La plata que se movió alrededor de la campaña Santos 2014

La reelección santista se financió también con billete que aportaron políticos y contratistas en efectivo y que circuló entre los congresistas de la Unidad Nacional en regiones sin ser nunca reportado.

Para defenderse de la sospecha de que dineros de la corrupta multinacional Odebrecht hubiesen podido entrar a la campaña presidencial de Juan Manuel Santos en 2014, el entonces gerente de esa iniciativa, Roberto Prieto, ha dicho en reiteradas ocasiones que nunca recibieron donaciones y que la plata de los gastos salió de un anticipo de la financiación estatal y de un crédito bancario. Pero eso no es tan exacto. 

 

“Para efectos de control de ingresos trabajamos con una cuenta única cerrada”, dijo Roberto Prieto en su último comunicado.  Así consta, efectivamente, en los reportes entregados por la campaña y publicados en Cuentas Claras, espacio oficial del Consejo Nacional Electoral.

A pesar de que las explicaciones -que por parte de esa campaña únicamente ha salido a dar Prieto- están soportadas en documentos oficiales, La Silla confirmó que la campaña del Presidente se financió además con plata en efectivo que aportaron contratistas, gobernaciones y alcaldías, alguna en calidad de ‘préstamo’, y que circuló entre los políticos en regiones sin ser nunca reportados.

La Silla buscó la versión del presidente Santos para esta historia pero tanto su Consejero de comunicaciones Camilo Granada como su jefe de prensa dijeron que el Primer Mandatario no se pronunciaría sobre este tema.

La historia del billete

Aunque las pudimos recoger en varias regiones, las versiones de la plata en efectivo que corrió por debajo de la mesa para ayudar a elegir a Santos y a su fórmula, Germán Vargas Lleras, arrancan en el Caribe.

Esta fue la región que les dio la victoria en segunda vuelta al ayudarles a contrarrestar los votos uribistas de Antioquia.

Por ejemplo, sólo la diferencia que en segunda vuelta le sacó Santos al uribista Óscar Iván Zuluaga en el Atlántico (401.993 votos) le sirvió al Candidato-presidente para prácticamente equiparar los 433.571 apoyos que le sacó el uribismo a él en Antioquia, la tierra del expresidente opositor Álvaro Uribe.

Y aunque hubo otros factores importantes que ayudaron a Santos, como el apoyo al proceso de paz, el antiuribismo, la captura del hacker de la campaña de Zuluaga y la movilización de la izquierda; sin maquinaria habría sido más difícil -por no decir imposible- su triunfo.

La evidencia de ello es que perdió la primera vuelta frente al candidato de Uribe, cuando los políticos de su coalición decidieron no moverse mucho.

Para segunda vuelta, cuando las máquinas de votos se activaron principalmente con plata, en el Caribe se redujeron los niveles de abstención y el Presidente pasó de sacar allí un millón de votos a sacar dos, con lo que superó la votación que en esa región habían logrado durante las legislativas los tres partidos que oficialmente están en su Unidad Nacional (liberal, Cambio Radical y La U).

¿Cómo se dio todo eso en detalle?

A lo largo de varias semanas, hablamos por separado con 17 fuentes, entre políticos importantes y personas que tuvieron que ver con la campaña reeleccionista en la Costa, la mayoría conocedoras de lo que pasó porque lo vieron de primera mano. De éstas, cuatro no nos dieron mayores datos. De lo que nos dijo el resto, contamos aquí las versiones que coinciden.

A todos les concedimos el off the récord o fuera de micrófonos porque era la única manera en que nos dieran algunos detalles que eventualmente podrían generar investigaciones, especialmente lo de la plata que se manejó por debajo de la mesa.

Para la primera vuelta, la campaña la lideró en terreno Roberto Prieto.

Él era el que viajaba a la región y, aunque se reunía con políticos, para temas logísticos y de recursos se entendía directamente con los gerentes departamentales de la campaña.

Uno de los gerentes nos contó que Prieto hablaba con él tanto de gastos de funcionamiento de la campaña en el departamento como de la plata que estaban pidiendo los congresistas para buscar los votos.

Un político de Córdoba dijo a La Silla que en la primera vuelta allá les dieron 5 mil pesos por voto comprometido. Así, por ejemplo, si un cacique de allá se comprometía a poner 50 mil votos, le daban 250 millones de pesos, que para los políticos no es nada para conseguir esa cantidad de apoyos.

