Internet está en el centro de las medidas para evitar el contacto en tiempos de coronavirus. Pero hay un país para el que este no es una opción. 

En tiempos de distanciamiento social, el acceso a internet se ha convertido en la única forma de mantener un contacto con el mundo para millones de personas en el país.  

También es central en la lucha del gobierno contra el virus. El presidente Iván Duque ha anunciado dos estrategias que ponen a internet en el centro de las medidas para contenerlo. 

Por una parte, instó a las empresas a permitir que sus empleados trabajen desde sus casas usando videoconferencias y otras plataformas de trabajo colaborativo para evitar el contacto entre personas. Antes del coronavirus, 12 mil empresas funcionaban bajo la modalidad de teletrabajo.

 

Por otra, lanzó herramientas para dar información y facilitar el reporte de personas vinculadas con el coronavirus a través del portal web del Instituto Nacional de Salud y su aplicación para celulares CoronApp, ambos recursos que presuponen el uso de internet.   

Pero dos cosas tienen que pasar para que estas estrategias funcionen: que el internet opere adecuadamente y que las personas tengan acceso a él. 

El desafío entonces es por partida doble: no solamente evitar el colapso por exceso de demanda, sino llegarle a una población que no tiene internet de buena calidad o no tiene acceso en absoluto.

Lo primero puede solucionarse con lo que hay, pero para lo segundo no hay muchas soluciones viables en el corto plazo. Esto quiere decir que al menos para 7 millones de hogares y 15 millones de colombianos, internet no es todavía algo con lo que puedan contar para enterarse del coronavirus o aislarse de él.   

Evitar la saturación

Un aislamiento global en tiempos de internet equivale a más personas sentadas desde sus casas trabajando o estudiando a través de sus pantallas. Es decir, mucha más gente usando internet. 

Según la compañía tecnológica Akamai, el tráfico en Internet a nivel global aumentó un día como el lunes 16 de marzo en un 56 por ciento en comparación con los 60 días previos. En países como Corea del Sur e Italia, el uso se duplicó, y en Estados Unidos el tráfico aumentó el 20 por ciento desde la semana pasada.  

Colombia no es la excepción. A pesar de que no hay datos confirmados del incremento en el consumo de internet, pues los operadores no han dado reportes todavía, Carlos Lugo, director de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), afirma que el incremento aquí se estima en comparación con España, por tamaño de la población y tipo de operadores, y allí el internet en casa aumentó en un 40 por ciento, mientras que el uso de datos móviles por celular incrementó un 30 por ciento en las últimas semanas.      

Esto le pone una presión al gobierno y a las compañías prestadoras de servicios de internet para mantener estable el nivel de las conexiones ahora que muchas más personas se quieren conectar al tiempo. 

La Ministra de Tecnologías de la Información, Sylvia Constain, dijo la semana pasada que para evitar un colapso en las redes, el uso de internet tendrá que ser “responsable”. 

Por esto entiende que deberá usarse principalmente para trabajar y estudiar durante el día, y solo en la noche para actividades de ocio como ver películas.   

En esa línea, al gobierno le convendría una apuesta como la de Netflix o YouTube, que anunciaron que reducirán la calidad de imagen de sus contenidos por 30 días para evitar congestionar el tráfico digital, pero por ahora estas medidas aplican solamente para Europa.

Por su parte, los operadores privados como Movistar y Claro, y otros miembros de Asomóvil, anunciaron la semana pasada aumentos sin costo en internet fijo y de los datos móviles para sus usuarios, lo que significa que la gente va a usar más internet. 

Samuel Hoyos, director de Asomovil, el gremio de operadores de Colombia, contó que la prioridad de los privados es que los usuarios no pierdan la conectividad en estos momentos de aislamiento, pero sí advirtió que habrá tráficos mucho más altos y eso requiere que sean los usuarios los que autorregulan el consumo, pues el sector no está en condiciones de hacer ampliaciones técnicas:

“No se puede aumentar de la noche a la mañana la infraestructura… esto implica construir torres, desplegar redes, llevar fibra. Es como si se fueran a aumentar las vías en la ciudad, es algo que se hace de forma paulatina”, dijo al periódico El Tiempo.

