Ya empezaron a rodar más de 40 buses de La Rolita, el operador público de transporte Bogotá. Tendrá el reto de demostrar que desde el Estado se puede prestar un buen servicio de transporte, y al tiempo ser sostenible, como ha defendido la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y otros sectores alternativos como el Pacto Histórico.

“No queremos que Bogotá dependa solamente de operación privada de transporte público”, dijo la mandataria de la capital. “Tenemos mucha gratitud con quienes lo hacen, pero es mejor que tengamos un sistema mixto para que podamos aprender juntos”.

El último operador público que rodó en la ciudad se liquidó en 1989, después de su quiebra.

¿Cómo va a funcionar?

Desde este mes están funcionando 42 buses en tres rutas alimentadoras de las troncales de Transmilenio. La idea es que para diciembre estén activas 11 rutas que lleguen a 35 mil usuarios en Perdomo, la zona industrial y Fontibón, zonas que fueron declaradas desiertas cuando se hizo la oferta a los privados.

De los 1002 buses eléctricos que tiene la ciudad (la segunda flota eléctrica de buses de batería más grande del mundo fuera de China) La Rolita tendrá 195. Los operadores privados de Transmilenio y Sitp tienen la flota restante.

La Rolita además será una de seis empresas comerciales que responden a la Secretaría de Movilidad, entre las que también están Transmilenio y la Empresa Metro de Bogotá.

Además tendrá 600 trabajadores, entre administrativos y operarios, de los cuales la mitad serán mujeres. “Para nosotros era importante enviar un mensaje de igualdad de género en un sector que es tan masculino”, dijo a La Silla la secretaria de Movilidad, Deyanira Ávila.

Para la puesta en operación de La Rolita se invirtieron 10.000 millones de pesos de las arcas de la Alcaldía. Y están buscando nuevos inversionistas. De entrada La Rolita nace 100 por ciento pública. Su modalidad solo cambiaría sí más de la mitad de la empresa es de privados, pero esa hasta ahora no es la idea.

La gerente encargada es Carolina Martínez, quien fue directora de operaciones de dos concesionarios privados, Consorcio express y Sí 18. Se posicionará en el cargo formalmente el primero de octubre.

Sectores políticos que han impulsado la creación de un operador público, como el Polo, tienen la expectativa de que la empresa compita a futuro con los privados. La gerente Martínez dijo que “la idea es que pueda generar calidad de servicio, y que se consolide como uno de los grandes operadores de transporte”. Sin embargo, tomará tiempo: “no implica competir ya con los privados porque no tenemos la robustez, sino complementarnos”, agregó.

¿Qué características tiene La Rolita como operador público?

Suple necesidades de transporte: Julia Rey, quien fue subgerente jurídica de TransMilenio tanto de Enrique Peñalosa como de Claudia López, dice que inicialmente se pensó como un Satena. “La idea era llegar a zonas que fueron declaradas desiertas varias veces”, dijo.

Genera información: Expertos como Darío Hidalgo, ex subgerente de Transmilenio, y José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, coinciden en que una de las ventajas de La Rolita es que arrojará información sobre lo que implica la operación del transporte en la ciudad. Esta podría ser usada por la Alcaldía para futuras licitaciones y para mejorar el servicio: “Se van a establecer indicadores de calidad en el servicio de referencia y costos reales de operación”, dice Rojas.

Posibles ahorros al Estado: El concejal Manuel Sarmiento, del partido de izquierda Dignidad, es uno de los grandes defensores de la iniciativa. Asegura que, “la empresa es sin ánimo de lucro, a diferencia de los privados. E debería ayudar a que el Estado se ahorre un dinero”. 

¿Por qué sentará un precedente importante?

La Rolita será una especie de experimento en el debate sobre si el Estado o los privados son mejores proveedores de servicios públicos.

Defensores del operador público en Bogotá como las bancadas de Dignidad, Colombia Humana y el Polo Democrático aseguran que La Rolita debería ser sostenible y que incluso podría dejar ahorros y ganancias para la ciudad.