Pero la fórmula variaba y para algunos municipios les entregaban un poco más a los congresistas que tuvieran dominado políticamente ese pueblo, para garantizar que pudiera mover a toda su gente.

Este mecanismo y el valor por voto comprometido fue similar al que ocurrió en la campaña del plebiscito para refrendar los acuerdos con las Farc y que ya contamos. Pero, en esa ocasión, la plata nunca llegó y tampoco hubo casi buses ni motos para trasladar a los votantes.

Según un político experto en política tradicional, en promedio mover un voto puede costar entre 50 y 100 mil pesos, sin incluir gastos en los que incurre el político en precampaña (en, por ejemplo, favores a sus votantes).

“Mira, no nos llamemos a engaños, aquí esto se mueve es con plata. ¿O tu crees que la viejita de la veredita por allá perdida iba a salir a votar por la linda cara de Santos o la mía? ¡A esa señora había que ayudarla! Hombe que pagarle la fórmula médica, hombe que tengo a mi hijo prestando el servicio en tierra perdida y quiero que me lo trasladen. El día de la votación hay que ponerle un carro, hay que darle un pastel. Esto cuesta, una elección en este país cuesta porque voto de opinión no hay”, dijo esa fuente.

Aunque “insuficiente”, esa plata de primera vuelta la entregaban las gerencias departamentales, que a su vez se entendían con Prieto.

El origen de esos recursos no fue el mismo en todos los departamentos.

“En la primera vuelta, a muchos departamentos mandaron la plata de Bogotá y en otros, Prieto se encargó de buscar gente de allí que la pusiera para después pagarle, y no a todos les llegó lo mismo”, nos dijo un político costeño importante de la coalición santista que lo sabe de primera mano.   

Según dos políticos, en Córdoba Prieto se reunió también con contratistas locales para pedirles plata para la campaña.

“Por lo menos, en la primera vuelta, donde veían que podían hacer un negocio con algún inversionista que aportara la plata para después darle contratos, lo hacían con Prieto de frente. En otros departamentos, donde no había quién sacara la plata, ellos la conseguían de cualquier forma”, dijo uno de los políticos, quien agregó que “hoy hay mucho disgusto porque Prieto se perdió, y eso es real”.

Ante estas versiones, le preguntamos a Prieto y nos respondió en el mismo sentido de sus comunicados. Cuando le contrapreguntamos detallándole lo que dicen algunas fuentes sobre la plata que se movió, dijo: “Me estoy enterando”.

Agregó que la queja siempre fue la falta de plata y que por eso le dieron “golpe de Estado” para la segunda vuelta.  “Llame a César Gaviria”, remató. (El expresidente liberal Gaviria lideró parte de la campaña en segunda vuelta).

“Yo para la segunda vuelta me dediqué única y exclusivamente a lo administrativo y operativo y sólo ejecuté el presupuesto que la ley me permitía. Para la segunda vuelta ni salí del claustro (sede de la campaña en Bogotá). Y no tuve relación con la dirigencia política. Si por ellos hubiera sido, me habrían sacado”.

También negó haberle pedido donaciones a empresarios, como nos lo aseguraron a nosotros. Y como evidencia nos envió la imagen de un aviso que mandó a publicar el 12 de marzo de 2014 en el periódico El Tiempo, en el que se informa entre otras cosas “que la recolección de donaciones o aportes de la campaña de Juan Manuel Santos se hará exclusivamente de manera centralizada a través de la gerencia financiera en la ciudad de Bogotá”.

Esa información, que podría interpretarse como una invitación tácita a donar, contrasta con el hecho de que la campaña le haya reportado cero donaciones al CNE.

En todo caso, es cierto que en aquella primera etapa a los congresistas no les dieron todo lo que estaban pidiendo para buscar los votos, sino una parte, lo que explica que se hubieran quedado “quietos” y que Santos solo hubiera sacado el 25 por ciento de los votos depositados, cuatro puntos por debajo de Zuluaga.

La segunda vuelta

Cuando pierden la primera vuelta, Vargas Lleras se apersona de la campaña en el Caribe y Prieto queda con menos protagonismo, aunque sigue siendo el gerente y tomando decisiones en Bogotá.

“En la primera todo lo manejaron esos comités regionales y Prieto daba la cara y se sentaba con perro y gato. Y cuando perdimos, ya para segunda vuelta, Prieto y sus gavirias se concentran más en Bogotá consiguiendo la plata con los industriales y a las regiones las fue a comprometer Vargas Lleras. Y después de que él se iba llegaba lo que había prometido con algún propio o enviado especial. Eso fue todo”, dijo un político.

