Olga Lucía González, columnista de La Silla Vacía.
Olga L. González.

El 1° de mayo es la fiesta de los trabajadores en el mundo. Pero ese día no siempre fue festivo, ni siempre fue de los trabajadores: otras fuerzas, iglesia y políticos, han tratado de utilizar esta fecha. Depende de los trabajadores organizados defender sus intereses.

La fecha del 1° de mayo fue fijada en 1889, durante la II Internacional, el congreso de partidos y sindicatos socialistas. La fecha no siempre ha sido día festivo. Por el contrario: los gobiernos solo aceptaron esta fecha muchos años más tarde. En sus inicios, salir a reivindicar sus derechos era visto por el poder político y por el poder económico como un acto de provocación.

El 1° de mayo recuerda las reivindicaciones de los trabajadores: el derecho de huelga, el derecho de trabajar y descansar (límites al horario de trabajo), las luchas por un salario digno, una pensión digna, un trabajo digno, la defensa del trabajo asalariado (y no al destajo), con garantías laborales, etc.

El 1° de mayo recuerda también lo caro que los trabajadores han pagado estas luchas.

-los hechos de Haymarket, sucedidos en Chicago en 1886, donde tres sindicalistas fueron asesinados y cinco más, condenados a pena de muerte sin pruebas, en un contexto de revuelta social y violencia anarquista

-la masacre de Fourmies, en Francia en 1891, donde diez manifestantes fueron asesinados durante la manifestación del 1º de mayo.

En Colombia, el 1° de mayo comenzó a celebrarse en 1914. El país ya había conocido sus primeras huelgas (de braceros, de trabajadores del ferrocarril). Ese día no era feriado, no existía en el imaginario. Algunos obreros desfilaron al medio día, de la Plaza de Nariño a La Perseverancia, y pusieron una placa conmemorativa cerca del lugar donde se planeaba la construcción de la sede de la Unión Obrera de Colombia. Pero ese día, muchos otros obreros siguieron trabajando, y de hecho, se opusieron a la celebración: eran los obreros organizados por los círculos católicos del padre Campoamor.

Así, desde sus inicios, la fecha de los trabajadores ha estado atravesada en Colombia por tensiones y por apropiaciones. En 1916, el 1° de mayo fue fiesta organizada por el alcalde de la ciudad, con actos más propios del paternalismo católico (distribución de juguetes a hijos de obreros) que de la cultura sindical. El 1° de mayo de 1917 fue más numeroso el desfile de policía y ejército que el de obreros. De hecho, ese año uno de los eventos centrales se hizo en el Teatro Colón, y el orador fue Laureano Gómez.

La fiesta del trabajo solo comenzó a tomar fuerza en Colombia cuando los sindicatos se organizaron, cuando tuvieron claridad sobre lo que defendían, cuando tomaron distancia de la iglesia, cuando entendieron que eran ellos los que empujaban a los políticos a hacer cambios sociales. Esto sucedió en Colombia en 1919, y tiene mucho que ver con la masacre del 16 de marzo.

En Colombia no hay una conmemoración de esta fecha, ni mayor conocimiento de los hechos: ese día, una manifestación de artesanos, costureras y trabajadores se agolpó en la Plaza de Bolívar. Protestaban porque el gobierno había decidido comenzar a importar los uniformes para el ejército, en vez de producirlos localmente. Esto perjudicaba la mano de obra textil. La protesta fue aplastada con violencia por el gobierno de Marco Fidel Suárez: diez muertos, quince heridos y decenas de prisioneros fue el balance de esta jornada.

Con ese bautismo de sangre empezó, por fin, el 1° de mayo de los trabajadores. Hubo desfile por los muertos, discursos de obreros, reivindicaciones de la clase proletaria. Ese año fue fundado el primer partido socialista. En la década siguiente se multiplicaron las huelgas, se organizó a las masas trabajadoras (rol primordial tuvo una mujer, María Cano), se obtuvieron logros sindicales.

El 1° de mayo empezó a ser vista con recelo por el poder. A finales de los años veinte, el gobierno Abadía apresó a los líderes del 1° de mayo de forma preventiva y buscó prohibir la celebración de 1° de mayo. Pero el movimiento sindical de entonces, aun en un contexto adverso, era fuerte. El arma de los trabajadores era la huelga, y con ella lograron grandes cambios.

En un solo año (1935) hubo 38 huelgas en Colombia: fue el año en el que produjeron mayor número de huelgas en el período 1919-1945. Fue ese contexto, de fuerza del movimiento social, el que empujó al presidente Alfonso López Pumarejo, que era un oligarca, a hacer reformas sociales. Es evidente que López no hubiera hecho esas reformas sin un movimiento fuerte que lo presionara a ello (véase su segundo gobierno, ya mucho más identificado con los intereses de los grandes capitalistas).

Este recuento histórico es útil de recordar en este año 2024, cuando el presidente Petro, por segundo año, busca movilizar a las calles este primero de mayo. (El año pasado, Petro les pidió a los colombianos que salieran el primero de mayo: en su momento, escribí esta columna).

Por supuesto, es positivo que un partido político, o un gobierno, apoye las manifestaciones de los trabajadores. Recientemente, en Estados Unidos, el presidente Biden se unió a un piquete de huelguistas del sindicato United Auto Workers en Michigan, un evento que fue calificado de “histórico” por analistas. En otro país con imponentes manifestaciones, el 1° de mayo, Francia, los partidos de izquierda participan, pero siempre van en cola de manifestación: la cabeza está reservada para los sindicatos, que son numerosos, nutridos y combativos.

La pregunta es si la fiesta del 1° de mayo de 2024 será una ocasión para que los sindicatos se pronuncien por una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, y qué lugar buscará ocupar Petro en dicha manifestación. ¿Buscará estar a la cabeza, desviando la naturaleza de 1° de mayo y presentándola como una manifestación de respaldo hacia su gobierno? ¿O será la ocasión, para los sindicatos, de hacer un balance sobre lo que ha hecho efectivamente el gobierno por la clase trabajadora colombiana, y proponer políticas públicas?

Nota: El lector interesado en la fiesta del 1° de mayo podrá consultar el artículo académico «El surgimiento de la celebración del primero de mayo en Colombia. 1910-1926», de Nubia F. Espinosa Moreno.

Es investigadora asociada de la Universidad Paris Diderot. Estudió ciencias políticas en la Universidad de los Andes, una maestría en historia latinoamericana en la Universidad Nacional de Colombia, una maestría en ciencias sociales en el Instituto de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de Marsella...