Según Carlos Lugo, de la CRC, esto no implica que el internet va a dejar de funcionar masivamente, pues los operadores cuentan con una red que permite que los usuarios que están ahora se conecten: “la red no va a colapsar, pero lo que sí puede pasar es que la velocidad se haga más lenta y se afecten las tareas. Es como una autopista. Puede haber espacio para todos, pero si salen al tiempo se va a afectar la velocidad”, dijo.

Para todos los que sí puedan acceder a internet de buena calidad desde las casas o los celulares, el ministerio TIC tiene opciones como el portal Colombia Emprende e Innova, un sitio en el que cualquiera puede postular emprendimientos con soluciones ya funcionando enfocadas en sectores relacionados con telemedicina y trabajo en casa.

Hasta hoy 19 emprendimientos han hecho sus ofertas disponibles, desde domicilios gratuitos para personas con más de 70 años hasta clases de gimnasia en línea.  

Otra plataforma del gobierno para facilitar la virtualización, en este caso de la oferta de temas educativos, es “Aprender Digital: contenidos para todos”, que cuenta con videos, cursos y otros recursos de educación. La plataforma ya existía desde 2018, pero la han presentado como una opción en estos días.

Pero si bien puede que las redes no colapsen con el aumento de la demanda, más difícil va a ser garantizar que los que hoy no están conectados puedan acceder a internet en los próximos días de cuarentena. 

Llegarle a los no conectados

Duque se puso la meta de terminar su gobierno con un 70 por ciento de cobertura de internet. El último censo nacional (2018) habla de un 43 por ciento de hogares que tienen acceso desde sus casas. 

Esto quiere decir que hoy hay más de 7 millones de personas con acceso a internet desde sus hogares, aunque muchos más son los que lo hacen desde sus celulares: según cifras de Mintic de 2019: en el país hay más de 12 millones de abonados al servicio de internet móvil por suscripción.

Teniendo en cuenta que son 14 millones de hogares los que hay registrados en el país, esto quiere decir que todavía hay 7 millones de hogares y al menos 15 millones de personas para las que hablarles de trabajo o educación desde sus casas por medio de internet no tiene ningún sentido práctico, pues no tienen acceso.  

Para extender esta cobertura, como contamos en La Silla, el gobierno dispuso en la ley TIC (2019) de unos estímulos como ampliar de 10 a 20 años las concesiones del espectro electromagnético, que es el permiso que da el gobierno para que las empresas usen el aire por el que viajan las ondas para llevar internet, televisión y telefonía. 

Esto les asegura a las empresas más tiempo para recuperar su inversión y les pone un incentivo para entrar en zonas donde hoy no es tan rentable tener red.

Alberto Samuel Yohai, presidente de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones, dice que uno de los avances en ese sentido fue la subasta que hizo el gobierno de la banda de 700 Mhz en diciembre, gracias a la cual tres operadores (Claro, Tigo y Telefónica) podrán llevar internet a más de 3500 localidades en zonas rurales de 32 departamentos del país, aunque Yohai cree que todavía falta al menos un año para que esos lugares estén conectados, así que esta opción no rendirá frutos durante los meses de la cuarentena. 

Pero aún para los hogares que tienen acceso a internet desde sus casas, muchas veces este no es tan potente como para sostener una reunión de trabajo o muchas familias no tienen más de 1 computador por hogar. 

Según datos del Dane de 2018, el 41 por ciento de los hogares del país posee un computador de escritorio, un portátil o una tableta, y no todos los miembros de la familia podrán usarlo al tiempo.

