La filtración del video del presidente de la junta directiva diciendo que está ‘quebrada’ hizo que la acción cayera 8,2 por ciento. Aunque la empresa no está en bancarrota, está en aprietos.

 

“Avianca está quebrada ¡Quebrada! No le está pagando a sus acreedores; no le está pagando a las compañías de arrendamiento de los aviones; no les está pagando a los bancos”. Con estas palabras el socio y presidente de la Junta Directiva de Avianca Holdings, Roberto Kriete causó un alboroto en el mercado.

Lo dijo en una reunión con empleados de la empresa en El Salvador que fue grabada en video, filtrada antenoche en el portal Primera Página y replicada ayer por varios medios grandes.

Aunque a primera hora de ayer Avianca Holdings (dueña de la aerolínea Avianca) sacó un comunicado en el que aclaraba que no se ha declarado en bancarrota ni ha iniciado ningún proceso legal de quiebra, y que Kriete había usado una expresión coloquial para enfatizar a los trabajadores que necesitaba de su colaboración, el llamado a la calma no alcanzó a atajar la descolgada del precio de la acción en la bolsa de Colombia, que se cayó 8,25 por ciento ayer.

Hoy la acción vale la quinta parte de lo que le costó en 2011 a los accionistas que compraron paquetes de Avianca.

En parte porque, como contamos en esta historia, la sombra de la bancarrota viene posándose sobre la aerolínea desde el año pasado, cuando Avianca Brasil, una empresa del accionista y expresidente de junta Germán Efromovich se declaró en quiebra.

Y en parte porque los reportes que ha presentado a la empresa a los accionistas en Nueva York y en Colombia muestran que sus finanzas están en estado delicado, e incluso ha mencionado la posibilidad lejana de declararse en bancarrota.

“Incluso si el plan de reperfilamiento (de la deuda) y la inversión de los accionistas se consuman exitosamente nuestra habilidad de ser rentables o de evitar una reorganización bajo las protecciones de la declaración de bancarrota dependerá de varios factores”, dijo la empresa.

Estas son las debilidades que ponen en duda el futuro de la empresa:

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Las deudas

El mayor problema de la empresa es que tiene una deuda muy alta, que ya empezó a incumplir. En total, son 7.160 millones de dólares, y es mucha plata si se tiene en cuenta que en el primer trimestre la holding tuvo un ingreso operativo de 2.260 millones de dólares y pérdidas por 38 millones.

Pero el problema no es solo el tamaño de la deuda sino que parte de ella está emproblemada.

Una de las más visibles son los 550 millones de dólares en bonos que emitió en 2013 en la bolsa de Luxemburgo, que se vencen el próximo año y que empezó a renegociar ayer, en medio del escándalo.

Como las agencias calificadoras Fitch y Standard & Poors no ven con claridad que tenga la plata para pagarlos en 2020, han venido bajándole la nota a los bonos y a la aerolínea, y por eso a mediados de julio la holding anunció un esquema complejo para renegociar y pagarla tres años más tarde. La idea es ofrecer a los dueños de los bonos unas garantías que hoy no tienen (en aviones y en la marca de la aerolínea) y pagar más intereses.

Según qué tantos bonos renegocien, los accionistas United Airlines y Kingsland le inyectarán 250 millones de dólares antes de acabar el año.

Avianca Holdings ofrece cambiar los bonos por otros que tendrían como garantía el valor de la marca Avianca y aviones avaluados en 984 millones de dólares. Los que dijeron ayer que aceptan el trato recibirán bonos por el mismo valor que invirtieron, y en principio los que se esperaran hasta el 11 de septiembre recibirán el 95 por ciento. 

Aunque hoy con la publicación de los resultados del primer plazo, la compañía dijo que los que esperen hasta el 11 de septiembre también les pagarán el mismo valor que invirtieron.

Si al menos la mayoría (las empresas no han dicho el porcentaje exacto) de los tenedores de bonos acceden a negociar con Avianca Holdings, United Airlines y Kingsland se comprometen inyectar los 250 millones de dólares antes de diciembre, bien sea con un crédito o inyectando capital.

Si las dos cosas se cumplen, automáticamente los bonos pasarán a vencerse en 2023 y pasarán de pagar 8,3 a 9 por ciento de interés bianual.

Ayer se cumplió el primer plazo para que digan que quieren renegociar y según reportó hoy en la mañana Avianca Holdings, la mayoría de los tenedores de bonos se acogieron a la oferta, pero todavía no los suficientes como para que United y Kingsland ponga la plata prometida. Hay un segundo plazo para que los tenedores de bonos se acojan al trato, que es el 11 de septiembre y aunque en principio la amenaza de quiebra podría moverlos más a hacerlo para tener una garantía si eso pasa, para los dueños de los bonos en el video no hay nada nuevo, porque las alertas están encendidas desde hace varias semanas.

Hace quince días la holding avisó a sus accionistas que dejó de pagar, unilateralmente, unas cuentas por 270 millones de dólares, mientras negocia aplazamientos con los acreedores, y que está pendiente de renegociar otras deudas por 2.924 millones de dólares, incluyendo algunas por intereses, por arrendamiento de aviones y a proveedores, con las que ya hay algunos incumplimientos.

