El exsenador Julián Bedoya está comprometido con la rebelión promovida por el gobierno Petro para construir una mayoría en el Partido Liberal a favor de sus reformas, saltándose al expresidente César Gaviria, jefe de la bancada de 46 congresistas. Sus dos fichas, el senador Juan Diego Echavarría y la representante María Eugenia Lopera, hacen parte del grupo de 18 liberales que están jugados con el gobierno.

Pero ese compromiso por socavar el poder de Gaviria en Bogotá puede convertirse en un bumerán en Antioquia, donde Bedoya quiere el aval liberal para la gobernación y lo necesita para sus candidatos en las subregiones.

“Corremos el riesgo de que César Gaviria nos acribille con los avales”, le dijo a La Silla un excongresista liberal del equipo de Bedoya, quien pidió la reserva de su nombre.

La Silla contactó al exsenador Bedoya para esta historia, pero no contestó.

En la primera línea de la rebelión liberal

Bedoya anunció desde febrero su intención de competir por la Gobernación de Antioquia. Lo hizo con un ostentoso evento en el que les regaló tablets y bonos redimibles a cientos de periodistas en Medellín, y selló una alianza con el grupo del senador conservador Carlos Trujillo, otro barón antioqueño alineado con el gobierno Petro.

Durante el balconazo del primero de mayo, el presidente Gustavo Petro le agradeció públicamente a la representante Lopera su voto positivo al informe de ponencia de la reforma a la salud. Lopera, integrante de la Comisión Séptima de la Cámara, lo hizo desconociendo un comunicado del expresidente Gaviria en el que amenazaba con sanciones a los congresistas liberales que votaran a favor del proyecto del gobierno. Fue el voto decisivo para que la reforma siga viva todavía.

El de Lopera fue el único voto positivo de los cuatro representantes liberales que tienen asiento en la Comisión Séptima.

Su desafío a Gaviria fue el último episodio de la oposición del grupo de Bedoya a la jefatura del expresidente en el liberalismo. En la campaña presidencial movieron su estructura en Antioquia a favor de Petro en la primera vuelta, cuando el partido estaba con “Fico” Gutiérrez. Luego, con la izquierda en el poder, intentaron sin éxito sacarlo de la dirección nacional. El desafío terminó con la renuncia de Bedoya al partido, en el que durante la última década se ha convertido en un poderoso cacique electoral.

Pero esa lealtad con el gobierno en Bogotá comienza a pasarle factura en Antioquia, donde los liberales están en plena puja por los avales más importantes. “Nuestro equipo es una fuerza política determinante en Antioquia. Y el Partido Liberal siempre ha respetado la representación en las regiones. Estoy a la espera de que la dirección establezca el mecanismo para otorgarlos”, dice la representante Lopera.

Y como los estatutos no establecen un procedimiento para el otorgamiento de los avales, Gaviria tiene la sartén por el mango como director del partido y suele arrogarse la última palabra para los avales más importantes, los de alcaldías de ciudades capitales y gobernaciones.

“El poder de los avales es peligroso. Nos pueden bloquear el aval a la gobernación o el de una alcaldía importante”, dice el excongresista liberal del equipo de Bedoya que pidió la reserva de su nombre.

El apetecido trapo rojo

“Tener el aval liberal es la opción ideal para una eventual candidatura de Julián. Finalmente estamos muy identificados con el partido”, le dijo a La Silla el excongresista Adolfo León Palacios, integrante del equipo político de Bedoya.

Y a pesar del conflicto frontal con Gaviria, ellos creen que se merecen el aval. Entre sus razones, la más importante es la ascendencia de Bedoya en la bancada liberal antioqueña. De los cinco congresistas actuales, dos son de su equipo: el senador Echavarría y la representante Lopera. Y, además, tienen como aliado al senador Jhon Jairo Roldán, quien ha acompañado al gobierno Petro en el Congreso y está entre los liberales que podrían sumarse a la rebelión contra el expresidente.

“Si se logra armar una coalición de mayoría liberal a favor del gobierno, y teniendo en cuenta que nosotros siempre hemos estado de ese lado, el aval nos corresponde por naturaleza”, dice Palacios.

