El Pacto Histórico en Antioquia está dividido. Sus integrantes no lograron un consenso para la conformación de las listas cerradas al Concejo de Medellín y la Asamblea de Antioquia. Tampoco tienen un candidato único ni para la alcaldía ni para la gobernación. Y hoy, al inicio de la apertura oficial de las inscripciones de candidatos para las elecciones regionales, la izquierda antioqueña no logró ponerse de acuerdo.

Se trata de una nueva prueba sobre la resistencia de la coalición de partidos y movimientos sociales que forman el Pacto Histórico y que es liderada por el presidente Gustavo Petro. La coalición decidió llevar el modelo de listas cerradas ahora en las regionales, en un ejercicio novedoso que los obliga a sortear las disputas internas en la elaboración de las listas.

Detrás, hay un debate sobre la conveniencia de crecer o no junto a los aliados coyunturales de la izquierda, como el grupo político del alcalde de Medellín, Daniel Quintero. Es el dilema de si permanecer como un movimiento ideológicamente homogéneo o abrirse a un frente amplio de más partidos y candidatos, incluso algunos con prácticas similares a las de los partidos tradicionales.

En las regiones esa decisión se está enviando a Bogotá. Con esto se traslada a la capital, y al comité nacional del Pacto, la solución sobre los dilemas regionales. “Hay sectores incómodos con algunas decisiones. En Bogotá deben ratificar los acuerdos. Uno quisiera que aprobaran lo que decidieron las mayorías, pero está por definirse”, dice el representante Alejandro Toro, ficha de Quintero en el Congreso, y quien fue avalado por la Colombia Humana.

La pelea por el orden en las listas

El Pacto les ha dado cierta autonomía a sus organizaciones en las regiones. Desde febrero, su coordinación nacional les dio la tarea de escoger a sus precandidatos para concejos y asambleas.

Tienen algunas condiciones, como la inclusión de todos los partidos y movimientos de la coalición en el proceso de selección, tengan o no personería jurídica y siempre y cuando hagan presencia local. O la exigencia de que las listas tengan alternancia y paridad de género, como sucedió en las elecciones al Congreso. Sus acuerdos, además, deben ser ratificados por un comité político nacional.

El 20 de junio, los delegados de 10 partidos y movimientos del Pacto se reunieron en Medellín. Fue en la sede del Polo. El objetivo de la reunión era armar las listas para Concejo y Asamblea. Todos estaban de acuerdo en que las listas iban a ser cerradas. La discusión era por el orden de los candidatos.

Como no llegaron a un consenso, decidieron proponer unas planchas y votar. Se limitaron a postular los primeros cinco renglones para las dos corporaciones. Para hacerlo se armaron pequeñas coaliciones entre los partidos y movimientos.

Las planchas más votadas fueron las que propusieron un grupo de delegados del Polo, la Colombia Humana, la Unión Patriótica departamental, el Partido Comunista, Comunes y Soy porque Somos, el movimiento de la vicepresidenta Francia Márquez. Tuvieron el siguiente orden, según lo pudo confirmar La Silla con tres delegados que participaron en la reunión: 

Concejo de Medellín

  1. José Luis Marín (Colombia Humana)
  2. Rita Villa (Polo)
  3. Ana María Jaramillo (Comunes)
  4. Daniel Ortega (Partido Comunista)
  5. Luis Roberto Cardona (Polo)

Asamblea de Antioquia

  1. Manuel García (Polo)
  2. Elmer Arrieta (Comunes)
  3. Luisa Palacios (Colombia Humana)
  4. Esneda López (UP)
  5. Cupo para un representante del Bajo Cauca

Estar en los primeros renglones es clave. Las perspectivas más optimistas del Pacto en Antioquia apuntan a obtener tres curules en cada corporación. Llama la atención, además, la buena posición de los candidatos de Comunes, el partido que nació con la desmovilización de las Farc, y que ingresó oficialmente al Pacto en febrero.

Pero mientras unos sectores consideran la votación del 20 de junio como un “acuerdo mayoritario”, otros sectores impugnaron el proceso de inmediato.

La discordia progresista

El mismo 20 de junio, un sector del Polo amenazó con no impulsar la lista a la asamblea del Pacto. Lo hicieron a través de una carta liderada por la representante antioqueña Luz María Múnera, militante del partido. Su principal objeción fue el nombre de Manuel García, presidente departamental del Polo y primero en la lista de la plancha más votada para la asamblea.

García y Múnera tienen un conflicto abierto por el control del Polo en Antioquia. En la carta, la representante, junto a otros dirigentes, desconocen a García como presidente del partido. Lo señalan de estar denunciado por delitos de fraude procesal y falsedad en documento privado, entre otros. También de favorecer los intereses de Independientes, el partido del alcalde Quintero, incurriendo en doble militancia. “La representante quisiera sacarme del partido. Pero no es un proceso fácil. Yo estoy tranquilo”, dice García.