Mira, no nos llamemos a engaños, aquí esto se mueve es con plata. ¿O tu crees que la viejita de la veredita por allá perdida iba a salir a votar por la linda cara de Santos o la mía?Político de la Unidad Nacional santista.

En efecto, para la segunda vuelta, Vargas Lleras empieza a llamar a mandatarios y a congresistas para anunciarles visitas a la región.

Como lo contó La Silla, seis días después de la primera vuelta Vargas llegó a Sucre por el aeropuerto de Corozal y allí en ese pueblo (en un hotel) se reunió con Yahir Acuña, con los llamados “ñoños” (Bernardo Elías y Musa Besaile), con Mario Fernández, Julio Miguel Guerra, Antonio Correa, Teresita García Romero, Antonio Guerra, Nicolás Guerrero, Andrés Gómez y Yamina Pestana. Todos senadores o representantes de La U, del liberalismo, del viejo PIN y conservadores.

También estuvo ahí Sergio Díaz Granados, el entonces presidente del partido de la U, y un político muy cercano al Presidente.

Según tres políticos que asistieron, y nos hablaron por aparte, la reunión fue citada “para ajustarlos”. Es decir, para comprometerlos a poner la misma votación que todos sacaron para las legislativas, y para -ahí sí- concretar el envío de más plata.

Aunque ahí no se les entregó nada, a todos les quedó claro que el grito de campaña a partir de ese momento era moverse como si fueran unas legislativas. Es decir, como si los congresistas se estuvieran jugando el pellejo.

Incluso, desde ese momento oficialmente les redujeron funciones a los gerentes regionales para dárselas a los políticos. Entre ellas, poner los afiches y las camisetas, que antes les daban de las gerencias departamentales de la campaña, para moverse entre sus votantes.

También, Santos empezó a llamar por teléfono a algunos congresistas para saludarlos y desde ahí ya no fueron más tinieblos (fue cuando organizaron la llamada gira por la paz en toda la región y el Presidente se tomó foto con los ñoños y Yahir Acuña).

Igualmente confirmamos otra reunión similar que hubo también para la segunda vuelta en Cartagena, en la que estuvieron políticos de la Unidad Nacional de Bolívar y Vargas Lleras.

En el encuentro, según nos contó un presente, Vargas les preguntó a los congresistas qué les hizo falta para ganar.

Todos empezaron a quejarse de la falta de plata que hubo en la primera vuelta y debatieron cuánto necesitarían a partir de entonces. Al final, según coincidieron dos fuentes conocedoras, se comprometieron a poner entre todos 300 mil votos en Bolívar para Santos y para ello tasaron el voto a 10 mil pesos. Es decir, concluyeron que necesitaban 3 mil millones de pesos en ese departamento.

Según nos relató una fuente, Vargas les contestó que había 1.500 millones y les preguntó de dónde creían que podían salir los otros 1.500. La solución que propuso alguien del grupo fue buscar a dos contratistas que puedieran poner mil, siempre que pudiesen “devolverlos”.  

Los otros 500 millones de pesos supuestamente los puso un alcalde, pero La Silla no pudo verificar este dato con una segunda fuente y por eso no da el nombre del mandatario.

Cuando estuvo toda la plata, el efectivo supuestamente se repartió a los congresistas según lo que cada uno sacó en las legislativas.

Es decir que solo en Bolívar, un departamento que solo puso 309 mil votos de los más de 7 millones que sacó Santos en segunda vuelta (es decir, el 3,9 por ciento de sus apoyos), la campaña santista habría gastado la tercera parte de lo que reportó para la etapa final de la contienda.

“Es cierto que en segunda vuelta Prieto no volvió a aparecer porque hubo un manejo más político. Pero el control del dinero alguien lo debía tener, en Bogotá o donde fuera. Y él era el más alto responsable en ese sentido”, dijo a La Silla un político que participó en esa reunión con Vargas.

La Silla llamó a Vargas Lleras para obtener su versión. Su jefe de prensa nos contestó que, si bien tuvo a cargo manejo político en la campaña para segunda vuelta, Vargas nunca tuvo que ver allí con los asuntos de recursos o financieros. “No estuvo en ningún comité financiero ni nada parecido. A él le encomendaron coordinar unas áreas políticamente, entre ellas la Costa”.

