Resulta innecesario ir a los datos oficiales para darnos cuenta de una preocupante realidad: desde el segundo semestre de 2021 la comida está carísima.

Sin embargo, las explicaciones de esta crisis han sido poco claras, y mucho menos lo son en época electoral. En esta coyuntura a pocos les interesa exponer una verdad esquiva y gris, pues el juego consiste en imponer una narrativa, una verdad única y excluyente. Repetir un mensaje simple y oportuno.

Por un lado, la derecha culpa al paro nacional, y del otro lado, la izquierda busca imponer la narrativa que los alimentos están carísimos por la apertura económica, y en consecuencia la respuesta debe ser subir los aranceles y acercarnos a la autarquía.

Explicar las causas de la volatilidad de los precios de los alimentos es complejo.

Lo es más cuando cada cadena representa un mundo en sí mismo. Por eso, lo común es que suban algunos alimentos y otros bajen, pues de cadena en cadena las dinámicas agropecuarias varían de forma considerable. Es distinto un cultivo perenne a un cultivo transitorio. Así como es distinto un producto que se cultiva para exportar a otro que está pensando en satisfacer el mercado doméstico. Adicionalmente, se puede aducir algunas causas transversales, pero resulta difícil dar la magnitud de su impacto en la subida de precios.

En esta columna esbozo ciertos hechos y causas que pueden dar luces para explicar este fenómeno.

1.El aumento de los precios de los alimentos es un fenómeno global causado por un incremento en la demanda por un repunte económico de la pospandemia, y no es exclusivo de Colombia. Según el índice de precios de los alimentos de la FAO, el costo de la comida en octubre de 2021 alcanzó su máximo nivel desde julio de 2011 (recordemos que 2011 y 2008 fueron los últimos años en donde se dio un aumento significativo en el precio de los alimentos).

2.La subida del petróleo, la crisis de los containers y la contracción en la oferta de insumos agrícolas, explica en gran parte el incremento en los precios de los alimentos a nivel global. El precio del petróleo, que empezó a subir en 2020, afecta los precios de los alimentos al subir los costos de producción, y el transporte.

En cuanto a la oferta de insumos, en particular de fertilizantes recordemos que el Gobierno de China ordenó suspender temporalmente las exportaciones de fertilizantes para asegurar el suministro de su producción agrícola (China es el principal exportador de fertilizantes de fosfato). A esto se le suma la decisión de Putin, que ordenó que Rusia suspenda las exportaciones de fertilizantes por seis meses desde noviembre de 2021. Como todo tiene margen de empeorar, los fletes internacionales están en sus máximos por la escasez de contenedores y disminución en la frecuencia de viajes de las navieras.

En este incremento de los precios también existe causas particulares, por ejemplo el aceite vegetal alcanzó precios de máximos históricos en octubre 2021, esto se debió en gran parte por la contracción de la producción en Malasia, causada por la escases de mano de obra de migrantes (debido a las restricciones de movilidad por la pandemia).

3.La depreciación del peso es otra causa que ha subido el precio de los alimentos. Un dólar mas costoso incrementa el precio de los insumos y las materias primas. Su mayor impacto se ve en el acceso a los insumos agropecuarios que son mayoritariamente importados. Pero también en alimentos que son claves para otras cadenas, en particular las pecuarias. Específicamente el maíz, que repercute en el precio del pollo y los huevos. También en la importación de soya que impacta en las cadenas acuícolas. Adicionalmente, el incremento de la soya y el maíz repercuten en los precios de los porcinos

4.Desestímulo a la producción doméstica de alimentos, por experiencias negativas en el pasado en que los agricultores han perdido, y por ende han dejado de cultivar, ha sido una causa por la que se ha contraído la oferta. Este fenómeno se da particularmente en cultivos transitorios, en donde de un año a otro la oferta puede variar de forma significativa.

Esto fue lo que ocurrió con el precio de la papa, que subió en un 111 %, según el Dane, comparando diciembre 2021 con diciembre del año anterior. En el segundo semestre de 2020 se depreciaron los precios, particularmente por una sobreoferta derivada de la producción doméstica y de las importaciones, al punto de quedar por debajo de los costos de producción. En 2021 los precios mejoraron pero poco provecho pudieron sacar los agricultores pues durante la cosecha tuvieron dificultad, incluso imposibilidad, para sacar el producto por el Paro Nacional. En consecuencia, tras dos años dejando pérdidas se desestimuló la siembra.

A lo anterior hay que sumarle un incremento en los fletes internos a causa de los rezagos del Paro Nacional, que han afectado en general a todas las cadenas.

Estos a grandes rasgos son algunas causas que explican este fenómeno. Sin embargo, un análisis más profundo requiere entrar a entender cada cadena. Por ejemplo, en 2020 las severa sequías y los incendios en Australia contrajeron en alrededor de 20 % su oferta de carne bovina. Al ser un gran jugador se incrementó el precio internacional de la carne bovina.

Otro ejemplo de cómo varían los precios se dio con el camarón. En 2014 sus precios internacionales subieron de forma considerable cuando China aumentó su consumo, pasando de ser el mayor exportador para convertirse en importador. Así podemos pasar de cadena en cadena explicando el por qué varían sus precios.

La única certeza es que los precios de los alimentos varían por una combinación de diversos factores. Por ejemplo, la crisis alimentaria de 2008 se atribuyó principalmente al aumento de los precios del petróleo, el incremento en la demanda en India y China, y en menor medida a los biocombustibles. Lo que vemos en 2020 y 2021 es una combinación de varios aspectos, cambios climáticos, contracciones en la oferta, restricciones en la inmigración de trabajadores, aumento en la demanda, contracción en la oferta mundial de insumos, e incremento en el precio del petróleo y de los costos logísticos.

Verdades que son más complejas que señalar exclusivamente al Paro Nacional o la apertura económica. Verdades a medias que lo que buscan es justificar la puesta en marcha de programas superficiales. Narrativas que nos alejan de la solución estructural. Esas soluciones de la que siempre se habla y poco se ejecutan: vías terciarias, transferencia de tecnología, tierras con riego, adaptación al cambio climático, alianzas productivas. Soluciones que aumentan la productividad, mejoran los ingresos de los campesinos y reducen los precios al consumidor.

Es consultor indenpendiente para organismos multilaterales, sector público y sector privado. Estudió ciencia política en la Universidad de los Andes y una maestría en econompia internacional en la Universidad John Hopkins. Sus áreas de interés son el desarrollo del sector agroindustrial y competitividad...