Hay otras dos razones más prácticas para que Bedoya insista en la puja por el aval. La primera, el reconocimiento y la tradición del Partido Liberal en las regiones donde operan sus principales estructuras, como el Urabá y el Bajo Cauca antioqueño. Y la segunda, las dificultades para inscribirse por firmas.

“Eso de que se hace con simpatizantes es paja. Tiene que ser gente conocedora, con agallas para pedir una cédula y verificar los datos. Y esa operación es muy costosa. Por eso el poder de otorgar los avales es tan peligroso”, dice un miembro del equipo político de Bedoya que pidió la reserva de su nombre.

El verdadero golpe contra Bedoya sería bloquear los avales en municipios importantes donde necesita conservar su poder, que alimenta con votos y burocracia su estructura.

Es el caso de Carepa, un municipio de 50 mil habitantes del Urabá antioqueño, y cuyo alcalde, Jonnan Alexis Cerquera, pertenece al grupo político de Bedoya. De hecho, en las últimas elecciones legislativas Echavarría, ficha de Bedoya en el Congreso, fue el candidato al Senado más votado en el municipio. Y el medio Vorágine ha registrado múltiples contratos en el municipio a favor de miembros de su estructura.

El grupo de Bedoya también controla las alcaldías de Turbó y Apartadó, los dos municipios más grandes del Urabá, así como la alcaldía de Tarazá en el Bajo Cauca. Y en el área metropolitana del Valle de Aburrá, su grupo intentará revalidar en octubre la alcaldía de La Estrella, su fortín electoral más importante, y conservar la influencia que tienen en las alcaldías de Caldas y Sabaneta.

Un bloqueo contra sus candidatos al interior del liberalismo sería un golpe a las estructuras de su equipo político. Y en frente, además, tiene a un rival de peso del establecimiento paisa compitiendo por el aval para la Gobernación de Antioquia.

El liberal oficialista que compite por el aval

Se trata de Eugenio Prieto, quien viajó a finales de abril a reunirse con Gaviria en su casa de La Calera, cerca a Bogotá.

Lo hizo con el objetivo de solicitar formalmente el aval del partido. Y estuvo acompañado, entre otros, por los congresistas Luis Carlos Ochoa y Julián Peinado, ambos representantes a la Cámara por Antioquia y quienes siguen la línea del expresidente. “El gobierno está utilizando el aparato estatal para dividir el partido. Parece una obsesión del presidente de la República”, dice el representante Peinado.

Prieto, de 60 años, es a diferencia de Bedoya, un viejo conocido del partido en Antioquia. En las últimas dos décadas ha ocupado los cargos más importantes del departamento, e incluso su nombre estuvo en el sonajero para ocupar, como cuota del liberalismo, el Ministerio de Vivienda del gobierno Petro.

Y a su favor tiene, además, su cercanía con el excandidato presidencial Federico Gutiérrez, a quien Gaviria apoyó en las presidenciales y cuya candidatura en Medellín todo el espectro político paisa da por hecha. “Todos estamos esperando que ‘Fico’ salga. Nos encantaría que Eugenio, en llave con Federico, sea el candidato único a la gobernación”, dice el representante Ochoa.

Con estas credenciales, Prieto espera obtener pronto el aval. “Yo soy respetuoso de quienes están solicitando el aval, pero en las ciudades y departamentos el aval lo entrega el director del partido”, le dijo Prieto a La Silla.

El siguiente paso de Prieto es acordar un mecanismo para elegir un candidato único entre el bloque antipetrista que está promoviendo. Se trata de una alianza multicolor con godos y uribistas para enfrentar al “Eje Petro-Quintero”, y a la que quieren sumar a Luis Fernando Suárez, el candidato del gobernador Aníbal Gaviria.

De consumarse esta movida, más alineada con la posición de Gaviria frente al gobierno, Bedoya pagaría un alto precio por su nueva lealtad con el petrismo.

Cubro al gobierno del presidente Gustavo Petro en La Silla Vacía. Estudié Periodismo en la Universidad de Antioquia.