El choque de los Gilinski y el GEA y el drama de Continental Towers, un complejo de apartamentos que está por caerse, son los dos nuevos escenarios de la campaña contra las élites paisas de Daniel Quintero, el alcalde de Medellín.

Se trata de peleas frescas que ayudan a alimentar su táctica de generar controversia pública constante para estar vigente. Después de que el lío de Hidroituango quedó parcialmente superado, con la entrada en funcionamiento progresiva de la hidroeléctrica y la multa de la Contraloría, Quintero encuentra en estos dos escenarios gasolina para calentar los meses previos a las elecciones regionales.

La reedición del discurso anti élite le permite volver a plantarse en el escenario nacional, del que ha estado opacado por el inicio del gobierno de Gustavo Petro, seguir erosionando el esquema de gobernabilidad de Medellín entre el sector público y el empresariado tradicional, y posicionarse en el eje progresista del espectro político.

La alineada de Quintero con los Gilinski

Desde mediados de agosto la revista Semana empezó a denunciar supuestos abusos corporativos dentro del Grupo Sura, donde ahora son accionistas minoritarios los Gilinski, dueños de Semana. El grupo Gilinski tiene tres de los siete miembros de la Junta Directiva después de una intensa batalla en los mercados donde lanzó dos OPA hostiles. De acuerdo a las denuncias de Semana, existían tres contratos que, según sus análisis, ponen en riesgo la salud financiera de la compañía.

Esto desembocó en la convocatoria por parte de los Gilinski de una asamblea extraordinaria de accionistas, realizada el 24 de agosto en Medellín, con el objetivo de contratar un auditor externo que revisara los estados financieros de Sura, una petición finalmente denegada por la asamblea.

Los ataques desde Semana no cesaron a pesar de la derrota de sus dueños. El 11 de septiembre publicaron dos artículos en los que señalaron a Gonzalo Pérez, presidente de Sura, de “intimidar” a las autoridades regulatorias (la acusación viene de “expertos” anónimos) y anunciaron que un grupo de accionistas minoritarios preparaban denuncias por fraude contable contra Pérez y otros altos directivos de la compañía.

Ese mismo día Quintero compartió uno de esos artículos, vinculando el tema al desastre de Hidroituango, uno de los caballitos de batalla con los que ganó la Alcaldía en 2019 y el arma que le lanza permanentemente al alto empresariado antioqueño. 

Bojanini y Gonzalo Pérez acusados de fraude corporativo tras revelación de ocultamiento de información. Son los mismos que nos hicieron la guerra por demandar a contratistas de Hidroituango. https://t.co/8EHrY9tAa5

— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) September 12, 2022

Dos días después lo hizo Diana Osorio, su esposa, quien actúa como una superior de los secretarios de Quintero, influye en la contratación de la Alcaldía y ha estado detrás de las decisiones clave de la carrera política del alcalde. Osorio compartió un confidencial de Semana que vincula, sin pruebas, una serie de viajes y vacaciones de altos ejecutivos del GEA con gastos ordinarios de las compañías.

Sabían los accionistas del GEA que mientras sus acciones bajaban sus directivos viajaban a Aruba, Brasil (en el Mundial) y St. Marteen en aviones pagados por las empresas. No es odio de clases, es sentido común de la ética y la justicia. pic.twitter.com/lSBgre50Gx

— Diana Osorio (@diamaov) September 13, 2022

No se trata de comentarios sueltos en redes de dos de las figuras principales de Independientes. Según Esteban Restrepo, exsecretario de Gobierno de Quintero y quien está en el sonajero para aspirar a la Gobernación de Antioquia por Independientes, las controversias de los Gilinski tocan fibras claves de lo que busca denunciar ese proyecto político: “Las OPA de los Gilinski han evidenciado lo mal que manejaron estas empresas. Nosotros claramente estamos en contra de estas prácticas y por eso hemos ayudado a evidenciarlo”.

Frente a si al jugar en esta pelea no se estaban alineando con otras élites, en este caso los Gilinski y la revista Semana que tiene una línea editorial de derecha, Restrepo afirmó que: “Han tratado de relacionar el movimiento con ese grupo empresarial, sobre todo por las OPA que han lanzado por el GEA. Y como creemos que ellos son los causantes de muchos de los problemas sociales y económicos de la ciudad entonces nos ponen en el mismo lado, pero no es verdad”.

