Nadie los convocó, les dio piedra sentirse ninguneados “por unos doctores de Bogotá que mandaron unos carros grandes para hacer el tal fracking y sacar petróleo, se nos van a tirar el turismo”

Que el mundial nos haría olvidar la miseria de la política nacional y global.

Qué va, vana ilusión.

Una noticia es peor que la anterior y el acontecer indica que tendremos sinsabores y malos sabores diarios hacia adelante.

Veamos: La selección de futbol perdió su primer partido y los que dicen saber del tema auguran resultados nada buenos para los siguientes; los abusos cometidos por el gobierno de los Estados Unidos que estallaron en la cara de todo el planeta son semejantes a los actos criminales cometidos por el régimen nazi frente a los niños y el pueblo judío e incluso los que cometen los judíos de hoy frente a los niños y el pueblo palestino. Los cuerpos de los periodistas asesinados en la frontera con Ecuador por el grupo de alias “Guacho”, dan cuenta de que el horror de la violencia se quedó instalado en el país a pesar del acuerdo de paz con las FARC.

Los bombardeos de la Fuerza Aérea a las llamadas “disidencias” son prueba de que la dimensión del problema es mayor de lo que se ha pensado.

El proceso de paz con el ELN ha quedado atrapado en el limbo y el augurio es que vendrá un incremento en la confrontación armada con esa guerrilla.

La corrupción reinante, la verdad sabida y reclamada por décadas sobre robos electorales son parte de la “cultura” democrática nacional.

Llamar “puta” a la madre de Claudia López en el recinto del Senado de la República se suma a las canalladas que a diario cometen algunos colombianos dentro y fuera del país.

Al igual debemos sumar a ello la justificación velada pero no por ello menos canalla del Senador Uribe a ese hecho.

El “Duque” de Uribe y nuevo presidente repite que paz y armonía son su lema, que representa lo nuevo, mientras sus alfiles y aliados nos dejan claro que el odio, el ánimo vengativo son su receta preferida.

Hay circunstancias más graves sobre el destino nacional: el boicot a la JEP, los procesos de delito electoral que permitieron la elección de congresistas del Centro Democrático y la trampa grande o pequeña en la elección presidencial, el raponazo, y destrucción de la participación en el senado de Antanas Mockus que se pretende, el persistente asesinato de liderazgos sociales y la incertidumbre sobre implementación de los acuerdos.

Todo lo anterior no es el pasado, es el presente.

No es la lucha de clases promovida por sectores que no acompañamos a Duque hoy, ni antes al senador Uribe.

No es el extremismo que los votantes del blanco argumentaron para cantar su voto e invitar a otros a hacer lo mismo.

Nada de eso, es el presente construido a partir de decisiones que empiezan a echar atrás el camino que venía transitando el país.

¿Cómo lograrán torcer el pescuezo a esta realidad, a este presente que desde su victoria nos construye el nuevo liderazgo de gobierno?

No se ve fácil ese camino, nadie en Bogotá ni en las regiones lo ve fácil.

Tal vez en Antioquia dado el entusiasmo por su victoria, piensan que ganar con Duque y gobernar con la lógica de Uribe esta de papayita, pero no es clara la receta;, gobernar un país que fracturan día a día desde las toldas ganadoras es un reto mayúsculo.

No habrá una oposición vigorosa y unificada.

Ello hará fácil el camino de Duque, más esa situación no será satisfactoria para el país.

Petro ha sido advertido: usted no es el dueño de los ocho millones de votos, lo han dicho Robledo y el Partido Verde. La lucha a puñal que se avecina en los sectores de izquierda, irá dilapidando el fenomenal resultado electoral y en materia de disputas lo mejor está por venir.

Seleccionar candidatos para alcaldías y gobernaciones exige liderazgos robustos que se tienen, pero adicionalmente deben respetarse entre sí, cosa que no ocurre.

¿Claudia López aceptará la candidatura de Navarro en Bogotá? ¿Petro aceptará que los verdes pongan el nuevo alcalde de Bogotá, sin que sus bases y aliados en los decentes y progresismo quieran tener un elegido propio?

¿Cómo se dirimirá la fractura entre los seguidores de Robledo y el resto del Polo?

¿Cómo se sanará la ruptura afectiva, emocional, que representa el reclamo público de Angélica Lozano, a Jorge Iván Ospina y Antonio Navarro por no haberse solidarizado con Claudia durante el matoneo que inició “el senador del hijueputazo” Alfredo Ramos?

¿Los sectores de centro izquierda serán capaces de atraer a los Galán y a Juan Fernando Cristo para construir alianzas de largo plazo?

¿Cómo culminará Sergio Fajardo su proceso de deshojar la margarita de la participación política hacia adelante? ¿con Petro?, ¿sin Petro?

Entonces, ¿dónde estará la oposición? En las comunidades.

Lo de la Laguna de Tota es el primer campanazo. Tota no es de nadie, no es Petrista, ni Duquista, es una laguna querida por su gente, así se la tiren los vecinos de Aquitania y Cuítiva cultivando cebolla sin control.

Nadie los convocó, les dio piedra sentirse ninguneados “por unos “doctores” de Bogotá que trajeron unos carros grandes para hacer el tal fracking y sacar petróleo, se nos van a tirar el turismo”.

Pero ya se están juntando, este sábado reunión de Sáchica, Ráquira, Sutamarchán, Tinjacá, en otra dirección geográfica, “porque nos van a joder si no nos juntamos, porque hay que detener eso, hay que hacer una protesta”, dice Jeison Castro campesino boyacense cuya esposa dice: “prefiero mis naranjas al petróleo ese”.

En la gente que se indigna porque no la respetan, en los líderes sociales que con sus comunidades hacen el día a día del futuro, en la piedra que da ver tanta cosa y, ojalá en algunos gobernantes locales comprometidos con su comunidad de verdad, estará la piedra en el zapato del joven que dijo Uribe, el tal Duque, ese que vende como nuevas las viejas recetas sin que impresione a quienes viven más allá de la rivalidad partidista y de la ventolera política que movilizó al país los meses anteriores.

Hay un país más allá de lo electoral.  

Adenda: Agradezco a Juanita León por haberme invitado a acompañar este tiempo de elecciones escribiendo estas líneas. Se confundieron algunos de los que reaccionaron a las columnas, no soy el que ve a Dios en Gustavo Petro, mucho menos al diablo. No tengo partido y me precio de tener amigos en todos.  Escribo una columna simplemente porque me gusta y he encontrado espacios para publicarla.

Gracias Juanita, gracias a la Silla Vacía al que considero el portal no sólo más importante, sino libre y democrático para hablar de política en el país. 

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com

Álvaro Jiménez Millán es coordinador de la campaña Colombiana contra Minas y miembro de la mesa de Gobierno de la campaña internacional para la prohibición de minas antipersonal. Es miembro fundador del SEHLAC, grupo de trabajo sobre seguridad humana en Latinoamérica y el Caribe. Jiménez es politólogo,...