Pero la experiencia ha demostrado que eso no es tan sencillo y que de hecho las empresas públicas de transporte en el país terminan operando por más costo que los privados. “Al Estado todo le cuesta más. Un ejemplo de eso es que tanto en Medellín como en Cartagena los operadores públicos pagan el kilómetro más costoso si se compara con otras ciudades”, dice Hidalgo.

Por eso, para Rey en realidad el reto es lograr la financiación, más que sea costo eficiente: “No esperas llevarle transporte a una comunidad que es poca y no tiene cómo pagar en por ejemplo una vereda y que sea costo eficiente. De hecho cuesta más”. Agregó que el operador público no se planteó para competirle a los privados, sino para llegar a esas zonas “que fueron declaradas desiertas ocho veces. No las adjudicaban ni rifadas”. Por eso para ella el costo de la operación de La Rolita debería salir del presupuesto.

En esa misma línea, desde la Alcaldía, la secretaria Ávila aseguró: “Nuestro enfoque será prestar un buen servicio”, agregó que “por supuesto queremos ser sostenibles y jugar con las mismas condiciones que los operadores privados”.

¿Qué desafíos tiene?

Encontrar inversionistas: La Secretaría de Movilidad dijo que están buscando inversionistas que puedan inyectarle capital a la empresa. Cuando les preguntamos quiénes eran, la Secretaría dijo que darán la información cuando se concreten sus negocios.

Evitar que se vuelva clientelista: Además del reto enorme de lograr financiamiento en el tiempo porque ya para otras empresas como TransMilenio es un problema, para que La Rolita se sostenga, también es necesario evitar que no se vuelva una empresa clientelista y burocrática.

“Es necesario evitar que esto caiga en el clientelismo. Hay que recordar la experiencia de las empresas de transporte público que murieron por clientelismo y la corrupción”, dice el profesor Rojas.

En 1990, por ejemplo, el Concejo de Bogotá aprobó la liquidación de la Empresa Distrital de Transportes Urbanos (Edtu), el último operador público de transporte que se convirtió en un fortín político.

Luis Ignacio Betancur quien estuvo a cargo de liquidar esa empresa le dijo a El Tiempo que para 1989 de los 360 buses que tenía la operadora, 250 eran troles, y de estos solo funcionaban 48. Pero, al mismo tiempo, había 17 conductores por cada bus. A esa situación la agravaba el hecho de que sólo transportaba al 0.03 por ciento de la población.

“Por la naturaleza de La Rolita y el blindaje jurídico y técnico que hicimos vemos que sería muy difícil que esta entidad cayera en corrupción”, dijo la gerente Martínez.

Superar retos legales: Tras una demanda, un juez ordenó la suspensión provisional del artículo que permitía la creación de un operador público en la ciudad. El argumento del demandante, Felipe Bastidas, fue que se aprobó en el Concejo de Bogotá “sin un estudio que justificara la iniciativa, requisito previsto en la ley”.

Sin embargo, la Alcaldía apeló y el juzgado levantó la medida cautelar, pero aún falta la decisión de fondo.

Operar y ofrecer un buen servicio: Para Julia Rey el reto es que todas las rutas estén en operación cuanto antes. “Mi crítica a la alcaldía es que ya estaba lista y hay buses parqueados que deberían estar operando”.

Pero además de operar, es necesario que La Rolita pueda contribuir a la satisfacción de los ciudadanos con el servicio de transporte público. Según la última encuesta de Bogotá Cómo Vamos, el 44 por ciento de los bogotanos se siente insatisfecho con el medio de transporte que utiliza.

Periodista. Soy editora de Redes Sociales en La Silla Vacía. Cubrí las movidas del poder en Bogotá y el gobierno de Claudia López. También hice algunos reportajes sobre reforma agraria. Antes trabajé en la Revista Semana y colaboré para revista Arcadia y Dinero. Soy coautora del libro 'Los presidenciables...