Fuente: www.arquimedes.com.co

Los planes de una sociedad público-privada para construir un puerto de aguas profundas en el Chocó ha desatado una puja entre líderes de ambas regiones.

Desde hace treinta años se viene cocinando a fuego lento la estructuración de un puerto en el Pacífico, un proyecto que hoy es el eje de la discordia entre empresarios y líderes políticos del Eje Cafetero, Antioquia, Valle del Cauca y Chocó, pues el presidente Iván Duque le dio un espaldarazo en el Plan de Desarrollo.

Se trata del puerto en la ensenada de Tribugá, en Chocó, proyectado para tener entre 15 y 20 metros de profundidad. Eso permitiría la entrada de buques de gran calado por el Pacífico, lo que facilitaría el comercio con Asia, en un proyecto que incluye una zona franca, desarrollo turístico y vías que conecten mejor al Eje Cafetero y el centro del país con esta salida al mar.

Aunque en Colombia los privados son los que invierten en puertos, Duque prometió en campaña meterle el acelerador a este puerto.

En el proyecto de Plan de Desarrollo la cumplió en parte: incluyó un artículo que permite que la Nación firme nuevas concesiones a los privados para operar puertos de aguas profundas -como Tribugá- por 40 años, que se pueden extender hasta por 40 más, cuando la regla actual es de máximo 20 años, que se pueden ampliar a 40.

Tener una concesión más extensa ayudaría al proyecto porque al tener garantizada la operación por más tiempo pueden conseguir mejores condiciones para conseguir préstamos que financien las obras.

Además, Duque metió al puerto en el Plan Plurianual de Inversiones del Plan, como un proyecto en proceso de estructuración priorizado para la región Pacífico, lo que significa que la Nación lo tiene en la mira como una de las movidas clave en inversión en puertos en el país.

Meterlo en el Plan es un triunfo para los promotores del proyecto, que son del Chocó, Antioquia y el Eje Cafetero. Pero para buena parte de la bancada del Valle del Cauca son derrotas, pues consideran que el nuevo puerto no es necesario y terminará debilitando al de Buenaventura.

Por eso desde ya se anticipa una puja que puede reavivarse esta semana, cuando reinicien las discusiones del Plan en el Congreso.

Tribugá ‘todo incluido’

El proyecto, que se inventó la Cámara de Comercio de Manizales hace décadas, empezó a concretarse en el gobierno de Álvaro Uribe, quien hoy, desde el Senado, es uno de sus principales promotores.

El primer paso en firme fue crear, en 2006, de la sociedad Arquímedes S.A. como promotora del proyecto. Sus socios son gobernaciones, entes descentralizados y algunos municipios de Risaralda, Caldas y Chocó; las cámaras de comercio de Manizales, Pereira, Chocó y Cartago; el Comité Intergremial de Caldas; las universidades tecnológicas de Chocó y de Pereira; las sociedades de mejoras públicas de Manizales y de Pereira; y empresas privadas de Chocó y Antioquia.

Es decir, una alianza público-privada múltiple de cinco departamentos, que tiene el puerto como un sueño desde hace décadas.

Como no hay buenas carreteras para llegar a la ensenada de Tribugá, las vías son clave para los promotores del proyecto, y por ellas han presionado principalmente los gremios de Caldas.

Una es Ánimas-Nuquí, que dentro de Chocó conecta la carretera entre Risaralda y Quibdó con el mar. En el segundo periodo de Uribe en la Presidencia, en 2007, el Invías la contrató y su primer tramo obtuvo la licencia ambiental en el 2009, pero líos ambientales y dificultades con las consultas previas han hecho que avance lento.

Duque se comprometió en Caldas y Risaralda a darle un empujón a esta obra, que vale 1,1 billones de pesos, para dejarla lista. Es decir, más que el puerto.

La otra vía soñada es un tren de carga entre Quibdó y el puerto. Arquímedes contrató los diseños y calcula que costaría otro billón de pesos.

Según nos dijo el gerente de la sociedad William Naranjo, en una reunión con la ministra de Transporte, Ángela Orozco, la ANI se comprometió a hacerle acompañamiento técnico a esos estudios.

Arquímedes está buscando más socios para financiar el puerto y el tren, posiblemente con una sociedad operadora.

