedades postconflicto, y debe incluirse en los procesos de negociación desde su inicio.
  1. La flexibilidad es clave en las negociaciones de paz, ya que permite adaptarse a unas dinámicas del conflicto en constante evolución. En un panorama sociopolítico volátil, una metodología adaptable es tan vital para los acuerdos como lo pactado. Esta adaptabilidad garantiza que los nuevos retos y realidades sobre el terreno puedan abordarse eficazmente.

Lecciones para garantizar la implementación de los acuerdos de paz 

En el diálogo surgieron cuatro factores que pueden contribuir a implementar efectivamente los acuerdos de paz:

  1. Los acuerdos deben integrarse en el marco jurídico de una nación. Esta vinculación legal hace que la paz pase de ser una simple promesa política a un compromiso vinculante del Estado y aplicable ante la ley. 
  1. El apoyo internacional, especialmente por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es vital para fomentar la confianza entre las partes y hacerle seguimiento a la implementación de los acuerdos. Una participación internacional respetuosa puede garantizar mayor seguridad y compromiso, reforzando la estabilidad del proceso de paz.
  1. La legitimidad y la voluntad política de un gobierno preparan el camino para una implementación más eficaz de los acuerdos. Esto destaca la naturaleza profundamente política de los procesos de construcción de paz, y la necesidad de superar el dogma liberal que percibe las transiciones de la guerra a la paz como algo técnico y apolítico.
  1. Frente al exceso de información que crea un terreno fértil para la desinformación, es clave la creación de equipos pedagógicos que comuniquen eficazmente el progreso de las negociaciones y la implementaciónde los acuerdos de paz al público nacional e internacional. Esto puede ayudar a abordar problemas como la falta de confianza en el gobierno y la polarización política. Además, puede aumentar el apoyo que la sociedad civil le da a la construcción de paz a largo plazo.

Lecciones para el futuro de la consolidación de la paz en Colombia y el mundo

La última década de procesos de paz en Colombia debe verse como un esfuerzo continuo y multigeneracional, que trasciende gobiernos individuales. 

Para consolidar el compromiso del Estado, tiene que existir un diálogo continuo y abierto entre todas las partes interesadas, en el que se garantice que las lecciones aprendidas de los procesos anteriores se trasladarán al futuro y serán la base de las estrategias de los próximos gobiernos. Esto disminuirá las diferencias de entendimiento, creará confianza y fomentará un sentimiento de unidad nacional (aunque agónica) en torno al camino hacia la paz.

Estas lecciones tienen implicaciones de largo alcance, y sirven como indicadores para quienes se esfuerzan por construir y mantener la paz en Colombia y el mundo. El camino de este país hacia una paz sostenible es un ejemplo de lo necesarias que son estrategias integrales, adaptables e inclusivas para abordar los múltiples retos a los que se enfrentan las sociedades que pasan de la guerra a la paz.

*Ambos son miembros de Rodeemos el Diálogo (ReD) y del comité directivo de OxPeace. Este análisis refleja únicamente las opiniones de los autores, y no necesariamente las opiniones de los participantes o de las organizaciones convocantes.

Es el cofundador de Rodeemos el Diálogo (ReD), profesor investigador en el Centro de Religión, Reconciliación y Paz de la Universidad de Winchester e investigador asociado de PostiveNegatives en Soas, Universidad de Londres. Se doctoró en relaciones internacionales en la Universidad de Sussex. Sus...