Garía es un aliado de Daniel Quintero. Viene de trabajar en la UTL del representante Alejandro Toro, la ficha del alcalde en la Cámara de Representantes. Es partidario de que el Pacto apoye a uno de los candidatos a la gobernación más alineados con el gobierno Petro, como el exgobernador Luis Pérez y el exsecretario Esteban Restrepo, de Independientes. “En el Polo quien vaya a hacer campaña por Quintero va tener que hacerlo de manera clandestina. Y puede ser expulsado del partido”, advierte Múnera, que se opone al actual alcalde de Medellín.

La pelea entre García y Múnera viene desde la campaña al Congreso del 2022. Los dos se disputaron el tercer renglón de la lista a la Cámara por Antioquia del Pacto, correspondiente al Polo. La favorecida fue Múnera, quien venía de ser concejala de Medellín. Luego García demandó su elección, un proceso que continúa en el Consejo de Estado.

En medio hubo una recomposición de las directivas departamentales del Polo, que terminó en la presidencia de García. También hubo denuncias ante el comité ético del partido por persecución política y violencia basada en género, instauradas por Múnera.

Pero las reservas contra García no vienen sólo de la representante del Polo. “Manuel promueve las discordias. Divide y reinarás. Nosotros hemos enviado una lista alternativa para la asamblea. Bogotá debe equilibrar la lista para que tenga buena aceptación entre las bases”, dice Esneda López, una histórica militante de la UP en Antioquia.

Luisa Palacios, de la Colombia Humana, y quien quedó de tercera en la plancha más votada para la asamblea, también cuestiona el incumplimiento de la alternancia de género. Esto porque los dos primeros renglones están ocupados por hombres. “En campañas con tantos hombres, además presidentes de partidos, las mujeres estamos en desventaja. Las reglas sobre género se están incumpliendo”, le dijo a La Silla.

Las tensiones que genera el pragmatismo

El Pacto está en medio de una discusión por la estrategia para crecer en dos plazas adversas para la izquierda, como Antioquia y Medellín. Son, en definitiva, territorios con una larga tradición conservadora. Su establecimiento político, además, está planteando la campaña regional como un plebiscito sobre Petro y una oportunidad para equilibrar las fuerzas frente al gobierno nacional.

“La izquierda en Medellín entendió que tiene posibilidades de gestionar el Estado. Ya no somos ni nos entendemos como marginales. Hemos perdido la mojigatería para luchar por el poder, pero no podemos perder la vergüenza. Debemos contener a los oportunistas que quieren aterrizar en el Pacto”, dice Danilo Castrillón, secretario general del Polo en Antioquia, y quien ha participado en la conformación de las listas al concejo y la asamblea.

Para las legislativas y las presidenciales del 2022, el Pacto se apalancó en aliados coyunturales. Fue el caso del exsenador liberal Julián Bedoya, quien movió su estructura a favor de Petro. Y sobre todo se evidenció a través de la alianza con Quintero, quien puso a sus principales alfiles a liderar la campaña de la izquierda.

José Luis Marín, un activista conocido como “Aquinoticias”, experimentó ese renovado pragmatismo de la izquierda. Marín milita en la Colombia Humana desde 2018. Y pasó de estar en una izquierda antioqueña más homogénea ideológicamente a estar en un espacio, coordinado bajo el Pacto, que aglutinó a otras fuerzas con orígenes en sectores de la política tradicional.

En 2022 fue unos de los líderes de las campañas del Pacto al Congreso y a la Presidencia, compartiendo espacios con el quinterismo y llegando a estar en el sonajero para la lista a la Cámara por Antioquia. Recientemente, su candidatura al concejo recibió el apoyo público del representante Toro, ficha de Quintero, al interior de la Colombia Humana. Marín, además, ha destacado algunas políticas de la actual administración, como las de la Secretaría de la No Violencia, una cartera que en su momento ocupó Juan Carlos Upegui, el candidato de Independientes a la alcaldía.

Pero, a diferencia de García, Marín no es visto al interior del Pacto como un aliado de Quintero sino como un militante de base. De hecho, su nombre como líder de la lista al concejo genera un consenso en todos los sectores del petrismo consultados por La Silla. “La izquierda en Medellín no inició con Quintero ni va a terminar con él. Tengo muchas diferencias con su administración, pero evidentemente tengo más diferencias con un proyecto como el de Federico Gutiérrez”, dice Marín.

Con una renovada aprehensión por aliados incómodos, y tratando de mantener un delicado equilibrio entre su militancia, el Pacto busca seguir cultivando en las regionales la famosa profecía de Petro: “Si Antioquia cambia, Colombia cambia”.

Cubro al gobierno del presidente Gustavo Petro en La Silla Vacía. Estudié Periodismo en la Universidad de Antioquia.