 

Según William Naranjo, gerente general de Arquímedes, están en proceso de firmar una póliza de seriedad ante la ANI: un trámite que garantiza la construcción de un puerto en sus dos primeras fases, por 806 mil millones de pesos. La construcción del puerto completo vale 1.12 billones.

Con respecto a la licencia ambiental, Arquímedes está terminando un estudio ambiental de alternativas, que revisa cuál es el punto indicado para construir el puerto. Esperan entregarlo a finales de este mes y tenerlo  verificado por la Anla los últimos días de mayo.

A partir de ese momento comenzarán el estudio de impacto ambiental, que esperan entregar terminando el 2019. De igual forma, el proyecto debe pasar por consulta previa.

La licencia ambiental es el lío principal del puerto, que si no avanza lo haría inviable.

Además de los gobernadores de Caldas, Risaralda y Chocó, ese paquete completo lo ha estado impulsando la bancada cafetera del Centro Democrático: el senador Alejandro Corrales y el representante a la Cámara Gabriel Vallejo, ambos risaraldenses; el senador caldense Carlos Felipe Mejía, y Uribe.

Para hacerlo, nos contaron, buscaron a la directora de Planeación, Gloria Alonso; al de la Anla, Rodrigo Suárez; y la ANI, Louis Kleyn, para hablarles de la importancia del proyecto, recién arrancó el Gobierno.

Uribe y Mejía presentaron hace dos semanas una proposición en el Congreso para que en el Plan el puerto pasara a ser un proyecto en proceso de viabilidad y no solo en estructuración, lo que ayudaría a Arquímedes a tener una carta de presentación más sólida para conseguir inversionistas.

 

Pero una fuente de Planeación que ha estado al tanto del tema pero nos habló extraoficialmente para no controvertir, nos dijo que el puerto es un proyecto de iniciativa privada y regional, no nacional, por lo que su viabilidad depende de sus promotores.

El senador Mejía nos contó que se ha reunido con los tres gobernadores y con Arquímedes, y le ha hablado permanentemente al Gobierno para impulsar el puerto, la carretera y el tren.

“De aquí para adelante vamos a hacer reuniones con todos los congresistas de la región: no solo del Eje Cafetero, sino de Chocó y Antioquia. La idea es que podamos involucrar a todos los que tengamos que ver con el proyecto”, nos dijo el congresista caldense.

El interés es político, porque es un proyecto con impronta del gobierno Uribe, y económico: el sueño de los gremios de la región es tener una salida al mar a unas cuatro horas para sacar en grandes volúmenes lo que producen hacia Asia y Estados Unidos.

Además, lo encadenan con la Plataforma Logística del Eje Cafetero Plec, un centro logístico de mercancía en La Virginia, Risaralda, que también está en el Plan de Desarrollo. Quedaría en la ruta hacia Tribugá, y como Región Autónoma de Planeación la tienen priorizada.

Pero mientras en esta región le siguen pedaleando al proyecto, sus vecinos del sur alistan un plan de oposición.

La resistencia valluna

Desde el Valle se está cocinando una oposición parlamentaria a ese proyecto porque la bancada del departamento (que está trabajando unida para sacar reformas al Plan de Desarrollo) considera que el Gobierno debe solucionar los problemas del puerto de Buenaventura -el más grande del Pacífico- antes de embarcarse en un megaproyecto nuevo.

A eso suman las serias críticas al daño ambiental que podría traer la construcción del puerto de Tribugá en el Chocó, algo que los parlamentarios vallunos dicen que es contradictorio pues en el Plan para departamento la preservación ambiental es estratégica.

La voz más fuerte de la oposición, por ahora, es la de la representante verde Catalina Ortiz, quien desde marzo viene argumentando que el proyecto es injustificado y tendría un fuerte impacto ambiental.

“No hay razones económicas que justifiquen hacer ese puerto porque ya hay muchos y no hay una demanda creciente, sino que hay que aumentar la capacidad de los otros existentes”, resumió a La Silla.

Además, dijo que un nuevo proyecto afectaría a Buenaventura.  “Hay un puerto con 5 terminales, sin una doble calzada terminada, sin un dragado, acueducto, alcantarillado, y un hospital de tercer nivel, ¿por qué invertir en un nuevo?”

