En el centro Pablo Beltrán, el jefe negociador del ELN con el gobierno de Gustavo Petro.

El anuncio del ELN de poner en el congelador las negociaciones de paz es el precio de la arriesgada movida del gobierno Petro de iniciar un diálogo regional con el frente Comuneros del Sur de esa guerrilla, que ha manifestado que quiere “desistir de la lucha armada”. 

El gobierno viene trabajando en esto desde el segundo semestre de 2023 como parte de su enfoque de paz territorial y con el conocimiento de Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN. Pero esta movida, a la vez que le mete presión a esa guerrilla para que se mueva a otro ritmo en la mesa de negociación, aviva el temor de la dirigencia elena de perder el control del mando.

El gobierno trabajó con el conocimiento del ELN

El pasado lunes, 19 de febrero, el gobernador Luis Alfonso Escobar anunció que en la primera semana de marzo empezará un diálogo territorial de paz en Nariño, en donde participará el ELN, específicamente el Frente Comuneros del Sur. 

Este es un frente que tiene presencia en gran parte de los municipios de la zona del pacífico nariñense y control en parte de uno de los principales enclaves cocaleros del país. Pero es una estructura que venía desconociendo tanto a la dirigencia nacional de esa guerrilla como a los acuerdos en la mesa nacional de diálogos, según publicó ayer en X Carlos Velandia, un promotor de paz y agudo analista del proceso con el ELN por su pasado como excomandante del Frente Domingo Laín del ELN.

La noticia de este diálogo regional pasó de agache hasta que ayer se conoció una carta, firmada por el Comando Central del ELN (Coce), que dice que ante estos hechos “el proceso (con el gobierno) entra en abierta crisis y nos vemos en la obligación de llamar a consultas a nuestra delegación”. 

En el comunicado también dicen que se trata de una situación que se veía venir y que lo advirtieron en la mesa de diálogos. Esa guerrilla lo sabía además porque desde el principio su jefe negociador en la mesa, Pablo Beltrán, fue enterado de una visita de una delegación del gobierno a ese frente de guerra. 

Entre agosto y septiembre del 2023, una delegación del gobierno, representantes internacionales y fuerza pública fueron a visitar en el pacífico nariñense a la comandancia del Frente Comuneros del Sur, según le confirmaron a La Silla Vacía tres fuentes cercanas a este proceso, que pidieron no ser mencionadas por ser información reservada y sensible.

“Se hizo una visita a los Comuneros del Sur con la autorización de Pablo Beltrán y de Otty Patiño”, dice una de las fuentes. “La delegación los escucha y ellos hacen una serie de peticiones. Dicen que la gente está cansada de la guerra, que están enfrentando una embestida muy grande del EMC y que ellos están pidiendo a gritos que el Estado llegué allí”. 

Además, en una de las reuniones finales que tuvo el gobierno con los Comuneros, mostraron una urgencia con llegar a un acuerdo de paz, lo que después confirmaron en su comunicado público. Un ritmo que contrasta con la lentitud que maneja el ELN en su negociación a nivel nacional.

Esta apuesta del gobierno hace eco de una propuesta que el mismo presidente Petro había hecho en esa región en mayo del 2023. Petro le propuso al ELN hacer un diálogo regional en ese departamento para “comenzar a trabajar en la idea de una paz territorial”. Así lo dijo ante miles de personas del Pacífico nariñense que han sufrido una crisis humanitaria por los combates de esa guerrilla con el Estado Mayor Central, la principal disidencia de las Farc. 

En ese momento, la mesa de diálogos estaba en medio del tercer ciclo de diálogos en La Habana (Cuba), discutiendo un cese al fuego. Por eso, Petro propuso empezar con un cese al fuego territorial desde ese departamento. Una idea que fue rechazada inmediatamente por el ELN que solo aceptó un cese al fuego nacional que fortalecía su imagen de unidad. 

Pero con las visitas al Frente Comuneros del Sur, el gobierno empezó a caminar por una vía exprés para desarmar a una estructura rebelde de la dirigencia elena y concretar la visión de la paz territorial que había propuesto Petro. 

Esa visión territorial es compartida por Otty Patiño, que pasó de ser el jefe negociador del gobierno con el ELN a comisionado de paz. Otty ha insistido desde siempre en que la paz se debe construir desde las regiones y que pasa por diálogos territoriales para desarmar los grupos y poder construir el Estado de derecho donde no lo hay.

Esta es una apuesta similar a la que promovió en campaña el gobernador de Nariño, un aliado de Francia Márquez y uno de los pocos petristas que ganaron las elecciones regionales.  Escobar propuso un gran diálogo territorial por la paz en un departamento que tiene tres grupos armados en guerra por el control de las rentas ilícitas. Es un conflicto que dejó el año pasado más de 15 mil personas desplazadas y hasta 55 víctimas de minas antipersonales.