Para Córdoba y Sucre, tres fuentes nos aseguran que el monto se acordó con Vargas (no tenemos la cifra exacta, pero al parecer fue el doble de los 5 mil por votos que recibieron en primera vuelta) y dicen que luego se las llevaban en maletines.

“(La plata la llevaban) en bolsa, en maletín, en lo que sea pero la llevaban”, dice uno de los que la recibió.

Cinco políticos importantes de la Unidad Nacional, de varios partidos y de manera separada, nos mencionaron el mismo nombre como la persona que según ellos llevaba ese efectivo en maletines: el del cordobés Luis Miguel Pico, quien actualmente es el director de asuntos políticos de Presidencia como cuota compartida de la exsenadora investigada por parapolítica Zulema Jattin y de Sergio Díaz-Granados.

Como ese dato nos resulta imposible de probar, llamamos a Pico para preguntarle por qué cree que nos lo mencionan en semejante papel y nos respondió tajantemente que eso no era cierto: “Nunca manejé recursos de la campaña”.

Su papel en la campaña, prosigue, siempre fue como parte del equipo de avanzada del Presidente y de la mano de Sergio Díaz-Granados, quien también aseguró a La Silla que ni él ni Pico manejaron plata.  

“Con el Vice (Vargas) nos juntamos en reuniones y en algunas giras, dada su influencia en Atlántico y Magdalena… pero no es cierto, nunca manejé temas de recursos. Eso se lo deja uno a los jefes que tienen el aval y el beneplácito. Yo me dediqué a la estrategia política”, aseguró Pico.

“Nuestra labor era sentar a los gerentes regionales, a los políticos, mostrar las cifras y las diferencias entre la votación legislativa y la primera vuelta. Lo que aportamos fue mayor coordinación entre la campaña y los partidos, que fue lo que hizo falta en la primera vuelta”, agregó por su lado Díaz Granados.

Acerca de lo que pasó en Sucre también hay una versión que La Silla no pudo confirmar ni con el grupo político de los Gnecco ni con Santos, pero que circula entre los políticos de la región y que cuatro fuentes locales que podrían saberlo nos contaron por aparte.

Las cuatro fuentes coinciden en que parte de los recursos que se movieron allí salieron de un “préstamo” de siete mil millones de pesos que hizo el cuestionado clan Gnecco del Cesar, que se habría concretado en la Hacienda Las Marías de los Gnecco con un ministro actual como garante (cuyo nombre no revelamos porque no tenemos cómo estar ciento por ciento seguros)  y que habrían sido repartidos por Yahir Acuña a algunos políticos.

En los círculos políticos de Sucre también dan por sentado -cuatro políticos de la región se lo dijeron a La Silla- que Yahir Acuña (el político que aprehendieron en las elecciones regionales de 2015 con 516 millones de pesos en efectivo en su carro) puso 1.500 millones de él para la segunda vuelta y que él mismo la había repartido en el departamento a varios políticos. La Silla no pudo obtener la respuesta de Acuña a esto en grabación. 

Sobre el Atlántico, que fue tan clave para la reelección, conocemos la versión de uno de los políticos de la Unidad Nacional, que dijo que allá no les mandaron plata ni la pidieron porque cuatro grandes contratistas de la región financiaron la campaña. “Prieto aquí en Barranquilla no entró”, dijo.

Como La Silla no pudo verificar esa versión de manera independiente se reserva los nombres de los supuestos aportantes.

Sobre el Magdalena y la Guajira, no pudimos averiguar cómo funcionó la cosa con mucho detalle.

El rumor del billete que corrió en el Caribe para reelegir a Santos en 2014 fue una constante en esa campaña. Una versión que se escuchó por esquinas y calles sin que aún nadie pueda confirmarla a ciencia cierta, debido a que esta forma de mover los votos no suele dejar huella.

A nosotros nos la contaron de manera separada y en detalle 17 fuentes conocedoras. 

Queda claro que uno de los argumentos fuertes de la defensa de la campaña de Santos en el caso de Odebrecht de que no entró dinero diferente a un crédito bancario y a la financiación estatal es solo cierto en lo formal.  En la práctica, según esas fuentes, muchas personas contribuyeron con plata no reportada a su triunfo.

Fue periodista de historias de Bogotá, editora de La Silla Caribe, editora general, editora de investigaciones y editora de crónicas. Es cartagenera y una apasionada del oficio, especialmente de la crónica y las historias sobre el poder regional. He pasado por medios como El Universal, El Tiempo,...