Para Carlos Builes, politólogo de la Universidad de Antioquia, una de las principales apuestas de Quintero es facilitar la entrada de nuevos actores políticos y económicos a Medellín que rompan con la “endogamia” de la ciudad. “Si él entra en esta discusión es porque los Gilinski representan otra visión del empresariado. Quintero no está en contra de los empresarios ni representa un modelo político y económico nuevo. Impulsa otra forma de hacer negocios y ha traído nuevas ideas y personas para la administración pública, sobre todo de Bogotá“, dice Builes.

Continental Towers y los “intocables”

La semana pasada fueron evacuadas 140 familias de una unidad residencial de El Poblado, la comuna más rica de Medellín, aledaña a Continental Towers, un complejo de edificios que amenaza con derrumbarse. Como la del edificio Space, la noticia genera interés nacional, por la espectacularidad del problema: dos torres de 116 apartamentos en un barrio de estrato 6 que por fallas estructurales están vacías y amenazan ruina.

Las torres fueron construidas por CDO, una de las constructoras del mismo grupo empresarial que estuvo detrás del edificio Space, el conjunto cuyo desplome ocasionó la muerte de 12 personas en 2013.

El fundador y uno de los principales accionistas del grupo empresarial CDO, que aglutina siete compañías, es el ingeniero y político Álvaro Villegas Moreno, un poderoso cacao conservador con una extensa vida pública. Villegas fue alcalde de Medellín y dos veces gobernador de Antioquia antes de la elección popular de alcaldes y gobernadores, y congresista y presidente del Senado en 1985.

Villegas es un notable representante de las élites patronales antioqueñas. El enemigo perfecto para el alcalde Quintero, pues además, en 2011 fue miembro de la Junta Directiva de Hidroituango durante la adjudicación del contrato para la construcción de la hidroeléctrica. Justo durante ese periodo, la Fiscalía ha imputado cargos contra responsables políticos y administrativos de la época, como el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos y el exalcalde de Medellín Alonso Salazar.

“Álvaro Villegas Moreno era intocable. Y como era intocable le permitieron construir edificios en los que puso, igual que en Hidroituango, menos varilla, menos concreto, menos resistencia. Y este señor Villegas fue, curiosamente, miembro de la Junta Directiva de Hidroituango. Esas cosas no son accidentales”, dijo Quintero el pasado 13 de septiembre refiriéndose al caso de Continental Towers.

Quintero aprovechó en su momento la visita a Medellín del fiscal Francisco Barbosa para reforzar las críticas contra el megaproyecto de energía y el discurso anti élite que lo llevaron al poder, como lo contamos en La Silla.

Para el politólogo Felipe Murillo, jefe del pregrado en Ciencia Política de Eafit, una universidad privada, es necesario preguntarse por qué este discurso goza de legitimidad en muchos sectores de la ciudad. “Es efectivamente una estrategia discursiva del alcalde, pero también es un llamado al empresariado antioqueño que se ha desligado de ciertas preocupaciones de la ciudad. Un actor que ha sido fundamental para la formulación de políticas públicas y el bienestar de la ciudad hoy está en deuda y luce estancado”, dice Murillo.

Los objetivos políticos de este discurso anti élite de Quintero e Independientes son, por un lado, borrar los matices del espectro político de Medellín y presentarse como la opción que se enfrenta a la casta tradicional de la ciudad. “Esta clase política-empresarial ha logrado tener en sus filas al uribismo, al fajardismo y Anibal Gaviria, las tres versiones de una misma visión de ciudad. Todos trabajan para la misma élite que desfalcó a Medellín”, explica Restrepo, el líder de Independientes.

La imagen que busca proyectar contrasta con las múltiples alianzas con clanes políticos cuestionados que ha construido el alcalde Quintero desde antes de llegar al poder y durante su Alcaldía.

Por el otro lado, reconoce Restrepo, hay una intención de vincularse ideológicamente con el petrismo con miras a las elecciones regionales del próximo año: “Nosotros vamos a lograr algo amplio desde un sector progresista, junto al Pacto Histórico y sectores del Frente amplio”, afirmó.

Con el horizonte en el 2023, y teniendo como objetivos revalidar la Alcaldía, buscar la Gobernación y expandirse más allá de Antioquia, el alcalde Daniel Quintero sigue posicionando las velas de su joven movimiento político delante de los vientos que más soplan. 

Cubro al gobierno del presidente Gustavo Petro en La Silla Vacía. Estudié Periodismo en la Universidad de Antioquia.