Con todo puesto en su lugar, el 29 de enero, el Frente Comuneros del Sur publicó un video en el que pedían entrar a un diálogo regional de paz. “Queremos hacer parte de esta propuesta de construcción de paz territorial que ha sido anunciada y ha hecho el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, como parte de la política de paz total del Presidente Gustavo Petro”, se escucha al comandante de ese frente. 

Pero ese anuncio no cayó bien en la delegación del ELN, que en ese momento estaba reunida con el gobierno en el sexto ciclo de diálogos. A pesar de que Beltrán, jefe de la negociación elena, sabía de estas reuniones del gobierno, no aceptó que ese frente se metiera en una negociación paralela con el gobierno.

Mucho menos fue aceptado este anuncio por “Antonio García”, máximo comandante de esta guerrilla. “García” estuvo acompañando a la delegación de la guerrilla durante ese ciclo en Cuba, aunque no participó en las discusiones de la mesa. 

El comandante del ELN se ha caracterizado por ser una figura poco flexible en las negociaciones con el gobierno y sensible a cualquier tipo de acusación que ponga en tela de juicio la unidad de mando de esa guerrilla. Por eso, en la carta del Coce, que él lidera, ven este anuncio como un ataque. 

La mesa se tropieza con las grietas de la guerrilla

El escenario que se abre ahora es un diálogo a dos bandas, por un lado con una estructura regional rebelde y por el otro, la mesa de diálogos nacional con el ELN, que se encuentra congelada.

“No es responsabilidad del gobierno el estado del relacionamiento al interior de las estructuras del ELN, es un asunto exclusivo de esta organización”, publicó en su cuenta de X Carlos Velandia. Pero la reacción del Coce muestra que el gobierno ha tocado una fibra sensible y peligrosa para el ELN en lo nacional.

“Comprendo las razones de la postura del Coce al señalar que este tipo de diálogos regionales generan fisuras dentro de la organización. Y genera nerviosismo porque dicen: ahora me van a abrir negociaciones con los frentes”, dice, sin justificarlos, Maria Victoria Llorente, directora de Fundación Ideas para la Paz, un tanque de pensamiento que le hace seguimiento al conflicto.

A diferencia de las Farc, el ELN es una guerrilla con una estructura más horizontal, en la que los frentes de guerra tienen una gran autonomía regional y financiera, y el mando cumple un rol más de coordinación.  Por esa autonomía, la unidad de mando de esa guerrilla ha sido muy cuestionada. 

“Esa es una de las fibras más finas del ELN: el tema de la unidad. Cada vez que se le toca la unidad de mando ellos siempre se molestan mucho”, dice el investigador del conflicto y profesor de la UniNorte, Luis Fernando Trejos. 

Pero, el escenario de Comuneros del Sur muestra una fragilidad real en el mando, pues el mismo Beltrán, segundo al mando de la guerrilla a nivel nacional, sabía de esos contactos y no logró impedirlos.

“En todo proceso de negociación se corre el riesgo que haya disidencias del grupo armado, pero normalmente es por un sector que no quiere abandonar la guerra. Pero, en este caso, estamos ante un sector que podría terminar jugando como si fuera una suerte de disidencia para la paz”, dice Yesid Ortega, investigador del CINEP, el centro de pensamiento que publicó el libro ¿Por qué es tan difícil negociar con el ELN?, en el que se plantea que este grupo funciona de manera federada.

Ese temor de la dirigencia del ELN a enfrentar su falta de mando en el nivel territorial ha sido un factor determinante en su negativa de trasladar la mesa de diálogos permanentemente a Colombia. “El gobierno ha presionado para que se traigan las conversaciones a Colombia para que el Coce de cierta manera tenga su choque con la realidad”, dice la investigadora Llorente.

Un temor que parece confirmado por la reacción del Coce ante la evidente fractura en el Frente de Guerra Suroccidental. “Creo que el gobierno camina sobre hielo delgado cuando decide iniciar este diálogo paralelo a la mesa nacional”, dice el profesor Trejos. 

Aunque los expertos consultados por La Silla coinciden en que es muy improbable que el ELN se pare definitivamente de la mesa, en las próximas semanas se sabrá si la avezada decisión del gobierno los hace avanzar a otro ritmo o si les da la excusa para empantanar el proceso como lo han hecho en el pasado.

Periodista de la Universidad de Antioquia. En La Silla Vacía empecé contando las movidas políticas de Antioquia como practicante, ahora escribo sobre el conflicto armado, las políticas de seguridad, la justicia transicional y los esfuerzos de paz en el país.