A medida que pasa el tiempo y no paga, la deuda crece por los intereses y la empresa en riesgo de que los acreedores activen las garantías que tienen. De hecho, cuando anunció su plan de refinanciamiento, informó a los accionistas en Estados Unidos que si no logra renegociar podría llegar a declararse en insolvencia o bancarrota.

 
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La falta de efectivo (y el dólar que no ayuda)

La lista de factores que, según la misma empresa, necesita que se muevan a su favor para evitar la quiebra incluyen los costos de funcionar como el combustible, los seguros, los repuestos de los aviones, su habilidad para reducir costos, las fluctuaciones del dólar, los impuestos y la economía en general.

Es decir, la visión de la empresa es que además de sus esfuerzos por refinanciar su deuda, conseguir plata y reducir costos, los astros deben alinearse, básicamente para tener más plata líquida.

A juzgar por los resultados del segundo trimestre de 2019, los astros no están alineados.

Aunque la empresa redujo el costo de operar un vuelo en 34,5 por ciento, y el de personal en 14,2 por ciento, con menos personas y menos beneficios a los empleados, el costo del mantenimiento de los aviones creció el 44 por ciento y el consumo de combustible aumentó 5,5 por ciento.

El dólar pesa mucho porque buena parte de los gastos son en esa moneda y el combustible, que también pesa bastante en la operación, también ha aumentado de precio.

Aunque aumentó un 2,7 por ciento sus pasajeros, moviendo 7,5 millones de personas, los ingresos de la compañía por el transporte de pasajeros cayeron 5,5 por ciento, en parte porque bajó los precios de los pasajes. Por transporte de carga, los ingresos también bajaron un 13 por ciento.

Ante eso, Avianca Holdings dijo en mayo que su estrategia estaba enfocada en reducir costos y concentrarse en el negocio de la aviación, por lo que tiene en venta participaciones en otros negocios y aviones que no son tan rentables, y está cerrando rutas que no dan tanta plata.

El 24 de julio anunció un compromiso para vender 14 aviones por 106 millones de dólares a un fondo gringo dedicado al negocio aeronáutico, Fortress Transportation and Infrastructure Investors 

Pero todavía es incierto si el plan resultará y las calificadoras de riesgo toman nota. 

 
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Las dudas de las calificadoras

El día después de que anunció su plan para refinanciar deuda, las dos empresas que la califican, Fitch & Ratings y Standard & Poors le bajaron la nota.

Eso era de esperarse porque la empresa confirmó que estaba incumpliendo unos pagos, lo que la pone en riesgo de default, es decir, de que se quede sin efectivo para pagarle a sus acreedores.

Ambas calificadoras vieron con buenos ojos el plan para refinanciar, pero tienen distintas visiones sobre los riesgos de la empresa a futuro.

Para Fitch & Ratings el panorama no pinta bien. 

Aunque reconoce que la presencia de la empresa en América Latina le da fortaleza para mejorar sus indicadores, también le preocupan que la deuda sea 6,7 veces el ebitda (un estándar financiero que sirve para saber si la operación de una empresa es rentable), los altos precios de los combustibles, y la llegada de competencia de bajo costo a los mercados en los que opera.

Aunque Standards & Poors ve el futuro con más optimismo .

Dice que la empresa mantendrá su operación y tiene cómo prevenir los impactos negativos en los clientes, proveedores y trabajadores. Además aplauden el nuevo equipo directivo, conformado por Anko van der Werff, como presidente y Adrian Neuhauser como jefe financiero.

 
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La pelea entre los accionistas

Aunque la mayor preocupación de los accionistas por la empresa es financiera, la pelea entre Germán Efromovich, el accionista mayoritario de la empresa, y Kriete, el minoritario pero controlante, también deja una sombra de duda sobre la aerolínea.

Esta misma semana, el empresario brasilero nacido en Bolivia interpuso ante una corte de Nueva York una demanda contra United Airlines y Kingsland en la que dice que Kriete no tenía derecho a quedarse con el control de sus derechos a voto.

En el proceso judicial Kriete acusó a Efromovich de administrar mal a la empresa en el pasado, United lo señaló de incumplir con los compromisos de un préstamo por 450 millones de dólares que le hizo en año pasado y el brasilero los denunció por haber hecho un “golpe de estado” en su contra y torpedear su gestión cuando era presidente de la junta.

Con la demanda busca recuperar el control de la empresa y evitar que Kingsland o United vendan sus acciones. Mientras que Kingsland, en el mismo tribunal pidió que le prohíba a Efromovich y a su empresa llevar este pleito a otros tribunales por fuera del de Nueva York.

Aunque el proceso puede demorar en resolverse, crea una incertidumbre respecto de quién controlará la compañía, lo que podría cambiar la tranquilidad de las calificadoras por la nueva administración.

 

Nota de la editora: Esta nota fue actualizada la mañana de hoy con los resultados del primer plazo para renegociar los bonos de Avianca en Luxemburgo.

Fui periodista de temas económicos de La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana. Fui corresponsal de El Tiempo en Bucaramanga y cubro temas económicos desde 2010, primero en Vanguardia Liberal (Santander), y después en el diario Portafolio, donde también fui coordinadora...