Yohai es positivo y cree que las alternativas de trabajo desde la casa ocurrirán sobre todo a través de los celulares y no tanto por los computadores: “tenemos más celulares que colombianos en el país, tiene que ser por ahí que la gente se comunica”, nos contó. De esos celulares, 23 millones son inteligentes, es decir, la mitad de la población del país tiene celulares que teóricamente permiten sostener videoconferencias y otras tareas por internet. 

Como alternativa, aparte de llevar internet a los hogares a través de los privados, el gobierno tiene actualmente desplegados 100 puntos de acceso a internet gratuito desde áreas rurales, instaladas en 2019, y 840 que esperan poner en las áreas urbanas de 705 municipios del país a finales de este año. 

Carolina Botero, directora de Fundación Karisma, una organización de la sociedad civil que trabaja en la promoción de los derechos humanos en el mundo digital, nos contó que algunos de estos puntos no funcionan adecuadamente: 

“Hace un tiempo supimos de un caso en el que se dañó un punto de acceso público de internet y el protocolo obligaba a que alguien de Bogotá fuera a arreglarlo. Así pasaron 2 meses sin que las personas de allí se conectaran”.

Sin embargo, si lo que se quiere es promover el aislamiento social en todo el territorio nacional, en este momento ninguno de estos puntos sirve, pues todos requieren que las personas se junten en un mismo espacio para acceder a internet.

Otra carta que le queda al gobierno es la que ha acordado recientemente con los privados: un conjunto de medidas que se fijaron en este decreto que salió ayer en el que declaran los servicios públicos de telecomunicaciones como esenciales. 

Como parte de las decisiones, habilitan el acceso gratuito a 20 páginas web de interés público (que tendrá que definir el ministerio en los próximos 10 días) y reitera medidas que ya venían operando como el uso sin gasto de datos de CoronApp, la aplicación que sirve para que las personas reciban información sobre el coronavirus y reporten si tienen síntomas.

La aplicación, según nos informó el ministerio TIC, ha sido descargada 240 mil veces en dispositivos Android y 25 mil en iOS. Como no consume datos, teóricamente podría acceder a ella cualquier persona si tiene un celular, pero no necesariamente internet.  

Sin embargo, se necesita internet para poder descargarla y muchos usuarios han denunciado que no les funciona bien. 

En un artículo reciente, la Fundación Karisma cuestiona que la aplicación sirva para esa Colombia desconectada: “en un país con millones de personas sin acceso a internet, donde muchas de las personas se conectan a través de celulares de baja gama, es muy optimista confiar en que la aplicación puede servir para dar o recoger información de manera significativa. ¿Cuántas personas pueden cargar una aplicación en su celular? ¿Cuál es la estrategia alternativa para informar a los 20 millones de personas desconectadas?”

Para Carolina Botero, como la estrategia del gobierno para llegarle a los desconectados no ha sido tan clara ni se puede improvisar de la noche a la mañana, sigue siendo vital contar con los medios tradicionales de comunicación: 

“Por eso siguen siendo tan importantes la radio y la televisión, pues para esa gran parte de la población del país, es por ahí que se van a enterar sobre lo qué está pasando con el coronavirus”, afirma.

María Gaviria, quien trabaja en una finca en el municipio de San Martín, Meta, es un ejemplo de este país no conectado. María no tiene internet. Tiene un celular, pero este no tiene WhatsApp ni ningún acceso a datos. 

Su forma de enterarse del coronavirus fue a través de Noticias Caracol y es desde ahí que hace seguimiento a la evolución del virus: “Encerrarse en la casa y lavarse las manos dicen que es bueno, pero yo todavía salgo al pueblo a comprar comida. El pueblo sí está muy solo, no se ve casi gente, sino una que otra persona, pero la vida tiene que seguir. Todo lo pongo en manos de Dios”. 

Para María, su ventana para saber qué pasa con el coronavirus sigue siendo el televisor y la radio. Hace parte de ese país que tendrá que lidiar con el virus sin esta inmensa red de datos de la que todos los demás nos hemos vuelto dependientes.

Soy editor de la Silla Académica y cubro las movidas del poder alrededor del medioambiente en la Silla.