También advierte que el daño ambiental en Tribugá sería muy alto, porque perdería el 50 por ciento del manglar del Chocó, afectaría la pesca artesanal y la biodiversidad de la zona, además de la llegada de cientos de ballenas que van a dar a luz a ese golfo cada año.

Diferentes líderes de opinión han venido apoyando en medios de comunicación estas quejas, como es el caso de esta columna de Mabel Lara y esta del economista Mauricio Cabrera, ambas en El País de Cali.

Si bien la bancada no tiene una estrategia puntual para evitar que Tribugá quede en el Plan, como la que tuvieron para rechazar la ayuda a Electricaribe, su oposición apenas comienza y ya suma a congresistas de diversos partidos, incluidos de la coalición de gobierno.  

En esa línea están el senador cristiano Jhon Milton Rodríguez, del partido Colombia Justa Libres; el representante Milton Angulo y el senador Gabriel Velasco, uribistas. También congresistas de oposición como los senadores Alexander López y Wilson Arias, del Polo, Carlos Abraham Jiménez de Cambio Radical; y José Ritter López, de La U, entre otros.

Para Velasco, si bien se necesita mejorar la capacidad portuaria sobre el Pacífico, “esto no se hace creando un nuevo puerto”. “Lo que se necesita es reforzar los puertos existentes y sobre todo el de Buenaventura”, nos dijo.

Pero esa resistencia no arranca fuerte porque no están todos a bordo.

Resistencia dividida

“No me opongo al puerto porque es una prioridad de los chocoanos y además es un proyecto priorizado en la Región Administrativa y de Planificación RAP Pacífico”, le dijo a La Silla el congresista uribista Christian Garcés, quien es ponente del Plan.

Él, junto con el representante conservador Gustavo Padilla, son los dos únicos congresistas del Valle que no están en la oposición al proyecto.

“Tanto Buenaventura como Tribugá merecen el respaldo del Gobierno, nosotros no podemos como vallecaucanos condenar al Chocó al subdesarrollo”, le dijo Padilla a La Silla.

Justamente, el impulso que le dio la RAP Pacífico a Tribugá es un límite a la oposición. Eso porque la RAP, en la que el Valle es fuerte, coordinó la presentación en el Plan de todos los proyectos claves para la región.

El empezar a romper filas cuando la RAP apenas nace y promete ayudar a impulsar el desarrollo de los cuatro departamentos puede ser un tiro en el pie, por lo que la oposición al proyecto desafía la unidad de la bancada valluna y la del Pacífico en general.

De hecho, a favor del puerto están la Gobernación de Chocó, con respaldo de los dos congresistas chocoanos, Nilton Córdoba del liberalismo y Astrid Sánchez de La U.

“El Chocó es el departamento con mayor índice de desempleo y ello (el puerto) daría la posibilidad que lleguen empresas y también la posibilidad de comercializar los productos de la región”, nos dijo Córdoba.

Según le dijo a La Silla el secretario de Infraestructura de Chocó, José María Córdoba, el puerto atraería una inversión que le ha sido esquiva al departamento (es la región más pobre del Pacífico y una de las de mayor desempleo en el país según el Dane), lo que “ayudaría a transformar todo el Pacífico y el país”.

Para Córdoba las críticas de algunos congresistas del Valle son erradas porque los puertos de Buenaventura y Tribugá son complementarios. “Los colombianos hemos sido egoístas en este sentido. Ellos creen que con Tribugá la economía del Valle bajaría, pero eso no es cierto, en realidad sería uno alterno”, aseguró.

En Chocó ese respaldo político contrasta con el rechazo que ha tenido la idea de la construcción del puerto en las comunidades, como los consejos comunitarios de Nuquí, que fue reportado por El Espectador.

Como están las cosas parece que el primer round en la batalla por Tribugá, en el Plan de Desarrollo, lo ganarán Chocó y los cafeteros. Pero falta mucho para que haya barcos fondeando en la ensenada y, con parlamentarios en contra, críticas de consejos comunitarios, y oposición ambientalistas, el siguiente round no pinta tan fácil.

Aún a pesar de que los promotores de Tribugá tengan a Uribe como su as bajo la manga.

 

Fui periodista de temas económicos de La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana. Fui corresponsal de El Tiempo en Bucaramanga y cubro temas económicos desde 2010, primero en Vanguardia Liberal (Santander), y después en el diario Portafolio, donde también fui coordinadora...